¿A quien no le ha dado alegría escuchar a Gomaespuma, esos payo rangers de la buena radio? En mis tiempos de la facultad, cuando aún cometíamos la locura de estudiar Periodismo, tuve la suerte de madrugar un día para escucharlos en directo en su estudio de la Gran Vía. Primero fue la mala suerte, porque había tal cola que mi hermano y yo nos quedamos en la calle sin poder entrar. De repente, pasó de largo Guillermo, que a veces llegaba a la radio justito, pero sereno y tranquilo, con una mochila al hombro, y le paré para inventarme que me había levantado a las cinco y media de la mañana para ir a verlos y le pregunté si podía hacer algo. Me respondió muy amablemente, con una expresión tan gomaespumina, "ya si eso ya eso, mama", para salir del paso, como habría hecho todo hijo de vecino.
Se me encendió la lucecita, metí una monedica y llamé a recepción de la Cadena SER para que me pusieran en conferencia a cobro revenío con el estudio del programa. Enseguida un alma caritativa salió a mi paso al otro lado del teléfono y me respondió que en la comúnmente llamada pecera -en el control de sonido- nos harían un hueco. Y así fue.
Fueron las dos horas más divertidas que viví en mucho tiempo, incluso saludé a Cándida, que me miró con una cara de rostro serio. Pensé que estaría harta de que tantos desconocidos le hablaran todo el rato. O por timidez, no lo sé, pero se la ve un pedazo de pan y una crítica de cine de fina puntería.
Ahora se lo he querido devolver a Juan Luis en formato de entrevista-charla, como me imaginé que le gustaría: dentro de un Seat 600 del 66 ni más ni menos, que he decidido usar como anzuelo para entrevistar a gente interesante mientras disfrutamos de un momento único. Quedan muy pocos pelotillas por las calles, y se genera un buen rollo en su interior que ni en el mejor y más bonito plató de televisión. Basta con ver la cara de Juan Luis cuando coge el volante del 600 y pone la primera. Me imagino que muchos recuerdos vinieron a su mente, su padre tenía uno igual, así que era fácil que recordara momentos de un pasado que ya forman parte de su historia personal.
Se cantó unas Alegrías con ese arte que le caracteriza y gracias a eso se ganó una vuelta al volante del bólido. Me llevó de Neptuno a la puerta 0 del Bernabéu, donde previamente nos habíamos citado. Pensé que era del Madrid pero no, luego me enteré que es "muy del Atleti".
Salud, Juan Luis, y a seguir con ese pedazo de programa, Ya Veremos, en M-80, al que tantas ganas le tenías.
P.D.: Guillermo, no te escapas cuando pongas los pieses en Barajas. Llevarás las rodillas en las orejas, pero que te diga Juan Luis, el 600 es el mejor taxi de Madrid.
Entrevista a Juan Luis Cano, mitad de Gomaespuma y mejor persona