En el último debate sobre el estado del la nación de este periodo, celebrado ayer, el presidente del Gobierno no pudo sacar ningún conejo de su chistera, y eso que lo intentó. Mariano Rajoy ya no puede engañar a nadie. Estamos cansados de su hipocresía y de las medallas de hojalata que lleva en su chaqueta; por cierto, bastante oxidadas.
Después de tres años y tres meses de la celebración de las últimas elecciones generales, la base del discurso político de Rajoy continúa estando relacionada con la herencia recibida. Ayer, Rajoy destiló una vez más en su discurso satisfacción, triunfalismo, electoralismo y pérdida de papeles. Decir que "la nación ha salido de la pesadilla" y que "se ha rescatado a sí misma y crece" es de una demagogia como una catedral.
Una vez más, el señor Rajoy ha demostrado que vive de espaldas a la realidad y a los españoles. Los ciudadanos en la calle viven una España distinta a la que los señores del PP nos pintan todos los días. Muchos españoles lo están pasando muy mal, y es indigno que el presidente del Gobierno nos haya querido vender en el debate sobre el estado de la nación una España de fantasía.
El principal problema de Rajoy y del PP es su falta de credibilidad, ya que la honestidad del partido del Gobierno está por los suelos por la existencia de numerosos escándalos de corrupción que han salpicado a numerosos dirigentes; por cierto, algunos de ellos en la cárcel.
Es cierto que el principal mérito de la lucha contra la crisis corresponde a España y a los españoles, pero no es cierto, en cambio, que "el Gobierno del PP haya hecho lo que tenía que hacer", porque el saldo real de sus políticas de bienestar y sus reformas nos han instalado en el austericidio más brutal.
La derecha, utilizando la baza de la crisis económica, ha creado en estos años de gobierno un país donde predominan las desigualdades sociales, la falta de oportunidades, la falta de expectativas para la juventud y un futuro triste y gris para la ciudadanía.
Frente a la España de las maravillas que existe en la cabeza del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez le explicó ayer a Rajoy cuál es la España real, cuál es la verdad de esa calle que no pisa y cuál es el proyecto de recuperación justa que abandera el PSOE.
Para que la recuperación sea justa, debe beneficiar al 90% de la población, a la que el PP ha marginado con sus políticas y decisiones. Los socialistas queremos reconquistar los derechos y libertades que ha desmantelado el Gobierno de Rajoy.
Por ello, y desde el convencimiento de que el PP "aspira a que muchos españoles se resignen a un futuro peor que su pasado y al riesgo cierto de que sus hijos vayan a vivir peor de lo que ellos viven", los socialistas, lo dijo ayer alto y claro Pedro Sanchez en el debate, no vamos a perdonar a este Gobierno de la derecha que no ofrezca confianza a los españoles, porque no se lo merecen. España, aun con todas las dificultades que existen, está en condiciones de ofrecer mejores oportunidades para un futuro más esperanzador.
El PSOE no parte de cero, es un partido que tiene historia, y tanto desde los escaños de la izquierda en el Congreso como desde el Gobierno, fuimos capaces de poner en pie la España de los derechos y luego la España de las libertades.
Por eso hoy, más pronto que tarde, es tiempo de construir la España de las oportunidades y la España del futuro para los españoles y españolas. En eso estamos, y ese es el compromiso que adquirimos los socialistas con la gente.
Después de tres años y tres meses de la celebración de las últimas elecciones generales, la base del discurso político de Rajoy continúa estando relacionada con la herencia recibida. Ayer, Rajoy destiló una vez más en su discurso satisfacción, triunfalismo, electoralismo y pérdida de papeles. Decir que "la nación ha salido de la pesadilla" y que "se ha rescatado a sí misma y crece" es de una demagogia como una catedral.
Una vez más, el señor Rajoy ha demostrado que vive de espaldas a la realidad y a los españoles. Los ciudadanos en la calle viven una España distinta a la que los señores del PP nos pintan todos los días. Muchos españoles lo están pasando muy mal, y es indigno que el presidente del Gobierno nos haya querido vender en el debate sobre el estado de la nación una España de fantasía.
El principal problema de Rajoy y del PP es su falta de credibilidad, ya que la honestidad del partido del Gobierno está por los suelos por la existencia de numerosos escándalos de corrupción que han salpicado a numerosos dirigentes; por cierto, algunos de ellos en la cárcel.
Es cierto que el principal mérito de la lucha contra la crisis corresponde a España y a los españoles, pero no es cierto, en cambio, que "el Gobierno del PP haya hecho lo que tenía que hacer", porque el saldo real de sus políticas de bienestar y sus reformas nos han instalado en el austericidio más brutal.
La derecha, utilizando la baza de la crisis económica, ha creado en estos años de gobierno un país donde predominan las desigualdades sociales, la falta de oportunidades, la falta de expectativas para la juventud y un futuro triste y gris para la ciudadanía.
Frente a la España de las maravillas que existe en la cabeza del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez le explicó ayer a Rajoy cuál es la España real, cuál es la verdad de esa calle que no pisa y cuál es el proyecto de recuperación justa que abandera el PSOE.
Para que la recuperación sea justa, debe beneficiar al 90% de la población, a la que el PP ha marginado con sus políticas y decisiones. Los socialistas queremos reconquistar los derechos y libertades que ha desmantelado el Gobierno de Rajoy.
Por ello, y desde el convencimiento de que el PP "aspira a que muchos españoles se resignen a un futuro peor que su pasado y al riesgo cierto de que sus hijos vayan a vivir peor de lo que ellos viven", los socialistas, lo dijo ayer alto y claro Pedro Sanchez en el debate, no vamos a perdonar a este Gobierno de la derecha que no ofrezca confianza a los españoles, porque no se lo merecen. España, aun con todas las dificultades que existen, está en condiciones de ofrecer mejores oportunidades para un futuro más esperanzador.
El PSOE no parte de cero, es un partido que tiene historia, y tanto desde los escaños de la izquierda en el Congreso como desde el Gobierno, fuimos capaces de poner en pie la España de los derechos y luego la España de las libertades.
Por eso hoy, más pronto que tarde, es tiempo de construir la España de las oportunidades y la España del futuro para los españoles y españolas. En eso estamos, y ese es el compromiso que adquirimos los socialistas con la gente.