En las frías noches de la primavera del norte de Siria, uno apenas puede imaginar los peligros que conlleva dar a luz en un hospital sin electricidad. Los recién nacidos tenían pocas probabilidades de sobrevivir en medio del caos y las matanzas que tenían lugar en el este de Alepo, hasta que el CICR y la Media Luna Roja Árabe Siria lograron llevar un generador de electricidad cruzando la línea del frente de la ciudad al único hospital pediátrico. Unos pocos días después, la jefa de nuestra delegación en Siria recibió un mensaje de correo electrónico con una fotografía de filas de incubadoras donde se abrigaban bebés nacidos apenas unas horas antes.
"Fue arriesgado llevar el generador al hospital, pero realmente permitió salvar vidas", me dijo nuestra jefa de delegación, Marianne Gasser, después de que los voluntarios de la Media Luna Roja desafiaran los disparos de los francotiradores para ayudar a restablecer la energía eléctrica.
Naturalmente, cada nacimiento es un momento de dicha para los padres, y quién podría negarles la esperanza por la vida del niño, incluso en Siria, que comienza a atravesar el quinto año de un conflicto devastador. Pero las perspectivas del niño son sombrías. En Alepo, crecerá en medio de los escombros que han dejado meses de intensos enfrentamientos y dormirá en medio del ruido incesante de los bombardeos y los disparos. Si huye con sus padres, se sumará a los cuatro millones de sirios que han buscado refugio en el exterior, o será uno de los siete millones de sirios que buscan seguridad en casa de amigos o familiares, en campamentos o en refugios improvisados.
Cada niño que nace en Siria sufre las consecuencias del conflicto. Los servicios médicos se están derrumbando, la economía está al borde del colapso y la multitud de personas que están desempleadas disponen de pocos ahorros para seguir manteniéndose. Ese niño probablemente tenga parientes que están muertos o heridos. Cuando el niño se enferme, sus padres tendrán que luchar para encontrar el tratamiento adecuado, ya que los hospitales han cerrado o han sido destruidos, y los médicos han huido o han resultado muertos. Los padres tienen que preocuparse por cuestiones como dónde encontrar comida y abrigo y si el agua que a veces sigue saliendo de los grifos es apta para beber.
El niño de Alepo será particularmente vulnerable en un conflicto donde se han infringido casi todas las normas destinadas a preservar a quienes no participan en las hostilidades. Cuatro años de violencia destructiva no vuelven aceptables los ataques contra las instalaciones médicas, los ataques indiscriminados contra civiles o los malos tratos contra las personas capturadas. Ninguna persona puede ser un objetivo de los ataques por las creencias de sus padres o por sus orígenes étnicos. Los jóvenes, los ancianos, las mujeres, los discapacitados, los enfermos y los heridos tienen derecho a recibir protección conforme al derecho internacional. Con demasiada frecuencia se desoyen los llamamientos que el CICR hace para que se respeten esas normas.
El conflicto tiene un efecto tan devastador que el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja debe reparar cada vez más infraestructura básica en Siria. Nuestros ingenieros reparan bombas, renuevan conductos, distribuyen agua en botellas y en camiones cisterna para que 16 millones de sirios tengan agua para beber, bien esencial para la vida. En Alepo, la red de electricidad está tan dañada que la población dispone de energía eléctrica apenas poco más de una hora por día. Nuestros equipos están reemplazando cables de alta tensión para que los servicios básicos, como los hospitales, tengan la electricidad que necesitan para funcionar.
Los edificios, al igual que los pobladores, han quedado destrozados por la violencia. Las autoridades calculan que entre 70.000 y 100.000 personas han sufrido amputaciones desde que comenzó el conflicto solo en Alepo. Cada una de esas personas traumatizadas necesita rehabilitación para recuperarse física y mentalmente. Se necesitan sillas de ruedas y miembros ortopédicos. Para mediados de año, el CICR y la Media Luna Roja Árabe Siria tendrán dos grandes clínicas de ortopedia en funcionamiento, en Alepo y en Damasco, donde se colocarán miembros artificiales y se ofrecerá terapia.
Los proyectos como los de abastecimiento de agua y puesta en funcionamiento de clínicas de rehabilitación física que llevamos adelante son los que aportan mejoras en Siria. Marianne ha regresado hace poco a Siria, luego de 18 meses fuera. Cuando le pregunté qué había cambiado, me respondió que muchos de sus amigos habían perdido la esperanza. Los políticos tienen la responsabilidad de lograr la paz, pero el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, con el sólido apoyo de sus donantes en Oriente Medio, puede ayudar a mantener la esperanza.
A través de un paciente proceso de negociación, e insistiendo para que la ayuda se distribuya solo en función de las necesidades, el Movimiento Internacional ha aumentado esos momentos de esperanza. Cada semana, 200 camiones de ayuda salen de nuestros depósitos en el interior de Siria; el año pasado, duplicamos el número de veces en que cruzamos las líneas del frente para llegar a los necesitados. Las Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja en Turquía, Líbano y Jordania ofrecen alimentos y refugio a los más vulnerables, transportan y atienden a los heridos de guerra y prestan servicios de salud básicos a los refugiados.
Gobiernos y ciudadanos han sido anfitriones generosos para miles de sirios que simplemente quisieran regresar en forma segura a casa. En Siria, muchos de los que tienen algo no dudan en compartirlo. El CICR proporciona alimentos y paga el gas que utilizan los comedores colectivos donde se alimentan miles de personas. Pero esos comedores son administrados por organizaciones de caridad locales y no sobrevivirían sin la admirable generosidad de compatriotas sirios.
La naturaleza del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, una asociación para dar una respuesta internacional y local en forma independiente e imparcial, le da la capacidad única de llevar esperanza para los años venideros. El Movimiento está listo para reforzar su nivel actual de respuesta en Siria y su ayuda a los refugiados y a las comunidades duramente afectadas de los países vecinos.
El conflicto no terminará mañana, y estamos planificando nuestras actividades futuras. Se necesitarán otros cinco años más, por lo menos, de intensa acción humanitaria.
Estamos en la víspera de la tercera conferencia anual que se celebrará en Kuwait a fin de generar promesas de apoyo financiero para el esfuerzo humanitario en Siria. El anfitrión del encuentro será el emir de Kuwait, Su Alteza el Jeque Sabah Al-Ahmad Al-Jaber Al-Sabah, que generosamente ha apoyado al Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja en el pasado.
Si en esta reunión de Kuwait se establecen asociaciones de largo plazo entre los donantes y el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, podremos llevar una nueva luz de esperanza para cada niño nacido en Alepo y en la región.
Sigue Peter Maurer en Twitter: @PMaurerICRC