Miguel Arias Cañete de 64 años, natural de Madrid, diputado andaluz y hombre del PP, y Joaquín Almunia Amann de 66, natural de Bilbao, ex diputado por Madrid y del PSOE, tienen muchas cosas en común: ambos defienden los intereses de las industrias energéticas. Uno se va de la Comisión Europea y el otro quiere llegar. Mientras que Cañete es examinado por los parlamentarios europeos para ver si consigue ser el próximo comisario de Clima y Energía, Almunia puede ser recordado como el comisario de Competencia que ayudó a la industria nuclear a conseguir subsidios, incumpliendo las normas de la Unión Europea. ¿O no?
Cañete va a ser evaluado y tendrá que convencer a los parlamentarios, entre otras cosas, de que no hay ningún inconveniente por haber sido propietario, hasta ayer mismo, de acciones de petroleras Ducar S.L. y Petrologis Canarias, y que han quedado en manos de su familia; que esto es síntoma de imparcialidad e independencia con los intereses privados del mundo energético. Además, deberá demostrar que su conocimiento sobre las impactos que tiene el uso del petróleo en el clima es mejor que el que tenía sobre los impactos de los vertidos de petróleo sobre la pesca en la catástrofe del Prestige. Parece que a Almunia, que ayer decía que tiene "buena opinión" sobre él, ya lo tiene convencido.
Almunia, en su último mes como comisario de la Competencia, parece dispuesto a no abandonar su puesto sin canalizar fondos públicos a la industria nuclear.
El comisario que pedía el cierre de las nucleares en el año 2000, cuando fue candidato a la Presidencia del Gobierno español con el PSOE, quiere autorizar las ayudas estatales para la construcción y operación de los dos reactores nucleares en Hinkley Point C (Reino Unido), un proyecto liderado por la EDF (Francia) y con inversores extranjeros (China).
La subvención, que parece haber sido acordada fuera de los cauces legales, consiste en un sistema de primas por el que el proyecto tiene asegurada la venta de toda la electricidad a 118 €/MWh durante 35 años, ajustándose todos los años a la inflación. Además, el Reino Unido proporcionará una garantía estatal. Esto deja claro que la industria nuclear no es competitiva, pero si hay alguien todavía con alguna duda, puede preguntar al Gobierno finlandés que rechazó el jueves pasado, gracias a los conservadores, la ampliación de licencia para el proyecto de construcción nuclear de Olkiluoto 4. Pero Almunia, comisario de Competencia, que ha limitado en gran medida este tipo de ayudas estatales a las energías renovables, no hace lo propio con las nucleares.
Ni durante todas las presuntas negociaciones, ni durante las no presuntas, se ha pensado en los residuos, ni en la clausura. Parece que cuando se habla de negocios nucleares se espera que duren por los siglos de los siglos, como Garoña. En la actualidad, no existe ningún acuerdo financiero sobre el desmantelamiento y de los residuos.
En octubre del año pasado, justo cuando me preguntaba en esta misma columna qué es lo que el comisario pensaba hacer, el Reino Unido notificó el proyecto a la Comisión, que abrió una investigación en diciembre de 2013. Pero el pasado 17 de septiembre, el secretario de Estado de Energía del Reino Unido se reunió con el comisario para proporcionar información y aclaraciones, y este mismo día Reuters publicó que Almunia era favorable. En sus últimos días de mandato está tratando de impulsar este plan con el fin de lograr una aprobación de último minuto, contra lo cual, el Gobierno austriaco está considerando poner una demanda.
El PP ha propuesto a Cañete, pero el Parlamento Europeo no le debería aprobar. En el caso de Almunia, el PSOE no debería permanecer callado, y el recién nombrado secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, tiene una oportunidad única, para recordarle que, si de él dependiera, cerraría las centrales nucleares, y recuperaría los pagos a las renovables.
Preguntémosle en Twitter: @sanchezcastejon, ¿apruebas o suspendes a @AlmuniaJoaquin?
Cañete va a ser evaluado y tendrá que convencer a los parlamentarios, entre otras cosas, de que no hay ningún inconveniente por haber sido propietario, hasta ayer mismo, de acciones de petroleras Ducar S.L. y Petrologis Canarias, y que han quedado en manos de su familia; que esto es síntoma de imparcialidad e independencia con los intereses privados del mundo energético. Además, deberá demostrar que su conocimiento sobre las impactos que tiene el uso del petróleo en el clima es mejor que el que tenía sobre los impactos de los vertidos de petróleo sobre la pesca en la catástrofe del Prestige. Parece que a Almunia, que ayer decía que tiene "buena opinión" sobre él, ya lo tiene convencido.
Almunia, en su último mes como comisario de la Competencia, parece dispuesto a no abandonar su puesto sin canalizar fondos públicos a la industria nuclear.
El comisario que pedía el cierre de las nucleares en el año 2000, cuando fue candidato a la Presidencia del Gobierno español con el PSOE, quiere autorizar las ayudas estatales para la construcción y operación de los dos reactores nucleares en Hinkley Point C (Reino Unido), un proyecto liderado por la EDF (Francia) y con inversores extranjeros (China).
La subvención, que parece haber sido acordada fuera de los cauces legales, consiste en un sistema de primas por el que el proyecto tiene asegurada la venta de toda la electricidad a 118 €/MWh durante 35 años, ajustándose todos los años a la inflación. Además, el Reino Unido proporcionará una garantía estatal. Esto deja claro que la industria nuclear no es competitiva, pero si hay alguien todavía con alguna duda, puede preguntar al Gobierno finlandés que rechazó el jueves pasado, gracias a los conservadores, la ampliación de licencia para el proyecto de construcción nuclear de Olkiluoto 4. Pero Almunia, comisario de Competencia, que ha limitado en gran medida este tipo de ayudas estatales a las energías renovables, no hace lo propio con las nucleares.
Ni durante todas las presuntas negociaciones, ni durante las no presuntas, se ha pensado en los residuos, ni en la clausura. Parece que cuando se habla de negocios nucleares se espera que duren por los siglos de los siglos, como Garoña. En la actualidad, no existe ningún acuerdo financiero sobre el desmantelamiento y de los residuos.
En octubre del año pasado, justo cuando me preguntaba en esta misma columna qué es lo que el comisario pensaba hacer, el Reino Unido notificó el proyecto a la Comisión, que abrió una investigación en diciembre de 2013. Pero el pasado 17 de septiembre, el secretario de Estado de Energía del Reino Unido se reunió con el comisario para proporcionar información y aclaraciones, y este mismo día Reuters publicó que Almunia era favorable. En sus últimos días de mandato está tratando de impulsar este plan con el fin de lograr una aprobación de último minuto, contra lo cual, el Gobierno austriaco está considerando poner una demanda.
El PP ha propuesto a Cañete, pero el Parlamento Europeo no le debería aprobar. En el caso de Almunia, el PSOE no debería permanecer callado, y el recién nombrado secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, tiene una oportunidad única, para recordarle que, si de él dependiera, cerraría las centrales nucleares, y recuperaría los pagos a las renovables.
Preguntémosle en Twitter: @sanchezcastejon, ¿apruebas o suspendes a @AlmuniaJoaquin?