Era un pequeño sendero que retrepaba por un robledal salvaje. Uno de esos pocos parajes de la geografía ibérica que durante miles de años habían permanecido inalterables, salvo algún prado, salvo alguna cabaña de piedra para el ganado que en la zona llaman invernales. Era un lugar donde, a medida que las vacas desaparecían, la fauna salvaje iba recuperando su espacio.... Hasta que llegaron las ansias humanas de destrozo, financiadas con dinero público, localizaron el lugar, y la pequeña vena que cruzaba el bosque -en el que los osos pardos creían haber encontrado también un lugar donde criar y esconderse- se convirtió en otra arteria por la que se desangra la naturaleza.
Lo parece..., pero no es un cuento. Ese lugar, que nunca recuperará del todo su antiguo esplendor, es el frondoso paraje que se extiende en las cercanías del Valle de Liébana, en un diminuto municipio llamado Lamedo, colgado de un monte. La vena, por la que hasta hace unos años transitaban esporádicamente algún vehículo del pueblo, los pastores y pocos montañeros, enlaza Liébana con el valle de Polaciones, y esa circunstancia coincide en espacio y tiempo con la brutal herida perpetrada en el robledal, hogar de ciervos, corzos, zorros, búhos reales, lobos, gatos monteses... y también del gran plantigrado. Ya en 2012, la Fundación Oso Pardo detectó en la zona una osa y tres oseznos. Este año, otra hembra y sus crías se esconden entre el arbolado, y ya han sido avistados muy cerca de la pequeña aldea cántabra.
La herida cruel, que lleva (como publiqué en EL MUNDO) seis años abierta, supurando árboles caídos, convirtió un sendero en una pista que alcanza hasta ocho metros de anchura en algunos tramos, arrambló con robles centenarios y dejó a muchos otros con las raíces al aire, hoy pendientes de su irremisible muerte; dañó fuentes de manantial; y abrió la puerta a humanos -a lomos de motores- que antes no se atrevían a internarse en este paraje.
Tanto la Fundación como la organización SEO/Birdlife en Cantabria, cuyo delegado es Felipe Gonzalez, denunciaron a las autoridades el desaguisado, al poco tiempo del desastre. En concreto, lo hicieron ante la ya exdirectora general de Montes de Cantabria. Y preparada tenía la explicación: "Dijeron que querían arreglarla como pista anti-incendidos y que se les fue la mano a los que llevaron las máquinas para arreglar el camino", recuerda Guillermo Palomero, presidente de la Fundación.
Se les fue la mano de dos a seis -y hasta ocho- metros de ancho, en unos cinco kilómetros de recorrido, ni más ni menos. Se les fue la mano..., y aquel sendero acabó enlazando dos zonas que a los humanos les vienen muy bien para ahorrarse tiempo (quizás para ver más televisión...). ¿Es casualidad? Puede ser, porque conectar Liébana y las comarcas del Alto Campoo es un sueño-pesadilla que no es nuevo. Ya el ex presidente Revilla pensó en su día en hacer un túnel gigantesco que agujereara dos montañas para viajar de Reinosa a Potes ¡en 20 minutos! ¿Y para qué?, aún se preguntan algunos. Menos mal que llegó la crisis y aquel delirio faraónico pasó al olvido. Poco después, a los obreros "se le fue la mano", y un sendero se convirtió en una pista; quién sabe si no podría haber acabado asfaltada si los conservacionistas no hubieran puesto antes el grito en el cielo.
El caso es que los entonces responsables de un Gobierno PRC-PSOE (PRC, Partido Regionalista de Cantabria, es decir, el del mismo Revilla), se comprometieron a "una restauración inmediata del lugar", toda vez que todo el área es un LIC (Lugar de Interés Comunitario) incluido en la europea RED NATURA 2000, y también una Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA). Claro que, en los dos años que le restaban en el puesto, no les dio tiempo. Después llegó el sucesor en el cargo, Francisco Javier Manrique, un Gobierno del PP. Y para no ser menos, volvió a asegurar a los conservacionistas que no se preocuparan, que se encargarían de la restauración pendiente, en cuanto se pudiera... Que en ese momento no había dinero; con tanto despilfarro...
Árboles, con las raíces al aire tras ampliar la pista.| R.M.T.
A punto de acabar la legislatura, este 2015, la pista sigue a sus anchas, incluso parece que la mejoran cada vez que la naturaleza intenta recuperar su espacio y un terraplén se viene abajo. Al mismo ritmo, la indignación entre los expertos en fauna de la comunidad autónoma no deja de crecer: "Es una barbaridad, porque sabemos que es una zona que frecuentan osas con sus crías, que viven allí, y que con la nueva pista es más fácil que crucen coches de Liébana a Polaciones, y viceversa, porque se ahorran tiempo, aunque es algo que está prohibido. Es vergonzoso, pero qué se puede esperar de un Gobierno que no ha hecho los planes de gestión de la Red Natura antes del fin de plazo, el 31 de diciembre. Otras comunidades los han hecho mal, pero Cantabria ni eso", denuncia Palomero.
Tampoco es la única 'auto' pista en una zona protegida, como recuerda González, que en agosto de 2013 ya denunció otro intolerable arreglo en el Parque Natural de Saja-Besaya que también habría que restañar..., y que sigue como estaba, sangrando, poniendo de relieve de qué madera está hecha la sensibilidad ambiental del Gobierno cántabro. Triste es que quien tiene bajo su órbita de poder uno de los parajes más hermosos de Europa sea tan cegato al cuidar un tesoro que no le pertenece porque es de todos, y a la vez de nadie. Triste que no haya respuesta a las preguntas de este Laboratorio sobre sus promesas incumplidas.
Vídeo: @DanielAlon
González recuerda que en este país "los ingenieros de montes están obsesionados con las pistas contra los incendios [yo añado que esto coincide con los brutales recortes de recursos para evitar que prenda la llama]" y que "tenemos más cicatrices en los montes que ningún otro país europeo, porque no hay ninguna sensibilidad con el paisaje, ni con la fauna. En Liébana no queda ni un cantadero de urogallo que no esté a más de un kilómetro de una pista, de tantas como tenemos. En las de Lamedo y Saja, se dejó el arreglo en manos de contratistas, y como no existe ninguna regulación, no se puede hacer nada para denunciarlo formalmente", denuncia el responsable de SEO/Birdlife (Sociedad Española de Ornitología). Eso sí, luego se gastan dos millones de euros para recuperar la especie, cuando ésta entra en crisis.
Por su parte, Palomero sabe bien que los osos pardos de la zona oriental de Cantabria, que viven cerca de Lamedo, forman parte de la población más vulnerable, la que más tiempo estuvo aislada genéticamente de los suyos de Occidente, y la que sólo ahora comienza a recuperarse lentamente, gracias a intercambios de machos y hembras con la más populosa de la otra vertiente, como señala un reciente informe de la Fundación y el CSIC.
Algunos en los pueblos cercanos se quejan de que, de cuando en cuando, un lobo mata una oveja, un oso destroza las colmenas, o quizás un zorro como el de la foto, al que bautizamos 'Toñín' después de visitarnos cada noche, acaba con las gallinas.... La diferencia es que lo suyo es pura supervivencia, reclamo de un derecho al espacio que les arrebatamos, mientras que el ansia depredadora y destructora que hay detrás de estas venas abiertas (recordando a Eduardo Galeano) es típica de nuestra especie. Yo quiero seguir encontrándome esos ojos brillantes en la noche. Cuanto más los miro, más parecen decirme: "Ayúdame a permanecer". Solo eso.
Este post fue publicado inicialmente en el blog de la autora