"Que no nos llame nadie con expresidentes imputados en el Supremo que se niegan a dejar el escaño", responde Albert Rivera cuando le preguntamos con quién no pactaría nunca. "¿Crees qué alguien piensa que el PP puede pactar con Podemos?", dice José Luis Ayllón, la cara visible del Gobierno en el Congreso. "Nosotros no vamos a pactar con el PP", apunta Juan Moscoso, del equipo de confianza de Pedro Sánchez. En plena burbuja de encuestas de intención de voto, con empate técnico a cuatro bandas -Podemos, PP, PSOE y Ciudadanos-, los pactos serán ineludibles en alguna de las citas electorales encadenadas del 2015. Entonces, si votas a Ciudadanos o a Podemos porque te da grima el bipartidismo, y si al final los nuevos acaban pactando con los viejos..., ¿en qué se queda la renovación que exigías?
Rivera, que está creciendo a un ritmo vertiginoso para asombro de demoscópicos y dirigentes de partidos, es el único que está haciendo campaña con los pactos. "Con este mapa tan fragmentando, a cuatro proyectos, nadie va a gobernar sin acuerdos. Nosotros vamos a auditar cada pacto, le diremos a nuestros votantes que si pactamos con un partido determinado es para lograr una serie de cambios, y para eso vamos a crear un comité de pactos poselectorales", insiste el presidente de Ciudadanos, que exigirá tres condiciones a quienes quieran arrimarse a ellos: "Ningún imputado en cargos públicos, reforma de la ley electoral -listas abiertas- y el sistema de partidos -primarias obligatorias- y un pacto por la reactivación economía".
El resto de partidos aducen que falta todavía mucho tiempo, y que las encuestas, como estamos viendo, son muy volátiles, obviando la tendencia que no les deja dormir, y es que cada vez hay más actores principales en escena. "Ciudadanos se va a desinflar en cuanto en mayo tenga que retratarse en autonómicas y municipales", insiste Moscoso. En Podemos, Iñigo Errejón y Carolina Bescansa dan la callada por respuesta. Sin embargo, off the record, fuentes próximas a la cúpula explican que en caso de que les fallen las mayorías, lo ideal sería que "fuésemos los más votados, pero el PP y PSOE pactaran para impedirnos gobernar, en contra de la voluntad del pueblo". Lo mismo que pasó en las últimas elecciones andaluzas de 2012: Javier Arenas ganó, quedándose lejos de la mayoría absoluta, lo que propició un pacto entre PSOE e IU para gobernar.
Digan lo que digan, esto es una guerra a cuatro bandas, como se percibe en las redes sociales que anticipan el campo de batalla en el que se moverán los partidos. El último en sumarse ha sido Podemos. Algunos de los responsables de redes sociales han comenzado a cargar contra la supuesta militancia de Rivera en Nuevas Generaciones del PP, linkando informaciones sobre el tema, y tratando de demostrar que Ciudadanos y el PP son la misma cosa. El centro, por el que pelean los nuevos, está muy reñido. UPyD parece más dedicado a desmontar a Ciudadanos que a frenar la sangría de votos, con varios de sus dirigentes más destacados jaleando @La3VíaMuerta, cuenta entregada a arrastrar por el fango al partido que les está canibalizando. Está por ver que la confrontación de siempre sea rentable, pues los ciudadanos están hasta el último pelo del y tú más.
Hoy, en la primera sesión de control tras el debate del estado de la nación, la bronca ha vuelto a ser la nota dominante en el hemiciclo. En el patio del Congreso, uno de los ministros de Rajoy comentaba con uno de los estrategas socialistas el calentamiento global que se percibe en los escaños, que ambos justificaban por la necesidad de contrarrestar el tirón mediático de los otros dos partidos que están fuera del parlamento. Aferrarse a la estrategia tradicional igual ya no funciona.
