Esta semana en Oxfam Intermón presentamos nuestra memoria anual y rendimos cuentas de lo hecho con los recursos de los que disponemos para cumplir con nuestra misión. Considero que rendir cuentas de forma transparente es un ejercicio imprescindible, siempre y más ahora donde los recursos son escasos, en un tiempo de dudas sobre las instituciones. Las organizaciones no gubernamentales debemos ser modélicas en la gestión, la auditoría y la explicación de lo que hacemos.
Al escribir sobre lo que hemos hecho, mi primera referencia es a las mujeres y hombres de cualquier edad, con y para las que trabajamos. Este primer año he visitado siete países de África y América Latina, para estar cerca de nuestros equipos, de las organizaciones locales y de la población. He podido ver las situaciones de pobreza extrema y sobrecogerme con las injusticias que sufren muchas más personas de lo que sería aceptable para la humanidad, si queremos llamarnos tal. Situaciones solo comparables con la capacidad de resistir la virulencia de las crisis y de sobreponerse y luchar ante un desalojo de tierras o frente a la violencia sexual contra las mujeres en conflictos, calles y casas. Estamos con estas personas, con sus comunidades y organizaciones, a ellas nos debemos. Los recursos que nos confían más de 200.000 socios, donantes e instituciones y toda nuestra energía los dedicamos a apoyar su voluntad de cambio, en sus vidas y en las de sus pueblos, ciudades y países. Vidas que cambian vidas.
Mi primer viaje fue a Burkina Faso, un país tranquilo, de gentes amables, que enfrentan la pobreza con determinación. El Sahel ha sufrido en los últimos 18 meses una doble emergencia humanitaria. Por un lado la gran crisis alimentaria que se desató a mediados de 2012 por esas sequías que el cambio climático acentúa y que afectó a 18 millones de personas con hambre. Por otro lado surgió el conflicto en Mali y la huida de miles de refugiados a los países vecinos como Mauritania y Burkina Faso.
Hemos respondido a ambas crisis con la mayor operación humanitaria de la historia de Oxfam Intermón, llegando a más de medio millón de personas con programas de seguridad alimentaria, agua y saneamiento. Nuestro conocimiento del terreno -llevamos décadas pisándolo e instalando capacidad de respuesta-, un buen respaldo técnico y una integración mayor con otros afiliados de Oxfam, nos ha permitido llegar a tiempo, salvar miles de vidas y sentar las bases de la recuperación. Mi mayor satisfacción fue escuchar en una encuesta que hicimos para aprender, que el 98 % de la población burkinabe con la que trabajamos opina que lo hemos hecho bien, que hemos atendido sus necesidades más acuciantes y que les estamos acompañando en la recuperación de sus capacidades y en el ejercicio de sus derechos.
En Febrero hice una visita a Marruecos, país en el que junto con organizaciones de la sociedad civil, defendemos los derechos laborales de las mujeres que trabajan en la recogida de la fresa. A los objetivos concretos del programa se suman otros que aparecen en el contacto directo y personal con cada mujer, más de 7000 ya, y que van de la falta de papeles, al maltrato en el transporte, en los campos o en las familias. Defender los derechos de las mujeres, generar alternativas económicas con ellas y promover su liderazgo en cualquier nivel, es un objetivo central de Oxfam al que queremos seguir dedicando pasión y energía en diversos países.
Las mujeres son también protagonistas de la Campaña "Crece", que pretende incidir sobre un sistema alimentario roto, generador de hambre, y que ha empezado a cosechar logros en varios países. En el Sahel promoviendo el incremento de las reservas alimentarias de las que los gobiernos disponen para enfrentar las crisis, en Perú exigiendo y logrando que se incremente la inversión en la pequeña agricultura familiar, la que asegura el alimento, en Guatemala -y en el mundo- defendiendo el derecho a la tierra de familias que han sido expulsadas de forma violenta o engañosa.
La alternativa del Comercio Justo aparece de forma natural al abordar estos desafíos. Resulta de lo más grato animarles a que sigan visitando nuestras tiendas y comprando los productos allá donde estén, como lo hacen más de 220.000 personas. A diferencia de las grandes empresas alimenticias, el café, chocolate, azúcar y otros productos alimenticios de Comercio Justo aseguran el ingreso en condiciones dignas de grupos de mujeres y hombres vulnerables y además son de una calidad inmejorable. Se lo aseguro como consumidor de varios de ellos, sobre todo de chocolate.
