Seguro que te da vergüenza al leerlo. Pensarás que voy a enseñarte cómo tratar a tu nuevo novio. Pensarás que voy a soltarte unas cuantas normas sobre cómo tratar a mis hijos.
Pero mi carta no va sobre eso en absoluto.
Me gustaría darte la bienvenida.
Bienvenida a esta dinámica única de familia moderna. Bienvenida a la forma en que llevamos esta vida y esta relación. Sí, he dicho relación, pero no en su definición estándar.
Los niños hacen que mantengamos una relación más o menos como el trabajo hace que mantengas una relación con tu jefe. Si el éxito es el objetivo, ya sea en el trabajo o en la crianza, la relación entre los que se esfuerzan por ello es importante. No llenaré esta carta de consejos sobre cómo tratar a un hombre al que conozco desde los 20 años. No es mi problema. No te diré nada personal sobre él; todo lo que él decida compartir queda entre vosotros. No voy a contarte por qué las cosas no funcionaron entre nosotros. Lo único que te diré sobre nosotros es lo que le digo a todo el mundo:
Es un gran tipo... pero no para mí.
Puede que suene raro, pero me alegro mucho por lo vuestro. Mis hijos verán una parte de su padre que ni siquiera saben que se habían perdido. Experimentarán el tipo de felicidad que florece de la emoción, la alegría y el misterio que acompañan a una nueva relación. Verán a su padre radiante de esperanza. Le oirán reírse (mucho y muy alto) y hablar con un nuevo encanto en la voz. Y como le quieren y le admiran, todo esto también les hará felices.
Quiero que sepas que es muy importante que seas tú misma. Por favor, no te sientas amenazada, intimidada o fuera de lugar con nosotros. Al igual que tú, estamos tratando de adaptarnos a la novedad de tu presencia en nuestras vidas. Confiamos en que, si eres lo suficientemente buena para él, seas lo suficientemente buena para nosotros. Esperamos que tengas rarezas, fallos y cosas únicas que nos sorprendan de vez en cuando.
Y no queremos que cambies nada.
No sientas que no puedes hablar conmigo, con mi (nuevo) marido o con alguno de los niños. Di lo que quieras. O no digas nada. Por favor, sé tú misma.
Nos verás (sobre todo a los niños, pero también a mi marido y a mí) bastante a menudo. Te sentarás con nosotros en conciertos, partidos, graduaciones y otros muchos eventos. Puede que te sientas rara al principio, pero espero que esto cambie pronto. Aunque los niños saben de sobra que su padre y yo estamos más que divorciados, deben saber que estamos unidos para respaldarlos, y ésta es una de las muchas formas en que les daremos ese apoyo incuestionable.
Quiero que cuando miren al público desde el escenario nos vean a todos juntos observándolos con orgullo y emoción. Muchos de mis amigos me han preguntado si no me resulta raro sentarme entre su padre y su padrastro. He hecho cosas más raras por aplaudir, animar, enseñar y formar a mis hijos, como cantar canciones ridículas sobre orinales, que es lo primero que me viene a la cabeza. Pero no me cuesta. Te pido que te unas a nosotros (cuando estés preparada) y que pases a ser parte de este frente unido que les brinda apoyo incondicional.
Puede que te sorprendan las conversaciones que mantenemos su padre y yo. Por favor, entiende que necesitamos comunicarnos para sacar adelante la empresa de criar a unos seres humanos maravillosos. A veces necesitamos hacerlo con frecuencia. Y, junto con la confianza que mencionaba antes, está la confianza de que sabrás cuándo es apropiado meterte en la conversación. Si alguna vez te sientes incómoda o insignificante en esas ocasiones, mira el panorama general y recuerda que nuestra comunicación aparte del tema de nuestros hijos es casi inexistente.
Él nunca me pedirá consejo sobre moda. ¡Y me alegro, porque yo no tengo ni idea!
No me llamará para comentar una serie de televisión.
No me llamará para quejarse del día duro que ha tenido en el trabajo.
Nuestra relación gira en torno a estos tres niños. Aunque puede que salgan otros temas si ocupamos el mismo espacio durante un algo período de tiempo, ten en cuenta que mi papel en su vida se limita a madre de sus hijos.
Nada más.
Confío en ti y te aprecio por embarcarte en una relación con el padre de unos adolescentes. Esto también es nuevo para ellos y no tienen ni idea de qué hacer o decir. Son adolescentes con su propia vida, esperanzas, sueños y propósitos... y quizá no siempre den lo mejor de sí. Te pido que, a medida que estés más presente en sus vidas, llegues a conocerlos de forma individual.
Mi esperanza es que cuando pase el tiempo y estés más familiarizada con ellos llegues a tener una relación única con cada uno de mis hijos. Esto requerirá un trabajo y esfuerzo deliberado. Y a veces no será fácil, como todo lo que merece la pena.
Espero que esta carta no te asuste. Imagino que entiendes que no te pude decir todo esto cuando nos conocimos por primera vez, en esa situación incómoda en la que ni siquiera sabía si debía estrecharte la mano o no.
Atentamente, te doy la bienvenida.
