"Tantas veces va el cántaro a la fuente..." que al final China ha optado por replicar parte de las instituciones multilaterales, proponiendo la creación del Banco Asiático de Inversión en Infraetsructuras o Asian Infrastructure Investment Bank (AIIB), cuyas funciones no serán muy distintas a las que hoy tiene el Banco Mundial.
Se trata de una respuesta a la insuficiencia de representación que ese y otros países considerados emergentes tienen en las instituciones nacidas en Breton Woods: el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Desde 1944, Europa y EEUU mantienen la prerrogativa de designar a los máximos dirigentes de esas dos instituciones. Poco ha importado que la escena económica y financiera internacional haya cambiado de forma radical, en especial en los últimos veinte años. Y uno de los cambios más explícitos haya sido el creciente poder económico y financiero de algunas de las potencias emergentes. China, en todo caso.
La contestación a esa infrarrepresentación de las nuevas potencias en el FMI y el Banco Mundial, no es única de China. Otras iniciativas de algunos de los BRICS ( Brasil, Rusia, Indica, China, África del Sur) como la creación de un banco de desarrollo, el New Development Bank, también han tratado de contestar el statu quo. En realidad, en la propia administración de EE.UU. llevan tiempo intentando esa adecuación mediante propuestas ante el Congreso que permitan el ajuste de los votos, pero sin éxito hasta ahora.
La respuesta oficial de la administración americana se ha ido por las ramas: ha invocado el insuficiente respeto a los derechos humanos y al medio ambiente de las autoridades chinas para oponerse a la creación del AIIB, en particular para que no entraran en su accionariado otras potencias amigas. Pero la desautorización ha sido manifiesta.
El primer movimiento solicitando la participación en ese banco fue del gobierno británico. Ahora todos los aliados de EE.UU., con la excepción de Japón, han decidido suscribir acciones aspirando a sentare e el consejo de administración del banco, España incluida. Serán, al menos, 33 accionistas frente a los 21 inicialmente previstos.
Está por ver la completa trascendencia de este movimiento, más allá de la escenificación de la pérdida de influencia estadounidense que ya está teniendo. Sobre lo que no cabe duda es que más allá de la posibilidad de financiar infraestructuras, propósito muy en boga actualmente, este banco puede amparar decisiones en la dirección de hacer de la china una de las monedas de
reserva más importantes del mundo. Si se avanza en la completa convertibilidad externa del yuan y se dan pasos adicionales para garantizar la libre movilidad de los capitales, China habrá institucionalizado el poder financiero que de hecho viene ejerciendo desde hace años. Entre otras vías, mediante la financiación del déficit por cuenta corriente de los propios Estados Unidos.
Todavía está a tiempo la Casa Blanca: el plazo de suscripciones preferentes, para disfrutar de los derechos de voto de los fundadores, vence el próximo día 15. Madeleine Albright, antigua Secretaria de Estado estadounidense, forma parte de los que consideran que la administración de su país se equivoca manteniéndose al margen de esta iniciativa.
Se trata de una respuesta a la insuficiencia de representación que ese y otros países considerados emergentes tienen en las instituciones nacidas en Breton Woods: el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Desde 1944, Europa y EEUU mantienen la prerrogativa de designar a los máximos dirigentes de esas dos instituciones. Poco ha importado que la escena económica y financiera internacional haya cambiado de forma radical, en especial en los últimos veinte años. Y uno de los cambios más explícitos haya sido el creciente poder económico y financiero de algunas de las potencias emergentes. China, en todo caso.
La contestación a esa infrarrepresentación de las nuevas potencias en el FMI y el Banco Mundial, no es única de China. Otras iniciativas de algunos de los BRICS ( Brasil, Rusia, Indica, China, África del Sur) como la creación de un banco de desarrollo, el New Development Bank, también han tratado de contestar el statu quo. En realidad, en la propia administración de EE.UU. llevan tiempo intentando esa adecuación mediante propuestas ante el Congreso que permitan el ajuste de los votos, pero sin éxito hasta ahora.
La respuesta oficial de la administración americana se ha ido por las ramas: ha invocado el insuficiente respeto a los derechos humanos y al medio ambiente de las autoridades chinas para oponerse a la creación del AIIB, en particular para que no entraran en su accionariado otras potencias amigas. Pero la desautorización ha sido manifiesta.
El primer movimiento solicitando la participación en ese banco fue del gobierno británico. Ahora todos los aliados de EE.UU., con la excepción de Japón, han decidido suscribir acciones aspirando a sentare e el consejo de administración del banco, España incluida. Serán, al menos, 33 accionistas frente a los 21 inicialmente previstos.
Está por ver la completa trascendencia de este movimiento, más allá de la escenificación de la pérdida de influencia estadounidense que ya está teniendo. Sobre lo que no cabe duda es que más allá de la posibilidad de financiar infraestructuras, propósito muy en boga actualmente, este banco puede amparar decisiones en la dirección de hacer de la china una de las monedas de
reserva más importantes del mundo. Si se avanza en la completa convertibilidad externa del yuan y se dan pasos adicionales para garantizar la libre movilidad de los capitales, China habrá institucionalizado el poder financiero que de hecho viene ejerciendo desde hace años. Entre otras vías, mediante la financiación del déficit por cuenta corriente de los propios Estados Unidos.
Todavía está a tiempo la Casa Blanca: el plazo de suscripciones preferentes, para disfrutar de los derechos de voto de los fundadores, vence el próximo día 15. Madeleine Albright, antigua Secretaria de Estado estadounidense, forma parte de los que consideran que la administración de su país se equivoca manteniéndose al margen de esta iniciativa.