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Por qué corro

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El 19 de julio participé en mi primer triatlón Ironman:3,8 km a nado, 180 km en bicicleta y 42 km corriendo, en ese orden. Lo completé en 15 horas 19 minutos, y nunca me había sentido mejor ni más fuerte en toda mi vida. En pocos meses cumpliré 50 años.

Cuando entreno, la gente me suele preguntar: "¿Por qué te sometes a todo este sufrimiento? ¿Por qué necesitas exigirte tanto a ti mismo?". Las personas que no hacen ejercicio no entienden la tremenda capacidad de resistencia que te ofrece el deporte. Entrenar para una carrera del tipo del triatlón Ironman exige la dedicación coordinada de todo tu ser y tus energías al completo, tanto física como mental, emocional y espiritualmente. Cuando algo así sucede, no hay dolor que valga. Sólo hay éxtasis.

Había planeado competir en esta carrera como forma de celebrar mi quincuagésimo cumpleaños. Estoy feliz de poder haberla completado y agradezco todo el apoyo y el afecto que he recibido a raudales, en especial a través de los medios sociales. La atención que ha recibido el acontecimiento va más allá de lo que podría haber imaginado.

Para aquellos que estén interesados, este es quizás el momento apropiado para relatar mi vida como corredor y mi viaje hacia el fitness, la salud, la buena forma física y la adicción al placer de buscar retos cada vez mayores, y afrontarlos. Aprovecharé también para hablar del trabajo que hemos estado realizando para intentar inspirar a las personas para que se animen a correr y hacer ejercicio de forma regular.

Cinco horas de piscina

Mi familia se mudó de Inglaterra a Bombay cuando tenía siete años. Vivíamos en Shivaji Park, cerca de la Piscina Olímpica Homenaje a Mahatma Gandhi. Fue allí donde empecé a nadar, cuando tenía diez años. Ese mismo año, gané una medalla de plata en el campeonato nacional en mi grupo de edad, ¡y acabé enganchado!

milind soman

Cuando tenía 13 años, estaba asentada en mi familia, como en todos los hogares hindúes, la convicción de que debía centrarme más en los estudios y dejar de hacer deporte. Por suerte, mi madre era de la opinión de que la natación era buena para mí y que no había ninguna razón por la que debía abandonarla. Gracias a su apoyo, pude continuar nadando a nivel de competición hasta que cumplí 23 años. Mi ritmo en natación era intenso, de 3 a 5 horas al día, cinco días a la semana. A día de hoy, después de tantos años, me doy cuenta de que el apoyo y el ánimo que recibí de mi madre fueron el mayor regalo que podría haber recibido nunca porque, gracias a eso, me he convertido en la persona que soy ahora.

Made In India

El cuerpo que ves en el videoclip Made In India es todo gracias a la natación. Y fue de esta forma que conocí, en una India en la que la industria de la moda empezaba a florecer, a diseñadores de prestigio en moda hindú como Rohit Bal y Tarun Tahiliani, y empecé a trabajar como modelo, la verdad, de forma bastante fortuita.

Una vez despegó mi carrera como modelo y actor, empecé a viajar muchísimo y no tenía tiempo para nadar o hacer ningún tipo de ejercicio regular. La vida como actor -y esto es algo difícil de imaginar para las personas que no trabajan en el cine- conlleva mucho tiempo de espera. Diría que un 80% de tu tiempo se va esperando en los platós de cine a que se termine el trabajo.

Provengo de una familia que no fomenta el hábito de beber té o café, así que nunca desarrollé esa costumbre. No obstante, en los sets de rodaje empecé a beber té porque, claro, cuando no haces más que esperar eternamente y hay un suministro constante de té circulando a tu alrededor, ¿qué opción te queda? A veces bebía hasta 30 tazas de té al día. Y recuerda que cada taza de té incluye al menos dos cucharadas de azúcar.

Otro hábito que me cazó en los interminables momentos de espera fue el de fumar. Nunca compraba tabaco, pero aun así siempre había alguien encendiendo alguno, así que era muy fácil coger un cigarrillo. A menudo llegaba a fumar 30 cigarrillos al día. Es un hábito duro de abandonar.

Correr en la India

Me salvó la Maratón de Bombay. En 2004 se celebró la primera maratón en Bombay. Siempre he tenido en mi cabeza la idea de que una persona debe correr al menos una maratón en su vida. Así que me preparé durante unos tres meses y corrí media maratón ese año, casi sin comprometerme demasiado. No estaba preparado para lo que sucedió aquel día, pero me enganché a correr y, después de una lucha de tres años, fui capaz de dejar de fumar.

Así que corrí la Maratón de Bombay todos los años después de aquella primera. En 2009, después de cinco años corriendo la media maratón, pasé a correr una maratón completa: 42 kilómetros. La completé en 4 horas y 50 minutos.

Por entonces, recibí cierta atención pública por el hecho de haber corrido una maratón entera. Pocos meses más tarde, la cadena de televisión NDTV contactó conmigo para decirme que estaban organizando una maratón ecologista en favor de una sensibilización medioambiental, una Greenathon, para pedirme si podría participar. Habían conseguido reunir dinero para una gran causa, así que estaba encantado de hacerlo. Aquel año, corrí 60 km en 24 horas. La emoción era palpable.

milind soman

Desde entonces, cada año repetirían la maratón y entre todos seguiríamos forzando nuestros límites. En 2010, corrí 100 km en 24 horas. En 2011 pedí que me dieran dos semanas para correr desde Ahmedabad a Bombay (eso son 550 km). En 2012, decidí correr desde Nueva Delhi hasta Bombay -1.500 km- en un mes.

Este último supuso un reto formidable. Corríamos una media de 50 km cada día. Cuando íbamos por el día número 18, me encontraba mentalmente exhausto.

