Hay quienes abogan y pretenden preservar a la Organización de Estados Americanos, la OEA, en el marco del modelo de la Guerra Fría. Ese modelo de la paranoia constante, el del embargo a Cuba, el del enfrentamiento entre América del Norte y América del Sur, el de las zonas de influencia hegemónica, el de las etiquetas fáciles.
Pero saben que, en el fondo, tienen una debilidad estructural en su relato, y por ello son cada vez menos refinados.
El problema es que han seguido ensayando las mismas políticas, a pesar de su estruendoso fracaso y de que la realidad se empecinaba en darles la espalda. O, como dijo el presidente estadounidense Barack Obama al retomar los lazos diplomáticos con Cuba: "50 años de política fracasada, ya es hora de cambiar"
Ahora no es la Unión Soviética, sino la avanzada rusa, o la iraní, o la china en el hemisferio, la que preocupa a quienes no se han percatado de que del mundo de patios traseros se pasó a un mundo multipolar. Y que el hemisferio, tanto en el sur como en el norte, es parte de la solución a los problemas del mundo de hoy.
Así las cosas, y ante la elección del nuevo secretario general de la OEA, se ha ido generando una candidatura de consenso plasmada en la del excanciller y ahora senador del Uruguay, Luis Almagro.
Sin estridencias, pero con arduo trabajo, Almagro ha ido definiendo los pasos esenciales para actualizar al foro hemisférico en base a los cambios que se han operado en la región.
Conocedor de las nuevas dinámicas regionales -tanto de UNASUR como de la CELAC- y de la nueva apertura estadounidense, el excanciller piensa que un nuevo dialogo hemisférico, orientado hacia la búsqueda de soluciones, es posible.
Hoy nadie está en condiciones de imponer modelos a otros países. Por lo tanto, un relato anclado en más democracia, más derechos humanos y más seguridad para todos en las Américas, es también posible.
Al esbozar su programa de acción, Almagro señaló algunas iniciativas claves del relato modernizador, que colocarían a la OEA más cerca de las preocupaciones de la gente en el hemisferio. A saber:
Al mismo tiempo ha sostenido que, de los cientos de mandatos sin fundamentos que actualmente tiene la OEA, ésta debería pasar a un número gestionable y a un presupuesto basado en resultados, con transparencia y rendición de cuentas.
El nuevo liderazgo para un relato renovador de la OEA pasa por la articulación de intereses y la unidad de las partes. Para que, sobre la base de la solidaridad hemisférica, la OEA pueda generar soluciones a la medida de lo que los países necesitan, sustentados en más democracia, más derechos humanos y más seguridad para todos.
Hasta hace unas semanas había otros dos candidatos en la carrera para el cargo, que por diferentes razones abandonaron la competencia.
Almagro ha logrado lo que parecía imposible tres meses atrás: concitar el consenso de sur, centro y norte de América, además del Caribe.
Su plan de acción recibió un apoyo contundente de los países, y de más de 500 organizaciones no gubernamentales y de derechos humanos. Ha hablado con prácticamente todos los países y en sus propios foros, y ahora representa un movimiento de unidad sobre cómo construir la OEA del siglo XXI.
La oportunidad de adherirse a un relato que mire hacia el futuro es el 18 de marzo, día de la elección de un nuevo secretario general para la OEA. A juzgar por la estridencia de los que aman el relato de la Guerra Fría, ya se está empezando a pasar página.
Pero saben que, en el fondo, tienen una debilidad estructural en su relato, y por ello son cada vez menos refinados.
El problema es que han seguido ensayando las mismas políticas, a pesar de su estruendoso fracaso y de que la realidad se empecinaba en darles la espalda. O, como dijo el presidente estadounidense Barack Obama al retomar los lazos diplomáticos con Cuba: "50 años de política fracasada, ya es hora de cambiar"
Ahora no es la Unión Soviética, sino la avanzada rusa, o la iraní, o la china en el hemisferio, la que preocupa a quienes no se han percatado de que del mundo de patios traseros se pasó a un mundo multipolar. Y que el hemisferio, tanto en el sur como en el norte, es parte de la solución a los problemas del mundo de hoy.
Así las cosas, y ante la elección del nuevo secretario general de la OEA, se ha ido generando una candidatura de consenso plasmada en la del excanciller y ahora senador del Uruguay, Luis Almagro.
Sin estridencias, pero con arduo trabajo, Almagro ha ido definiendo los pasos esenciales para actualizar al foro hemisférico en base a los cambios que se han operado en la región.
Conocedor de las nuevas dinámicas regionales -tanto de UNASUR como de la CELAC- y de la nueva apertura estadounidense, el excanciller piensa que un nuevo dialogo hemisférico, orientado hacia la búsqueda de soluciones, es posible.
Hoy nadie está en condiciones de imponer modelos a otros países. Por lo tanto, un relato anclado en más democracia, más derechos humanos y más seguridad para todos en las Américas, es también posible.
Al esbozar su programa de acción, Almagro señaló algunas iniciativas claves del relato modernizador, que colocarían a la OEA más cerca de las preocupaciones de la gente en el hemisferio. A saber:
- Una iniciativa de Seguridad Ciudadana para ir revirtiendo las actuales tendencias sobre la base de la cooperación.
- Una escuela de gobierno que forme a los altos funcionarios del sector público en gobernabilidad, transparencia, y rendición de cuentas.
- Un sistema de prevención de conflictos sociales en sectores productivos claves de la economía.
- Una red panamericana para la educación de calidad.
- Interconectividad en el Caribe.
- Gestión y prevención de desastres naturales en el Caribe y Centroamérica.
Al mismo tiempo ha sostenido que, de los cientos de mandatos sin fundamentos que actualmente tiene la OEA, ésta debería pasar a un número gestionable y a un presupuesto basado en resultados, con transparencia y rendición de cuentas.
El nuevo liderazgo para un relato renovador de la OEA pasa por la articulación de intereses y la unidad de las partes. Para que, sobre la base de la solidaridad hemisférica, la OEA pueda generar soluciones a la medida de lo que los países necesitan, sustentados en más democracia, más derechos humanos y más seguridad para todos.
Hasta hace unas semanas había otros dos candidatos en la carrera para el cargo, que por diferentes razones abandonaron la competencia.
Almagro ha logrado lo que parecía imposible tres meses atrás: concitar el consenso de sur, centro y norte de América, además del Caribe.
Su plan de acción recibió un apoyo contundente de los países, y de más de 500 organizaciones no gubernamentales y de derechos humanos. Ha hablado con prácticamente todos los países y en sus propios foros, y ahora representa un movimiento de unidad sobre cómo construir la OEA del siglo XXI.
La oportunidad de adherirse a un relato que mire hacia el futuro es el 18 de marzo, día de la elección de un nuevo secretario general para la OEA. A juzgar por la estridencia de los que aman el relato de la Guerra Fría, ya se está empezando a pasar página.