Depresión.
¿Has estado ahí? Quienes conozcan ese terreno difícilmente lo olvidarán.
Las tareas básicas se convierten en monstruos inoportunos imposibles de vencer. Lavarse los dientes puede ser como correr una maratón. La luz del día resulta molesta. Los días de lluvia la cosa empeora.
Mi mejor amiga sufre gravemente de depresión. Me rompe el corazón verla. Al principio, cada parte de mí quería arrastrarla de su casa a un mundo de luz y felicidad. Quizá se sentiría mejor si simplemente... ¿lo intentara? Le hablé sobre lo bonita que es la vida. Le recordé todas las cosas buenas que tiene.
¡Eso lo arreglaría por completo!
Pero no estaba siendo de ayuda. De hecho, no tenía ni idea del tema.
La depresión no estaba basada en la pereza o la ingratitud.
Y aunque yo lo hacía de buena fe, me di cuenta de que lo que intentaba era sentirme mejor conmigo misma respecto a su depresión. Lo hablé con mi amiga. Le pregunté directamente: ¿Qué debería hacer una persona por un ser querido que sufre? ¿Cómo puede ayudar?
Estuvimos charlando sobre sus sentimientos. Su perspectiva. Su dolor. Entonces dimos con algunas claves que me ayudarían a ser mejor amiga. Y hoy quiero compartirlas con vosotros:
1) Pregunta y llévalo a cabo
Para empezar, pregunta a tu amigo: ¿Qué es lo que más te agobia en este momento?
¿Está cansada por un bebé revoltoso? ¿Fregar los platos le parece una tarea imposible? Quizás el montón de ropa que llega al techo es lo que le hace no querer salir de la cama. Hazlo. Coge a su bebé para que ella pueda darse una ducha y dormir. Empieza con la pila de los cacharros. Dobla su colada. Es increíble lo que se puede conseguir con poco para una mente atormentada.
2. Entiende que la depresión es una enfermedad química y física
Un montón de enfermedades invisibles están causadas por desequilibrios químicos del cerebro. No le puedes decir a un amigo con la pierna rota que se ponga a andar como si nada. Del mismo modo, no le puedes decir a un amigo que sufre que se olvide del dolor. Sé amable. Sé paciente. Tu amigo está enfermo, su dolor es legítimo. Necesita tu apoyo.
3. Ofrece tu presencia sin esperar nada a cambio
A veces, las pequeñas cosas pueden marcar una gran diferencia. Acuérdate de llamarle de vez en cuando. Deja tus cosas y dale un abrazo. Ofrécete para cuidar a sus hijos.
Pero hazlo sin condiciones. Sin compromisos. Puede que el estado de ánimo de tu amiga no mejore visiblemente cuando estés con ella; pero eso no significa que no estés siendo de ayuda. Recuerda que su tristeza es la enfermedad. No te lo tomes de forma personal.
4. Ten en cuenta (y celebra) sus pequeños esfuerzos
¿Ha decidido salir de casa por iniciativa propia? ¿Se ha arreglado el pelo? Parece de sentido común, pero debes decírselo. Los ánimos reafirman a las personas que luchan contra la depresión.
5. Conoce tus límites
Tu amigo tiene una enfermedad que requiere intervención profesional. No puedes ser su médico, así que no lo intentes. Darles consejos sobre cómo sentirse mejor es muy mala idea a menos que ellos te lo pidan. Lo que puedes --y debes-- hacer es ofrecer un hombro sobre el que llorar, una mano tendida y un abrazo siempre que sea necesario.
La depresión es dura. No sólo para el que la sufre, sino también para sus seres queridos. Pero tú, como amigo, tienes una gran oportunidad. Puedes acercar un rayo de luz a alguien estancado en mitad de la lluvia.
Y eso es algo bello.
Este post apareció originalmente en el blog Mom Babble.
El artículo fue publicado con anterioridad en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano.
