Cuando oigo el término "madre soltera" no pienso en mi madre. Ella es una viuda. Mi padre murió de cáncer de pulmón a los 44 años. Mi madre tenía 39 años, yo dos, mi hermano cinco y mis hermanastros del primer matrimonio de mi padre tenían 15 y 18 años.
Ella nos crió en una casa llena de amor, con fotos de mi padre por las paredes, sus libros de derecho en las estanterías y la música que escucharon cuando se conocieron sonando a menudo por los altavoces. Todos deseábamos haber sido criados por los dos, como un equipo.
Deseábamos que él estuviera en las gradas junto a ella, en el avión camino de nuestras graduaciones en la universidad, o simplemente sentado en la cocina después de la cena. Pero mi madre no tuvo elección. Ella tuvo que serlo todo para nosotros.
A medida que me hago mayor y veo que mis amigos empiezan a tener hijos, cada vez me doy más cuenta de todo lo que nuestra madre hizo por nosotros. Estas son las 20 cosas que he aprendido como hija de una "madre soltera":
1. Hacer las cosas sola es maravilloso
Mi madre adora sentarse en el sofá a leer un libro y ha ido al cine sola durante toda mi vida. Yo lo intenté por primera vez cuando fui a la universidad en el extranjero y desde entonces me acostumbré a ello. A ella, al igual que a mí, le encanta estar con gente, pero también le gusta estar a solas.
2. Valora tu independencia
Ver a mi madre cuidar de nuestra familia sola me ha enseñado a valorar infinitamente mi educación, mi carrera y mi valía. No dependo de otras personas para cuidar de mí, aunque eso también lo aprecio.
3. Elige a tu pareja minuciosamente
He comprobado de primera mano lo difícil que es criar a un hijo sola. Crecí pensando en las maneras en las que tener el amor, el apoyo y los consejos de mi padre habría ayudado a mi madre. Ella no tenía ningún aliado en casa. Éramos niños traviesos. Yo quiero formar una familia con alguien que me ayude y me ame.
4. Las cosas malas también pueden pasar a las buenas personas
Crecimos en una familia que hablaba mucho de nuestro padre. Mi madre contó tantas historias sobre nuestro padre que sabíamos cuáles eran sus mejores y peores cualidades. Yo sabía qué discos le gustaban (Paul Simon) y qué bebida alcohólica pedía (un coctel Ruso Blanco). Él era joven cuando murió, crecimos teniendo siempre muy presente que la vida puede cambiar en cualquier momento y de manera inesperada.
5. Vive la vida al máximo
La lección más importante que mi madre nos enseñó es vivir una vida plena y apasionante. No espero a que las cosas pasen con el tiempo. Ella nos anima a ser apasionados, a amar profundamente y a disfrutar de cada día, como nuestro padre hizo.
6. Ríe a menudo
Incluso si eso significa dejar que tu hijo de cuatro años te pinte la cara en Club Med.
7. Pon las fotografías a buen recaudo
Mi fotografía preferida de mi padre es una en la que me está enseñando a construir un castillo de arena y yo parezco totalmente desconcertada. Mi padre llevaba las gafas para leer y una camiseta en la que ponía "Cállate y baila".
Crecí rodeada de álbumes de fotos y los miraba todo el tiempo, con mi familia o sola. Me encantaban las fotos en las que salían mi madre y mi padre casándose bajo el árbol de nuestro patio trasero, y en las que yo estaba cuando era un bebé en la cama con él durante la recuperación de la quimio.
Hay fotos de las vacaciones familiares y también de las guerras de agua en el lago. Mi hermano y yo todavía nos reímos de una foto de él con una boina de rayas. Nuestras fotos son la primera cosa que meto y saco de la maleta cuando me mudo. Justo antes de morir, mi abuela me confío las fotos de su niñez, y a día de hoy todavía las tengo a buen recaudo.
8. Crea siempre nuevos recuerdos
La ausencia de mi padre siempre marcará a nuestra familia. Pero mi madre ama la vida. Ella aboga por conocer gente nueva, ver nuevos países, probar cosas nuevas y siempre crecer como personas. Me fui muy lejos cuando fui a la universidad, e incluso más lejos cuando me fui a estudiar al extranjero. He viajado a muchos países y siempre he vuelto con nuevos recuerdos y, por supuesto, nuevas fotos.
