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A lo largo de nuestra vida intentamos alcanzar placeres que nos hacen sentir felices. En definitiva, se trata de actos que, de una u otra forma, rompen nuestra rutina haciéndola más agradable. Algunos de ellos pueden llegar a resultar inalcanzables, pero otros son hechos tan sencillos como tomarse una simple cerveza. ¿Cuántos de ustedes no han comentado alguna vez a uno de sus familiares o a un amigo que quedaban a tomar una cerveza? En el Mundo Antiguo y la Prehistoria, los grupos también se reunían para disfrutar del inigualable y -comparable a pocas cosas- primer sorbo de una cerveza bien fresquita. Viajemos al pasado.
Nacimiento
Antes de su llegada a Europa, la cerveza dio sus primeros pasos en el Próximo Oriente, concretamente en Egipto y Mesopotamia, donde, además de ser un producto habitual de la dieta, fue un elemento de especial importancia en celebraciones y relaciones sociales. Incluso era una ofrenda funeraria que iría junto al fallecido en el paso a la otra vida, tras la etapa terrenal. Pero si fijamos nuestra atención en nuestra piel de toro y buscamos los primeros vestigios cerveceros, los encontramos en los vasos campaniformes.
¿Qué es el campaniforme?
Lejos del pensamiento inicial de que el campaniforme era una cultura, se trata de una manifestación arqueológica que, apareciendo en diferentes contextos geográficos y diversos hábitats, tiene en común recipientes cerámicos elaborados a mano -predominando la forma de campana y el color rojo- con diversos tipos de decoración. Se han registrado en la Europa Calcolítica en una horquilla cronológica que va desde el III mileno a.C hasta los primeros años del II milenio a.C. En este contexto es donde tenemos que buscar a nuestros primeros antepasados cerveceros, concretamente en los yacimientos de La Peña de la Abuela, el Túmulo de la Sima y en dos tumbas del Valle de Ambrona.
Sin entrar en demasiados detalles técnicos, resumiré diciendo que en el interior de los vasos encontrados hallaron restos del cereal empleado, levaduras y oxalato cálcico. Así mismo se han documentado más hallazgos en contextos coetáneos de la Península Ibérica donde se han hallado pruebas de culturas cerveceras.
Interpretación
Por el contexto en el que se ha encontrado cerámica con restos de cerveza, se ha interpretado como parte importante de un ritual. Sabemos que diferentes recipientes cerámicos que formaban parte de ajuares funerarios -decorados mediante motivos figurativos como soles o ciervos- contuvieron en su interior, además de otros alimentos, cerveza. En concreto, las copas campaniformes son las que se vinculan con la bebida individual y en las que aparecen restos cerveceros. Esto, sin duda, podría asemejarse a los tan habituales banquetes funerarios del mundo clásico, donde el vino tenía una importancia vital.
Preparativos
Años atrás, entre 1995 y 1998, el Departamento de Arqueología de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Barcelona y Cataluña Home Brewers, desarrolló un proyecto de Arqueología experimental sobre la elaboración de la primera cerveza fabricada en el continente europeo. El Dr. Juan-Tresserras realizó los análisis y constató que los recipientes analizados contenían cerveza hecha con cereales, además de hierbas aromáticas y miel, todo ello utilizado en el proceso de fermentación.
Para ser lo más fieles a la elaboración prehistórica, en primer lugar se sembró trigo mediante técnicas primitivas. De la misma forma, se elaboró un molino de mano y dientes de sílex que, una vez colocados en un soporte, se utilizarían para la siega. El siguiente paso fue elaborar cerámicas campaniformes donde tendría lugar la fermentación. Por otro lado, se obtuvo miel de panales de la zona y, junto con hierbas que formaron parte de la cerveza primitiva, se utilizó como aditivo.
Elaboración
Una vez reunidos los ingredientes y el material necesario, se procedió al proceso de fabricación. En primer lugar, el malteado, donde el cereal se transforma en malta, mediante los procesos de germinación, tostado y triturado. En segundo lugar, se fabricó el mosto, que no era más que la mezcla de la malta con agua. Y en último lugar, la fermentación. En este momento, añadieron la levadura, convirtiendo los azúcares en alcohol. Para finalizar, se filtró y se obtuvo cerveza calcolítica.
Como anécdota, destacar que la marca San Miguel llegó a producir una cerveza llamada Zythos -así llamó Estrabón a la cerveza de los pueblos prerromanos-, fabricada al estilo prehistórico.
Conclusión
Como casi siempre sucede, nos pensamos que hemos inventado las cosas y que eso de quedar el domingo para tomar una cervecita es algo reciente. Con todo lo dicho está claro que no, pues nuestros prehistóricos ya se reunían para celebrar quién sabe qué y disfrutar del inigualable primer sorbo de cerveza. Nos parecemos más de lo que pensamos a nuestros ancestros. ¿O no?