Paradójicamente, la mejora de las condiciones en los mercados financieros y de la economía española está dificultando la gestión de las finanzas personales. Tratar de generar un rendimiento al ahorro se ha complicado, al menos para los perfiles defensivos, para quienes no quieren asumir riesgos. La situación más común de los últimos meses es la siguiente: ahorrador en depósitos o en fondos garantizados de renta fija que vencen en las próximas semanas (o que ya han vencido) y para los que las rentabilidades de renovación que les ofrecen se sitúan en el entorno del 1%.
Lejos quedan ya los niveles máximos alcanzados por los tipos de interés en España. En verano de 2012 las tensiones financieras permitían contratar depósitos en entidades bancarias a tipos superiores al 4% y fondos de inversión garantizados de renta fija al 4,5% y comprar deuda pública con rentabilidades del 5%, 6% y hasta del 7%. Hoy es un éxito conseguir remuneraciones del 1,5% en depósitos y para alcanzar rentabilidades superiores al 2% en instrumentos de renta fija del Tesoro (y de la práctica totalidad de emisores españoles) se necesita a invertir a plazos superiores a 5 años.
¿Qué puede hacer? ¿Qué consejos se pueden dar?
Lejos quedan ya los niveles máximos alcanzados por los tipos de interés en España. En verano de 2012 las tensiones financieras permitían contratar depósitos en entidades bancarias a tipos superiores al 4% y fondos de inversión garantizados de renta fija al 4,5% y comprar deuda pública con rentabilidades del 5%, 6% y hasta del 7%. Hoy es un éxito conseguir remuneraciones del 1,5% en depósitos y para alcanzar rentabilidades superiores al 2% en instrumentos de renta fija del Tesoro (y de la práctica totalidad de emisores españoles) se necesita a invertir a plazos superiores a 5 años.
¿Qué puede hacer? ¿Qué consejos se pueden dar?
- Rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras. Sí, ya sé que esta frase a estas alturas es muy conocida. Pero me temo que se asocia más a la renta variable que a la renta fija. Y es en este segundo activo donde me quiero centrar. El intenso proceso de reducción de los tipos de interés que señalábamos al principio ha provocado una muy importante revalorización de los instrumentos y de los fondos de inversión de renta fija. Las rentabilidades de los últimos meses (en media, del 3% en 2014, del 6% en el último año y del 10% desde 2012) no sólo no son repetibles en el futuro inmediato (próximos 3 años), sino que existe riesgo de que se sufran pérdidas en renta fija. Mucho cuidado con las recomendaciones de carteras de fondos de inversión como alternativa a los depósitos en los que como principal argumento se muestra la excelente evolución de los últimos 12 meses. No sólo no son repetibles sino que se han conseguido a costa de las rentabilidades de los próximos meses.
- Atención al riesgo de liquidez. La advertencia anterior (la rentabilidad que se va a obtener en renta fija en los próximos meses va a ser muy baja e, incluso, negativa) no invalida que en algunos casos pueda ser interesante algún fondo de renta fija. Me refiero a los de renta fija con objetivo de rentabilidad no garantizado. Los hay que ofrecen tipos por encima del 2% pero para ello es necesario mantener las inversión hasta el vencimiento, que suele ser muy largo (entre 5 y 8 años). Cuidado, que por más que paguen cupones con cierta frecuencia y ofrezcan ventanas de liquidez, es posible que en éstas, en caso de querer vender, se tenga que hacer con pérdidas. En conclusión, no me parecen mala alternativa pero solo si se tiene intención de invertir hasta el vencimiento del producto.
- No cambie su perfil de riesgo por intentar conseguir más rentabilidad... ¿o sí? Si usted tiene un perfil defensivo, es decir, si no está dispuesto a perder ni un solo euro en un horizonte de inversión de, por ejemplo, un año, está claro que no puede invertir en renta variable. La composición de su cartera, tal y como indica la Directiva de Mercados sobre Instrumentos Financieros (MiFID) debe ser acorde a su cartera (ya sabe, test de conveniencia, test de idoneidad, etc...). Aceptado esto, el siguiente paso es asumir que la rentabilidad que va a obtener es muy escasa (del orden del 1%). No es este mal consejo el que le puede dar su asesor y no se enfade si las noticias que tiene para usted no son buenas: no cambie de perfil y acepte que va a ganar poco al menos en los próximos 3 años. Ya vendrán tiempos mejores. Pero atención, que tal vez usted ha invertido en depósitos y en renta fija porque ante rentabilidades del 4% que podía conseguir no merecía mucho la pena arriesgar. Si su prioridad no es no perder, sino intentar ganar un 4% anual y está dispuesto a soportar potenciales minusvalías para luego recuperarlo, es posible que su perfil no sea defensivo sino "moderado". Si es el caso, es recomendable una inversión en renta variable de entre el 10% y el 15%, asumir posiciones en activos de países emergentes e, incluso en dólar estadounidense.
