Dejemos las cosas claras desde el principio. Como en casi todo en la vida, Don Usuario de Sitios Web Gratis no puede pretender tenerlo todo así como así.
El mundo de los usuarios de Internet necesita una dosis de realismo. La mayoría de los consumidores que disfrutan de acceso ilimitado a información, conexiones sociales y entretenimiento en sus dispositivos durante todo el día son ajenos al coste y a la complejidad inherente del entorno online.
A los usuarios les encanta colgar el sambenito de intrusos inoportunos a los anuncios, cuando en realidad son dichos anunciantes los que corren con el coste de la World Wide Web, es decir, de su Internet, del mío y del Wifi gratis del Starbucks.
Un estudio reciente de IAB UK calculó que la subvención virtual ascendía a cerca de 375 euros al año por cada hogar que utiliza Internet. Asimismo, cuando se ofrece la opción de pagar del propio bolsillo en vez de a través de visibilidad de anuncios, pocos consumidores están dispuestos a cambiarse a la primera opción. Según una encuesta de Censuswide para Ebuzzing, el 98% de los consumidores no está dispuesto a pagar 195 euros anuales para tener acceso a Internet sin anuncios.
La cuestión de pagar para no tener anuncios
Hace poco, Google lanzó un experimento sobre financiación alternativa de contenidos online. El programa Google Contributor ofrece a los usuarios la opción de pagar una suscripción mensual para tener acceso sin anuncios a una selecta serie de sitios web. En vez de anuncios, los usuarios reciben mensajes de agradecimiento e imágenes pixeladas. Google lo ha lanzado como una muestra de apoyo a aquellos incansables escritores y codificadores que crean los contenidos de los soportes. Si bien es otra forma de que los editores moneticen el inventario, no es como si fuera la radio pública, ya que Google se queda con una parte considerable.
No parece probable que este experimento vaya a transformar Internet. Sin embargo, quizá ayude a resaltar todo el valor que los consumidores reciben de los anuncios online. También puede que abra un debate acerca de cómo debería ser el Internet ideal. En este sentido, el consumidor quizá no quiera vivir una experiencia sin anuncios, sino simplemente una que sea más positiva.
Asegúrate de que sea relevante
La industria de la publicidad digital tiene un valor de 141 mil millones de dólares a escala mundial. Pregúntele a quien quiera en la inmensa comunidad qué funciona en el sector de la publicidad online, y le dirá que es la relevancia. El consumidor responde a los anuncios que están personalizados y que se ajustan a sus intereses, hábitos de compra, estilo de vida o incluso al tiempo que hace.
Por ello, puede que el paraíso online más realista que nos gustaría conseguir fuera uno en el que los anunciantes ofrezcan publicidad más relevante. El consumidor tendrá que aceptar que Internet tiene un coste, es decir, ver anuncios. Sin embargo, los anunciantes pueden hacer que ese coste no sea tan desagradable y, me atrevería a decir, ¿que sea útil?
No necesitamos un Internet sin anuncios o una web financiada mediante suscripciones, sino una web que se financia con publicidad relevante, que se optimiza de forma inteligente y que sea la que los consumidores realmente quieren.
No cabe duda de que es un trato justo, solamente se necesitan los datos adecuados para lograrlo.
¿Serán los datos offline, los que harán que la experiencia online valga la pena? Las cookies, la inteligencia del dispositivo, la optimización creativa dinámica (DCO por sus siglas en inglés) y la atribución avanzada, son algunos ejemplos de lo lejos que nos ha llevado la tecnología publicitaria para conseguir una experiencia más personalizada y optimizada en cuanto a anuncios online se refiere. Con todo, la mayoría de dichos objetivos se centra en comportamientos pasados, es decir, lo que el consumidor ha mirado en Internet, ha comprado o ha leído. La siguiente fase debe ser más predictiva, es decir, que mediante el uso de una amplia serie de datos fuera de línea disponibles se predecirán las necesidades del consumidor para después realizar una oferta comercial activa.
Las tarjetas de fidelidad de las empresas y otros tipos de datos offline ofrecen información completa de primera mano que se puede analizar e integrar con los datos online para crear anuncios específicos que beneficien tanto a los anunciantes, gracias a la mejora de los resultados y del uso de recursos; así como a los consumidores, por las ofertas y la información relevante.
Internet siempre tendrá un coste, y parece que los consumidores prefieren pagar con los ojos en vez de con su cartera. Si se usan los datos de una forma más inteligente, los anunciantes podrán hacer que la oferta de anuncios para garantizar el acceso a Internet sea mucho mejor para todos.
