Hasta ahora he hablado aquí de procesos de primarias, de reinvención de la política, de ideas... Hoy voy a hablar de personas, en concreto de una persona, porque todo lo anterior sin un liderazgo es complicado que pueda ser realidad.
No voy a hacer lo que hacen otros, que para fortalecer a sus candidatos buscando debilitar al contrario, sin darse cuenta, o quizás sí, lo que consiguen es que nos debilitemos todos. Yo voy a hablar de la persona que creo que puede liderar el cambio que necesita el PSOE, un cambio que debe ser profundo, pero sin abandonar los principios, un cambio que tiene que ser de caras, pero con una alianza generacional, donde nadie sobra, un cambio que tiene que conseguir la unidad.
Mi candidato se llama Pedro Sánchez, un diputado hasta ahora desconocido para muchos pero con un gran bagaje a sus espaldas: doctor en Económicas, docente universitario, conocedor de la política municipal, nacional e internacional, que habla inglés y francés, que ha sido autónomo, ha sufrido el paro y conoce, porque la ha vivido, la realidad que sufren muchos españoles, y con una de las características que más valoro: exjugador de baloncesto en el Estudiantes, que le ha llevado a dominar la filosofía del trabajo en equipo, algo que se echa tanto de menos en la política entre tantas individualidades.
Estos días he escuchado a algunos compararlo con John Fitzgerald Kennedy, por lo que supuso de cambio en la política americana. Otros lo comparan con Matteo Renzi con la esperanza que el socialismo español se recupere, como lo está haciendo en Italia de la mano del nuevo presidente. Y otros con Felipe González y la capacidad que tuvo para ilusionar a gran parte de los españoles en 1982, transformando la realidad española a lo largo de sus gobiernos. Lo que nadie duda después de conocer a Pedro Sánchez es de que tiene mucho carisma al igual que estos tres presidentes.
Los que piensan que en política solo se apoya algo a cambio de conseguir algo para uno mismo me han preguntado estos días si Pedro me había prometido algo por apoyarle, y debo reconocer que sí, que algo me ha prometido: sacar el partido a la calle y acercarse a los ciudadanos, por eso en este tiempo ha recorrido más de 40.000 km y ha empezado su campaña con maratones por distintas regiones; me ha prometido dar participación a la militancia pero sin llegar al asamblearismo, a través de consultas periódicas. Como inicio propone consultas a la militancia: reforma del sistema electoral, incompatibilidades y sueldos públicos, y reforma de la ley de partidos; además de prometerme que va a plantear una alternativa que permita que el PSOE se vuelva a convertir en alternativa de gobierno, algo imprescindible para conseguir detener las reformas que están haciendo retroceder a nuestro país muchos años en derechos.
Creo imprescindible que el nuevo secretario general ilusione a los de dentro y a los de fuera para que el PSOE se vuelva a convertir en opción de gobierno. Primero a los militantes, porque son el mayor valor del partido, los mejores embajadores de nuestras ideas, los que cada día palpan la realidad que viven los ciudadanos y los que mejor pueden transmitir a los cargos públicos y orgánicos del partido los problemas de la calle. Y en esta tarea de ilusionar a los de dentro y los de fuera creo sinceramente que Pedro Sánchez es la mejor opción y lo he comprobado cada día al ver el efecto positivo que provoca en militantes y ciudadanos sin afiliación política.
Aunque Pedro sea el candidato que se asemeja más a lo que quiero para este partido, reconozco que todos los que se han presentado son grandes candidatos, lo que demuestra que el PSOE no está falto de liderazgo y de talento. Con este sistema el PSOE se convierte en uno de los partidos más democrático después de haber puesto en marcha la elección directa de nuestro secretario general y las primarias abiertas para la elección de nuestro candidato a la Presidencia del Gobierno.
No voy a hacer lo que hacen otros, que para fortalecer a sus candidatos buscando debilitar al contrario, sin darse cuenta, o quizás sí, lo que consiguen es que nos debilitemos todos. Yo voy a hablar de la persona que creo que puede liderar el cambio que necesita el PSOE, un cambio que debe ser profundo, pero sin abandonar los principios, un cambio que tiene que ser de caras, pero con una alianza generacional, donde nadie sobra, un cambio que tiene que conseguir la unidad.
Mi candidato se llama Pedro Sánchez, un diputado hasta ahora desconocido para muchos pero con un gran bagaje a sus espaldas: doctor en Económicas, docente universitario, conocedor de la política municipal, nacional e internacional, que habla inglés y francés, que ha sido autónomo, ha sufrido el paro y conoce, porque la ha vivido, la realidad que sufren muchos españoles, y con una de las características que más valoro: exjugador de baloncesto en el Estudiantes, que le ha llevado a dominar la filosofía del trabajo en equipo, algo que se echa tanto de menos en la política entre tantas individualidades.
Estos días he escuchado a algunos compararlo con John Fitzgerald Kennedy, por lo que supuso de cambio en la política americana. Otros lo comparan con Matteo Renzi con la esperanza que el socialismo español se recupere, como lo está haciendo en Italia de la mano del nuevo presidente. Y otros con Felipe González y la capacidad que tuvo para ilusionar a gran parte de los españoles en 1982, transformando la realidad española a lo largo de sus gobiernos. Lo que nadie duda después de conocer a Pedro Sánchez es de que tiene mucho carisma al igual que estos tres presidentes.
Los que piensan que en política solo se apoya algo a cambio de conseguir algo para uno mismo me han preguntado estos días si Pedro me había prometido algo por apoyarle, y debo reconocer que sí, que algo me ha prometido: sacar el partido a la calle y acercarse a los ciudadanos, por eso en este tiempo ha recorrido más de 40.000 km y ha empezado su campaña con maratones por distintas regiones; me ha prometido dar participación a la militancia pero sin llegar al asamblearismo, a través de consultas periódicas. Como inicio propone consultas a la militancia: reforma del sistema electoral, incompatibilidades y sueldos públicos, y reforma de la ley de partidos; además de prometerme que va a plantear una alternativa que permita que el PSOE se vuelva a convertir en alternativa de gobierno, algo imprescindible para conseguir detener las reformas que están haciendo retroceder a nuestro país muchos años en derechos.
Creo imprescindible que el nuevo secretario general ilusione a los de dentro y a los de fuera para que el PSOE se vuelva a convertir en opción de gobierno. Primero a los militantes, porque son el mayor valor del partido, los mejores embajadores de nuestras ideas, los que cada día palpan la realidad que viven los ciudadanos y los que mejor pueden transmitir a los cargos públicos y orgánicos del partido los problemas de la calle. Y en esta tarea de ilusionar a los de dentro y los de fuera creo sinceramente que Pedro Sánchez es la mejor opción y lo he comprobado cada día al ver el efecto positivo que provoca en militantes y ciudadanos sin afiliación política.
Aunque Pedro sea el candidato que se asemeja más a lo que quiero para este partido, reconozco que todos los que se han presentado son grandes candidatos, lo que demuestra que el PSOE no está falto de liderazgo y de talento. Con este sistema el PSOE se convierte en uno de los partidos más democrático después de haber puesto en marcha la elección directa de nuestro secretario general y las primarias abiertas para la elección de nuestro candidato a la Presidencia del Gobierno.