En España hemos mantenido nuestro trabajo de educación para una ciudadanía global en colegios ya que ahora más que nunca es necesario promover valores de justicia y solidaridad, combatiendo la indiferencia hacia la pobreza extrema, esté donde esté. Y es que la crisis ha servido de justificación para la laminación de la Cooperación al Desarrollo en nuestro país, abandonando con ello nuestras responsabilidades internacionales, programas de desarrollo que han tenido logros importantes y sobre todo a millones de personas en situaciones de hambre y pobreza extrema. Hemos llevado a cabo diversas campañas para denunciar este hecho en defensa de la solidaridad internacional, un valor para millones de personas en nuestro país que apoyan a las organizaciones que luchamos contra la pobreza en las fronteras y los extremos, como se ha demostrado estas semanas a raíz del tifón en Filipinas. Hay recursos para ello, y la "Tasa Robin Hood" a las transacciones financieras sería un buen ejemplo si se aplicara tal y como ya ha sido aprobada por once países europeos.
Esa universalidad de los derechos y la vida digna nos lleva también a no ser indiferentes con la pobreza y la exclusión creciente en nuestra sociedad, fruto de una crisis creada por unos y sufrida por otros, los más vulnerables. Hemos fortalecido nuestras alianzas y colaboraciones con organizaciones que trabajan en el estado español rompiendo el falso dilema que enfrenta a los "pobres de aquí con los de fuera". Quienes llevamos décadas volcados en esta tarea sabemos que la pobreza tiene muchos rostros y grados, aunque una parte de sus causas son parecidas. Esto es lo que mostramos en el primer informe sobre España, llamado "Crisis, desigualdad y pobreza" en el cual aportamos nuestra experiencia en las crisis de América Latina y Asia, a la española, apuntando a un incremento de la exclusión social debido a las mismas políticas injustas y equivocadas que se aplicaron en su momento en estas regiones y cuyas consecuencias son trágicamente parecidas.
En lo organizativo el año también ha sido intenso y complejo. La caída drástica de los presupuestos de cooperación de muchas administraciones públicas, un 70 % como conjunto, y las dificultades para captar más recursos privados nos ha llevado a seguir ajustando costes para preservar la máxima dedicación de nuestros recursos a los fines misionales de Oxfam Intermón. Además de otras medidas, este año hemos realizado una regulación de empleo que ha incluido la salida de una parte del equipo y la reducción del salario del resto para mantener el máximo de empleo, una decisión dura para todas y cada una de las personas del equipo. Por otro lado estamos abriendo de forma exitosa nuevas vías de captación de ingresos en instituciones europeas e internacionales ante las que hacemos valer nuestra experiencia y saber hacer.
Construir un Oxfam Internacional más influyente, innovador y global es determinante para avanzar en nuestros objetivos misionales en alianza con otras organizaciones. Seguimos dando pasos hacia una mayor integración con el resto de los afiliados de Oxfam, adoptando planes, políticas y estructuras de gestión comunes, a las que aportamos la diversidad que tenemos cada uno de los 17 miembros de Oxfam. En este marco hemos realizado adaptaciones en la marca y un cambio de nombre a Oxfam Intermón, alineándonos con el resto de la Confederación en el inicio del nombre, al tiempo que mantenemos "Intermón" como reflejo de una identidad de décadas a través de la cual miles de personas hemos podido ejercer nuestra solidaridad con quienes más sufren. El respeto a nuestra historia y fundación hace 60 años por parte de la Compañía de Jesús, se ha traducido en una relación de alianza apoyada en valores compartidos y orientada a apoyar aquellos objetivos comunes que nos unen en la lucha contra las injusticias del mundo.
La memoria de Oxfam Intermón recoge todo esto y mucho más, con información sobre nuestros programas sus logros y dificultades, campañas y actividades y nuestra situación financiera. Queremos seguir reforzando nuestra transparencia y rendición de cuentas a la sociedad, a las personas e instituciones que nos apoyan y a las poblaciones con las que trabajamos en nuestros programas.
Quiero aprovechar este escrito para agradecer abiertamente la confianza que miles de personas e instituciones depositan en Oxfam Intermón al darnos recursos, comprar nuestros productos, adherirse y difundir las campañas y causas que apoyamos, aportarnos sus ideas y compromiso. Somos conscientes de lo que les supone hacerlo y lo manejamos todo con la mayor exigencia y responsabilidad, no solo a través de una buena gestión sino buscando el mayor impacto transformador de las energías que nos inyectan.
