El mar profundo, como hemos hablado en artículos anteriores, es una vasta extensión que domina gran parte de los océanos. Ni mucho menos es un desierto con poca vida, ya que en las últimas décadas se han encontrado una gran cantidad de especies que no se conocían en otros ecosistemas. Incluso se han descubierto comunidades que se desarrollan en sustratos considerados temporales, como los cadáveres de cetáceos.
Debido a la distancia que separa al mar profundo de las masas continentales, pero sobre todo a su inmensidad, nunca con anterioridad se había considerado si la contaminación provocada por las actividades humanas afectaba a las especies de las profundidades. Las últimas investigaciones apuntan a que la huella ecológica del hombre se extiende más allá de la plataforma y llega hasta al océano profundo.
¿Cómo afecta a los seres vivos de las profundidades? En otras palabras, ¿qué indicadores nos permiten afirmar que la actividad humana interfiere en sus vidas?
En un estudio reciente realizado en el Océano Atlántico a profundidades en torno a los 1000 metros, se ha comprobado en peces el fenómeno denominado "intersex", es decir individuos con características intermedias entre machos y hembras. Por ejemplo, observaron ejemplares machos con testículos en cuyo interior existían huevos. En el caso de este estudio se ha comprobado que los peces analizados se encuentran expuestos a toxinas y carcinógenos, que provocan estos cambios. Como advierten sus autores se trata de un estudio preliminar, y todavía son necesarios análisis complementarios para establecer con fiabilidad que la causa de estos cambios en los peces son provocados exclusivamente por la contaminación de las aguas.
Este trabajo abre una puerta importante para la investigación de los efectos de la contaminación sobre la vida marina porque los peces de profundidad son más longevos, algunos llegan a vivir 100 años y, por tanto, son más susceptibles de acumular tóxicos en sus tejidos. Además, se conoce desde hace tiempo que los sedimentos marinos actúan como sumideros de contaminantes, tales como metales pesados (Plomo, Mercurio, etc.), pesticidas o PCBs (Bifenilos policlorados), con efectos letales y/o subletales en fauna y flora marina.
¿Hasta cuándo vamos a utilizar el océano como vertedero de nuestras basuras?
¿Serán necesarias más evidencias para empezar a afrontar el problema seriamente o seguiremos mirando hacia otro lado?
Debido a la distancia que separa al mar profundo de las masas continentales, pero sobre todo a su inmensidad, nunca con anterioridad se había considerado si la contaminación provocada por las actividades humanas afectaba a las especies de las profundidades. Las últimas investigaciones apuntan a que la huella ecológica del hombre se extiende más allá de la plataforma y llega hasta al océano profundo.
¿Cómo afecta a los seres vivos de las profundidades? En otras palabras, ¿qué indicadores nos permiten afirmar que la actividad humana interfiere en sus vidas?
En un estudio reciente realizado en el Océano Atlántico a profundidades en torno a los 1000 metros, se ha comprobado en peces el fenómeno denominado "intersex", es decir individuos con características intermedias entre machos y hembras. Por ejemplo, observaron ejemplares machos con testículos en cuyo interior existían huevos. En el caso de este estudio se ha comprobado que los peces analizados se encuentran expuestos a toxinas y carcinógenos, que provocan estos cambios. Como advierten sus autores se trata de un estudio preliminar, y todavía son necesarios análisis complementarios para establecer con fiabilidad que la causa de estos cambios en los peces son provocados exclusivamente por la contaminación de las aguas.
Este trabajo abre una puerta importante para la investigación de los efectos de la contaminación sobre la vida marina porque los peces de profundidad son más longevos, algunos llegan a vivir 100 años y, por tanto, son más susceptibles de acumular tóxicos en sus tejidos. Además, se conoce desde hace tiempo que los sedimentos marinos actúan como sumideros de contaminantes, tales como metales pesados (Plomo, Mercurio, etc.), pesticidas o PCBs (Bifenilos policlorados), con efectos letales y/o subletales en fauna y flora marina.
¿Hasta cuándo vamos a utilizar el océano como vertedero de nuestras basuras?
¿Serán necesarias más evidencias para empezar a afrontar el problema seriamente o seguiremos mirando hacia otro lado?