Pocas cosas logran honrar la cultura latinoamericana como lucir una guayabera en los eventos importantes. Es algo que resulta especial a los ojos de quienes sabemos que sus orígenes humildes la convierten en una verdadera sobreviviente de los convulsos tiempos de la era fashionista. Es clásica y el solo hecho de ser un símbolo de la región es carta ganadora en la Cumbre Iberoamericana que acaba de concluir en Veracruz, México.
La gran sorpresa de 2014 ha sido el rey Felipe VI. Acostumbrados a verlo siempre de corbata o llevando su impecable uniforme militar, hay que reconocer que su aparición en guayabera ha sido un acierto. Dos alforzas en la parte delantera, una en la parte de atrás, dos bolsillos, manga larga y sin gemelos. Luce elegante, auténtico y con un aire de cercanía dentro del grupo de invitados.
No sé qué correspondió como regalo a las mujeres asistentes, pero para los demás jefes de estado y de gobierno tener las guayaberas hechas a medida y perfectamente planchadas en la habitación del hotel como detalle de bienvenida es digno de aplauso. Ahora, también es un riesgo porque a algunos señores les queda mejor que a otros. Como todo en la vida. Sólo basta con ver con las fotos de recuerdo.
El color blanco fue protagonista del encuentro y aunque no es nada favorecedor porque aumenta volumen a la figura, sin duda es el más apropiado a la hora de asistir a este tipo de actos. Ha sido un buen gesto por parte de los organizadores.
Los presidentes de Guatemala, Paraguay y Uruguay se resistieron a llevarla y aguantaron estoicamente el calor del puerto veracruzano. El presidente español, Mariano Rajoy, se iba quedando fuera del club de la guayabera pero recapacitó y se dejó convencer. Había que estar a la altura del recuerdo. La guayabera puede parecer exótica pero es también macondiana, digna de Gabriel García Márquez, quien fue uno de sus más ilustres seguidores.
Vamos al uso y algunas recomendaciones. Si se trata de un acto protocolario como el de México, se deben llevar con zapatos cerrados y calcetines. Pantalón oscuro, azul marino o negro es lo indicado. Aunque el pantalón beige como el que lució el presidente de Ecuador, Rafael Correa, es también una opción muy popular en América Latina.
Llevar una camiseta de algodón interior no es obligatorio. Depende del tejido y la transparencia del mismo. Pero al tratarse de un lugar caluroso en el que habrá que permanecer durante mucho tiempo escuchando y ofreciendo discursos, es mejor ir protegidos contra la sudoración excesiva y evitar desastres que pasen factura en las fotos e imágenes de televisión.
La guayabera es chic. Nada podrá igualar el look que ofrece a quienes la eligen como prenda de vestir. No resta solemnidad y sí genera una sensación de austeridad. Si, la austeridad que parece ser la palabra clave en los discursos que por éstos días se ofrecen en la Cumbre Iberoamericana.
La gran sorpresa de 2014 ha sido el rey Felipe VI. Acostumbrados a verlo siempre de corbata o llevando su impecable uniforme militar, hay que reconocer que su aparición en guayabera ha sido un acierto. Dos alforzas en la parte delantera, una en la parte de atrás, dos bolsillos, manga larga y sin gemelos. Luce elegante, auténtico y con un aire de cercanía dentro del grupo de invitados.
No sé qué correspondió como regalo a las mujeres asistentes, pero para los demás jefes de estado y de gobierno tener las guayaberas hechas a medida y perfectamente planchadas en la habitación del hotel como detalle de bienvenida es digno de aplauso. Ahora, también es un riesgo porque a algunos señores les queda mejor que a otros. Como todo en la vida. Sólo basta con ver con las fotos de recuerdo.
El color blanco fue protagonista del encuentro y aunque no es nada favorecedor porque aumenta volumen a la figura, sin duda es el más apropiado a la hora de asistir a este tipo de actos. Ha sido un buen gesto por parte de los organizadores.
Los presidentes de Guatemala, Paraguay y Uruguay se resistieron a llevarla y aguantaron estoicamente el calor del puerto veracruzano. El presidente español, Mariano Rajoy, se iba quedando fuera del club de la guayabera pero recapacitó y se dejó convencer. Había que estar a la altura del recuerdo. La guayabera puede parecer exótica pero es también macondiana, digna de Gabriel García Márquez, quien fue uno de sus más ilustres seguidores.
Vamos al uso y algunas recomendaciones. Si se trata de un acto protocolario como el de México, se deben llevar con zapatos cerrados y calcetines. Pantalón oscuro, azul marino o negro es lo indicado. Aunque el pantalón beige como el que lució el presidente de Ecuador, Rafael Correa, es también una opción muy popular en América Latina.
Llevar una camiseta de algodón interior no es obligatorio. Depende del tejido y la transparencia del mismo. Pero al tratarse de un lugar caluroso en el que habrá que permanecer durante mucho tiempo escuchando y ofreciendo discursos, es mejor ir protegidos contra la sudoración excesiva y evitar desastres que pasen factura en las fotos e imágenes de televisión.
La guayabera es chic. Nada podrá igualar el look que ofrece a quienes la eligen como prenda de vestir. No resta solemnidad y sí genera una sensación de austeridad. Si, la austeridad que parece ser la palabra clave en los discursos que por éstos días se ofrecen en la Cumbre Iberoamericana.