Nunca, ni en su etapa al frente de Administraciones Públicas, ni en Educación, ni como ministro de Interior, ni como vicepresidente del gobierno de Aznar, y mucho menos desde que, hace dos años, se convirtió en presidente del gobierno, ha sido Mariano Rajoy un hombre de titulares. Es proverbial su alergia a las preguntas concretas, a la exigencia a definirse, lo que resulta exasperante para periodistas y ciudadanos, pero políticamente le puede resultar útil cuando
a) no tiene ideas claras sobre qué hacer
b) no actúa en función de planes preconcebidos, sino a la defensiva
c) se ve obligado a rectificar
Esta noche en Antena 3, Rajoy ha sido Rajoy en estado puro: "no adelantemos acontecimientos", "ya veremos", "no lo tengo previsto", "siempre es preferible que estas cosas no ocurran", "yo escucho a todos siempre", "yo siempre estoy abierto a dialogar". Ante las preguntas un tanto inconexas de su entrevistadora, el presidente ha tejido su habitual red de inconcreciones, pero también ha exhibido un ramillete de certezas.
1- Cataluña no será independiente mientras él sea presidente del gobierno. Su rotundidad estaba envuelta en los artículos de la Constitución: como presidente del gobierno, está obligado a cumplir y hacer cumplir la ley (hago lo que tengo que hacer, interesante matiz). Rajoy ha driblado para no dejarse enredar en futuribles que el sector más español/nacionalista le reclama: ni hablar, de momento, de suspensión de autonomía, ni de reasumir competencias.
2. Lo peor de la crisis ha pasado. Arropado en esta ocasión por la mejora en los indicadores macroeconómicos, Rajoy ha hecho hincapié en el mensaje que tanto le interesa que cale en los españoles: tras dos años de sacrificios, pronto notarán la mejoría. Pronto; hasta ahí hemos llegado. No prevé (ni descarta) más recortes, no concreta cómo se va producir la rebaja del IRPF -que se aplicará en 2015-, no adelanta nuevos ajustes laborales, tampoco se la juega con cifras de reducción del paro, más allá de confiar en que se mantenga la tendencia (leve aún) de frenazo a la destrucción de empleo.
3. Le gusta su gobierno. Rajoy ha abandonado la contención y ha saltado como un tigre para defender a sus ministros, a los más vapuleados: Montoro, Soria, Wert y Gallardón. "Valientes, con coraje". Así le gustan: que hagan cosas. No es extraño; son su mejor línea de defensa. El titular no estaba tanto en sus palabras -es de manual que un presidente defienda a su gobierno-, sino en el énfasis, en el lenguaje no verbal.
4. Y el titular más inquietante de la noche: está convencido de que a la infanta que le irá bien, porque cree en su inocencia, y por tanto no cree que deba renunciar a sus derechos sucesorios. ¿Sabe algo él que no sepamos los demás? ¿También Urdangarín le parece inocente?
Poco más. Ha confirmado que está dispuesto a modificar el demencial anteproyecto de ley sobre el aborto, sin explicar cuáles son los límites; ha sido condescendiente con el PSOE -el PP también ve con preocupación el cisma abierto en el PSC-; ha sorprendido con su firmeza en la defensa de los jueces que han aplicado la Doctrina Parot -"son injustas las críticas"-, con Bárcenas ha roto, a Aznar le ve poco, y el Rey es una persona humana.
Fin de la cita. Fin de la entrevista.
a) no tiene ideas claras sobre qué hacer
b) no actúa en función de planes preconcebidos, sino a la defensiva
c) se ve obligado a rectificar
Esta noche en Antena 3, Rajoy ha sido Rajoy en estado puro: "no adelantemos acontecimientos", "ya veremos", "no lo tengo previsto", "siempre es preferible que estas cosas no ocurran", "yo escucho a todos siempre", "yo siempre estoy abierto a dialogar". Ante las preguntas un tanto inconexas de su entrevistadora, el presidente ha tejido su habitual red de inconcreciones, pero también ha exhibido un ramillete de certezas.
1- Cataluña no será independiente mientras él sea presidente del gobierno. Su rotundidad estaba envuelta en los artículos de la Constitución: como presidente del gobierno, está obligado a cumplir y hacer cumplir la ley (hago lo que tengo que hacer, interesante matiz). Rajoy ha driblado para no dejarse enredar en futuribles que el sector más español/nacionalista le reclama: ni hablar, de momento, de suspensión de autonomía, ni de reasumir competencias.
2. Lo peor de la crisis ha pasado. Arropado en esta ocasión por la mejora en los indicadores macroeconómicos, Rajoy ha hecho hincapié en el mensaje que tanto le interesa que cale en los españoles: tras dos años de sacrificios, pronto notarán la mejoría. Pronto; hasta ahí hemos llegado. No prevé (ni descarta) más recortes, no concreta cómo se va producir la rebaja del IRPF -que se aplicará en 2015-, no adelanta nuevos ajustes laborales, tampoco se la juega con cifras de reducción del paro, más allá de confiar en que se mantenga la tendencia (leve aún) de frenazo a la destrucción de empleo.
3. Le gusta su gobierno. Rajoy ha abandonado la contención y ha saltado como un tigre para defender a sus ministros, a los más vapuleados: Montoro, Soria, Wert y Gallardón. "Valientes, con coraje". Así le gustan: que hagan cosas. No es extraño; son su mejor línea de defensa. El titular no estaba tanto en sus palabras -es de manual que un presidente defienda a su gobierno-, sino en el énfasis, en el lenguaje no verbal.
4. Y el titular más inquietante de la noche: está convencido de que a la infanta que le irá bien, porque cree en su inocencia, y por tanto no cree que deba renunciar a sus derechos sucesorios. ¿Sabe algo él que no sepamos los demás? ¿También Urdangarín le parece inocente?
Poco más. Ha confirmado que está dispuesto a modificar el demencial anteproyecto de ley sobre el aborto, sin explicar cuáles son los límites; ha sido condescendiente con el PSOE -el PP también ve con preocupación el cisma abierto en el PSC-; ha sorprendido con su firmeza en la defensa de los jueces que han aplicado la Doctrina Parot -"son injustas las críticas"-, con Bárcenas ha roto, a Aznar le ve poco, y el Rey es una persona humana.
Fin de la cita. Fin de la entrevista.