- Revise los costes y comisiones. En un contexto de escasa rentabilidad, los costes y comisiones se pueden comer una parte importante del rendimiento. Se hace necesario revisar, y comparar, los costes que carga la entidad financiera así como las comisiones de gestión y de depósito de los fondos de inversión. Diferencias del 0,30%, cuando las expectativas de rentabilidad son del 1% son muy importantes. Hay muchos fondos con comisiones bajas... ¡y bajando!
- Fiscalidad: otro clásico, más importante en el contexto actual. El endurecimiento de la fiscalidad de los rendimientos del ahorro provoca que una fiscalidad ventajosa sea uno de los atributos más importantes a la hora de decantarse por una inversión, y más concretamente, por un vehículo de inversión. En este aspecto, las instituciones de inversión colectiva son imbatibles. La mayor rentabilidad pasada de un depósito puede no ser tan diferencialmente alta frente a lo que ofrece hoy un fondo de inversión si éste tiene bajas comisiones de gestión y se tiene en cuenta el efecto fiscal.
- No se olvide de ahorrar para la jubilación. En línea con lo comentado antes, se deben aprovechar las ventajas fiscales de la aportación a instrumentos de ahorro para la jubilación. Si, ya sé que la fiscalidad que habrá en el futuro para estos productos es incierta, pero es un hecho cierto la rebaja actual que supone. Los que aportaron el pasado año, ahora, al hacer la declaración de IRPF lo estarán notado, y mucho.
- No descarte lo que no conoce sólo porque no lo conoce. Sí, sé que esta recomendación es contraria a lo que suele ser habitual. Y sí, es verdad que hay productos extremadamente complejos que deben evitarse. Pero, ¿no ha pensado que tal vez no entiende un producto no tanto porque sea complejo sino porque no se ha puesto a analizarlo? ¿Acaso un producto cambia sus características porque yo me pare a analizarlo? ¿Es menos arriesgado si mi vecino se ha leído y entendido las características? ¿no es arriesgado para él pero sí para mí? No, no quiero decir que sofistiquemos en exceso nuestras finanzas personales, y me parece bien descartar algo que no se entiende, pero sólo después de dedicarle unos minutos a intentar comprenderlos (si son horas las que se necesitan, cierto: mejor dejarlo) o a escuchar a algún asesor independiente. Ahora que los tipos de interés son bajos se hace necesario un pequeño esfuerzo. Sí, es un error invertir en productos que no entendemos, pero solo si hemos intentado entenderlos. No es menos error descartarlos sólo porque no hemos dedicado unos minutos a intentar entenderlos.
- El consuelo: la baja inflación. Si los tipos de interés (si las inversiones sin riesgo) ofrecen escasa remuneración es porque, en gran medida, el entorno es de muy baja inflación. Si tenemos que obtener un rendimiento a nuestro ahorro es para tratar, al menos, de evitar la pérdida del poder adquisitivo que provoca el crecimiento de los precios al consumo. Las previsiones que manejamos son una tasas de inflación del orden del 1%-1,5% en los próximos 3 años. Para el perfil más defensivo, estos ritmos de crecimiento de los precios hace menos necesario "modificar" su perfil y hace más fácil aceptar rentabilidades esperadas del orden del 1% en el futuro más cercano. Ya se sabe, conviene distinguir entre rentabilidad nominal (la que se obtiene) y rentabilidad real (una vez descontado el efecto de la inflación). En teórica, ganar un 5% con una inflación del 4% es idéntico que ganar un 2% con un crecimiento de los precios del 1,0%.
David Cano es codirector del libro El Ahorrador Inteligente, una nueva obra colectiva de Analistas Financieros Internacionales bajo el sello editorial de Espasa. Puedes leer aquí las primeras páginas del libro.