David Andrés Viñas (Barcelona, 1983) salió de Gaza hace una semana para mantener en Bruselas varias reuniones de trabajo. Ahora se encuentra de vuelta en la región, uno de los lugares más calientes del planeta, acostumbrada a la violencia y a los odios cruzados desde hace décadas.
Desde Jerusalén Este ocupado, Andrés espera que la situación mejore pronto para poder volver a entrar en Gaza y continuar con su labor de responsable de incidencia política de Oxfam para la franja. Antes de comenzar la entrevista me ha explicado cómo hacía un par de horas su trabajo fue interrumpido por la explosión de unos cohetes lanzados desde Gaza.
¿Cómo es la vida en Gaza?
La vida en la Franja de Gaza es muy difícil. Gaza tiene una superficie de 365 Km cuadrados en la que viven 1.700.000 habitantes. Tiene 42 km de largo, el recorrido de una maratón, por 12 Km en la parte más ancha. Es una superficie muy pequeña, divida en cinco áreas. Las dos del norte son de las superficies más densamente pobladas del planeta.
Es común escuchar la expresión que se refiere a Gaza como la cárcel más grande del mundo. ¿Es correcta?
No es exacto en un sentido literal, claro, porque Gaza no es una cárcel, pero como metáfora ilustra de forma precisa una situación en la que 1,7 millones de personas viven con una movilidad muy limitada en condiciones humanitarias muy complicadas.
La mayoría de la población no puede salir de Gaza desde que Israel impuso el bloqueo en 2007. Desde la segunda Intifada Israel viene imponiendo limitaciones en la circulación de personas. Para que nos hagamos una idea, una cifra: en el año 2.000 medio millón de personas salía y entraba de Gaza al mes. A día de hoy unas 6.000 lo hacen. Se trata sobre todo de casos humanitarios o comerciantes de un cierto nivel a los que Israel autoriza la salida.
¿Cómo ha afectado el bloqueo israelí la vida de los habitantes de Gaza?
El bloqueo israelí no sólo limita la movilidad de personas, sino que también afecta a la libertad de circulación de bienes y servicios. Hasta el año 2007 Gaza tenía una economía productiva que exportaba alrededor de 38 camiones al día a Israel, Cisjordania y al resto del mundo y realizaba importaciones superiores. Hoy en día, Gaza exporta de media menos de un camión al día. El acceso de productos gazauis a los mercados en Israel y Cisjordania están prohibidos por Israel por presuntas razones de seguridad. El bloqueo israelí ha destruido la economía de Gaza generando una situación humanitaria creada de manera artificial.
¿Cuál es el índice de desempleo en Gaza?
El 40% se encuentra en el paro (el 60% de los jóvenes). El 80% recibe algún tipo de ayuda humanitaria.
Según la UNRWA (la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos) de seguir así las cosas, se espera que haya un aumento de la población de medio millón de personas para el año 2020, lo que supondrá un empeoramiento sustancial del suministro de agua, electricidad y de la provisión de servicios como los hospitales o la educación.
Gaza tiene una de las tasas de natalidad más altas de la región. El 50% de su población son jóvenes. Gaza no es autosuficiente. A día de hoy, el 90% del agua que se extrae en Gaza está contaminada y no es apta para el consumo humano. Según Naciones Unidas, ese porcentaje en 2016 llegará al 100% y para 2020 se habrá destruido de manera irreversible el acuífero de Gaza.
Por otro lado Gaza solo dispone del 50% de la electricidad que necesita. La mayor parte de la electricidad la importa de Israel, un tercio lo produce una planta térmica en Gaza y un pequeño porcentaje viene de Egipto. La gente en Gaza se ha acostumbrado a 8 horas de electricidad y 8 horas de apagón. A día de hoy tenemos de media 12 horas al día sin electricidad. No es difícil imaginar cómo afecta esto a los hospitales, colegios, empresas...
Vista de los daños registrados en el barco 'Arca de Gaza', perteneciente a un grupo pacifista, tras un bombardeo israelí. Foto: MOHAMMED SABER/EFE.