"Lo viejo no son las marcas o los partidos, sino la forma de hacer política de los líderes. Las luchas internas de los partidos convencionales -PP, PSOE, IU, CiU- dañarán sus opciones electorales como nunca antes, pues ahora hay nuevas opciones. Y porque lo único que le falta al elector ya es que el candidato ponga en evidencia que sus intereses personales están por encima de su propio partido. Los candidatos que continúen por esa línea se van a llevar una amarga sorpresa el 22-M", augura el demoscópico Narciso Michavila, presidente de GAD3.
Rivera, que está creciendo a un ritmo vertiginoso para asombro de demoscópicos y dirigentes de partidos, es el único que está haciendo campaña con los pactos. "Con este mapa tan fragmentando, a cuatro proyectos, nadie va a gobernar sin acuerdos. Nosotros vamos a auditar cada pacto, le diremos a nuestros votantes que si pactamos con un partido determinado es para lograr una serie de cambios, y para eso vamos a crear un comité de pactos poselectorales", insiste el presidente de Ciudadanos, que exigirá tres condiciones a quienes quieran arrimarse a ellos: "Ningún imputado en cargos públicos, reforma de la ley electoral -listas abiertas- y el sistema de partidos -primarias obligatorias- y un pacto por la reactivación economía".
El resto de partidos aducen que falta todavía mucho tiempo, y que las encuestas, como estamos viendo, son muy volátiles, obviando la tendencia que no les deja dormir, y es que cada vez hay más actores principales en escena. "Ciudadanos se va a desinflar en cuanto en mayo tenga que retratarse en autonómicas y municipales", insiste Moscoso. En Podemos, Iñigo Errejón y Carolina Bescansa dan la callada por respuesta. Sin embargo, off the record, fuentes próximas a la cúpula explican que en caso de que les fallen las mayorías, lo ideal sería que "fuésemos los más votados, pero el PP y PSOE pactaran para impedirnos gobernar, en contra de la voluntad del pueblo". Lo mismo que pasó en las últimas elecciones andaluzas de 2012: Javier Arenas ganó, quedándose lejos de la mayoría absoluta, lo que propició un pacto entre PSOE e IU para gobernar.
Digan lo que digan, esto es una guerra a cuatro bandas, como se percibe en las redes sociales que anticipan el campo de batalla en el que se moverán los partidos. El último en sumarse ha sido Podemos. Algunos de los responsables de redes sociales han comenzado a cargar contra la supuesta militancia de Rivera en Nuevas Generaciones del PP, linkando informaciones sobre el tema, y tratando de demostrar que Ciudadanos y el PP son la misma cosa. El centro, por el que pelean los nuevos, está muy reñido. UPyD parece más dedicado a desmontar a Ciudadanos que a frenar la sangría de votos, con varios de sus dirigentes más destacados jaleando @La3VíaMuerta, cuenta entregada a arrastrar por el fango al partido que les está canibalizando. Está por ver que la confrontación de siempre sea rentable, pues los ciudadanos están hasta el último pelo del y tú más.
Hoy, en la primera sesión de control tras el debate del estado de la nación, la bronca ha vuelto a ser la nota dominante en el hemiciclo. En el patio del Congreso, uno de los ministros de Rajoy comentaba con uno de los estrategas socialistas el calentamiento global que se percibe en los escaños, que ambos justificaban por la necesidad de contrarrestar el tirón mediático de los otros dos partidos que están fuera del parlamento. Aferrarse a la estrategia tradicional igual ya no funciona.
"Lo viejo no son las marcas o los partidos, sino la forma de hacer política de los líderes. Las luchas internas de los partidos convencionales -PP, PSOE, IU, CiU- dañarán sus opciones electorales como nunca antes, pues ahora hay nuevas opciones. Y porque lo único que le falta al elector ya es que el candidato ponga en evidencia que sus intereses personales están por encima de su propio partido. Los candidatos que continúen por esa línea se van a llevar una amarga sorpresa el 22-M", augura el demoscópico Narciso Michavila, presidente de GAD3.