Habitualmente nos llaman la atención los grandes hospitales. Gigantescas estructuras que concentran tecnología, profesionales y servicios sanitarios. Gozan de prestigio y de glamour, son el hogar del doctor House, el doctor Vilches y la doctora Gray, heroes y heroinas de los tiempos presentes. Lo que quizá no sepan es que la mayoría de los enfermos hospitalizados de nuestro país son internos de hospitales de una sola cama. Viven en casas donde son cuidados por su familia. Enfermos con patología mental severa, neurológica degenerativa, insuficiencias cardiacas, renales, hepáticas y un largo etcétera de procesos crónicos y complejos.
Estos minihospitales precisan la ayuda de los servicios sanitarios. Acuden a sus centros de salud en busca de asesoramiento y supervisión y al hospital de referencia cuando hay una recaida o un emperoramiento. En mi cupo de pacientes hay unas doce personas en esta situación, en el futuro habrá muchas más. Son situaciones que sobrecargan y ponen muchas veces al límite a las personas cuidadoras. Trabajamos duro con ellas para facilitar su labor, mejorar los cuidados y evitar ingresos hospitalarios. Aun así no se hace todo lo que se debiera, ¿alguien está pensando cómo ayudar mejor a estas personas?
Parece que se siguen construyendo y abriendo grandes hospitales. Si piensan que con ellos se podrán atender a todos los ciudadanos hospitalizados a domicilio se equivocan.
En estas situaciones las familias y los enfermos requieren fácil acceso a sus profesionales de referencia, para conseguir respuestas y cuidados. Los centros de salud y la Atención Primaria están diseñados para darlos. ¿Dejarán los políticos y gestores que esto suceda o seguirán quitando recursos a este nivel sobrecargándolo más?
Hace falta un debate nacional para priorizar los servicios sanitarios y su financiación. El sistema actual no prioriza lo esencial, los cimientos de la asistencia, y se está derritiendo como cera al sol.
Estos minihospitales precisan la ayuda de los servicios sanitarios. Acuden a sus centros de salud en busca de asesoramiento y supervisión y al hospital de referencia cuando hay una recaida o un emperoramiento. En mi cupo de pacientes hay unas doce personas en esta situación, en el futuro habrá muchas más. Son situaciones que sobrecargan y ponen muchas veces al límite a las personas cuidadoras. Trabajamos duro con ellas para facilitar su labor, mejorar los cuidados y evitar ingresos hospitalarios. Aun así no se hace todo lo que se debiera, ¿alguien está pensando cómo ayudar mejor a estas personas?
Parece que se siguen construyendo y abriendo grandes hospitales. Si piensan que con ellos se podrán atender a todos los ciudadanos hospitalizados a domicilio se equivocan.
En estas situaciones las familias y los enfermos requieren fácil acceso a sus profesionales de referencia, para conseguir respuestas y cuidados. Los centros de salud y la Atención Primaria están diseñados para darlos. ¿Dejarán los políticos y gestores que esto suceda o seguirán quitando recursos a este nivel sobrecargándolo más?
Hace falta un debate nacional para priorizar los servicios sanitarios y su financiación. El sistema actual no prioriza lo esencial, los cimientos de la asistencia, y se está derritiendo como cera al sol.