El Ministerio de Sanidad palestino ha declarado que el 50% de las playas de Gaza son insalubres. El mar, imagino, debe ser la única salida de Gaza al mundo, la única manera de mirar el horizonte y respirar algo de libertad en unas condiciones tan difíciles.
Cada día en Gaza se tiran al mar 90 metros cúbicos de agua parcialmente tratada o sin tratar, porque el sistema de saneamiento está muy por debajo de las necesidades de la población debido a las consecuencias del bloqueo israelí. Estas aguas residuales producen una gran contaminación. El mar de Gaza huele mal y es de color marrón. En una ocasión pedí una lubina que sabía a aguas residuales.
Dadas estas circunstancias, ¿hay industria pesquera en Gaza?
En el pasado, la industria pesquera era fundamental para la economía. Llegó a haber unos 10.000 pescadores antes del bloqueo. A día de hoy solo quedan un tercio. Los Acuerdos de Oslo (1993) otorgaron el derecho de pesca a los palestinos hasta un límite de 20 millas náuticas, pero Israel solo permite ahora pescar en un margen de 6 millas náuticas, reduciéndolo a veces incluso a una milla. Estas restricciones son ejecutadas por la marina israelí utilizando a menudo fuego real contra los pescadores, y la confiscación o destrucción de sus botes y equipos pesqueros. La mayoría de los pescadores son ahora pobres.
Se llegó a hablar de que la economía de Gaza tenía una suerte de boom artificial gracias a la ayuda de los Hermanos Musulmanes ¿Se ha notado mucho en el día a día de los habitantes de Gaza la caída del presidente Morsi, aliado de Hamas, en Egipto en julio de 2013?
Así es. Los túneles proliferaron en Gaza a raíz del bloqueo israelí de 2007 y permitían a la población minimizar el impacto de las restricciones israelíes. Llegó a haber hasta 1.000 túneles entre Gaza y Egipto. El principal producto que permitía que la economía creciera era sobre todo productos de la construcción, como cemento, agregados y barras metálicas, productos que Israel no permite importar a Gaza de forma legítima. Eso permitió que el sector de la construcción experimentara un cierto boom. Hace un año había un 26% de paro; desde que se cerraron los túneles por la llegada del régimen de Al Si-Si a Egipto, se ha pasado al actual 40%. El efecto de las restricciones israelíes se sienten ahora con toda su crudeza.
¿Qué labor desarrolla Oxfam en Gaza?
Oxfam presta apoyo y ayuda a agricultores y pescadores, a los cuales el bloqueo israelí les impide acceder a sus medios de vida. Pescadores que no pueden salir a faenar más allá de las 6 millas, o agricultores que han perdido acceso a sus tierras. Oxfam también trabaja para mejorar la calidad del agua y su saneamiento, así como otros proyectos para el acceso a los alimentos. Trabajamos también con la sociedad civil para ayudarles a mejorar la forma en la que defienden sus derechos. En situaciones excepcionales, prestamos también ayuda a la población en caso de guerra (como ahora) o catástrofes naturales (en diciembre hubo inundaciones en Gaza).
Explosión en Rafah, Gaza, tras un ataque aéreo israelí el 11 de julio. Foto: KHATIB/AFP
¿Tiene la población miedo a la vista de la ofensiva israelí de los últimos días y del posible empeoramiento que se avecina? ¿O hay una cierta permeabilidad macabra a la violencia, dados las repetidos repuntes de enfrentamientos con Israel?
La actual escalada militar está empeorando una situación que ya era catastrófica. Lamentablemente, la gente en Gaza se ha acostumbrado de alguna manera a los bombardeos israelíes con una terrible normalidad. Hace una semana se pusieron en modo crisis. Tienen una capacidad de resistencia impresionante. Pero, dicho esto, esta campaña de bombardeos israelí está siendo mucho peor de lo que esperaban. Los números hablan por sí solos: en los dos primeros días de la Operación Margen Protector, Israel ha lanzado más ataques aéreos que durante toda la Operación Pilar Defensivo de 2012, que duró 8 días. El nivel de violencia les está afectando más de lo que pensaban y la gente tiene mucho miedo.
