Por fin The Huffington Post inaugura su edición en lengua árabe. Tengo confianza en que supondrá valor añadido y calidad para los lectores árabes entre todo el vasto mar de sitios de internet, blogs y medios sociales que ocupan el universo de las noticias árabes.
Durante mis últimos tres años de gestión en Al Jazeera, daba vueltas con preocupación al reto crítico que se plantea para los medios tradicionales ante lo que nosotros solíamos llamar new media. Aunque hoy las facetas de estos nuevos medios son múltiples, se caracterizan sobre todo por la interacción rápida y flexible y por un menor coste en su producción, en comparación con los de los medios de comunicación tradicionales. Estas ventajas han acentuado el atractivo de los nuevos medios para un gran espectro del público, en particular el más joven.
No me encontraba sólo en mi preocupación sobre el impacto de los medios interactivos en los medios tradicionales, puesto que este asunto ya colmaba los debates en los foros y conferencias mundiales de los medios de comunicación. Los medios interactivos sacudieron la confianza de muchas organizaciones nuevas y sembraron el pánico en las almas de sus directores.
El modelo jerarquizado heredado de estas instituciones se volvió vulnerable, cercano al derrumbe, en vista de este nuevo modelo igualitario y participativo liberado de las ataduras de burocracias rigurosas, centralizadas y costosas. Además, el mercado de la publicidad viró rápidamente hacia Internet, lo que causó grandes pérdidas en los beneficios de las redes de televisión global y el desplazamiento de miles de trabajadores.
Al principio, los directores ejecutivos y editores veteranos recibieron a regañadientes la llegada de los nuevos medios. Solía sonreír cuando escuchaba a experimentados editores atacar a los medios interactivos tachándolos de infantiles, de moda pasajera, algo que tanto lectores como audiencia rechazarían una vez descubierta su debilidad, su superficialidad y su carencia de autenticidad y de valor profesional.
Para ser sinceros, yo estaba entusiasmado con los medios interactivos y los percibía como una progresión natural que no haría sino fortalecerse y continuar ganando relevancia. Lo que más me atraía era el hecho de sentir que nos encontrábamos ante un movimiento imparable que crearía oportunidades para que las personas normales produjeran noticias. Este movimiento reforzaría la participación democrática en los medios y derribaría los monopolios de prensa corporativa que sólo buscan dinero e influencia.
Sin embargo, también supe ver las limitaciones innatas que los medios interactivos tienen por su propia naturaleza, entre las que destacan la ausencia de prioridades editoriales, la diseminación de noticias incorrectas y la incapacidad de muchos medios para contextualizar los acontecimientos. Entonces decidí desarrollar el concepto de integral media, que gira en torno a una combinación de los mejores elementos de los medios interactivos -participación, descentralización, velocidad y variedad- con las mejores características de los medios tradicionales -claridad, prioridades editoriales, profesionalidad y contextualización de las noticias-.
Asistí a un seminario sobre los desafíos a los que se enfrentaba el periodismo tradicional en una conferencia en 2012, donde conocí a Arianna Huffington, cofundadora y editora en jefe de The Huffington Post. Vimos que compartíamos muchas ideas y valores, puesto que The Huffington Post llevaba mucho tiempo defendiendo los valores de los medios de comunicación, al combinar los interactivos con los tradicionales. La creación de su sitio web se distingue por ser un producto de Internet -en lugar de haber emergido como complemento de una organización de medios tradicionales- que se desarrolló en el corazón de este nuevo fenómeno mediático, con una forma y un contenido que emanaba del espíritu de participación pública en los medios.
Cuando Arianna me habló sobre la estrategia de alcance global de su sitio web para ofrecer contenido en diferentes idiomas, contemplé en su enfoque el instrumento que me permitiría cumplir mi ansiada aspiración: que personas de todo el mundo hablaran entre sí en el marco de una fe compartida en la diversidad social y cultural, donde cada nación contribuiría con sus propias experiencias y valores. Dentro de este marco, todos habremos de entender las civilizaciones humanas como ríos singulares que fluyen hacia un mar de colectividad humana, ya que esta diversidad es la que impide que caigamos en la trampa de la unilateralidad política y cultural.
Durante mis reuniones en las salas de redacción del Huffington Post en Washington y Nueva York, así como con los editores de las ediciones HuffPost en muchísimos idiomas repartidos por el globo, sentí que somos parte de un proyecto que apoya los principios de los medios integrados. Y de esta forma, a través del equilibrio de ventajas derivadas de los medios interactivos y tradicionales, hemos conseguido que zarpe el proyecto del Huffington Post Arabi.
