El pasado 28 de enero un obús israelí mató al cabo español Francisco Javier Soria, un casco azul desplegado entre el Líbano e Israel, en la zona denominada "blue line". Israel ha reconocido la autoría del disparo que se produjo en suelo libanés.
Recientemente, hemos conocido el informe reservado del Estado Mayor de la Defensa del Ejército de España, que confirma el uso de bombas de racimo y el lanzamiento reiterado de proyectiles que iban corrigiendo la trayectoria desde la localidad Majidiye hacia el puesto 4-28 de las Naciones Unidas, impactando finalmente en la torre de vigilancia principal donde se encontraba Francisco Javier Soria. La información constata que Israel apuntó y disparó deliberadamente.
El informe oficial de la ONU recuerda que el ataque se produjo sobre un puesto de Naciones Unidas "cuyas coordenadas son totalmente conocidas por el ejército israelí". Durante 2 horas, entre las 11:48 y las 13:43 de ese día, Israel lanzó sobre esa posición 118 obuses de artillería, 90 granadas de mortero y 5 proyectiles de tanque (incluyendo bombas de racimo) que acabaron con la muerte del casco azul español.
La UE no puede quedarse de brazos cruzados ante esta clara violación del Derecho Internacional Público. Por ello, hemos remitido una carta a la alta representante de la UE, Federica Mogherini, reclamando de ella -cuya autoridad se ha consolidado en pocos meses- una necesaria y contundente respuesta diplomática frente a Israel para que sus autoridades reconozcan su culpabilidad y compensen a la familia del militar muerto en misión de paz.
Pero no sólo la Unión Europea. También la Comunidad Internacional debe utilizar todas sus herramientas para responder a unos hechos de tal gravedad que, en ningún caso, pueden quedar impunes. Es hora de que también Israel asuma responsabilidades por los errores que comete.
Es imprescindible que Europa pase de ser mero pagador a ser verdadero actor en los conflictos abiertos en Oriente Medio. No queremos dejar pasar, una vez más, la oportunidad.
Recientemente, hemos conocido el informe reservado del Estado Mayor de la Defensa del Ejército de España, que confirma el uso de bombas de racimo y el lanzamiento reiterado de proyectiles que iban corrigiendo la trayectoria desde la localidad Majidiye hacia el puesto 4-28 de las Naciones Unidas, impactando finalmente en la torre de vigilancia principal donde se encontraba Francisco Javier Soria. La información constata que Israel apuntó y disparó deliberadamente.
El informe oficial de la ONU recuerda que el ataque se produjo sobre un puesto de Naciones Unidas "cuyas coordenadas son totalmente conocidas por el ejército israelí". Durante 2 horas, entre las 11:48 y las 13:43 de ese día, Israel lanzó sobre esa posición 118 obuses de artillería, 90 granadas de mortero y 5 proyectiles de tanque (incluyendo bombas de racimo) que acabaron con la muerte del casco azul español.
La UE no puede quedarse de brazos cruzados ante esta clara violación del Derecho Internacional Público. Por ello, hemos remitido una carta a la alta representante de la UE, Federica Mogherini, reclamando de ella -cuya autoridad se ha consolidado en pocos meses- una necesaria y contundente respuesta diplomática frente a Israel para que sus autoridades reconozcan su culpabilidad y compensen a la familia del militar muerto en misión de paz.
Pero no sólo la Unión Europea. También la Comunidad Internacional debe utilizar todas sus herramientas para responder a unos hechos de tal gravedad que, en ningún caso, pueden quedar impunes. Es hora de que también Israel asuma responsabilidades por los errores que comete.
Es imprescindible que Europa pase de ser mero pagador a ser verdadero actor en los conflictos abiertos en Oriente Medio. No queremos dejar pasar, una vez más, la oportunidad.