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Umbral: atención psicológica al alcance de todos

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Con más de 13 años de historia, Umbral es una red de asistencia psi en la que profesionales experimentados ofrecen tratamientos a cambio de unos honorarios que se pactan con el propio paciente en función de sus posibilidades. Una iniciativa solidaria que destaca en un país donde la atención pública en el campo de la psicología es insuficiente y el sector privado ofrece unos precios inalcanzables para la gran mayoría que suelen superar los 60€ por sesión.

El agujero de la atención psicológica

Como explica su fundadora, la psicoanalista Laura Kait (Buenos Aires, 1949), "Umbral nace de un agujero y del deseo... como casi todo nacimiento". Por un lado, su propia experiencia en una institución pública de Barcelona que brindaba apoyo a adolescentes marginales embarazadas le permitió constatar la saturación de la sanidad pública. La cobertura que se garantizaba a las menores se interrumpía cuando alcanzaban la mayoría de edad y Kait llegó a atender a algunas de ellas en bares, consciente de que no podía abandonarlas a su suerte de un día para el otro. Las pacientes, en su mayoría chicas con pocos recursos, no podían costearse un tratamiento privado. Sin embargo, Kait pensó que si hubiera la posibilidad de que pagaran, aunque fuera una pequeña cantidad de dinero, quizá entonces tendrían la posibilidad de seguir adelante con unas sesiones que, para muchas de esas jóvenes, constituían el único espacio de contención y orientación.

El otro factor que influyó en el nacimiento de Umbral fue la crisis económica argentina del 2001. Kait también había llegado a Barcelona procedente de ese país años atrás, pero se daba cuenta de que el nuevo flujo migratorio tenía características muy diferentes. Lo que movía a estos argentinos era estrictamente la necesidad económica y se observaba a muchas familias destruidas por haberse visto casi obligadas a dejar su país tras haberlo perdido todo. La dificultad para enfrentar una nueva vida en España en muchas ocasiones requería de ayuda psicológica, sumado al hecho de que los argentinos ya son de por sí, como recuerda Kait, "grandes consumidores de psicoanálisis". Pero, una vez más, carecían de dinero para costeárselo.

Una apuesta solidaria para pacientes y profesionales

Kait se encontraba de nuevo con gente necesitada de asistencia que, por limitaciones económicas, sufría en silencio. Fue así como la idea que ya había empezado a gestarse en su cabeza con las menores embarazadas empezó a tomar forma. Se puso manos a la obra y decidió convocar a sus colegas amigos para preguntarles a cuántos pacientes estarían dispuestos a atender a cambio de unos "honorarios accesibles". En un principio logró reunir a 12 profesionales y luego se fueron acercando otros, algunos incluso desde distintas comarcas y provincias de Cataluña. En la actualidad, hay más de 100 psicólogos que trabajan en el proyecto, ofreciendo asistencia en Barcelona, Gerona, Figueres y Tarragona.

Umbral no tiene una sede física, como explica Kait: "Cuando nos preguntan cuál es la dirección les damos la web". Cada profesional atiende a los pacientes en su propio despacho, con lo que se ahorran los costes que implicaría tener un espacio común, y los interesados se mantienen en contacto a través de la red. Un modelo de trabajo eficiente, además de un tipo de iniciativa, la online, que si bien hoy en día es más que habitual en distintos campos, fue pionera en sus orígenes. El funcionamiento es sencillo: tras un primer contacto telefónico o a través de la web el paciente realiza una entrevista a partir de la cual es derivado al profesional más adecuado según el caso. También existe la posibilidad de que los profesionales de Umbral acudan a instituciones que solicitan su asesoramiento tanto para la atención clínica como para determinados equipos de trabajo y supervisiones a profesionales de distintos campos.

Con el paso de los años, Umbral ha seguido creciendo y se abrió una tercera vía: la formación. De ese modo, lo que había empezado como una apuesta solidaria para la gente que necesita tratamiento se convirtió también en una apuesta solidaria para los propios profesionales. Y es que la supervisión y la formación en este campo son muy caras, especialmente para aquellos psicólogos que están en el comienzo de su carrera y todavía no tienen unos ingresos estables. Por eso Umbral les ofrece, formen parte o no de su red, la posibilidad de participar de actividades de formación gratuitas, así como supervisar sus casos a precios más que razonables.