The Huffington Post Arabi se introduce en el Mundo Árabe rodeado de circunstancias tremendamente complejas, en un momento de transición acompañado de estallidos de emoción, tensión y confrontación. A pesar de que el Mundo Árabe de hoy no es el sueño al que aspiran los árabes, en particular los jóvenes, la esperanza sigue viva en este periodo de incertidumbre. No debemos rasgar el tejido de nuestras sociedades y sembrar la desesperanza en los corazones de nuestros jóvenes, ni contagiarles la frustración de ceder ante esta prolongada situación. Al contrario, debemos afrontar hoy las realidades de esta transición y levantar la mirada hacia el futuro.
Esta web aspira a servir como ventana hacia ese futuro, una vía que dé fuerza a la esperanza en los corazones del sector más prometedor de la sociedad árabe: la juventud. Para llegar a ello, la web será un lugar de intercambio libre y equitativo de opiniones e ideas, un lugar sin cabida para la exclusión ni la polarización.
Los medios árabes necesitan urgentemente una buena dosis de diversidad y credibilidad. Nosotros nos encomendamos a esos principios a través de nuestras políticas editoriales, elaboradas por un equipo de profesionales de una gran diversidad, tanto por su origen como por sus experiencias vitales y profesionales. Una visión básica nos reúne a todos: emplazamos a las personas en el corazón de nuestra política editorial y no nos inclinamos ante la presencia del poder a expensas de las mayorías. Abrimos nuestras puertas a todos aquellos que deseen participar en la realización de esta visión, invitando a un amplio espectro de intelectuales, activistas políticos y periodistas a escribir en nuestra web para compartir sus opiniones, para crear un diálogo árabe riguroso y constructivo.
The Huffington Post Arabi no es sólo un sitio web, sino una fuente de historias de diversidad social, personal y científica, así como un portal hacia el medio global, ya que se pronuncia como la última edición de The Huffington Post en una red de 13 ediciones internacionales, cada una de las cuales intercambia diferentes perspectivas e información. En este feliz momento de la inauguración del Huffington Post Arabi, espero sinceramente que abramos los ojos a nuevos horizontes. Confío en que podamos edificar este proyecto juntos, codo con codo con nuestro público árabe y que, de esta forma, abramos una ventana a la comunicación, la esperanza y a contenidos fascinantes y de calidad.
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Este post fue publicado originalmente en la edición del 'Huffington Post Arabi' y ha sido traducido del inglés por Diego Jurado Moruno
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Durante mis últimos tres años de gestión en Al Jazeera, daba vueltas con preocupación al reto crítico que se plantea para los medios tradicionales ante lo que nosotros solíamos llamar new media. Aunque hoy las facetas de estos nuevos medios son múltiples, se caracterizan sobre todo por la interacción rápida y flexible y por un menor coste en su producción, en comparación con los de los medios de comunicación tradicionales. Estas ventajas han acentuado el atractivo de los nuevos medios para un gran espectro del público, en particular el más joven.
No me encontraba sólo en mi preocupación sobre el impacto de los medios interactivos en los medios tradicionales, puesto que este asunto ya colmaba los debates en los foros y conferencias mundiales de los medios de comunicación. Los medios interactivos sacudieron la confianza de muchas organizaciones nuevas y sembraron el pánico en las almas de sus directores.
El modelo jerarquizado heredado de estas instituciones se volvió vulnerable, cercano al derrumbe, en vista de este nuevo modelo igualitario y participativo liberado de las ataduras de burocracias rigurosas, centralizadas y costosas. Además, el mercado de la publicidad viró rápidamente hacia Internet, lo que causó grandes pérdidas en los beneficios de las redes de televisión global y el desplazamiento de miles de trabajadores.
Al principio, los directores ejecutivos y editores veteranos recibieron a regañadientes la llegada de los nuevos medios. Solía sonreír cuando escuchaba a experimentados editores atacar a los medios interactivos tachándolos de infantiles, de moda pasajera, algo que tanto lectores como audiencia rechazarían una vez descubierta su debilidad, su superficialidad y su carencia de autenticidad y de valor profesional.
Para ser sinceros, yo estaba entusiasmado con los medios interactivos y los percibía como una progresión natural que no haría sino fortalecerse y continuar ganando relevancia. Lo que más me atraía era el hecho de sentir que nos encontrábamos ante un movimiento imparable que crearía oportunidades para que las personas normales produjeran noticias. Este movimiento reforzaría la participación democrática en los medios y derribaría los monopolios de prensa corporativa que sólo buscan dinero e influencia.