Un esfuerzo de este tipo consiste básicamente en un ejercicio de conquista de tu propia mente. El cuerpo es un esclavo. Hará todo lo que tu mente quiera. Por supuesto que el cuerpo debe tener los medios -fuerza y alimento- bien satisfechos, aunque si no dominas tu mente, el cuerpo no podrá siquiera acercarse a desarrollar su potencial.

Al final conseguí superar mis obstáculos y recorrimos juntos la distancia propuesta en los 30 días, manteniendo el ritmo de los cincuenta kilómetros diarios. No se trataba únicamente de que yo completara la tarea. El objetivo era inspirar con el ejemplo, demostrar que cualquiera, con la voluntad apropiada, podría hacerlo.

Pedí a varias personas que me acompañaran en el intento y se reunió un grupo que incluía nada menos que a un empleado de ferrocarriles, un operador turístico, un antiguo enfermo del corazón y una joven que trabajaba para un banco. Todos lograron consumar la prueba de forma espectacular.

Correr vestida con el sari

Aquel año empezamos a organizar el Pinkathon, una carrera sólo para mujeres. Mi idea era sencilla. Yo fui capaz de dedicarme a los deportes porque mi madre consideraba que la natación era beneficiosa. Así que, para que arraigue en la India una cultura de salud y de ejercicio habitual, nuestras mujeres deben ser conscientes de los beneficios derivados del fitness. Tienen que ser capaces de salir a correr, algo que no sucede a menudo debido a varios factores culturales.

milind soman

Ahora organizamos Pinkathon en ocho ciudades. Más de 10.000 mujeres corren en alguno de estos eventos, ya sea en las categorías de 3 km, 5 km, 10 km ó 21 km. Corren usando equipación deportiva, pero también con los vestidos típicos, el sari o el salwar kameez, o el hiyab, o cualquier atuendo que consideren apropiado y con el que se sientan cómodas.

No me gusta decirle a la gente que salga a correr ni nada por el estilo. Personalmente, no me gusta que me digan lo que tengo que hacer, e imagino que los demás deben de sentirse de la misma forma. No obstante, me hace muy feliz si, cuando corro, nado o monto en bicicleta, resulta que llamo la atención de otras personas y se animan a hacerlo también.

El camino hasta el Ironman

No había oído hablar del Ironman hasta el año pasado. Mi amigo Lihas Trivedi, que organizaba un triatlón en Ahmedabad, me invitó a que entregara los premios de la competición. La directora del evento era Kimberly Shah, una atleta profesional estadounidense casada con un miembro de la célebre familia hindú Gujarati. Ella fue quien me preguntó que por qué no intentaba competir en el Ironman.

Se ofreció a entrenarme para el triatlón y me mandó un plan con la rutina. Incluía 35 horas de entrenamiento a la semana durante 3-4 meses, sin ir más lejos. No había manera posible de que pudiera encontrar tanto tiempo.

De todas formas, no pude comenzar a ejercitarme de forma regular hasta abril de 2015 -la competición era el 19 de julio- y, para cuando empecé con el entrenamiento, sólo pude sacar 12,5 horas para ejercicio a la semana.

milind soman

No tenía problemas con correr y nadar largas distancias, pero nunca había practicado nada de ciclismo e incluso ahora me sigue resultando incómodo. Las normas del Ironman exigen que las etapas de natación y ciclismo deben completarse en diez horas.

Durante el entrenamiento, no era capaz de hacer 180 km de bici en menos de ocho, así que me quedaba un margen bastante estrecho. Además, si te encuentras con un pinchazo o un fallo mecánico en tu bicicleta, tienes que arreglarlo tú mismo.

Probé a arreglar un pinchazo, algo que consiste básicamente en cambiar la cámara, y tardé 15 minutos. Dos pinchazos y sería mi fin en el triatlón. El día de la competición, logré terminar la etapa en 7 horas y 45 minutos (tuve mucha suerte de no pinchar).

Ahora que he conseguido superar algo así, se ha producido un cambio en mi estilo de vida. Mi objetivo en los entrenamientos es conseguir hacer un Ironman en cualquier momento. Hago esto porque me encanta lo que me hace sentir. Para mí, el fitness significa libertad. Las personas creen que el fitness significa dejar de comer esto o dejar de hacer lo otro. En mi caso, hacer ejercicio es una liberación.

Qué comer

Nunca he seguido una dieta. Lo único que evito comer es azúcar refinado. Por lo que he leído, entiendo que el azúcar refinado es terrible para la salud, es veneno. Vigilo mi ingesta de comida no vegetariana, pero me encanta comer pescado y carne. Los habitantes de Maharastra comemos mucha mantequilla y ghee, un tipo de mantequilla de la India. De hecho, me encanta el sabor del ghee y lo tomo prácticamente con cada comida.

Para los que quieran comenzar a correr, mi consejo es que se lo tomen con calma y vayan despacio. Hay que ser paciente con uno mismo, explorar cómo responde el cuerpo, aprender a escucharlo. Me costó cinco años pasar de correr medias maratones a maratones completas.

Ahora hay muchas personas que están comenzando a correr y eso es maravilloso, pero muchos se están presionando demasiado; algunos, por ejemplo, intentan correr una maratón... ¡el mismo año que han empezado a correr! Hay que ir con calma. En especial, para los de mediana edad puede costar más trabajo que el cuerpo se acostumbre a ese tipo de actividad intensa.

El deporte de resistencia nos enseña una cosa: que si te esfuerzas en algo que te apasiona, con paciencia, constancia y concentración, no sólo conseguirás aquello que quieres, sino que cada momento que vivas será un momento que disfrutarás viviendo.

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Este post fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Diego Jurado Moruno


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