Honorarios posibles y profesionales con experiencia

Pese a todo, la apuesta de Umbral por superar las barreras económicas de quienes tienen menos no debe confundirse con la beneficencia. Como aclara Kait, esta no le permite al sujeto tener autonomía y eso "va en contra de lo que el psicoanálisis propone". "El pago forma parte de la cura porque el dinero es un intercambio simbólico entre el paciente, que necesita tratamiento, y el profesional que se lo provee, ya que también tiene una necesidad: ganarse la vida", explica.

Pese a todo, ella reconoce haberse encontrado con el prejuicio existente entre el común de la gente de que "cuando se cobra barato es debido a que los profesionales que atienden tienen poca experiencia". De hecho, existen escuelas de profesionales que brindan servicios a bajo coste llevados por psicólogos en prácticas. Pero según Kait eso no es posible en Umbral dada la complejidad de los casos que llegan. Por eso, para entrar a formar parte de esta red como profesional se piden cinco años de experiencia clínica. También ocurre que psicoanalistas veteranos entran a Umbral una vez jubilados porque tienen ganas de seguir trabajando y aquí pueden hacerlo de forma solidaria. Incluso hay algunos casos de personas sin problemas económicos que acuden a Umbral para recibir tratamiento por su buena reputación.

¿Hay pacientes que se aprovechan y mienten sobre sus posibilidades económicas? La respuesta de Kait es rotunda: "Sí". Pero matiza: "El paciente suele mentir, es parte del síntoma, pero eso se ve en la particularidad de cada caso". Lo cierto es que por las características del trabajo psicoanalítico en sí, a medida que avanza el tratamiento sale a relucir la situación, también económica, del paciente, con lo que resulta imposible mantener una eventual mentira en ese sentido. Ella asegura que así lo ha demostrado la experiencia. En cualquier caso, Umbral ampara la cura de sus pacientes durante un año y transcurrido ese período hay que volver a pactar las condiciones con el profesional.

El psicoanálisis como método de cura

La red solidaria Umbral se compone de psicoanalistas, psicólogos clínicos, psiquiatras y colaboradores de otras áreas con un denominador común: la formación psicoanalítica, siendo éste el método elegido para hacer que la vida del paciente sea la mejor posible.
Es cierto que existen otros tipos de terapias, quizá más rápidas, pero seguramente el psicoanálisis sea la más profunda ya que no solo trata los síntomas, sino que recorre las causas que los provocan. El objetivo es que el paciente pueda escucharse a sí mismo y orientar su vida hacia el propio deseo, superando los obstáculos que se generan por traumas no resueltos, miedos sobre lo que los demás esperan de uno, etc. Allanar ese camino es una tarea que toma tiempo y, como define Kait, "es un ejercicio de responsabilidad personal donde el que más trabaja es la persona que se analiza".

Limitarse a resolver un síntoma puede ser útil en un momento dado, pero si no se llega a saber la causa y la función que cumple, el propio sujeto generará nuevos síntomas. Kait recuerda el caso de un hombre fóbico que sufría taquicardias y llegó a entrar en la lista de marcapasos. Lo intervinieron y al poco tiempo desarrolló una catatonia, no pudiendo volver a hablar. La función de su síntoma inicial, la taquicardia, era que conseguía bajas laborales y evitaba ir a trabajar. Cuando le resolvieron ese problema, generó otro síntoma mucho más grave, porque la causa no era el mal funcionamiento de su corazón, sino la fobia social.

A pesar de todo, Kait reconoce que el psicoanálisis no está de moda y apunta como causa principal al hecho de que la palabra, eje central del psicoanálisis, hoy en día no es valorada. "Lo que está en uso es el objeto de consumo. La cultura capitalista del aquí y el ahora ha sido sumamente efectiva", se lamenta. Y critica la complicidad entre gobiernos y farmacéuticas para vender medicamentos, ya que con el consumo de fármacos nos encontramos de nuevo ante un ejemplo de cómo mitigar el síntoma sin resolver la causa. De todos modos, se muestra esperanzada con las nuevas posibilidades que brinda la crisis: "Antes, la gente salía a comprar y ahora, quedan para charlar".

La elección de una terapia es algo muy personal. No existen métodos ideales ni vidas perfectas, pero sí podemos avanzar para convertirnos en personas que se parezcan lo máximo posible a lo que nos gustaría ser. Y Umbral se ha propuesto que las condiciones económicas no sean un impedimento para lograrlo.

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