El guión se cumplió según lo previsto. Con una mayoría aplastante de votos, el Congreso tumbó la proposición del Parlamento de Cataluña, que pretendía la autorización de una consulta para conocer qué opinan los catalanes sobre su futuro. El trámite consiguió poner el reloj a cero, nada más: porque, o comienza pronto una negociación para abordar cambios constitucionales en el Estado de las autonomías, o la maquinaría del desafecto en Cataluña no habrá quien la pare.
Advirtió de ello Joan Herrera, portavoz de Iniciativa per Catalunya. Para una mayoría significativa de catalanes, esa negativa es contemplada como un portazo en sus propias narices. Más allá del Ebro, la convicción de que la Carta Magna permite transferir -si hubiera voluntad política- la competencia para celebrar un referéndum no vinculante, está muy extendida.
No obstante, el presidente del Gobierno, en tono conciliador y entonando un canto curioso de amor a Cataluña, lamentó que la Constitución no le permitiera atender esa petición, "que en la práctica es una pieza instrumental de un proyecto de fractura". Dicho lo cual, avanzó un paso hacia delante al sostener que la puerta para tramitar una reforma constitucional está abierta de par en par.
Precisamente, para el portavoz de CiU, Josep Antoni Duran Lleida, la Constitución de 1978 permite atender la proposición del Parlamento autonómico. Ya que en el Congreso de los Diputados reside la soberanía popular, éste tiene al alcance de su mano arbitrar nuevas reglas de juego. En su opinión, no debe interesar mucho lo que pasa en Cataluña a los diputados de la Carrera de San Jerónimo.
Lo que pasó sí interesó, y mucho, al Partido Socialista que, al igual que el PP, votó en contra de la proposición. Lo recordó Alfredo Pérez Rubalcaba. Los socialistas españoles, dijo, hemos defendido todas las decisiones que han dado a Cataluña cotas muy altas de autogobierno, sus Estatutos, su lengua. Pero esta vez, lo que toca, es revisar la Constitución para ir hacia una España federal.
Los tres parlamentarios, de CiU, ERC e Iniciativa que desde la tribuna del Congreso de los Diputados defendieron el acuerdo, no se fueron con el rabo entre las piernas. Lo dijo el convergente Jordi Turull. La intentona supone el descarte de la primera de las cinco cartas con que cuenta el Gobierno catalán "para intentar legalmente" el objetivo previsto. Ya se verá. Todos ellos dejaron claro que el camino iniciado no tiene retorno porque, subrayó la secretaria general de ERC, Marta Rovira, en las elecciones autonómicas de 2012, la celebración de un referéndum fue apoyada por el 70% de los electores.
"Pongan fecha y hora para negociarlo todo", propuso el incombustible Durán Lleida. De momento, no hay fecha ni hora para ninguna cita.
Advirtió de ello Joan Herrera, portavoz de Iniciativa per Catalunya. Para una mayoría significativa de catalanes, esa negativa es contemplada como un portazo en sus propias narices. Más allá del Ebro, la convicción de que la Carta Magna permite transferir -si hubiera voluntad política- la competencia para celebrar un referéndum no vinculante, está muy extendida.
No obstante, el presidente del Gobierno, en tono conciliador y entonando un canto curioso de amor a Cataluña, lamentó que la Constitución no le permitiera atender esa petición, "que en la práctica es una pieza instrumental de un proyecto de fractura". Dicho lo cual, avanzó un paso hacia delante al sostener que la puerta para tramitar una reforma constitucional está abierta de par en par.
Precisamente, para el portavoz de CiU, Josep Antoni Duran Lleida, la Constitución de 1978 permite atender la proposición del Parlamento autonómico. Ya que en el Congreso de los Diputados reside la soberanía popular, éste tiene al alcance de su mano arbitrar nuevas reglas de juego. En su opinión, no debe interesar mucho lo que pasa en Cataluña a los diputados de la Carrera de San Jerónimo.
Lo que pasó sí interesó, y mucho, al Partido Socialista que, al igual que el PP, votó en contra de la proposición. Lo recordó Alfredo Pérez Rubalcaba. Los socialistas españoles, dijo, hemos defendido todas las decisiones que han dado a Cataluña cotas muy altas de autogobierno, sus Estatutos, su lengua. Pero esta vez, lo que toca, es revisar la Constitución para ir hacia una España federal.
Los tres parlamentarios, de CiU, ERC e Iniciativa que desde la tribuna del Congreso de los Diputados defendieron el acuerdo, no se fueron con el rabo entre las piernas. Lo dijo el convergente Jordi Turull. La intentona supone el descarte de la primera de las cinco cartas con que cuenta el Gobierno catalán "para intentar legalmente" el objetivo previsto. Ya se verá. Todos ellos dejaron claro que el camino iniciado no tiene retorno porque, subrayó la secretaria general de ERC, Marta Rovira, en las elecciones autonómicas de 2012, la celebración de un referéndum fue apoyada por el 70% de los electores.
"Pongan fecha y hora para negociarlo todo", propuso el incombustible Durán Lleida. De momento, no hay fecha ni hora para ninguna cita.