Change.org ha alcanzado estos días los 100 millones de usuarios en todo el mundo. Para muchos, puede ser solo un número. Grande o pequeño. Pero como todo en la vida, somos algo más que un número o un dato. Esos más de 100 millones de personas provocando cambios en la plataforma son la muestra de una nueva actitud ante los problemas que enfrenta el mundo. Una transformación que nos está llevando al momento de la historia en el que la gente como tú y como yo nos damos cuenta de que tenemos más poder que nunca. Un cambio cultural en que las personas normales y corrientes somos quienes lideramos los cambios que queremos ver.
Siempre he creído en el poder transformador de internet. Sé que la red es una herramienta de disrupción masiva que permite a cualquier persona iniciar y liderar un cambio, sobre el asunto que quiera y conseguir cambios a gran velocidad. Y cada día veo como esos cambios nos llevan a una sociedad mejor.
Tenemos problemas. Y los seguiremos teniendo. Vivimos en sociedades complejas donde siempre hay una causa por la que luchar. La gran diferencia es que ahora cada vez hay más gente que decide dar el paso al frente. Que no espera a que otro lidere la causa por la que tiene más preocupación.
Cada día es más habitual ver cómo cualquier asunto tiene su petición en Change.org. A veces es la persona afectada. Otras, alguien que ha conocido una injusticia por la prensa y quiere hacer algo. Y esa nueva ola de personas que decidan dar un paso adelante ha abierto nuevos campos en los que es necesario luchar: desde peticiones, a veces, contrarias entre sí, mostrando que vivimos en una sociedad plural y diversa hasta temas de calado nacional o global pasando cuestiones locales sobre todos los asuntos: protección animal, derechos humanos, justicia económica, alimentos, salud, etc.
Y tras esas causas, miles de personas que se movilizan para apoyarlas. Que las comparten en las redes, escriben a los medios o se reúnen con los que toman las decisiones. El mal llamado activismo de sofá también se siente en las calles y en los pasillos del poder.
En nuestra lengua no existen vocablos como grassroots u organizing, las palabras que inglés definen a los movimientos ciudadanos organizados. Pero los académicos de la lengua se han visto recientemente obligados a tener debates sobre el concepto de empoderamiento y han acabado incluyendo esa palabra en nuestro diccionario. Y no es extraño que eso ocurra. En nuestra cultura, como en muchas otras del mundo, el papel reservado a los ciudadanos de a pie para generar cambios ha sido más bien escaso. Pero llegó internet y lo cambió todo.
No hemos necesitado esperar a encontrar palabras para describir realidades. Hemos pasado directamente a vivirlas. En España ya hay 8 millones de usuarios de Change.org. Somos el país del mundo con una mayor proporción de usuarios. Para que te hagas una idea, el 22% de los usuarios de internet en nuestro país son usuarios de la plataforma. Uno de cada cinco usuarios de internet en España es usuario de Change.org.
¿Y eso qué significa? Algo revolucionario. Millones de personas han entendido que no tienen barreras para provocar cambios. Lo difícil se ha hecho fácil. Decía Frida Khalo: "Lo único de bueno que tengo es que ya voy empezando a acostumbrarme a sufrir..." Pero lo que muestra el hito que hoy celebramos en Change.org es que ante el sufrimiento o el descontento nos hemos acostumbrado a luchar, a movilizar y a cambiar las cosas.
Cuando nació internet se hablaba de como ésta iba a ser una herramienta que permitiría a la gente unirse para empezar a resolver los problemas de la humanidad. Change.org forma parte de esa promesa y la estamos empezando a cumplir. Esto no es más que el principio. Y lo es gracias a ti.
Por cierto, ¿Y tú? ¿Qué quieres cambiar?
Siempre he creído en el poder transformador de internet. Sé que la red es una herramienta de disrupción masiva que permite a cualquier persona iniciar y liderar un cambio, sobre el asunto que quiera y conseguir cambios a gran velocidad. Y cada día veo como esos cambios nos llevan a una sociedad mejor.
Tenemos problemas. Y los seguiremos teniendo. Vivimos en sociedades complejas donde siempre hay una causa por la que luchar. La gran diferencia es que ahora cada vez hay más gente que decide dar el paso al frente. Que no espera a que otro lidere la causa por la que tiene más preocupación.
Cada día es más habitual ver cómo cualquier asunto tiene su petición en Change.org. A veces es la persona afectada. Otras, alguien que ha conocido una injusticia por la prensa y quiere hacer algo. Y esa nueva ola de personas que decidan dar un paso adelante ha abierto nuevos campos en los que es necesario luchar: desde peticiones, a veces, contrarias entre sí, mostrando que vivimos en una sociedad plural y diversa hasta temas de calado nacional o global pasando cuestiones locales sobre todos los asuntos: protección animal, derechos humanos, justicia económica, alimentos, salud, etc.
Y tras esas causas, miles de personas que se movilizan para apoyarlas. Que las comparten en las redes, escriben a los medios o se reúnen con los que toman las decisiones. El mal llamado activismo de sofá también se siente en las calles y en los pasillos del poder.
En nuestra lengua no existen vocablos como grassroots u organizing, las palabras que inglés definen a los movimientos ciudadanos organizados. Pero los académicos de la lengua se han visto recientemente obligados a tener debates sobre el concepto de empoderamiento y han acabado incluyendo esa palabra en nuestro diccionario. Y no es extraño que eso ocurra. En nuestra cultura, como en muchas otras del mundo, el papel reservado a los ciudadanos de a pie para generar cambios ha sido más bien escaso. Pero llegó internet y lo cambió todo.
No hemos necesitado esperar a encontrar palabras para describir realidades. Hemos pasado directamente a vivirlas. En España ya hay 8 millones de usuarios de Change.org. Somos el país del mundo con una mayor proporción de usuarios. Para que te hagas una idea, el 22% de los usuarios de internet en nuestro país son usuarios de la plataforma. Uno de cada cinco usuarios de internet en España es usuario de Change.org.
¿Y eso qué significa? Algo revolucionario. Millones de personas han entendido que no tienen barreras para provocar cambios. Lo difícil se ha hecho fácil. Decía Frida Khalo: "Lo único de bueno que tengo es que ya voy empezando a acostumbrarme a sufrir..." Pero lo que muestra el hito que hoy celebramos en Change.org es que ante el sufrimiento o el descontento nos hemos acostumbrado a luchar, a movilizar y a cambiar las cosas.
Cuando nació internet se hablaba de como ésta iba a ser una herramienta que permitiría a la gente unirse para empezar a resolver los problemas de la humanidad. Change.org forma parte de esa promesa y la estamos empezando a cumplir. Esto no es más que el principio. Y lo es gracias a ti.
Por cierto, ¿Y tú? ¿Qué quieres cambiar?