Últimamente anda revuelta la cosa con el tema de las banderas. Que si el PSOE usa la bandera española para dar una imagen de legitimidad y normalidad democrática, que si la delegada del Gobierno en Madrid dice que esa bandera gay no nos representa a todos, que pongan un lacito y punto.... La bandera gay es un símbolo que representa la defensa de los derechos de un colectivo -como mínimo el diez por ciento de la ciudadanía- históricamente perseguido. Por eso creo que la sociedad al menos nos debe la posibilidad de hacernos visibles por unos días por medio de la bandera del arcoíris. Aunque sólo sea en memoria de los miles de homosexuales, lesbianas y transexuales encarcelados, asesinados, perseguidos y suicidados a lo largo de la historia en este país. Y de todos aquellos que, en el mundo entero y desgraciadamente, siguen sufriendo la misma mala suerte.
También están los que dicen que la Manifestación del Orgullo LGTB es absurda, que es como si los heteros hicieran una manifestación del orgullo hetero. Este argumentario es como comparar machismo con feminismo y poner ambos conceptos en un plano de igualdad, como si significaran lo mismo... Porque queridos negacionistas, las personas LGTB, hasta hace dos días como quien dice, carecíamos de derechos, y sólo hace diez años en España hemos logrado algo tan básico como poder casarnos. Por eso reivindicamos el orgullo de ser como somos, sin ocultarnos ni avergonzarnos, y haber dejado por fin de recibir electroshocks para que dejemos de ser maricas o bolleras o trans. Para celebrar que hemos dejado de ser despedidos de nuestros trabajos sin una legislación que nos protegiera de la LGTBfobia. Queremos celebrar que hemos dejado de ir a la cárcel o de recibir palizas en la escuela o en la calle, o al menos, que estamos tratando de evitar que estos actos -que siguen sucediendo aunque en mucha menor escala- queden impunes...
La Manifestación del Orgullo gay, en concreto la de Madrid, ha sido, es y ojalá que lo siga siendo por mucho tiempo, un acto visibilizador del colectivo como ningún otro, y estoy convencido de que ese millón de personas reivindicando en la calle fue uno de los factores que llevó a Zapatero a legalizar el matrimonio homosexual. Además, es la fiesta más popular, multitudinaria e internacional que se celebra en la ciudad. La imagen de Madrid está ligada sin duda a la manifestación del Orgullo, pero no porque participen en ella sólo personas LGTB, sino porque participa todo el mundo, porque el éxito de esta manifestación, realmente una mani-fiesta, ha sido la capacidad de convocar a cientos de miles de heterosexuales a un acto reivindicativo organizado por gais, lesbianas, transexuales y bisexuales que, sin dejar de ser un acto lleno de diversión, alegría y música, lo que representa sobre todo es una expresión de libertad y la reivindicación de que nuestros cuerpos -los de todos- son sólo nuestros, y que somos nosotros los únicos que decidimos sobre él.
Todavía me encuentro con gente que me dice que nunca ha estado en la manifestación del Orgullo, y me asombra, porque realmente no saben lo que se pierden. Yo les invito a que vengan y participen, porque no hay nada más bonito en el mundo que un acto como este, en el que más de un millón de personas se juntan para pasarlo bien, para reivindicar libertad y derechos por medio de un acto al aire libre y bajo el sol, que transmite toneladas de libertad, respeto y buen rollo compartido.
La manifestación del Orgullo ha sobrevivido a Ruiz Gallardón y, sobre todo, a Ana Botella, que hizo todo lo que estuvo en su mano -dentro de lo políticamente correcto- para cargársela, pese a la lluvia de millones que dejan los turistas gais en Madrid cada año. Pero eso a ella, por lo que se ve, no le importaba demasiado. Larga vida a esta cita, que en 2017 será de carácter mundial, ya que ese año Madrid será la sede del World Pride. O lo que es lo mismo, el Orgullo LGTB Mundial, y que en 2018 cumplirá cuarenta años reivindicando libertad sexual y de género. Libertad para ser y pensar, para disentir y para expresar. Cuarente años reivindicando LIBERTAD con mayúsculas.
Hasta el día 4 de julio puede visitarse en la Casa de Vacas del Parque del Retiro (Madrid) una exposición colectiva de fotografía sobre esta manifestación titulada Orgullo LGTB Madrid. Imágenes de una manifestación, con fotografías de David Trullo, Carlos Escolástico, Flor Acosta, Gloria Minauro e Ignacio de Petra entre otros. De lunes a domingo de 10:00 a 21:00 horas.
También están los que dicen que la Manifestación del Orgullo LGTB es absurda, que es como si los heteros hicieran una manifestación del orgullo hetero. Este argumentario es como comparar machismo con feminismo y poner ambos conceptos en un plano de igualdad, como si significaran lo mismo... Porque queridos negacionistas, las personas LGTB, hasta hace dos días como quien dice, carecíamos de derechos, y sólo hace diez años en España hemos logrado algo tan básico como poder casarnos. Por eso reivindicamos el orgullo de ser como somos, sin ocultarnos ni avergonzarnos, y haber dejado por fin de recibir electroshocks para que dejemos de ser maricas o bolleras o trans. Para celebrar que hemos dejado de ser despedidos de nuestros trabajos sin una legislación que nos protegiera de la LGTBfobia. Queremos celebrar que hemos dejado de ir a la cárcel o de recibir palizas en la escuela o en la calle, o al menos, que estamos tratando de evitar que estos actos -que siguen sucediendo aunque en mucha menor escala- queden impunes...
La Manifestación del Orgullo gay, en concreto la de Madrid, ha sido, es y ojalá que lo siga siendo por mucho tiempo, un acto visibilizador del colectivo como ningún otro, y estoy convencido de que ese millón de personas reivindicando en la calle fue uno de los factores que llevó a Zapatero a legalizar el matrimonio homosexual. Además, es la fiesta más popular, multitudinaria e internacional que se celebra en la ciudad. La imagen de Madrid está ligada sin duda a la manifestación del Orgullo, pero no porque participen en ella sólo personas LGTB, sino porque participa todo el mundo, porque el éxito de esta manifestación, realmente una mani-fiesta, ha sido la capacidad de convocar a cientos de miles de heterosexuales a un acto reivindicativo organizado por gais, lesbianas, transexuales y bisexuales que, sin dejar de ser un acto lleno de diversión, alegría y música, lo que representa sobre todo es una expresión de libertad y la reivindicación de que nuestros cuerpos -los de todos- son sólo nuestros, y que somos nosotros los únicos que decidimos sobre él.
Todavía me encuentro con gente que me dice que nunca ha estado en la manifestación del Orgullo, y me asombra, porque realmente no saben lo que se pierden. Yo les invito a que vengan y participen, porque no hay nada más bonito en el mundo que un acto como este, en el que más de un millón de personas se juntan para pasarlo bien, para reivindicar libertad y derechos por medio de un acto al aire libre y bajo el sol, que transmite toneladas de libertad, respeto y buen rollo compartido.
La manifestación del Orgullo ha sobrevivido a Ruiz Gallardón y, sobre todo, a Ana Botella, que hizo todo lo que estuvo en su mano -dentro de lo políticamente correcto- para cargársela, pese a la lluvia de millones que dejan los turistas gais en Madrid cada año. Pero eso a ella, por lo que se ve, no le importaba demasiado. Larga vida a esta cita, que en 2017 será de carácter mundial, ya que ese año Madrid será la sede del World Pride. O lo que es lo mismo, el Orgullo LGTB Mundial, y que en 2018 cumplirá cuarenta años reivindicando libertad sexual y de género. Libertad para ser y pensar, para disentir y para expresar. Cuarente años reivindicando LIBERTAD con mayúsculas.
Hasta el día 4 de julio puede visitarse en la Casa de Vacas del Parque del Retiro (Madrid) una exposición colectiva de fotografía sobre esta manifestación titulada Orgullo LGTB Madrid. Imágenes de una manifestación, con fotografías de David Trullo, Carlos Escolástico, Flor Acosta, Gloria Minauro e Ignacio de Petra entre otros. De lunes a domingo de 10:00 a 21:00 horas.