9. Las mujeres somos tan competentes como los hombres
Pero eso no quiere decir que no puedas tener el número de un fontanero, un pintor o un manitas en tu teléfono.
10. Tu familia es tu mayor apoyo
Cuando era muy joven, pensaba que mi madre dejaba de existir cuando no estábamos con ella, pero los fines de semana que nos quedábamos con nuestros abuelos probablemente fueran descansos que ella necesitaba y agradecía. Nuestros abuelos nos dieron un segundo hogar en el que nos sentíamos queridos, completos y sentíamos que nos apoyaban.
11. Tus hermanos son tus mejores aliados
Mi madre no vivirá siempre, pero ella dice que siempre tendré un vínculo fuerte con mis hermanos. Si alguna vez existe la posibilidad de que mi hermano y yo hagamos algo divertido juntos, ella nos anima a que vayamos nosotros dos solos. Lo hace por la familia, para que nuestro vínculo de hermanos siga siendo fuerte.
12. Estate al aire libre y descalza todo lo que puedas
Ella siempre tenía mil cosas que hacer en casa después del trabajo o durante los fines de semana, así que nosotros disfrutábamos al aire libre del sol de California, jugando en la hierba y ensuciándonos los pies.
13. Pide ayuda.
Mi madre era capaz de hacer en un día más cosas que la mayoría de la gente que conozco. Pero no puede estar en dos sitios a la vez así que, conforme nos íbamos haciendo mayores, si necesitaba ayuda, la pedía.
Algunas veces, nuestro entrenador de baloncesto nos llevaba a casa después del entrenamiento o yo me quedaba a dormir en casa de una amiga la noche antes de un torneo. Nuestros abuelos siempre estaban como segunda o tercera opción.
14. Cuida las amistades
La mejor amiga de mi madre es una de las mayores constantes de nuestra vida. Ella estaba en su vida antes que yo. Ahora, que ya están jubiladas y sus hijos son adultos, mi madre y su mejor amiga tienen planes todos los viernes por la tarde. Nuestras familias iban de vacaciones juntas, y ellas han visto crecer a los hijos de la otra.
15. Lleva algo que te haga sentir bien
Mi madre tenía la mitad de recursos humanos que la mayoría de las familias para vestirnos antes del colegio, preparar nuestras comidas y planificar las vacaciones. Pero eso nunca le impidió dejar que nos expresáramos a través de la moda. Y se lo agradezco.
16. "No" normalmente es "no"
Había más niños que padres en la casa. Cuando mi madre hacía un plan, siempre lo seguía y nosotros, por lo general, le hacíamos caso.
17. "No" no siempre es "no"
Aprendimos a llegar a acuerdos y a negociar, puesto que teníamos que hablarlo directamente con ella, no había otro padre a quien pudiéramos contarle nuestro caso.
18. Comparte las responsabilidades
Cuando había que llevar al perro al veterinario, nosotros lo llevábamos; lo hicimos en cuanto fuimos lo suficientemente altos. Compramos un cachorro cuando yo tenía 12 años, lo llamé Shadow, lo llevé al centro de adiestramiento canino y lo paseaba.
Probablemente también hubiéramos tenido que hacer esas cosas de todas formas aunque papá viviera, pero había una persona menos en la casa para ayudar con las responsabilidades familiares.
19. Los perros pueden llenar una casa de alegría
Mientras crecíamos, nunca hubo un momento en el que no tuviéramos un perro. Llevaba trabajo cuidarlos pero también hacían de nuestra casa un hogar.
20. Criar hijos sola es el trabajo más duro del mundo. Y nadie es perfecto
Y tampoco lo es mi madre. Nuestras vidas habrían sido diferentes con dos padres. Pero eso no quiere decir que hubieran sido mejores. De ella aprendí la tristeza y la frustración. Pero también aprendí la alegría, la determinación, la pasión, la gratitud y el amor. Mucho amor.
Este blog se publicó originalmente en la sección de Mujeres de la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por María Ulzurrun.