Internet ya se ha convertido en la infraestructura más importante del mundo. Y esto es solo el principio. Pronto también será la infraestructura más importante de todas.
Las aerolíneas, los buques portacontenedores, los agarres de fuerza, las redes de telecomunicaciones, todas estas infraestructuras son cada vez más dependientes de un Internet global, estable, seguro y abierto. Por ello, no sorprende que las cuestiones sobre la gobernanza de la red mundial sean cada vez más importantes y controvertidas.
Hasta ahora, la gobernanza de la red ha sido una biosfera de instituciones formales e informales en la que las múltiples partes interesadas tenían capacidad de decidir pero ninguna tenía una influencia dominante. Sin embargo, la dinámica de su desarrollo no habría sido posible sin el papel de la comunidad tecnológica. Se da la circunstancia de que, en gran medida, esta comunidad tecnológica es estadounidense, y esto, junto a la existencia del poder residual del Gobierno de Estados Unidos, ha dado lugar a que las potencias mundiales emergentes exijan un sistema más equitativo.
Esto parece justo, y de hecho, ya están trabajando para conseguirlo. El Gobierno de Estados Unidos ha declarado que está dispuesto a entregar sus poderes residuales, pero no a un organismo que podría ser controlado por otros Estados. De hecho, ya en otros ámbitos de la gobernanza se debate cómo esta puede ser más inclusiva a nivel mundial.
Algunas potencias, a menudo una combinación de China, Rusia, India, Irán y Arabia Saudí, han estado presionando agresivamente para que todas estas cuestiones puedan ser asumidas por las instituciones multilaterales de la ONU. Para algunas, el motivo ha sido obviamente la preocupación por su propia seguridad nacional. Entre estas, la más importante es China, que cuenta el que probablemente sea el sistema de vigilancia y de bloqueo más avanzado del mundo, y con alguna de las compañías de internet que más rápido crecen del mundo, y cuyo futuro desarrollo económico y político está cada vez más conectado a las cuestiones de la red.
Por ello, no sorprende que uno de los así llamados "principales pequeños grupos", que son los verdaderos centros de la política en China, se dedique a la red y esté dirigido por el propio Xi Jinping. Solo en los Estados Unidos vemos que estas cuestiones atraigan atención de tan alto nivel.
Como estos temas atraen cada vez más atención, la evolución del debate mundial es obviamente de gran importancia. También es de primordial importancia lo que ha sucedido en los últimos meses en la India, puesto que se ha empezado un cambio de rumbo y se habla ya de las virtudes del llamado modelo de las múltiples partes interesadas, en contraste con el modelo multilateral que primaba antes.
Esto será de gran importancia el año que viene. China dirigirá el G20 durante el 2016, y está destinado a usar su presidencia para influir en estos temas, mientras que la India será el anfitrión de la próxima cumbre de los países BRICS que tendrá lugar el año que viene. Tal vez la batalla clave se libre entre los BRICS. Rusia tiene una postura clara, impulsada por cuestiones de seguridad, China también, aunque puede que las consideraciones económicas la impulsen una dirección ligeramente diferente, mientras que Brasil, y ahora también la India, tienden hacia una evolución del actual modelo más abierto y dinámico.
Para entonces ya sabremos si Estados Unidos realmente entregará sus poderes residuales. En realidad, nunca los han usado, sino que funcionan como una medida de último recurso en caso de que toda la biosfera de la gobernanza empiece a desmoronarse.
Como último recurso y solo como tal, los poderes residuales son importantes, y por supuesto es de importancia mundial que tales poderes continúen existiendo. Los Estados Unidos están en lo correcto al insistir en ello. Pero en caso de que otras cuestiones provocaran que los EEUU cambiara de posición en estos temas, esto favorecería a los países que quieren que todo quede bajo el paraguas de la ONU o de algún organismo similar, que podría acabar siendo controlado por coaliciones de países con objetivos muy diferentes.
Hay mucho en juego. El actual modelo, abierto y dinámico, ha hecho posible el desarrollo revolucionario de la red con sus inmensos beneficios para los individuos y las sociedades de todo el mundo.
Pero ahora la red será todavía más importante. Ya se llame Sociedad de la Red, Internet de las cosas, Internet Plus, Industria 4.0 o cualquier otra cosa, existe el reconocimiento de que estamos entrando en un nueva, y más importante, fase de la evolución de la red y de su importancia para nuestras sociedades.
Es probable que dentro de media década el 90% de la población mundial esté cubierta por redes inalámbricas de mayor capacidad que las que tenemos hoy en día en la mayoría de los EEUU y Europa. Y es muy probable que el 90% de los jóvenes de todo el mundo tengan un dispositivo inteligente para conectarse a todas las redes globales.
Decir que las cuestiones de gobernanza son importantes es el eufemismo del día.
Este artículo fue publicado originalmente en The World Post y ha sido traducido del inglés por María Ulzurrun.
Las aerolíneas, los buques portacontenedores, los agarres de fuerza, las redes de telecomunicaciones, todas estas infraestructuras son cada vez más dependientes de un Internet global, estable, seguro y abierto. Por ello, no sorprende que las cuestiones sobre la gobernanza de la red mundial sean cada vez más importantes y controvertidas.
Hasta ahora, la gobernanza de la red ha sido una biosfera de instituciones formales e informales en la que las múltiples partes interesadas tenían capacidad de decidir pero ninguna tenía una influencia dominante. Sin embargo, la dinámica de su desarrollo no habría sido posible sin el papel de la comunidad tecnológica. Se da la circunstancia de que, en gran medida, esta comunidad tecnológica es estadounidense, y esto, junto a la existencia del poder residual del Gobierno de Estados Unidos, ha dado lugar a que las potencias mundiales emergentes exijan un sistema más equitativo.
Esto parece justo, y de hecho, ya están trabajando para conseguirlo. El Gobierno de Estados Unidos ha declarado que está dispuesto a entregar sus poderes residuales, pero no a un organismo que podría ser controlado por otros Estados. De hecho, ya en otros ámbitos de la gobernanza se debate cómo esta puede ser más inclusiva a nivel mundial.
Algunas potencias, a menudo una combinación de China, Rusia, India, Irán y Arabia Saudí, han estado presionando agresivamente para que todas estas cuestiones puedan ser asumidas por las instituciones multilaterales de la ONU. Para algunas, el motivo ha sido obviamente la preocupación por su propia seguridad nacional. Entre estas, la más importante es China, que cuenta el que probablemente sea el sistema de vigilancia y de bloqueo más avanzado del mundo, y con alguna de las compañías de internet que más rápido crecen del mundo, y cuyo futuro desarrollo económico y político está cada vez más conectado a las cuestiones de la red.
Por ello, no sorprende que uno de los así llamados "principales pequeños grupos", que son los verdaderos centros de la política en China, se dedique a la red y esté dirigido por el propio Xi Jinping. Solo en los Estados Unidos vemos que estas cuestiones atraigan atención de tan alto nivel.
Como estos temas atraen cada vez más atención, la evolución del debate mundial es obviamente de gran importancia. También es de primordial importancia lo que ha sucedido en los últimos meses en la India, puesto que se ha empezado un cambio de rumbo y se habla ya de las virtudes del llamado modelo de las múltiples partes interesadas, en contraste con el modelo multilateral que primaba antes.
Esto será de gran importancia el año que viene. China dirigirá el G20 durante el 2016, y está destinado a usar su presidencia para influir en estos temas, mientras que la India será el anfitrión de la próxima cumbre de los países BRICS que tendrá lugar el año que viene. Tal vez la batalla clave se libre entre los BRICS. Rusia tiene una postura clara, impulsada por cuestiones de seguridad, China también, aunque puede que las consideraciones económicas la impulsen una dirección ligeramente diferente, mientras que Brasil, y ahora también la India, tienden hacia una evolución del actual modelo más abierto y dinámico.
Para entonces ya sabremos si Estados Unidos realmente entregará sus poderes residuales. En realidad, nunca los han usado, sino que funcionan como una medida de último recurso en caso de que toda la biosfera de la gobernanza empiece a desmoronarse.
Como último recurso y solo como tal, los poderes residuales son importantes, y por supuesto es de importancia mundial que tales poderes continúen existiendo. Los Estados Unidos están en lo correcto al insistir en ello. Pero en caso de que otras cuestiones provocaran que los EEUU cambiara de posición en estos temas, esto favorecería a los países que quieren que todo quede bajo el paraguas de la ONU o de algún organismo similar, que podría acabar siendo controlado por coaliciones de países con objetivos muy diferentes.
Hay mucho en juego. El actual modelo, abierto y dinámico, ha hecho posible el desarrollo revolucionario de la red con sus inmensos beneficios para los individuos y las sociedades de todo el mundo.
Pero ahora la red será todavía más importante. Ya se llame Sociedad de la Red, Internet de las cosas, Internet Plus, Industria 4.0 o cualquier otra cosa, existe el reconocimiento de que estamos entrando en un nueva, y más importante, fase de la evolución de la red y de su importancia para nuestras sociedades.
Es probable que dentro de media década el 90% de la población mundial esté cubierta por redes inalámbricas de mayor capacidad que las que tenemos hoy en día en la mayoría de los EEUU y Europa. Y es muy probable que el 90% de los jóvenes de todo el mundo tengan un dispositivo inteligente para conectarse a todas las redes globales.
Decir que las cuestiones de gobernanza son importantes es el eufemismo del día.
Este artículo fue publicado originalmente en The World Post y ha sido traducido del inglés por María Ulzurrun.