Dicen que las confesiones son buenas para el alma. Que al confesar, nos liberamos.
Así pues, yo confieso que últimamente he estado arruinando de forma extraordinaria e irracional la vida de mis hijos (y que lo sigo haciendo, de hecho).
Por ejemplo:
Lo sé, lo sé. Doy asco.
Pero, afortunadamente, resulta que no soy la única que da asco, porque hay niños de todo mundo que también se quejan. Así que, en honor de todas las víctimas de nuestra locura colectiva, aquí vienen:
Las 30 cosas odiosas que los padres han confesado hacer y que están ARRUINANDO la vida de sus hijos
En definitiva, los padres somos personas horribles que destruimos de forma irrevocable la vida de los pequeños que nos rodean. Debería darnos vergüenza.
En el blog Five Kids se publicó una versión anterior de este artículo. Todas las citas provienen de los comentarios de las lectoras del blog que, obviamente, son las mamás más guays del planeta.
Traducción de Marina Velasco Serrano
Así pues, yo confieso que últimamente he estado arruinando de forma extraordinaria e irracional la vida de mis hijos (y que lo sigo haciendo, de hecho).
Por ejemplo:
- Le dije a mi hijo que se duchara y su respuesta fue: "DIOS, Mamá".
- Le pedí a mi hija que abriera la puerta del garaje a su hermano y contestó: "Esto es ESTÚPIDO e INJUSTO, y ODIO A TODO EL MUNDO".
- Les dije a los pequeños que guardaran todas las piezas de LEGO en su sitio y su reacción fue tirarse por el suelo pataleando y gimiendo: "No podemos hacerlo TODO, es DEMASIADO".
Lo sé, lo sé. Doy asco.
Pero, afortunadamente, resulta que no soy la única que da asco, porque hay niños de todo mundo que también se quejan. Así que, en honor de todas las víctimas de nuestra locura colectiva, aquí vienen:
Las 30 cosas odiosas que los padres han confesado hacer y que están ARRUINANDO la vida de sus hijos
- "Le pedí a mi hijo que dejara de escupir trocitos de zanahoria por cualquier rincón de la casa". Mariah
- "Con mucha crueldad, malicia y premeditación, le quité a la niña un collar de cuentas que se había puesto por carnaval cuando la acosté en su cama". Terri
- "Le pedí a mi hija que tirara de la cadena y se lavara las manos con jabón a pesar de que eso suponía el FINAL del mundo. El FINAL". Emily
- "Dejé que mi hijo cogiera una galleta, pero no era de las buenas". Jenn
- "Se me ocurrió partir un bagel por la mitad (¡qué animal!) para que cuando mi hijo de 20 meses, sin poder evitarlo, le diera su trozo al perro, todavía pudiera comerse la otra mitad. En un ataque de pánico, intenté volver a pegarlo con queso de untar, pero ya era demasiado tarde. Fue un insulto para su inteligencia, y me avergüenzo mucho de ello". Megan
- "Le di a mi hija unas multivitaminas, a pesar de que 'su sabor es asqueroso' y le hace llorar". Annie
- "Le pedí a mi hijo de 2 años que dejara de jugar en las máquinas (a las que yo no había echado ninguna moneda) porque nos teníamos que ir para el cumpleaños de su primo a comer galletas, tarta y helado. Soy lo peor". Lauren
- "Le dije a mi hija que fuera a hacer pis si lo necesitaba, en vez de seguir jugando y mojarse los pantalones. Debería reordenar mis prioridades". Jennifer
- "Le soné la nariz a mi hijo". Kristen
- "Le dije a mi hija de 10 años que tenía que comerse una cucharada más de verduras antes del helado, a pesar de que: 'todas las verduras me hacen VOMITAR'". Sheila
- "Le pido a mis hijos (ya adolescentes) que se duchen, al menos, cada dos días. Soy demasiado exigente". Ruby
- "Mi hijo va a llamar a los Servicios de protección del menor y va a pedir una indemnización de 20.000 dólares porque tiré un cepillo de dientes que estaba hecho una pena y lo reemplacé por uno nuevo, lo cual es, claramente, maltrato infantil". Jamie
- "Le sugerí a mi hijo que se pusiera el abrigo en el coche por si acaso teníamos una avería y había que ir andando, a pesar de que él nunca tiene frío, de que nuestro ridículo coche es viejo, de que yo no soy él, de que no sé cuál es su temperatura corporal, y de que probablemente ni siquiera tendríamos una avería. Soy gilipollas". Anne
- "Hice que mi hija de 5 años se pusiera toda la ropa antes de ir al colegio". Shawndy
- "Le pedí que me dejara tres minutos para hacer pis antes de ponerme a buscar la bota de la muñeca que se había perdido". Tess
- "Apagué la televisión". Genevieve
- "Le dije a mi nieto de 3 años que dejara de morder a su hermana, a pesar de que ella siguió cogiendo su coche de juguete". Janet
- "Preparo cosas asquerosas para cenar. Todas las noches". Diana
- "Le dije a mi hijo de 15 años que recogiera la nieve, a pesar de que iba a volver a nevar". Sonja
- "Preparé para el pequeño su comida favorita". Katie
- "Le dije a mi hijo que no podía darse un baño de burbujas con el perro". April
- "Les pido a mis hijos que lleven un mínimo de ropa interior para sentarse en los muebles". Beth
- "Hice que mi hija de 12 años tendiera su propia ropa y casi acaba con ella". Simone
- "Le pedí al último niño que se bajó de la furgoneta que le diera al botón para cerrar la puerta. Casualmente, al mismo niño que siempre le toca hacerlo todo". Kimberly
- "Fui al concierto de coro en el que está mi hijo y aplaudí". Margie
- "No dejé que mi hijo se escondiera el pollo en los calzoncillos para así poder escaquearse de la cena y seguir jugando". Michelle
- "No dejo que mi hijo de 1 año chupe la suela de los zapatos de la gente". Michelle
- "Abroché demasiado el abrigo de mi hijo". Martha
- "No le abroché lo suficiente el abrigo". Savans
- "Existo". Elaine
En definitiva, los padres somos personas horribles que destruimos de forma irrevocable la vida de los pequeños que nos rodean. Debería darnos vergüenza.
En el blog Five Kids se publicó una versión anterior de este artículo. Todas las citas provienen de los comentarios de las lectoras del blog que, obviamente, son las mamás más guays del planeta.
Traducción de Marina Velasco Serrano
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