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Dos Passos, España y la Revolución Rusa

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¿Por qué y cómo llegó a España John Dos Passos? ¿Cómo conoció nuestra cultura y a su amigo José Robles Pazos?

Después del desastre de la pérdida de las colonias españolas en 1890, España se puso de moda en Estados Unidos. Pudo ser el complejo de culpa o el interés de los estadounidenses por incorporar y conocer elementos de la cultura española en la de su propio país. Esta corriente fue en aumento gracias al denominado movimiento pintores, que se inspiraba en escenas tradicionales de una intacta y poco desarrollada España y que promovió los viajes a nuestra tierra de periodistas, escritores, pintores y aventureros.


Un amigo del padre de John Dos Passos, Juan Riaño y Gayangos (1865-1939), embajador español en Washington, promotor de literatura de autores españoles en Estados Unidos y muy amigo de Archer Milton Huntington, fundador de la Hispanic Society de Nueva York (1904), proporcionó al joven Dos Passos varias cartas de presentación dirigidas a poetas, una de ellas a Juan Ramón Jiménez, y a otras personas que le podrían ayudar durante su estancia.

Dos Passos, pendiente de una plaza vacante en la Residencia de Estudiantes, se hospeda en el Hotel Londres, en la calle Galdo, 2, junto a la Puerta del Sol en Madrid. Animado por su padre, al que le gustaba que España se hubiera mantenido neutral durante la Primera Guerra Mundial, y conocedor de su pasión por el arte y la arquitectura, incitó a su hijo de 20 años para que viajara a Madrid, después de graduarse en la Universidad de Harvard, al término del curso de 1916.

Frente a la Escuela de Bellas Artes de San Fernando en la calle Alcalá se encontraba abierta en aquellos años la Horchatería de Candelas, en el edificio de la Equitativa, lugar en el que Valle-Inclán y John Dos Passos (1896-1970) acompañado de Juan Ramón Jiménez coincidirán en el curso académico de 1916-1917. John Dos Passos dedicó su tiempo a tomar dos cursos de lengua española, uno de ellos con el lingüista Tomás Navarro y Tomás, y un tercer curso de literatura española en el Centro de Estudios Históricos, dependiente de la Junta de Ampliación de Estudios, dentro del ambiente de la Institución Libre de Enseñanza (ILE).

ileAlumnos de educación primaria de la Institución Libre de Enseñanza; fotografía de 1903 de Christian Franzen.



A la vuelta en tren de una visita a Toledo, donde pudo apreciar de cerca las pinturas de El Greco, John Dos Passos conoce a "Pepe", José Robles Pazos, un año menor que él, que será su mejor amigo. El hermano menor de Pepe, Ramón, se acababa de graduar en la Academia Militar de Toledo. Los jóvenes John Dos Passos y José Robles Pazos enseguida entablaron animada conversación. Dos Passos lo describirá como "un joven con una lengua más afilada que ningún amigo educado y liberal, que conozca". "Su forma de hablar era como la escritura de Pío Baroja". Viajaron juntos y descubrió que "las historias cínicas que contaba eran la tónica general después del periodo político de bondad de los liberales".

Durante sus dos primeras visitas a España, la primera en 1916-17 y la segunda en 1919-20 ayuda a que autores como Machado, Baroja, Blasco Ibáñez, Unamuno, Ramón María del Valle-Inclán, Juan Ramón Jiménez, Joan Maragall o Benavente sean conocidos por el público americano. Dos Passos ve una conjunción entre la situación del país, la decadencia de la iglesia, el efecto de la desamortización en el campo, y las ideas revolucionarias de los modernistas de izquierdas del Greenwich Village neoyorquino e intentará encontrar un nuevo modelo de escritura, una corriente de aire fresco, ante la nueva revolución que se avecina inspirándose en la literatura española. José Robles mantendrá una estrecha amistad con John Dos Passos, primero como estudiante de Filosofía y Letras en 1916, y después a partir de 1920, como profesor de literatura española en la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, donde residirá durante más de 16 años. Los dos amigos admirados por los logros sociales de la Revolución Rusa, soñarán con un futuro mejor para España.

La novela Manhattan Transfer, escrita por Dos Passos, es publicada en 1925 con un estilo que convulsionó la narrativa estadounidense, aprovechando algunas técnicas cinematográficas caleidoscópicas para exponer imágenes expresionistas de la vida de la Gran Manzana.

Dos Passos, residente en el Greenwich Village de Nueva York, recibe con frecuencia la visita de sus amigos de Baltimore Maurice Coindreau y José Robles, que le propondrán la traducción al español y al francés de Manhattan Transfer. La edición de su novela verá la luz en España en 1929 en la editorial Cenit, traducida por Robles.

En 1929, Dos Passos decide viajar a Rusia para conocer de primera mano la revolución social acontecida. Allí visita a su amigo William Horstley Gantt (1892-1980), médico fisiólogo que trabaja en los laboratorios del ruso Ivan Pavlov desde 1922, donde se iniciará en la fundamentación científica del estudio de la mente y sus trastornos.

En este viaje, Dos Passos entra en contacto con la población rusa y empezará a conocer sorprendido los sádicos métodos del partido comunista y cómo las purgas del gobierno se ejecutaban en visitas nocturnas, sin testigos presenciales. Dos Passos se siente abatido por estos testimonios de terror que sufre la población.

Años más tarde, el entusiasmo de Dos Passos por la URSS y su apoyo al Partido Comunista desaparecerán después de la rebelión de Kronstadt en 1921, los actos de represión posteriores por Bela Kun en Crimea, la persecución de Socialistas Revolucionarios, la Nueva Política Económica, la expulsión de los troskistas del Partido Comunista en 1927, la supresión de los comités de empresa y la liquidación de los kuláks y las inspecciones de obreros y campesinos. Todas estas decisiones, según las conclusiones de su biografía A Twentieth Century Odyssey, harán que el Kremlin quede en una situación de supremacía absoluta.

Una vez proclamada la segunda República, en julio de 1933, Dos Passos y Katy, su mujer, antigua novia de Ernest Hemingway, viajan a España desde Antibes. En la plaza de toros de Santander presencian el discurso de Francisco de los Ríos con un público entusiasta que concluyó con la liberación de dos palomas blancas y el canto del himno de La Internacional. Liberadas las palomas, revolotearon por encima de las cabezas del público sin conseguir alzar el vuelo y finalmente cayeron delante del orador, Francisco de los Ríos. Grotesco final para el símbolo de la paz, pensó en aquel momento Dos Passos.

¿Será este el preludio de lo que acontecería durante su visita a España en 1937 para apoyar al Gobierno de la República con el rodaje del documental Tierra de España (Spanish Earth) y para investigar la desaparición y asesinato de su amigo José Robles Pazos?

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