Por las características de Gaza, su densidad de población y los problemas de infraestructuras y de servicios básicos, ¿le convierten en un territorio especialmente vulnerable para una operación militar como la que está sufriendo?
En Gaza es muy difícil diferenciar entre objetivos civiles y militares. Es un conflicto urbano, donde se lanzan cohetes hacia Israel desde lugares civiles e Israel ataca esos mismos lugares, además de objetivos civiles como por ejemplo edificios públicos como comisarías de policía. Además, en esta escalada militar Israel está bombardeando casas de gente que ellos consideran que son líderes de Hamas. Esas casas están en zonas muy pobladas, afectando duramente a la población civil. En tres días de conflicto, mas de 90 personas han muerto y 550 han sido heridas, la gran mayoría personas mayores, mujeres y niños.
Efectivamente, las bajas están siendo altísimas, pero Israel se defiende diciendo que cuando va a bombardear una casa llama por teléfono cinco minutos antes de hacerlo, para evitar víctimas civiles. ¿Es realmente eficaz esta estrategia?
Por lo que sé, es cierto que Israel avisa antes de bombardear una vivienda, pero es difícil de justificar que una vivienda civil sea un objetivo militar legitimo. Además, esta técnica dista mucho de ser efectiva. Anteayer se produjo un caso en el que ocho miembros de una familia murieron a pesar de que Israel les avisó con una llamada de teléfono. Según fuentes israelíes, la familia regresó a su casa antes de tiempo. Los casi 100 muertos en tres días de conflicto, en su mayoría civiles, demuestran los problemas de esta estrategia.
Por mucho que Israel utilice bombas inteligentes, la densidad de población y los objetivos elegidos garantizan los mal llamados daños colaterales. Una compañera de Naciones Unidas me comentó cómo todas las ventanas de su piso, en un edificio especialmente protegido, habían explotado como resultado de bombardeo cercano.
Familiares y amigos de la familia al-Hajj, muerta por un ataque israelí a su casa. Foto: SAID KHATIB/AFP.
A pesar del gran número de cohetes que se han disparado en los últimos días por militantes de Hamas sobre territorio israelí, no ha habido hasta la fecha bajas en el otro lado. La disparidad salta a la vista. No parece que haya proporcionalidad alguna...
No ha habido afortunadamente que lamentar muertos en Israel, aunque sí ha habido algún herido. La alta tecnología militar de la que dispone le permite defender a su población de una manera extraordinaria, aunque, eso sí, no puede evitar el clima de tensión y violencia que están sufriendo estos días.
Desde Oxfam condenamos rotundamente cualquier ataque contra civiles, ya sea lanzamientos de cohetes por parte de grupos armados palestinos a Israel o las acciones militares de Israel en Gaza. En cualquier caso, no hay duda de que la población civil de Gaza está pagando el precio más alto por la escalada militar. Los números hablan por sí solos.
Miembros de la familia Abu Lealla inspeccionan los escombros de su casa tras un bombardeo israelí registrado en el norte de la ciudad de Gaza. Foto: MOHAMMED SABER/EFE.
¿Qué percepción tiene la población en Gaza: va a producirse una invasión terrestre israelí?
No es fácil de predecir. A día de hoy, los ataques israelíes son constantes y es extremadamente peligroso salir a la calle. Una persona que participaba en uno de nuestros programas de ayuda alimentaria fue muerta en un bombardeo mientras intentaba comprar comida. A su vez, grupos armados palestinos siguen lanzando decenas de cohetes diariamente. Oxfam ha hecho un llamamiento a todas las partes para que acuerden inmediatamente un alto el fuego, acaben con cualquier tipo de violencia contra la población civil y respeten el derecho internacional.
El Ejército israelí se refiere a este tipo de operaciones militares como "cortar el césped", en cuanto que las lleva a cabo de manera periódica para eliminar las malas hierbas...
Esta ha sido la tercera operación militar israelí en Gaza en menos de seis años. La situación es insostenible. Hace falta una solución a largo plazo. La comunidad internacional tiene que redoblar sus esfuerzos para conseguir una paz justa y duradera que garantice tanto a palestinos como israelíes seguridad y desarrollo. Mientras el bloqueo israelí de Gaza continúe, una política que castiga a toda la población de forma colectiva por los actos de unos pocos, es solo una cuestión de tiempo hasta la próxima escalada militar.