Gracias porque sentimos su aliento cada día en nuestro ilusionante trabajo.
Al escribir sobre lo que hemos hecho, mi primera referencia es a las mujeres y hombres de cualquier edad, con y para las que trabajamos. Este primer año he visitado siete países de África y América Latina, para estar cerca de nuestros equipos, de las organizaciones locales y de la población. He podido ver las situaciones de pobreza extrema y sobrecogerme con las injusticias que sufren muchas más personas de lo que sería aceptable para la humanidad, si queremos llamarnos tal. Situaciones solo comparables con la capacidad de resistir la virulencia de las crisis y de sobreponerse y luchar ante un desalojo de tierras o frente a la violencia sexual contra las mujeres en conflictos, calles y casas. Estamos con estas personas, con sus comunidades y organizaciones, a ellas nos debemos. Los recursos que nos confían más de 200.000 socios, donantes e instituciones y toda nuestra energía los dedicamos a apoyar su voluntad de cambio, en sus vidas y en las de sus pueblos, ciudades y países. Vidas que cambian vidas.
Mi primer viaje fue a Burkina Faso, un país tranquilo, de gentes amables, que enfrentan la pobreza con determinación. El Sahel ha sufrido en los últimos 18 meses una doble emergencia humanitaria. Por un lado la gran crisis alimentaria que se desató a mediados de 2012 por esas sequías que el cambio climático acentúa y que afectó a 18 millones de personas con hambre. Por otro lado surgió el conflicto en Mali y la huida de miles de refugiados a los países vecinos como Mauritania y Burkina Faso.
Hemos respondido a ambas crisis con la mayor operación humanitaria de la historia de Oxfam Intermón, llegando a más de medio millón de personas con programas de seguridad alimentaria, agua y saneamiento. Nuestro conocimiento del terreno -llevamos décadas pisándolo e instalando capacidad de respuesta-, un buen respaldo técnico y una integración mayor con otros afiliados de Oxfam, nos ha permitido llegar a tiempo, salvar miles de vidas y sentar las bases de la recuperación. Mi mayor satisfacción fue escuchar en una encuesta que hicimos para aprender, que el 98 % de la población burkinabe con la que trabajamos opina que lo hemos hecho bien, que hemos atendido sus necesidades más acuciantes y que les estamos acompañando en la recuperación de sus capacidades y en el ejercicio de sus derechos.
En Febrero hice una visita a Marruecos, país en el que junto con organizaciones de la sociedad civil, defendemos los derechos laborales de las mujeres que trabajan en la recogida de la fresa. A los objetivos concretos del programa se suman otros que aparecen en el contacto directo y personal con cada mujer, más de 7000 ya, y que van de la falta de papeles, al maltrato en el transporte, en los campos o en las familias. Defender los derechos de las mujeres, generar alternativas económicas con ellas y promover su liderazgo en cualquier nivel, es un objetivo central de Oxfam al que queremos seguir dedicando pasión y energía en diversos países.
Las mujeres son también protagonistas de la Campaña "Crece", que pretende incidir sobre un sistema alimentario roto, generador de hambre, y que ha empezado a cosechar logros en varios países. En el Sahel promoviendo el incremento de las reservas alimentarias de las que los gobiernos disponen para enfrentar las crisis, en Perú exigiendo y logrando que se incremente la inversión en la pequeña agricultura familiar, la que asegura el alimento, en Guatemala -y en el mundo- defendiendo el derecho a la tierra de familias que han sido expulsadas de forma violenta o engañosa.
La alternativa del Comercio Justo aparece de forma natural al abordar estos desafíos. Resulta de lo más grato animarles a que sigan visitando nuestras tiendas y comprando los productos allá donde estén, como lo hacen más de 220.000 personas. A diferencia de las grandes empresas alimenticias, el café, chocolate, azúcar y otros productos alimenticios de Comercio Justo aseguran el ingreso en condiciones dignas de grupos de mujeres y hombres vulnerables y además son de una calidad inmejorable. Se lo aseguro como consumidor de varios de ellos, sobre todo de chocolate.
En España hemos mantenido nuestro trabajo de educación para una ciudadanía global en colegios ya que ahora más que nunca es necesario promover valores de justicia y solidaridad, combatiendo la indiferencia hacia la pobreza extrema, esté donde esté. Y es que la crisis ha servido de justificación para la laminación de la Cooperación al Desarrollo en nuestro país, abandonando con ello nuestras responsabilidades internacionales, programas de desarrollo que han tenido logros importantes y sobre todo a millones de personas en situaciones de hambre y pobreza extrema. Hemos llevado a cabo diversas campañas para denunciar este hecho en defensa de la solidaridad internacional, un valor para millones de personas en nuestro país que apoyan a las organizaciones que luchamos contra la pobreza en las fronteras y los extremos, como se ha demostrado estas semanas a raíz del tifón en Filipinas. Hay recursos para ello, y la "Tasa Robin Hood" a las transacciones financieras sería un buen ejemplo si se aplicara tal y como ya ha sido aprobada por once países europeos.
Esa universalidad de los derechos y la vida digna nos lleva también a no ser indiferentes con la pobreza y la exclusión creciente en nuestra sociedad, fruto de una crisis creada por unos y sufrida por otros, los más vulnerables. Hemos fortalecido nuestras alianzas y colaboraciones con organizaciones que trabajan en el estado español rompiendo el falso dilema que enfrenta a los "pobres de aquí con los de fuera". Quienes llevamos décadas volcados en esta tarea sabemos que la pobreza tiene muchos rostros y grados, aunque una parte de sus causas son parecidas. Esto es lo que mostramos en el primer informe sobre España, llamado "Crisis, desigualdad y pobreza" en el cual aportamos nuestra experiencia en las crisis de América Latina y Asia, a la española, apuntando a un incremento de la exclusión social debido a las mismas políticas injustas y equivocadas que se aplicaron en su momento en estas regiones y cuyas consecuencias son trágicamente parecidas.
En lo organizativo el año también ha sido intenso y complejo. La caída drástica de los presupuestos de cooperación de muchas administraciones públicas, un 70 % como conjunto, y las dificultades para captar más recursos privados nos ha llevado a seguir ajustando costes para preservar la máxima dedicación de nuestros recursos a los fines misionales de Oxfam Intermón. Además de otras medidas, este año hemos realizado una regulación de empleo que ha incluido la salida de una parte del equipo y la reducción del salario del resto para mantener el máximo de empleo, una decisión dura para todas y cada una de las personas del equipo. Por otro lado estamos abriendo de forma exitosa nuevas vías de captación de ingresos en instituciones europeas e internacionales ante las que hacemos valer nuestra experiencia y saber hacer.
Construir un Oxfam Internacional más influyente, innovador y global es determinante para avanzar en nuestros objetivos misionales en alianza con otras organizaciones. Seguimos dando pasos hacia una mayor integración con el resto de los afiliados de Oxfam, adoptando planes, políticas y estructuras de gestión comunes, a las que aportamos la diversidad que tenemos cada uno de los 17 miembros de Oxfam. En este marco hemos realizado adaptaciones en la marca y un cambio de nombre a Oxfam Intermón, alineándonos con el resto de la Confederación en el inicio del nombre, al tiempo que mantenemos "Intermón" como reflejo de una identidad de décadas a través de la cual miles de personas hemos podido ejercer nuestra solidaridad con quienes más sufren. El respeto a nuestra historia y fundación hace 60 años por parte de la Compañía de Jesús, se ha traducido en una relación de alianza apoyada en valores compartidos y orientada a apoyar aquellos objetivos comunes que nos unen en la lucha contra las injusticias del mundo.
La memoria de Oxfam Intermón recoge todo esto y mucho más, con información sobre nuestros programas sus logros y dificultades, campañas y actividades y nuestra situación financiera. Queremos seguir reforzando nuestra transparencia y rendición de cuentas a la sociedad, a las personas e instituciones que nos apoyan y a las poblaciones con las que trabajamos en nuestros programas.
Quiero aprovechar este escrito para agradecer abiertamente la confianza que miles de personas e instituciones depositan en Oxfam Intermón al darnos recursos, comprar nuestros productos, adherirse y difundir las campañas y causas que apoyamos, aportarnos sus ideas y compromiso. Somos conscientes de lo que les supone hacerlo y lo manejamos todo con la mayor exigencia y responsabilidad, no solo a través de una buena gestión sino buscando el mayor impacto transformador de las energías que nos inyectan.
Gracias porque sentimos su aliento cada día en nuestro ilusionante trabajo.