Ve a nuestra portada Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter
¿Has estado ahí? Quienes conozcan ese terreno difícilmente lo olvidarán.
Las tareas básicas se convierten en monstruos inoportunos imposibles de vencer. Lavarse los dientes puede ser como correr una maratón. La luz del día resulta molesta. Los días de lluvia la cosa empeora.
Mi mejor amiga sufre gravemente de depresión. Me rompe el corazón verla. Al principio, cada parte de mí quería arrastrarla de su casa a un mundo de luz y felicidad. Quizá se sentiría mejor si simplemente... ¿lo intentara? Le hablé sobre lo bonita que es la vida. Le recordé todas las cosas buenas que tiene.
¡Eso lo arreglaría por completo!
Pero no estaba siendo de ayuda. De hecho, no tenía ni idea del tema.
La depresión no estaba basada en la pereza o la ingratitud.
Y aunque yo lo hacía de buena fe, me di cuenta de que lo que intentaba era sentirme mejor conmigo misma respecto a su depresión. Lo hablé con mi amiga. Le pregunté directamente: ¿Qué debería hacer una persona por un ser querido que sufre? ¿Cómo puede ayudar?
Estuvimos charlando sobre sus sentimientos. Su perspectiva. Su dolor. Entonces dimos con algunas claves que me ayudarían a ser mejor amiga. Y hoy quiero compartirlas con vosotros:
1) Pregunta y llévalo a cabo
Para empezar, pregunta a tu amigo: ¿Qué es lo que más te agobia en este momento?
¿Está cansada por un bebé revoltoso? ¿Fregar los platos le parece una tarea imposible? Quizás el montón de ropa que llega al techo es lo que le hace no querer salir de la cama. Hazlo. Coge a su bebé para que ella pueda darse una ducha y dormir. Empieza con la pila de los cacharros. Dobla su colada. Es increíble lo que se puede conseguir con poco para una mente atormentada.
2. Entiende que la depresión es una enfermedad química y física
Un montón de enfermedades invisibles están causadas por desequilibrios químicos del cerebro. No le puedes decir a un amigo con la pierna rota que se ponga a andar como si nada. Del mismo modo, no le puedes decir a un amigo que sufre que se olvide del dolor. Sé amable. Sé paciente. Tu amigo está enfermo, su dolor es legítimo. Necesita tu apoyo.
3. Ofrece tu presencia sin esperar nada a cambio
A veces, las pequeñas cosas pueden marcar una gran diferencia. Acuérdate de llamarle de vez en cuando. Deja tus cosas y dale un abrazo. Ofrécete para cuidar a sus hijos.
Pero hazlo sin condiciones. Sin compromisos. Puede que el estado de ánimo de tu amiga no mejore visiblemente cuando estés con ella; pero eso no significa que no estés siendo de ayuda. Recuerda que su tristeza es la enfermedad. No te lo tomes de forma personal.
4. Ten en cuenta (y celebra) sus pequeños esfuerzos
¿Ha decidido salir de casa por iniciativa propia? ¿Se ha arreglado el pelo? Parece de sentido común, pero debes decírselo. Los ánimos reafirman a las personas que luchan contra la depresión.
5. Conoce tus límites
Tu amigo tiene una enfermedad que requiere intervención profesional. No puedes ser su médico, así que no lo intentes. Darles consejos sobre cómo sentirse mejor es muy mala idea a menos que ellos te lo pidan. Lo que puedes --y debes-- hacer es ofrecer un hombro sobre el que llorar, una mano tendida y un abrazo siempre que sea necesario.
La depresión es dura. No sólo para el que la sufre, sino también para sus seres queridos. Pero tú, como amigo, tienes una gran oportunidad. Puedes acercar un rayo de luz a alguien estancado en mitad de la lluvia.
Y eso es algo bello.
Este post apareció originalmente en el blog Mom Babble.
El artículo fue publicado con anterioridad en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano.
Ve a nuestra portada Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter