La Franja de Gaza e Israel se encuentran de nuevo inmersos en una nueva escalada militar. Después del periodo más calmado en 15 años, Israel lanzó el 8 de julio la Operación Margen Protector. Los ataques militares israelíes y cohetes palestinos se suceden sin visos de parar e Israel ha realizado una ofensiva terrestre. A día de hoy, unos 700 cohetes han sido disparados por grupos armados palestinos a Israel. Unos 140 proyectiles han sido interceptados por el sistema defensivo cúpula de hierro y la mayoría de los otros han caído en zonas deshabitadas, según las fuerzas armadas israelíes. Israel no ha tenido que lamentar víctimas mortales como resultado de los cohetes hasta la fecha, pero varios civiles han sido heridos, uno en estado grave. El lanzamiento de cohetes también ha afectado el día a día de decenas de miles de israelíes, provocando el cierre de escuelas y otros centros públicos en el sur del país.
Sin embargo, es la población civil palestina quien está pagando el precio más alto en la actual espiral de violencia. Unas 165 personas, en su mayoría civiles, han muerto y más de 1.000 han resultado heridas como consecuencia de los ataques israelíes, según fuentes palestinas. Los objetivos israelíes incluyen, a diferencia de en pasadas operaciones, edificios residenciales de supuestos miembros de Hamas, principal causa de las víctimas civiles y lo que podría constituir una violación del derecho internacional humanitario, según Naciones Unidas. Más de 635 casas han sido totalmente destruidas o dañadas de forma severa, desplazando a más 3.000 personas. Otra infraestructura civil está siendo también seriamente afectada, como sistemas de agua y saneamiento afectando a más de 350.000 personas. Además, al menos cinco centros sanitarios han sido alcanzados por los bombardeos y la mayoría de hospitales en Gaza se ven afectados por una escasez severa de suministros médicos y combustible, limitando su capacidad para atender al creciente número de pacientes.
La presente escalada militar empezó el pasado 11 de junio, después del asesinato selectivo por parte de fuerzas israelíes de un supuesto miembro de un grupo armado palestino, ataque en el que también murió un niño que le acompañaba. La tensión aumentó de forma exponencial después del secuestro y posterior muerte de tres jóvenes israelíes en Cisjordania el 12 de junio. El Gobierno israelí acusó a Hamas de estar detrás de la operación y prometió que el movimiento islamista pagaría por ello, acusación negada por el liderazgo político de Hamas. Al menos seis palestinos murieron, y hubo 240 heridos y 500 detenidos en Cisjordania durante la operación militar lanzada para intentar localizar a los tres jóvenes desaparecidos. En Gaza, en el periodo previo a Margen Defensivo, 15 palestinos murieron, incluyendo un civil, y 58 fueron heridos, la mayoría civiles, por ataques aéreos israelíes; siete israelíes, cinco de los cuales eran civiles, fueron heridos por cohetes palestinos.
La actual espiral de violencia ha venido a empeorar una situación que era ya de por sí desesperada. La población palestina de Gaza se encontraba en una situación de extrema vulnerabilidad como consecuencia del bloqueo israelí. Las restricciones israelíes han devastado la economía, impiden a la gran mayoría de la población salir de Gaza, y, en una política deliberada de separación, han cortado literalmente los vínculos entre la Franja de Gaza y el resto del Territorio Ocupado Palestino. Naciones Unidas, la Unión Europea y el Comité Internacional de la Cruz Roja han censurado públicamente el bloqueo israelí, que celebró su triste séptimo aniversario en junio, por castigar de forma colectiva a los 1,7 millones de personas por las acciones de unos pocos, medida ilegal según el derecho internacional.
Oxfam, ONG que lucha para erradicar la pobreza y la injusticia en el mundo, condena cualquier tipo de violencia contra los civiles, lo que incluye acciones militares israelíes y cohetes palestinos. Oxfam se ha unido a otras voces de la sociedad civil para demandar a las partes un alto el fuego y el respeto por el derecho internacional. No obstante, un cese de hostilidades sólo podrá aportar calma de forma temporal, si las causas estructurales detrás de la violencia sistémica no son abordadas.
Como otras agencias humanitarias y de desarrollo, Oxfam ha contribuido multitud de veces durante los últimos años a reconstruir infraestructuras y ha ayudado a la población de Gaza a rehacerse de la enésima crisis para intentar recuperar un mínimo de normalidad dentro del bloqueo israelí. Todo esto para ver, al final, esos esfuerzos destruidos en cada nueva escalada militar. La población de Gaza y del resto del Territorio Ocupado Palestino se merece poder ejercer sus derechos fundamentales y llevar una vida normal. La comunidad internacional debería redoblar sus esfuerzos para conseguir una paz justa y duradera que permita, tanto a israelíes como palestinos, gozar de seguridad y de desarrollo. Como primer paso, el Gobierno israelí tiene que empezar por poner fin al castigo colectivo que supone el bloqueo de Gaza.
Sin embargo, es la población civil palestina quien está pagando el precio más alto en la actual espiral de violencia. Unas 165 personas, en su mayoría civiles, han muerto y más de 1.000 han resultado heridas como consecuencia de los ataques israelíes, según fuentes palestinas. Los objetivos israelíes incluyen, a diferencia de en pasadas operaciones, edificios residenciales de supuestos miembros de Hamas, principal causa de las víctimas civiles y lo que podría constituir una violación del derecho internacional humanitario, según Naciones Unidas. Más de 635 casas han sido totalmente destruidas o dañadas de forma severa, desplazando a más 3.000 personas. Otra infraestructura civil está siendo también seriamente afectada, como sistemas de agua y saneamiento afectando a más de 350.000 personas. Además, al menos cinco centros sanitarios han sido alcanzados por los bombardeos y la mayoría de hospitales en Gaza se ven afectados por una escasez severa de suministros médicos y combustible, limitando su capacidad para atender al creciente número de pacientes.
La presente escalada militar empezó el pasado 11 de junio, después del asesinato selectivo por parte de fuerzas israelíes de un supuesto miembro de un grupo armado palestino, ataque en el que también murió un niño que le acompañaba. La tensión aumentó de forma exponencial después del secuestro y posterior muerte de tres jóvenes israelíes en Cisjordania el 12 de junio. El Gobierno israelí acusó a Hamas de estar detrás de la operación y prometió que el movimiento islamista pagaría por ello, acusación negada por el liderazgo político de Hamas. Al menos seis palestinos murieron, y hubo 240 heridos y 500 detenidos en Cisjordania durante la operación militar lanzada para intentar localizar a los tres jóvenes desaparecidos. En Gaza, en el periodo previo a Margen Defensivo, 15 palestinos murieron, incluyendo un civil, y 58 fueron heridos, la mayoría civiles, por ataques aéreos israelíes; siete israelíes, cinco de los cuales eran civiles, fueron heridos por cohetes palestinos.
La actual espiral de violencia ha venido a empeorar una situación que era ya de por sí desesperada. La población palestina de Gaza se encontraba en una situación de extrema vulnerabilidad como consecuencia del bloqueo israelí. Las restricciones israelíes han devastado la economía, impiden a la gran mayoría de la población salir de Gaza, y, en una política deliberada de separación, han cortado literalmente los vínculos entre la Franja de Gaza y el resto del Territorio Ocupado Palestino. Naciones Unidas, la Unión Europea y el Comité Internacional de la Cruz Roja han censurado públicamente el bloqueo israelí, que celebró su triste séptimo aniversario en junio, por castigar de forma colectiva a los 1,7 millones de personas por las acciones de unos pocos, medida ilegal según el derecho internacional.
Oxfam, ONG que lucha para erradicar la pobreza y la injusticia en el mundo, condena cualquier tipo de violencia contra los civiles, lo que incluye acciones militares israelíes y cohetes palestinos. Oxfam se ha unido a otras voces de la sociedad civil para demandar a las partes un alto el fuego y el respeto por el derecho internacional. No obstante, un cese de hostilidades sólo podrá aportar calma de forma temporal, si las causas estructurales detrás de la violencia sistémica no son abordadas.
Como otras agencias humanitarias y de desarrollo, Oxfam ha contribuido multitud de veces durante los últimos años a reconstruir infraestructuras y ha ayudado a la población de Gaza a rehacerse de la enésima crisis para intentar recuperar un mínimo de normalidad dentro del bloqueo israelí. Todo esto para ver, al final, esos esfuerzos destruidos en cada nueva escalada militar. La población de Gaza y del resto del Territorio Ocupado Palestino se merece poder ejercer sus derechos fundamentales y llevar una vida normal. La comunidad internacional debería redoblar sus esfuerzos para conseguir una paz justa y duradera que permita, tanto a israelíes como palestinos, gozar de seguridad y de desarrollo. Como primer paso, el Gobierno israelí tiene que empezar por poner fin al castigo colectivo que supone el bloqueo de Gaza.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR...