Hace ahora 50 años que un grupo de periodistas pusieron en marcha una distinción a nivel continental: Coche del Año en Europa. Ya existían en varios países parecidos galardones que premiaban, a juicio de los jurados, el coche que reuniese más virtudes, entre todos aquellos que comenzasen su andadura comercial. El primer premiado fue un casi desconocido coche británico, el Rover 2000, que fuera de sus fronteras apenas tuvo éxito, pese a la importante distinción concedida.
Durante muchos años este tipo de premios, que no son exclusivos del automóvil, se han concedido con intereses comerciales, premiando al producto cuyo fabricante esté dispuesto a cumplir determinados requisitos publicitarios. Hoy estos premios se siguen concediendo y perviven también algunas prácticas dependientes. Hay incluso premios por votación popular, organizados por medios de comunicación o redes comerciales, que se conceden por las opiniones de quienes ni han probado el producto, ni tienen el menor interés en adquirirlo. Cosas del márketing. Así, se publicita el mejor vino del año, el mejor hotel del año o el mejor smartphone del año, elegidos por lectores con estupenda voluntad pero desconocedores de los productos, animados por premios entre los votantes. Así ha ocurrido también mucho tiempo en automoción y así sigue ocurriendo en algunos de estos galardones. No en todos, afortunadamente.
Entre los premios serios está sin duda el de Coche del Año en Europa, organizado por seis publicaciones de España, Francia, Alemania, Italia, Holanda, Gran Bretaña y Suecia, con un jurado de 58 miembros. Todos los años, en el primer día del Salón de Ginebra, se hace público el premio, que este año ha recaído en el Peugeot 308, por delante del BMW i3 y del Tesla S, dos vehículos eléctricos.
Peugeot 308. Foto: peugeot.es
En los 50 años de existencia del certamen, Peugeot no es de las marcas que más premios ha logrado. Precisamente el anterior serie 300 de la marca francesa, el 307 lo obtuvo en 2002 y el veterano Peugeot 405 también consiguió el ansiado título en el año 1988.
Lo cierto es que obtener este título no es garantía del éxito comercial y coches como el mencionado Rover 2000 o el Alfa Romeo 147 mucho más recientemente, obtuvieron el premio sin que el público les reconociera sus valores. En esto, los premios a los coches son como los premios cinematográficos: la taquilla tiene sus propios criterios.
El Peugeot 308 sucede al Volkswagen Golf de séptima generación que obtuvo el premio en la edición anterior. El coche alemán ha obtenido dos veces el galardón y otros dos pódiums, en un ejemplo de que a veces sí se produce la conjunción entre premio y éxito comercial. Ambos coches, el Golf y el 308, pertenecen al mismo segmento. Son coches competidores en ese concepto de coche de utilización familiar, compacto y de dimensiones muy parecidas. Y es interesante resaltar que en ambos casos estrenan una plataforma que sirve de base a muchos otros modelos de la misma marca. En el caso concreto del Peugeot, la plataforma EMP2.
La plataforma es el elemento de mayor complejidad de diseño de un automóvil. Es la estructura sobre la que posteriormente se ensamblan todos los elementos. Hasta ahora, cada modelo disponía de su propia plataforma. El grupo Volkswagen con la MQB en el año 2012 y el grupo PSA (Peugeot y Citroën) con EMP2 en 2013 han comenzado a utilizar este sistema de plataformas en módulos, que pueden adaptarse a la mayoría de los modelos y versiones. Precisamente esta EMP2 se estrenó en la planta de PSA en Vigo para el C4 Picasso.
Con esta nueva forma de diseñar y fabricar un coche se gana en muchas cosas. En coste de desarrollo y sobre todo en tiempo. Se puede poner en producción un nuevo modelo en tres años, o incluso en algo menos, frente a los 5 años que eran necesarios hasta ahora. Se ahorra peso: en el caso concreto del 308 hasta 80 kilos menos que el anterior modelo, lo que se traduce en ahorros de combustible, que en la marca cuantifican de hasta un 22 por ciento en algunas versiones. Se gana en rigidez al mejorarse los sistemas de fabricación, ensamblaje y soldadura. Y se gana en logística de elementos y en tiempos de producción. La fabricación de esta nueva generación de automóviles es un Lego de piezas intercambiables, con módulos completos prefabricados, lo que reduce ruidos y vibraciones, mejorando los ajustes y el confort de marcha.
Todas estas ventajas se aprecian en el nuevo 308 y han sido las que han determinado la decisión de los 58 jurados, que en su mayoría se han decantado por el coche francés: 22 de ellos le han otorgado la máxima puntuación.
Para los usuarios no especialmente entendidos, el 308 destaca por algunos aspectos que merece la pena resaltar. Sin entrar en cuestiones estéticas, que siempre son muy personales, lo primero que destaca del 308 es su calidad de conjunto: puertas que suenan a robustez, calidad de los materiales y ajustes perfectos. En este sentido, el salto cualitativo de la marca (de ambas marcas, Peugeot y Citroën) es más que notable y algo imprescindible si quieren competir con las marcas alemanas y japoneses, que tradicionalmente se situaban en un escalón superior. Ya no existe esta diferencia en la percepción.
Llama también la atención, en un primer golpe visual, el volante de dimensiones más pequeñas de lo usual. La verdad es que ya no se justifican los volantes de generoso tamaño de la mayoría de los coches. Volantes que incluso obligan a hacerlos planos por la parte inferior para que quepan las rodillas de un conductor de más de 1,80. Los sistemas de servoasistencia hacen innecesario ese tamaño grande y en Peugeot lo han entendido y adoptado: volante redondo y pequeño. Y de paso ponen los instrumentos más altos, para que la vista no tenga que alejarse de la carretera.
Y como tercer aspecto de primera impresión, la incorporación de muchos sistemas electrónicos, comenzando por una pantalla táctil de 7 pulgadas en la que se concentran la mayoría de los mandos: desde la calefacción a los de confort, navegación y comunicación. Entre estos últimos, una conexión a internet incorporada en la consola, como en coches de gamas superiores.
No vamos a entrar en los aspectos mecánicos, que en la página web de la marca pueden encontrar. Baste decir que hay disponibles tres motores de gasolina y dos motores diésel y sus precios oscilan entre 13.900 y 22.800 euros.
En resumen: una buena noticia que el importante Oscar a la mejor película se lo haya llevado un coche de excelente calidad y con precios muy competitivos. Que en esta ocasión, los miembros del jurado han optado por premiar opciones lógicas y razonables; coches que cualquier usuario puede comprar o al menos debe tener como opción de compra con la seguridad de adquirir un vehículo que le proporcionará todas las satisfacciones que busca.
Durante muchos años este tipo de premios, que no son exclusivos del automóvil, se han concedido con intereses comerciales, premiando al producto cuyo fabricante esté dispuesto a cumplir determinados requisitos publicitarios. Hoy estos premios se siguen concediendo y perviven también algunas prácticas dependientes. Hay incluso premios por votación popular, organizados por medios de comunicación o redes comerciales, que se conceden por las opiniones de quienes ni han probado el producto, ni tienen el menor interés en adquirirlo. Cosas del márketing. Así, se publicita el mejor vino del año, el mejor hotel del año o el mejor smartphone del año, elegidos por lectores con estupenda voluntad pero desconocedores de los productos, animados por premios entre los votantes. Así ha ocurrido también mucho tiempo en automoción y así sigue ocurriendo en algunos de estos galardones. No en todos, afortunadamente.
Entre los premios serios está sin duda el de Coche del Año en Europa, organizado por seis publicaciones de España, Francia, Alemania, Italia, Holanda, Gran Bretaña y Suecia, con un jurado de 58 miembros. Todos los años, en el primer día del Salón de Ginebra, se hace público el premio, que este año ha recaído en el Peugeot 308, por delante del BMW i3 y del Tesla S, dos vehículos eléctricos.
Peugeot 308. Foto: peugeot.es
En los 50 años de existencia del certamen, Peugeot no es de las marcas que más premios ha logrado. Precisamente el anterior serie 300 de la marca francesa, el 307 lo obtuvo en 2002 y el veterano Peugeot 405 también consiguió el ansiado título en el año 1988.
Lo cierto es que obtener este título no es garantía del éxito comercial y coches como el mencionado Rover 2000 o el Alfa Romeo 147 mucho más recientemente, obtuvieron el premio sin que el público les reconociera sus valores. En esto, los premios a los coches son como los premios cinematográficos: la taquilla tiene sus propios criterios.
El Peugeot 308 sucede al Volkswagen Golf de séptima generación que obtuvo el premio en la edición anterior. El coche alemán ha obtenido dos veces el galardón y otros dos pódiums, en un ejemplo de que a veces sí se produce la conjunción entre premio y éxito comercial. Ambos coches, el Golf y el 308, pertenecen al mismo segmento. Son coches competidores en ese concepto de coche de utilización familiar, compacto y de dimensiones muy parecidas. Y es interesante resaltar que en ambos casos estrenan una plataforma que sirve de base a muchos otros modelos de la misma marca. En el caso concreto del Peugeot, la plataforma EMP2.
La plataforma es el elemento de mayor complejidad de diseño de un automóvil. Es la estructura sobre la que posteriormente se ensamblan todos los elementos. Hasta ahora, cada modelo disponía de su propia plataforma. El grupo Volkswagen con la MQB en el año 2012 y el grupo PSA (Peugeot y Citroën) con EMP2 en 2013 han comenzado a utilizar este sistema de plataformas en módulos, que pueden adaptarse a la mayoría de los modelos y versiones. Precisamente esta EMP2 se estrenó en la planta de PSA en Vigo para el C4 Picasso.
Con esta nueva forma de diseñar y fabricar un coche se gana en muchas cosas. En coste de desarrollo y sobre todo en tiempo. Se puede poner en producción un nuevo modelo en tres años, o incluso en algo menos, frente a los 5 años que eran necesarios hasta ahora. Se ahorra peso: en el caso concreto del 308 hasta 80 kilos menos que el anterior modelo, lo que se traduce en ahorros de combustible, que en la marca cuantifican de hasta un 22 por ciento en algunas versiones. Se gana en rigidez al mejorarse los sistemas de fabricación, ensamblaje y soldadura. Y se gana en logística de elementos y en tiempos de producción. La fabricación de esta nueva generación de automóviles es un Lego de piezas intercambiables, con módulos completos prefabricados, lo que reduce ruidos y vibraciones, mejorando los ajustes y el confort de marcha.
Todas estas ventajas se aprecian en el nuevo 308 y han sido las que han determinado la decisión de los 58 jurados, que en su mayoría se han decantado por el coche francés: 22 de ellos le han otorgado la máxima puntuación.
Para los usuarios no especialmente entendidos, el 308 destaca por algunos aspectos que merece la pena resaltar. Sin entrar en cuestiones estéticas, que siempre son muy personales, lo primero que destaca del 308 es su calidad de conjunto: puertas que suenan a robustez, calidad de los materiales y ajustes perfectos. En este sentido, el salto cualitativo de la marca (de ambas marcas, Peugeot y Citroën) es más que notable y algo imprescindible si quieren competir con las marcas alemanas y japoneses, que tradicionalmente se situaban en un escalón superior. Ya no existe esta diferencia en la percepción.
Llama también la atención, en un primer golpe visual, el volante de dimensiones más pequeñas de lo usual. La verdad es que ya no se justifican los volantes de generoso tamaño de la mayoría de los coches. Volantes que incluso obligan a hacerlos planos por la parte inferior para que quepan las rodillas de un conductor de más de 1,80. Los sistemas de servoasistencia hacen innecesario ese tamaño grande y en Peugeot lo han entendido y adoptado: volante redondo y pequeño. Y de paso ponen los instrumentos más altos, para que la vista no tenga que alejarse de la carretera.
Y como tercer aspecto de primera impresión, la incorporación de muchos sistemas electrónicos, comenzando por una pantalla táctil de 7 pulgadas en la que se concentran la mayoría de los mandos: desde la calefacción a los de confort, navegación y comunicación. Entre estos últimos, una conexión a internet incorporada en la consola, como en coches de gamas superiores.
No vamos a entrar en los aspectos mecánicos, que en la página web de la marca pueden encontrar. Baste decir que hay disponibles tres motores de gasolina y dos motores diésel y sus precios oscilan entre 13.900 y 22.800 euros.
En resumen: una buena noticia que el importante Oscar a la mejor película se lo haya llevado un coche de excelente calidad y con precios muy competitivos. Que en esta ocasión, los miembros del jurado han optado por premiar opciones lógicas y razonables; coches que cualquier usuario puede comprar o al menos debe tener como opción de compra con la seguridad de adquirir un vehículo que le proporcionará todas las satisfacciones que busca.