Sin embargo, también supe ver las limitaciones innatas que los medios interactivos tienen por su propia naturaleza, entre las que destacan la ausencia de prioridades editoriales, la diseminación de noticias incorrectas y la incapacidad de muchos medios para contextualizar los acontecimientos. Entonces decidí desarrollar el concepto de integral media, que gira en torno a una combinación de los mejores elementos de los medios interactivos -participación, descentralización, velocidad y variedad- con las mejores características de los medios tradicionales -claridad, prioridades editoriales, profesionalidad y contextualización de las noticias-.
Asistí a un seminario sobre los desafíos a los que se enfrentaba el periodismo tradicional en una conferencia en 2012, donde conocí a Arianna Huffington, cofundadora y editora en jefe de The Huffington Post. Vimos que compartíamos muchas ideas y valores, puesto que The Huffington Post llevaba mucho tiempo defendiendo los valores de los medios de comunicación, al combinar los interactivos con los tradicionales. La creación de su sitio web se distingue por ser un producto de Internet -en lugar de haber emergido como complemento de una organización de medios tradicionales- que se desarrolló en el corazón de este nuevo fenómeno mediático, con una forma y un contenido que emanaba del espíritu de participación pública en los medios.
Cuando Arianna me habló sobre la estrategia de alcance global de su sitio web para ofrecer contenido en diferentes idiomas, contemplé en su enfoque el instrumento que me permitiría cumplir mi ansiada aspiración: que personas de todo el mundo hablaran entre sí en el marco de una fe compartida en la diversidad social y cultural, donde cada nación contribuiría con sus propias experiencias y valores. Dentro de este marco, todos habremos de entender las civilizaciones humanas como ríos singulares que fluyen hacia un mar de colectividad humana, ya que esta diversidad es la que impide que caigamos en la trampa de la unilateralidad política y cultural.
Durante mis reuniones en las salas de redacción del Huffington Post en Washington y Nueva York, así como con los editores de las ediciones HuffPost en muchísimos idiomas repartidos por el globo, sentí que somos parte de un proyecto que apoya los principios de los medios integrados. Y de esta forma, a través del equilibrio de ventajas derivadas de los medios interactivos y tradicionales, hemos conseguido que zarpe el proyecto del Huffington Post Arabi.
The Huffington Post Arabi se introduce en el Mundo Árabe rodeado de circunstancias tremendamente complejas, en un momento de transición acompañado de estallidos de emoción, tensión y confrontación. A pesar de que el Mundo Árabe de hoy no es el sueño al que aspiran los árabes, en particular los jóvenes, la esperanza sigue viva en este periodo de incertidumbre. No debemos rasgar el tejido de nuestras sociedades y sembrar la desesperanza en los corazones de nuestros jóvenes, ni contagiarles la frustración de ceder ante esta prolongada situación. Al contrario, debemos afrontar hoy las realidades de esta transición y levantar la mirada hacia el futuro.
Esta web aspira a servir como ventana hacia ese futuro, una vía que dé fuerza a la esperanza en los corazones del sector más prometedor de la sociedad árabe: la juventud. Para llegar a ello, la web será un lugar de intercambio libre y equitativo de opiniones e ideas, un lugar sin cabida para la exclusión ni la polarización.
Los medios árabes necesitan urgentemente una buena dosis de diversidad y credibilidad. Nosotros nos encomendamos a esos principios a través de nuestras políticas editoriales, elaboradas por un equipo de profesionales de una gran diversidad, tanto por su origen como por sus experiencias vitales y profesionales. Una visión básica nos reúne a todos: emplazamos a las personas en el corazón de nuestra política editorial y no nos inclinamos ante la presencia del poder a expensas de las mayorías. Abrimos nuestras puertas a todos aquellos que deseen participar en la realización de esta visión, invitando a un amplio espectro de intelectuales, activistas políticos y periodistas a escribir en nuestra web para compartir sus opiniones, para crear un diálogo árabe riguroso y constructivo.
The Huffington Post Arabi no es sólo un sitio web, sino una fuente de historias de diversidad social, personal y científica, así como un portal hacia el medio global, ya que se pronuncia como la última edición de The Huffington Post en una red de 13 ediciones internacionales, cada una de las cuales intercambia diferentes perspectivas e información. En este feliz momento de la inauguración del Huffington Post Arabi, espero sinceramente que abramos los ojos a nuevos horizontes. Confío en que podamos edificar este proyecto juntos, codo con codo con nuestro público árabe y que, de esta forma, abramos una ventana a la comunicación, la esperanza y a contenidos fascinantes y de calidad.
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Este post fue publicado originalmente en la edición del 'Huffington Post Arabi' y ha sido traducido del inglés por Diego Jurado Moruno
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