Desde Jerusalén Este ocupado, Andrés espera que la situación mejore pronto para poder volver a entrar en Gaza y continuar con su labor de responsable de incidencia política de Oxfam para la franja. Antes de comenzar la entrevista me ha explicado cómo hacía un par de horas su trabajo fue interrumpido por la explosión de unos cohetes lanzados desde Gaza.
¿Cómo es la vida en Gaza?
La vida en la Franja de Gaza es muy difícil. Gaza tiene una superficie de 365 Km cuadrados en la que viven 1.700.000 habitantes. Tiene 42 km de largo, el recorrido de una maratón, por 12 Km en la parte más ancha. Es una superficie muy pequeña, divida en cinco áreas. Las dos del norte son de las superficies más densamente pobladas del planeta.
Es común escuchar la expresión que se refiere a Gaza como la cárcel más grande del mundo. ¿Es correcta?
No es exacto en un sentido literal, claro, porque Gaza no es una cárcel, pero como metáfora ilustra de forma precisa una situación en la que 1,7 millones de personas viven con una movilidad muy limitada en condiciones humanitarias muy complicadas.
La mayoría de la población no puede salir de Gaza desde que Israel impuso el bloqueo en 2007. Desde la segunda Intifada Israel viene imponiendo limitaciones en la circulación de personas. Para que nos hagamos una idea, una cifra: en el año 2.000 medio millón de personas salía y entraba de Gaza al mes. A día de hoy unas 6.000 lo hacen. Se trata sobre todo de casos humanitarios o comerciantes de un cierto nivel a los que Israel autoriza la salida.
¿Cómo ha afectado el bloqueo israelí la vida de los habitantes de Gaza?
El bloqueo israelí no sólo limita la movilidad de personas, sino que también afecta a la libertad de circulación de bienes y servicios. Hasta el año 2007 Gaza tenía una economía productiva que exportaba alrededor de 38 camiones al día a Israel, Cisjordania y al resto del mundo y realizaba importaciones superiores. Hoy en día, Gaza exporta de media menos de un camión al día. El acceso de productos gazauis a los mercados en Israel y Cisjordania están prohibidos por Israel por presuntas razones de seguridad. El bloqueo israelí ha destruido la economía de Gaza generando una situación humanitaria creada de manera artificial.
¿Cuál es el índice de desempleo en Gaza?
El 40% se encuentra en el paro (el 60% de los jóvenes). El 80% recibe algún tipo de ayuda humanitaria.
Según la UNRWA (la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos) de seguir así las cosas, se espera que haya un aumento de la población de medio millón de personas para el año 2020, lo que supondrá un empeoramiento sustancial del suministro de agua, electricidad y de la provisión de servicios como los hospitales o la educación.
Gaza tiene una de las tasas de natalidad más altas de la región. El 50% de su población son jóvenes. Gaza no es autosuficiente. A día de hoy, el 90% del agua que se extrae en Gaza está contaminada y no es apta para el consumo humano. Según Naciones Unidas, ese porcentaje en 2016 llegará al 100% y para 2020 se habrá destruido de manera irreversible el acuífero de Gaza.
Por otro lado Gaza solo dispone del 50% de la electricidad que necesita. La mayor parte de la electricidad la importa de Israel, un tercio lo produce una planta térmica en Gaza y un pequeño porcentaje viene de Egipto. La gente en Gaza se ha acostumbrado a 8 horas de electricidad y 8 horas de apagón. A día de hoy tenemos de media 12 horas al día sin electricidad. No es difícil imaginar cómo afecta esto a los hospitales, colegios, empresas...
Vista de los daños registrados en el barco 'Arca de Gaza', perteneciente a un grupo pacifista, tras un bombardeo israelí. Foto: MOHAMMED SABER/EFE.
El Ministerio de Sanidad palestino ha declarado que el 50% de las playas de Gaza son insalubres. El mar, imagino, debe ser la única salida de Gaza al mundo, la única manera de mirar el horizonte y respirar algo de libertad en unas condiciones tan difíciles.