Tina
Este artículo apareció originalmente en app.com.
El post fue publicado con anterioridad en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano.
Pero mi carta no va sobre eso en absoluto.
Me gustaría darte la bienvenida.
Bienvenida a esta dinámica única de familia moderna. Bienvenida a la forma en que llevamos esta vida y esta relación. Sí, he dicho relación, pero no en su definición estándar.
Los niños hacen que mantengamos una relación más o menos como el trabajo hace que mantengas una relación con tu jefe. Si el éxito es el objetivo, ya sea en el trabajo o en la crianza, la relación entre los que se esfuerzan por ello es importante. No llenaré esta carta de consejos sobre cómo tratar a un hombre al que conozco desde los 20 años. No es mi problema. No te diré nada personal sobre él; todo lo que él decida compartir queda entre vosotros. No voy a contarte por qué las cosas no funcionaron entre nosotros. Lo único que te diré sobre nosotros es lo que le digo a todo el mundo:
Es un gran tipo... pero no para mí.
Puede que suene raro, pero me alegro mucho por lo vuestro. Mis hijos verán una parte de su padre que ni siquiera saben que se habían perdido. Experimentarán el tipo de felicidad que florece de la emoción, la alegría y el misterio que acompañan a una nueva relación. Verán a su padre radiante de esperanza. Le oirán reírse (mucho y muy alto) y hablar con un nuevo encanto en la voz. Y como le quieren y le admiran, todo esto también les hará felices.
Quiero que sepas que es muy importante que seas tú misma. Por favor, no te sientas amenazada, intimidada o fuera de lugar con nosotros. Al igual que tú, estamos tratando de adaptarnos a la novedad de tu presencia en nuestras vidas. Confiamos en que, si eres lo suficientemente buena para él, seas lo suficientemente buena para nosotros. Esperamos que tengas rarezas, fallos y cosas únicas que nos sorprendan de vez en cuando.
Y no queremos que cambies nada.
No sientas que no puedes hablar conmigo, con mi (nuevo) marido o con alguno de los niños. Di lo que quieras. O no digas nada. Por favor, sé tú misma.
Nos verás (sobre todo a los niños, pero también a mi marido y a mí) bastante a menudo. Te sentarás con nosotros en conciertos, partidos, graduaciones y otros muchos eventos. Puede que te sientas rara al principio, pero espero que esto cambie pronto. Aunque los niños saben de sobra que su padre y yo estamos más que divorciados, deben saber que estamos unidos para respaldarlos, y ésta es una de las muchas formas en que les daremos ese apoyo incuestionable.
Quiero que cuando miren al público desde el escenario nos vean a todos juntos observándolos con orgullo y emoción. Muchos de mis amigos me han preguntado si no me resulta raro sentarme entre su padre y su padrastro. He hecho cosas más raras por aplaudir, animar, enseñar y formar a mis hijos, como cantar canciones ridículas sobre orinales, que es lo primero que me viene a la cabeza. Pero no me cuesta. Te pido que te unas a nosotros (cuando estés preparada) y que pases a ser parte de este frente unido que les brinda apoyo incondicional.
Puede que te sorprendan las conversaciones que mantenemos su padre y yo. Por favor, entiende que necesitamos comunicarnos para sacar adelante la empresa de criar a unos seres humanos maravillosos. A veces necesitamos hacerlo con frecuencia. Y, junto con la confianza que mencionaba antes, está la confianza de que sabrás cuándo es apropiado meterte en la conversación. Si alguna vez te sientes incómoda o insignificante en esas ocasiones, mira el panorama general y recuerda que nuestra comunicación aparte del tema de nuestros hijos es casi inexistente.
Él nunca me pedirá consejo sobre moda. ¡Y me alegro, porque yo no tengo ni idea!
No me llamará para comentar una serie de televisión.
No me llamará para quejarse del día duro que ha tenido en el trabajo.
Nuestra relación gira en torno a estos tres niños. Aunque puede que salgan otros temas si ocupamos el mismo espacio durante un algo período de tiempo, ten en cuenta que mi papel en su vida se limita a madre de sus hijos.
Nada más.
Confío en ti y te aprecio por embarcarte en una relación con el padre de unos adolescentes. Esto también es nuevo para ellos y no tienen ni idea de qué hacer o decir. Son adolescentes con su propia vida, esperanzas, sueños y propósitos... y quizá no siempre den lo mejor de sí. Te pido que, a medida que estés más presente en sus vidas, llegues a conocerlos de forma individual.
Mi esperanza es que cuando pase el tiempo y estés más familiarizada con ellos llegues a tener una relación única con cada uno de mis hijos. Esto requerirá un trabajo y esfuerzo deliberado. Y a veces no será fácil, como todo lo que merece la pena.
Espero que esta carta no te asuste. Imagino que entiendes que no te pude decir todo esto cuando nos conocimos por primera vez, en esa situación incómoda en la que ni siquiera sabía si debía estrecharte la mano o no.
Atentamente, te doy la bienvenida.
Tina
Este artículo apareció originalmente en app.com.
El post fue publicado con anterioridad en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano.