No cabe duda: en política el pasado se conjuga en pretérito perfecto; más que eso, en pluscuamperfecto. El pretérito imperfecto no existe y cualquier mancha en el expediente se paga con la nominación o la expulsión. Y si no que se lo pregunten a Zapata y Maestre. A este paso, los únicos que podrán hacer carrera política van a ser chiquillos de primera comunión, dada la brevedad de su pasado, sobre todo si quienes la inician lo hacen por el ala izquierda del espectro político, pues a poco que se hayan despistado en otro tiempo, el paso por la academia será más fugaz que un rayo.
Esto es increíble, un auténtico desmadre. Que políticos que se sientan en el Congreso codo con codo junto a imputados en los más sórdidos y soeces casos de corrupción (y si no los defienden, callan o mantiene amistad con ellos) reaccionen como plañideras de una tragedia griega ante situaciones que sólo muestran el dudoso gusto de quien las llevó a cabo en un momento dado de su pasado, su horroroso sentido del humor o la falta de sensibilidad, es de locos.
Un pasado que no condicionó ni el presente ni el futuro de terceros más allá de la supuesta ofensa o la escasa compasión no puede compararse con el compromiso ético y estético que exige el desempeño de un cargo público en el presente y las responsabilidades que se derivan de su abuso, al afectar a multitud de personas. Si el pasado político debe ser inmaculado, el presente absolutamente impoluto. Porque de salidas de tono en lo personal, de errores de juventud y de comentarios desafortunados, las hemerotecas están a reventar, y de todos los colores. De tal modo que si todos ellos se pagaran con dimisiones, los escaños de los hemiciclos estarían prácticamente vacíos.
Y es que a este paso vamos a terminar por exigir a todo el que ejerza la política cédula de pureza de pasado, para apartar de ella a quien molesta o no se quiere, del mismo modo que en el Antiguo Régimen se pedía el de limpieza de sangre para dar fe de cristiano viejo e impedir el acceso a la administración y a determinados oficios a judíos o conversos. Es como volver a los tiempos del san Benito y cargar con él de por vida o, al menos, mientras dure la legislatura, por muy honradamente que se ejerza el cargo. Sin posibilidad de reinserción. Para los restos.
Porque el pasado es un espacio temporal ecléctico que afortunadamente muestra caras imperfectas, luces y sombras; y si muchas cosas que dijimos o que hicimos tal vez hoy no las haríamos, muchas otras no responden más que al modo como concebimos la vida en cada momento. Todos tenemos un pasado pluscuamperfectamente imperfecto; algunos más que otros, por supuesto; algunos, esos sí, con responsabilidad directa en los demás. Y si no es así, tal vez tengamos un problema, tal vez sea que estamos escasamente vividos y hemos tenido muy pocas oportunidades de errar y de explicarnos.
Y mientras disertamos sobre el pasado, dos jueces nombrados por el PP juzgan al PP en sus casos de corrupción en el ejercicio del poder. Viva el presente.
Sí, el pasado es el lecho sobre el que descansa nuestro presente. Un pasado más o menos oscuro simbolizado hoy en esta receta por un meloso de pasta que precisamente guarda en el color el secreto de su sabor: Merluza con meloso oscuro de piñones. La sutileza de la merluza combinada con la rotundidad incuestionable de la tinta de calamar, la pasta de piñones y las setas, para obtener como resultado un plato que hará las delicias de todos los presentes...incluso los de más turbio pasado.
Que lo disfrutes.
NECESITARÁS (para 4 personas)
- 750 g de lomo de merluza.
- 150 g de pasta de piñones.
- 1 bote pequeño de setas variadas.
- 1 cebolleta.
- 2 diente de ajo.
- 2 sobrecitos de tinta de calamar.
- 1 pastilla de caldo de pescado (opcional).
- Sal y pimienta.
- ½ guindilla.
- ½ cucharadita de pimentón dulce la Vera.
- 1 ramita de perejil.
- Un puñadito de piñones tostados.
- Aceite de oliva virgen extra.
ELABORACIÓN
- Corta la cebolleta y el ajo muy fino. Sofríelos en un poco de aceite. Cuando empiece a pochar, añade las setas previamente lavadas y la guindilla, y salpimienta. Cuando reduzca el agua de vegetación de las setas añade el pimentón y la pasta de piñones y remueve todo bien. Incorpora el doble de agua que el volumen de la pasta bien caliente con la pastilla de caldo disuelta. Deja que vaya reduciendo a fuego lento y remueve de tanto en tanto hasta que adquiera una textura melosa. Reserva.
- Corta el otro diente de ajo muy fino, pica el perejil y májalo en un mortero junto a los piñones y 100 ml de aceite de oliva virgen extra aproximadamente. Añade sal y pimienta al gusto.
- Asa en una sartén con unas gotas de aceite los lomos de merluza. Salpimienta.
- Emplatado: Coloca en el fondo del plato un lecho de meloso oscuro de piñones, sobre el mismo el lomo de merluza y un par de cucharadas del majado por encima.
NOTA
Puedes combinar el meloso con cualquier otro pescado, también con calamar a la plancha o chipirones. Si quieres, añade al meloso un poco de queso curado rallado o parmesano cuando ya casi esté en su punto y remueve para que los sabores se aúnen, le da un plus de untuosidad y un toquecillo muy bueno.
MÚSICA PARA ACOMPAÑAR
Para la elaboración: Suspicious minds, Elvis Presley
Para la degustación: Walk on the wild side, Pink Turtle
VINO RECOMENDADO
Conde de Caralt rosado 13, DO Cataluña
DÓNDE COMER
Es un plato para degustar en mesa bien vestida y con la vajilla y la cristalería de las ocasiones, y compartirlo en familia, pareja o buenos amigos, donde las conversación os lleven del pasado al presente y viceversa entre risas y sin sobresaltos, más allá del hecho de recordar aquellas cosas que os unieron y aquellas otras que tal vez hoy no harías...o volverías a repetir.
QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS
Dada su ligereza y lo agradable de la compañía si las risas son frecuentes será suficiente ejercicio con disfrutarla y alargar la sobremesa. ¿Puedes imaginar mejor tarea?