Este post fue publicado inicialmente en el blog del autor
El mundo de los usuarios de Internet necesita una dosis de realismo. La mayoría de los consumidores que disfrutan de acceso ilimitado a información, conexiones sociales y entretenimiento en sus dispositivos durante todo el día son ajenos al coste y a la complejidad inherente del entorno online.
A los usuarios les encanta colgar el sambenito de intrusos inoportunos a los anuncios, cuando en realidad son dichos anunciantes los que corren con el coste de la World Wide Web, es decir, de su Internet, del mío y del Wifi gratis del Starbucks.
Un estudio reciente de IAB UK calculó que la subvención virtual ascendía a cerca de 375 euros al año por cada hogar que utiliza Internet. Asimismo, cuando se ofrece la opción de pagar del propio bolsillo en vez de a través de visibilidad de anuncios, pocos consumidores están dispuestos a cambiarse a la primera opción. Según una encuesta de Censuswide para Ebuzzing, el 98% de los consumidores no está dispuesto a pagar 195 euros anuales para tener acceso a Internet sin anuncios.
La cuestión de pagar para no tener anuncios
Hace poco, Google lanzó un experimento sobre financiación alternativa de contenidos online. El programa Google Contributor ofrece a los usuarios la opción de pagar una suscripción mensual para tener acceso sin anuncios a una selecta serie de sitios web. En vez de anuncios, los usuarios reciben mensajes de agradecimiento e imágenes pixeladas. Google lo ha lanzado como una muestra de apoyo a aquellos incansables escritores y codificadores que crean los contenidos de los soportes. Si bien es otra forma de que los editores moneticen el inventario, no es como si fuera la radio pública, ya que Google se queda con una parte considerable.
No parece probable que este experimento vaya a transformar Internet. Sin embargo, quizá ayude a resaltar todo el valor que los consumidores reciben de los anuncios online. También puede que abra un debate acerca de cómo debería ser el Internet ideal. En este sentido, el consumidor quizá no quiera vivir una experiencia sin anuncios, sino simplemente una que sea más positiva.
Asegúrate de que sea relevante
La industria de la publicidad digital tiene un valor de 141 mil millones de dólares a escala mundial. Pregúntele a quien quiera en la inmensa comunidad qué funciona en el sector de la publicidad online, y le dirá que es la relevancia. El consumidor responde a los anuncios que están personalizados y que se ajustan a sus intereses, hábitos de compra, estilo de vida o incluso al tiempo que hace.
Por ello, puede que el paraíso online más realista que nos gustaría conseguir fuera uno en el que los anunciantes ofrezcan publicidad más relevante. El consumidor tendrá que aceptar que Internet tiene un coste, es decir, ver anuncios. Sin embargo, los anunciantes pueden hacer que ese coste no sea tan desagradable y, me atrevería a decir, ¿que sea útil?
No necesitamos un Internet sin anuncios o una web financiada mediante suscripciones, sino una web que se financia con publicidad relevante, que se optimiza de forma inteligente y que sea la que los consumidores realmente quieren.
No cabe duda de que es un trato justo, solamente se necesitan los datos adecuados para lograrlo.
¿Serán los datos offline, los que harán que la experiencia online valga la pena? Las cookies, la inteligencia del dispositivo, la optimización creativa dinámica (DCO por sus siglas en inglés) y la atribución avanzada, son algunos ejemplos de lo lejos que nos ha llevado la tecnología publicitaria para conseguir una experiencia más personalizada y optimizada en cuanto a anuncios online se refiere. Con todo, la mayoría de dichos objetivos se centra en comportamientos pasados, es decir, lo que el consumidor ha mirado en Internet, ha comprado o ha leído. La siguiente fase debe ser más predictiva, es decir, que mediante el uso de una amplia serie de datos fuera de línea disponibles se predecirán las necesidades del consumidor para después realizar una oferta comercial activa.
Las tarjetas de fidelidad de las empresas y otros tipos de datos offline ofrecen información completa de primera mano que se puede analizar e integrar con los datos online para crear anuncios específicos que beneficien tanto a los anunciantes, gracias a la mejora de los resultados y del uso de recursos; así como a los consumidores, por las ofertas y la información relevante.
Internet siempre tendrá un coste, y parece que los consumidores prefieren pagar con los ojos en vez de con su cartera. Si se usan los datos de una forma más inteligente, los anunciantes podrán hacer que la oferta de anuncios para garantizar el acceso a Internet sea mucho mejor para todos.
Este post fue publicado inicialmente en el blog del autor