El 1 de enero de 2015, la Corte de Casación de Egipto publicó una resolución en la que apoyaba el recurso presentado por Mohamed Fahmy para pedir la anulación de su condena a siete años de cárcel. De esta manera, el tribunal más importante del país reconocía que se cometieron errores en el juicio que le condenó. Pero, en vez de liberar a Fahmy, la Corte ha ordenado que se le vuelva a juzgar y le ha denegado la libertad bajo fianza. Las razones para esta decisión y la posición de la acusación sobre este nuevo juicio se publicarán en las próximas semanas.
Fahmy es un periodista que fue condenado por publicar noticias falsas y por apoyar a los Hermanos Musulmanes. Estas acusaciones no son ciertas y no fueron respaldadas por ninguna prueba durante el juicio. Fahmy nunca ha apoyado a los Hermanos Musulmanes. No se presentó ninguna prueba en el juicio que demostrara que se inventó alguna vez alguna noticia o informó de un hecho que sabía que no era cierto. Cumple una condena draconiana simplemente por informar.
Un nuevo juicio es un proceso lento de resultado incierto. No está claro cómo arreglará las deficiencias del primer juicio. Los cargos en sí son una violación del derecho a la libertad de expresión, reconocido por las leyes egipcias e internacionales. No hay garantías de que un nuevo comité de jueces vaya a respetar el procedimiento o a exigir pruebas convincentes antes de decidir si se cometió algún delito. Fahmy no puede, por tanto, esperar una solución rápida ni justa a través de este nuevo juicio.
Como abogados de Fahmy, estamos tratando de entablar un diálogo con las autoridades egipcias y canadienses para cooperar juntos y tratar de hallar una solución rápida y justa a esta situación. Hemos pedido su absolución por escrito al presidente egipcio, al ministro de Justicia, al de Asuntos Exteriores y al Fiscal General, y aún esperamos su respuesta.
El presidente Sisi tiene el poder de otorgar a Fahmy y a sus colegas el indulto en cualquier momento, según el artículo 155 de la Constitución de Egipto. Se ha distanciado del caso al señalar que su detención ocurrió antes de que llegara a la presidencia. Ha declarado que Fahmy y sus colegas no debieron ser juzgados. Ha manifestado arrepentimiento por las consecuencias negativas que el caso ha tenido para Egipto. Y ha afirmado que está considerando indultarles y tratando de encontrar alguna solución al problema. Aunque Sisi ha asegurado que no otorgará ningún indulto mientras el procedimiento judicial continúe abierto, ahora que el recurso de apelación ha sido resuelto -y la judicatura ha reconocido que se violó la ley durante el juicio-, esperamos que el presidente decida involucrarse.
El traslado a Canadá también es posible y ya ha recibido el apoyo oficial del Gobierno canadiense. También estamos en contacto con funcionarios de Ottawa, a través del abogado canadiense Lorne Waldman, y buscamos una oportunidad para discutir las condiciones del traslado de Fahmy con el Ministerio de Asuntos Exteriores. Hemos sido informados de que el ministro Baird tiene presente que hemos pedido una audiencia y esperamos que ese encuentro tenga lugar antes del viaje que ha planeado a El Cairo a mediados de enero. También será bien recibida cualquier respuesta oficial de las autoridades egipcias a nuestra petición de un indulto y que establezca los términos del traslado.
Mientras tanto, sabiendo que la deliberación sobre el indulto y las negociaciones de un traslado suponen un retraso en el proceso, es imperativo que Fahmy sea puesto en libertad por razones de salud, según el Código Penal egipcio. El Sindicato de Periodistas de Egipto envió una petición para su puesta en libertad por razones humanitarias al Fiscal General en octubre y ha recibido el apoyo de abogados y funcionarios del Consulado de Canadá. Los informes médicos adjuntos a la solicitud confirman que Fahmy padece Hepatitis C y otros problemas de salud que no pueden ser tratados de forma adecuada en prisión. Su condena supone un serio riesgo para su salud y debe ser puesto en libertad para su tratamiento inmediatamente, mientras se resuelven las peticiones sobre su caso.
Fahmy lleva en la cárcel más de un año, en un caso que supone un shock para la conciencia de egipcios y extranjeros. Esperamos poder trabajar de forma constructiva con las autoridades egipcias y canadienses en los próximos días y acordar su liberación tan pronto como sea posible.
Hay otro asunto que merece ser mencionado. Un artículo publicado en The Guardian el 2 de enero de 2015 señalaba que unos funcionarios egipcios amenazaron con detener a Amal Clooney por representar a Fahmy. El incidente al que hace referencia se remonta en realidad a principios de 2014, cuando analistas expertos en asuntos egipcios advirtieron al Instituto de los Derechos Humanos del Colegio de Abogados Internacional (IBA) que Clooney y sus colegas se arriesgaban a ser arrestados si la institución publicaba en Egipto un informe en el que criticaban las condenas por "delitos" como insultar al poder judicial, al Gobierno o al Ejército egipcios. Debido a estas advertencias, el IBA decidió que no era seguro lanzar el informe en El Cairo y los autores tuvieron que presentarlo en Londres. Esto ocurrió antes de que Clooney se implicara en el caso de Fahmy, antes de que el actual presidente de Egipto llegara al poder y en un contexto completamente ajeno a este caso. El periodista ya se ha disculpado por la forma engañosa en que presentó la información y se ha corregido el artículo. Pero lo importante es que el foco no debe ponerse en los riesgos a los que se enfrentaron abogados o periodistas en el pasado sino en las amenazas a la libertad de expresión en el Egipto actual. Creemos que es prometedor que el presidente Sisi haya manifestado que está considerando perdonar a Fahmy. Sería prometedor que las autoridades consintieran en transferirlo a Canadá. Liberar a Fahmy supondría enviar el mensaje de que los periodistas en Egipto no serán detenidos por ejercer su labor y honraría las aspiraciones de aquellos que se han manifestado por un Egipto nuevo y más progresista.
Este artículo fue publicado originalmente en la edición estadounidense de The Huffington Post y ha sido traducido del inglés por María de Sancha.