Uno de los eventos más milagrosos del ser humano es tener un hijo.
Es un momento mágico y una oportunidad única presenciar un nacimiento. No quiero imaginar lo que significa para una mujer, ya sea un parto natural o una cesárea. Claramente, la posibilidad de ser mamá, dentro de tantas otras cualidades, hace que las mujeres sean muy especiales. No lo digo meramente como una descripción biológica de lo que implica la reproducción sino por lo que significa vivir un momento tan emocional y espiritual; es muy fuerte.
Ahora, si lo enfocamos de una manera amigable, uno tendería a pensar que hay 2 posibilidades para que se produzca el nacimiento:
1. La madre no "aguanta" más y su cuerpo decide dar a luz al bebé.
2. El bebé se "cansa" de estar en la panza y quiere salir a conocer el mundo.
Lo más sorprendente es que parece que los bebés son los responsables de avisar cuándo quieren "salir" o nacer. Un nuevo estudio publicado recientemente demostró que señales genéticas del feto hacen que comience el parto. Los bebés, cuando están listos, son los que deciden que van a nacer.
Este grupo de investigadores descubrió que 2 proteínas llamadas SRC-1 y SRC-2, que se producen en el pulmón de los fetos, son responsables de que se inicie el parto. Estas señales moleculares activan la contracción muscular del útero (miometrio), lo que conocemos como "contracciones", para se produzca el parto.
Los genes que tienen la información para sintetizar estas proteínas hacen que aumente la producción del surfactante, un compuesto químico parecido a un lubricante, el cual es esencial para que los pulmones de los bebés funcionen cuando nacen y no colapsen. Este proceso se conoce como "maduración pulmonar".
Por lo tanto, los bebés, cuando están en un embarazo de término (40 semanas), activan estos genes y las proteínas SRC-1 y SRC-2 que hacen que se produzca surfactante, y los pulmones, con este lubricante, ya están listos ("maduros") para poder respirar normalmente cuando nacen. A su vez, estas señales activan la "contracciones" del útero y empieza el trabajo del parto.
Al descifrar el enigma de este mecanismo normal, los investigadores y la ciencia médica en general están interesados en cómo aplicar este descubrimiento a la práctica diaria, especialmente en los bebes prematuros.
Los bebés prematuros son los que nacen antes de las 37 semanas de embarazo, y aunque en la mayoría de los casos todo anda bien, hay que saber que pueden presentarse complicaciones graves como alteraciones respiratorias (los pulmones no están "maduros"), sangrado en el cerebro, alteración en la visión y hasta parálisis cerebral.
Según las estadísticas de noviembre de 2013 de la Organización Mundial de la Salud (OMS) nacen 15 millones de bebés prematuros en el mundo, de los cuales lamentablemente muere 1 millón por las complicaciones que comentamos. Este es un tema muy serio, ya que el nacimiento prematuro es la principal causa de muerte entre los recién nacidos, y la gran mayoría (según la OMS, tres cuartas partes) son evitables.
¿Cuál es el beneficio de conocer este nuevo mecanismo? Nos permitirá analizar estos genes, que nos darán la información para identificar embarazos que tendrían mayor posibilidad de ser prematuros, y de esta manera desarrollar más medidas de prevención con el objetivo de salvar la vida de esos bebés.
Este es el camino que está transitando la medicina, identificar ciertos "marcadores genéticos" y, con esa información, tomar decisiones, en este caso preventivas. Hace muchos años que la medicina prioriza la prevención; está demostrado que este enfoque salva vidas y es una forma de ahorrar recursos económicos en los sistemas de salud públicos, privados y mixtos del mundo.
Hace poco comenzamos a vivir una nueva era denominada "prevención genética", en donde tener información de nuestros genes nos permite tomar decisiones para alimentarnos mejor, saber cómo reaccionamos a diferentes medicamentos o conocer que tenemos mayor probabilidad para desarrollar una enfermedad.
La información que nos da nuestro ADN a través del estudio de nuestros genes es algo realmente increíble. Y, en este caso, aunque parezca mentira, nos demuestra cómo los bebés regulan el timing, deciden cuándo quieren nacer.
Si te interesan estos temas, puedes leer mi nuevo libro Genética. Cómo puede cambiar nuestras vidas (Paidós).