Cada día en Gaza se tiran al mar 90 metros cúbicos de agua parcialmente tratada o sin tratar, porque el sistema de saneamiento está muy por debajo de las necesidades de la población debido a las consecuencias del bloqueo israelí. Estas aguas residuales producen una gran contaminación. El mar de Gaza huele mal y es de color marrón. En una ocasión pedí una lubina que sabía a aguas residuales.
Dadas estas circunstancias, ¿hay industria pesquera en Gaza?
En el pasado, la industria pesquera era fundamental para la economía. Llegó a haber unos 10.000 pescadores antes del bloqueo. A día de hoy solo quedan un tercio. Los Acuerdos de Oslo (1993) otorgaron el derecho de pesca a los palestinos hasta un límite de 20 millas náuticas, pero Israel solo permite ahora pescar en un margen de 6 millas náuticas, reduciéndolo a veces incluso a una milla. Estas restricciones son ejecutadas por la marina israelí utilizando a menudo fuego real contra los pescadores, y la confiscación o destrucción de sus botes y equipos pesqueros. La mayoría de los pescadores son ahora pobres.
Se llegó a hablar de que la economía de Gaza tenía una suerte de boom artificial gracias a la ayuda de los Hermanos Musulmanes ¿Se ha notado mucho en el día a día de los habitantes de Gaza la caída del presidente Morsi, aliado de Hamas, en Egipto en julio de 2013?
Así es. Los túneles proliferaron en Gaza a raíz del bloqueo israelí de 2007 y permitían a la población minimizar el impacto de las restricciones israelíes. Llegó a haber hasta 1.000 túneles entre Gaza y Egipto. El principal producto que permitía que la economía creciera era sobre todo productos de la construcción, como cemento, agregados y barras metálicas, productos que Israel no permite importar a Gaza de forma legítima. Eso permitió que el sector de la construcción experimentara un cierto boom. Hace un año había un 26% de paro; desde que se cerraron los túneles por la llegada del régimen de Al Si-Si a Egipto, se ha pasado al actual 40%. El efecto de las restricciones israelíes se sienten ahora con toda su crudeza.
¿Qué labor desarrolla Oxfam en Gaza?
Oxfam presta apoyo y ayuda a agricultores y pescadores, a los cuales el bloqueo israelí les impide acceder a sus medios de vida. Pescadores que no pueden salir a faenar más allá de las 6 millas, o agricultores que han perdido acceso a sus tierras. Oxfam también trabaja para mejorar la calidad del agua y su saneamiento, así como otros proyectos para el acceso a los alimentos. Trabajamos también con la sociedad civil para ayudarles a mejorar la forma en la que defienden sus derechos. En situaciones excepcionales, prestamos también ayuda a la población en caso de guerra (como ahora) o catástrofes naturales (en diciembre hubo inundaciones en Gaza).
Explosión en Rafah, Gaza, tras un ataque aéreo israelí el 11 de julio. Foto: KHATIB/AFP
¿Tiene la población miedo a la vista de la ofensiva israelí de los últimos días y del posible empeoramiento que se avecina? ¿O hay una cierta permeabilidad macabra a la violencia, dados las repetidos repuntes de enfrentamientos con Israel?
La actual escalada militar está empeorando una situación que ya era catastrófica. Lamentablemente, la gente en Gaza se ha acostumbrado de alguna manera a los bombardeos israelíes con una terrible normalidad. Hace una semana se pusieron en modo crisis. Tienen una capacidad de resistencia impresionante. Pero, dicho esto, esta campaña de bombardeos israelí está siendo mucho peor de lo que esperaban. Los números hablan por sí solos: en los dos primeros días de la Operación Margen Protector, Israel ha lanzado más ataques aéreos que durante toda la Operación Pilar Defensivo de 2012, que duró 8 días. El nivel de violencia les está afectando más de lo que pensaban y la gente tiene mucho miedo.
Por las características de Gaza, su densidad de población y los problemas de infraestructuras y de servicios básicos, ¿le convierten en un territorio especialmente vulnerable para una operación militar como la que está sufriendo?
En Gaza es muy difícil diferenciar entre objetivos civiles y militares. Es un conflicto urbano, donde se lanzan cohetes hacia Israel desde lugares civiles e Israel ataca esos mismos lugares, además de objetivos civiles como por ejemplo edificios públicos como comisarías de policía. Además, en esta escalada militar Israel está bombardeando casas de gente que ellos consideran que son líderes de Hamas. Esas casas están en zonas muy pobladas, afectando duramente a la población civil. En tres días de conflicto, mas de 90 personas han muerto y 550 han sido heridas, la gran mayoría personas mayores, mujeres y niños.
Efectivamente, las bajas están siendo altísimas, pero Israel se defiende diciendo que cuando va a bombardear una casa llama por teléfono cinco minutos antes de hacerlo, para evitar víctimas civiles. ¿Es realmente eficaz esta estrategia?
Por lo que sé, es cierto que Israel avisa antes de bombardear una vivienda, pero es difícil de justificar que una vivienda civil sea un objetivo militar legitimo. Además, esta técnica dista mucho de ser efectiva. Anteayer se produjo un caso en el que ocho miembros de una familia murieron a pesar de que Israel les avisó con una llamada de teléfono. Según fuentes israelíes, la familia regresó a su casa antes de tiempo. Los casi 100 muertos en tres días de conflicto, en su mayoría civiles, demuestran los problemas de esta estrategia.
Por mucho que Israel utilice bombas inteligentes, la densidad de población y los objetivos elegidos garantizan los mal llamados daños colaterales. Una compañera de Naciones Unidas me comentó cómo todas las ventanas de su piso, en un edificio especialmente protegido, habían explotado como resultado de bombardeo cercano.
Familiares y amigos de la familia al-Hajj, muerta por un ataque israelí a su casa. Foto: SAID KHATIB/AFP.
A pesar del gran número de cohetes que se han disparado en los últimos días por militantes de Hamas sobre territorio israelí, no ha habido hasta la fecha bajas en el otro lado. La disparidad salta a la vista. No parece que haya proporcionalidad alguna...
No ha habido afortunadamente que lamentar muertos en Israel, aunque sí ha habido algún herido. La alta tecnología militar de la que dispone le permite defender a su población de una manera extraordinaria, aunque, eso sí, no puede evitar el clima de tensión y violencia que están sufriendo estos días.
Desde Oxfam condenamos rotundamente cualquier ataque contra civiles, ya sea lanzamientos de cohetes por parte de grupos armados palestinos a Israel o las acciones militares de Israel en Gaza. En cualquier caso, no hay duda de que la población civil de Gaza está pagando el precio más alto por la escalada militar. Los números hablan por sí solos.
Miembros de la familia Abu Lealla inspeccionan los escombros de su casa tras un bombardeo israelí registrado en el norte de la ciudad de Gaza. Foto: MOHAMMED SABER/EFE.
¿Qué percepción tiene la población en Gaza: va a producirse una invasión terrestre israelí?
No es fácil de predecir. A día de hoy, los ataques israelíes son constantes y es extremadamente peligroso salir a la calle. Una persona que participaba en uno de nuestros programas de ayuda alimentaria fue muerta en un bombardeo mientras intentaba comprar comida. A su vez, grupos armados palestinos siguen lanzando decenas de cohetes diariamente. Oxfam ha hecho un llamamiento a todas las partes para que acuerden inmediatamente un alto el fuego, acaben con cualquier tipo de violencia contra la población civil y respeten el derecho internacional.
El Ejército israelí se refiere a este tipo de operaciones militares como "cortar el césped", en cuanto que las lleva a cabo de manera periódica para eliminar las malas hierbas...
Esta ha sido la tercera operación militar israelí en Gaza en menos de seis años. La situación es insostenible. Hace falta una solución a largo plazo. La comunidad internacional tiene que redoblar sus esfuerzos para conseguir una paz justa y duradera que garantice tanto a palestinos como israelíes seguridad y desarrollo. Mientras el bloqueo israelí de Gaza continúe, una política que castiga a toda la población de forma colectiva por los actos de unos pocos, es solo una cuestión de tiempo hasta la próxima escalada militar.
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