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Una rueda verde inteligente para exploradores: empoderando a comunidades locales innovadoras

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Las tecnologías verdes, en el siglo XXI, están transformando de manera favorable cada aspecto de la vida en el planeta Tierra. El libro Partners in Prosperity: Strategic Industries for the U.S. and Japan documentó cómo en fechas y lugares históricos específicos, ciertas industrias y tecnologías económicamente estratégicas han servido como catalizadores para la aceleración de la innovación, el aumento de productividad, la estimulación del crecimiento económico y la creación de empleos. En el caso de Japón, por ejemplo, el crecimiento de la industria global durante las décadas de los setenta y los ochenta demostró este punto con los automóviles, los electrodomésticos, los semiconductores, computadoras y la robótica. Por otro lado, The Green Industrial Revolution describe cómo el capital social está siendo impulsado en los países nórdicos y China mediante la rápida difusión de tecnologías e innovaciones verdes, originadas en los sectores de energía limpia para todas las esferas de la sociedad.

Se tiende a pensar que la innovación verde es un asunto de integración de sistemas implementados por expertos a nivel técnico. Un ejemplo de esto son los sistemas ágiles de energía, que combinan la generación de energía, la distribución y el almacenamiento, con la transmisión de fuentes de energías renovables tanto a la red central como de manera local y directa a las comunidades. Este tipo de sistemas están regularmente vinculados a redes de infraestructura de transporte, basadas en gran medida en combustibles sostenibles. Sin embargo, las soluciones técnicas, sin importar qué tan innovadoras sean, no podrán asegurar el compromiso, apoyo y adopción por parte de las comunidades. Una definición más amplia de "sostenibilidad" está surgiendo e incluye explícitamente el bienestar del ser humano, más servicios ambientales, resiliencia de sistemas materiales, la integridad de las instituciones y el conocimiento comunitario. Una nueva concepción de capital también está reemplazando nociones obsoletas sobre la energía y el uso de materiales que, hasta ahora, se han centrado en desacelerar las tasas de consumo. De ahí que el verdadero reto para las economías avanzadas y aquellas en desarrollo sea encontrar la manera de incluir, de manera creativa y genuina, a las comunidades locales en el diseño e implementación de estos sistemas verdes y ahora también, inteligentes. De esta manera, la prosperidad consecuente será justa y ampliamente compartida.

En México se está desarrollando una experiencia de éxito que integra un vasto tesoro de recursos inexplorados de energía solar, eólica, geotérmica, undimotriz y de biocombustibles: durante los últimos años, InTrust ha formado un consorcio en conjunto con el Centro de Salud y Medio Ambiente de Harvard, el cual incluye a 300 profesores de 120 instituciones de educación superior pública que trabajan en el desarrollo de alrededor de 100 proyectos e iniciativas de energías renovables y eficiencia energética, con el apoyo de la Secretaría de Energía. Este consorcio sienta el precedente para que las comunidades locales involucradas, incluyendo comunidades indígenas y rurales, sean co-propietarias de los proyectos junto con los propios inversionistas, en lugar de lo que actualmente sucede en muchos casos, en los que son simplemente actores pasivos de burbujas artificiales de desarrollo económico, que tienen lugar en sus tierras.

No obstante, un reto significativo aún permanece: ¿cómo promover, de manera más efectiva, el diálogo efectivo entre todos aquellos que catalizarán nuevos descubrimientos, invenciones e innovaciones? Así como en las economías industrializadas avanzadas, México se encuentra a la búsqueda de una nueva arquitectura de colaboración que les permita obtener los beneficios de la innovación verde, al mismo tiempo que recompense financieramente la cooperación a través del reconocimiento de megapatentes y otras innovaciones legales. La creación de incentivos para la transferencia internacional de tecnologías inteligentes verdes también es crucial, especialmente mediante alternativas que reemplacen el antiguo modelo colonial de propiedad extranjera de recursos naturales.

Una herramienta que podría ayudar a México a hacer frente a estos desafíos es un Smart Green Explorers Wheel o rueda verde inteligente para exploradores. La rueda presenta una nueva forma de conectar diversos campos del conocimiento y diferentes personas, que actualmente están fragmentados en silos verticales como resultado de la creciente especialización profesional. El proceso comienza cuando los investigadores plantean un reto central de innovación en el hub; investigan desde ocho perspectivas: el pasado, la sabiduría, la belleza, la fuerza de la vida, la innovación, la humanidad, las redes cerebrales y el futuro. Esta forma de explorar entrena a la mente para percibir el mundo de manera diferente y para descubrir sus patrones más profundos. Con frecuencia, descubrimientos importantes se encuentran entre los campos convencionales que reflejan estas ocho perspectivas. La rueda para investigadores se puede diseñar como un recurso inteligente en línea, que continuamente integra conocimientos junto con los participantes y ofrece retroalimentación útil en sus principales desafíos de innovación.

Esta herramienta puede ayudar a proporcionar el tejido conectivo para la iniciativa de innovación verde mexicana. ¿Cómo podría funcionar? Primero, un motor de asociación visual identificará y mostrará los vínculos óptimos de personas, lugares y recursos para cada proyecto. Posteriormente, el equipo resultante, así como la respectiva red de apoyo formulará el desafío de innovación. El desafío servirá como punto focal integrador. Por ejemplo, ¿cómo puede ser utilizada de manera óptima la energía solar y eólica disponible, en cierta ubicación, para generar ingresos importantes para la comunidad, los desarrolladores y los inversionistas? A través de la rueda, los participantes tienen acceso a metodologías colaborativas de invención para resolver el desafío de manera directa. Después, juntos diseñan e implementan un plan para comercializar el proyecto resultante de propiedad intelectual. La rueda también ofrece un espacio para que los accionistas registren sus experiencias personales -sus sueños y esfuerzos, sus victorias y derrotas, así como las lecciones aprendidas durante el camino-. La narrativa visionaria comunitaria ofrecerá coherencia e impulso. Al presentarse en la rueda, el proyecto local atraerá fuentes de capital extranjero, talentos y nuevas tecnologías que beneficiarán al programa de manera general.

Para que la Revolución Industrial Verde tenga éxito, deberá convertirse en una suma de fuerzas para un amplio segmento de la sociedad. Aunque las tecnologías y las industrias han sido históricamente los motores del crecimiento económico acelerado, la vitalidad de las comunidades locales siempre han sido su corazón, mente y fuerza. Al involucrar a la gente a través de actividades con propósito, estimulantes y compasivas, la rueda ofrecerá un recurso esencial en un mundo cada vez más aislado, solo, desconfiado y desesperado por alternativas viables.


Este artículo ha sido escrito de manera conjunta con Julian Gresser, presidente de Alliances for Discovery y Francisco Acuña, director ejecutivo de InTrust Global Investments, LLC

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