Tras el no, corresponde al Gobierno griego concretar sus anunciadas propuestas de negociación para que Grecia siga siendo miembro de la UE y del Eurogrupo. El debate se plantea entre socios, y no solo entre un deudor con sus acreedores. Todos iguales de legítimos y comprometidos en construir la UE con solidaridad compartida. Tsipras no es Leónidas en las Termopilas contra el imperio persa, sus problemas no vienen solo del exterior.
La expresión de la solidaridad actual es el Mecanismo de Estabilidad financiado entre todos (España aporta 83.000 millones de 700.000 mil (11,9 % capital), y tuvo la ayuda para la Banca de cuarenta mil millones. Grecia, 19.600 (el 2,8 %). Tras los rescates, debe 140.000 millones al MEDE, y lo más grave es se ha colocado en situación de impago al FMI. La solución no es poner más dinero en un tonel de las Danaides sin fondo.
El esfuerzo de estabilidad debe partir de cada país. Grecia necesita romper con un pasado de economía de rentista que llevó a un déficit insostenible; la vía es modernizar y reformar su sistema fiscal, judicial, administrativo, etc.
La salida requiere un cambio de visión y reforzar de modo inmediato la Unión Económica y Política.
Hay que proponer un plan con tres dimensiones en línea con el informe de los cinco presidentes que no se examinó precisamente en el Consejo Europeo de fin de junio:
No se puede seguir con una cogestión UE-FMI que levanta ronchas en todo el mundo con países menos desarrollados que tienen que aportar su solidaridad a los europeos.
Hay que tener también muy en cuenta el papel geopolítico de Grecia en un frente oriental y mediterráneo de máxima inestabilidad.
Lo más positivo sería poner el problema encima de la mesa como un problema de todos para resolverlo entre todos, como aconsejaba Jean Monnet. La vía del enfrentamiento bilateral solo puede conducir a una escena como la del saqueo de la película Zorba el griego.
La expresión de la solidaridad actual es el Mecanismo de Estabilidad financiado entre todos (España aporta 83.000 millones de 700.000 mil (11,9 % capital), y tuvo la ayuda para la Banca de cuarenta mil millones. Grecia, 19.600 (el 2,8 %). Tras los rescates, debe 140.000 millones al MEDE, y lo más grave es se ha colocado en situación de impago al FMI. La solución no es poner más dinero en un tonel de las Danaides sin fondo.
El esfuerzo de estabilidad debe partir de cada país. Grecia necesita romper con un pasado de economía de rentista que llevó a un déficit insostenible; la vía es modernizar y reformar su sistema fiscal, judicial, administrativo, etc.
La salida requiere un cambio de visión y reforzar de modo inmediato la Unión Económica y Política.
Hay que proponer un plan con tres dimensiones en línea con el informe de los cinco presidentes que no se examinó precisamente en el Consejo Europeo de fin de junio:
- Reactivar la economía con un plan de inversiones (fondos de cohesión, estructurales, más iniciativa Juncker, implicando al BEI y Banco Mundial. No se puede hablar solo de deudas, hay que crear una economía sostenible en Grecia.
- Plantear la reestructuración de la deuda con una perspectiva de conjunto, convirtiendo el MEDE en el Fondo Monetario Europeo y creando el Tesoro Europeo. Esta decisión permitiría la mutualización de la deuda de los países del Eurogrupo por encima del 60%. Operación que fortalecería al euro, con el mayor mercado mundial de bonos, abarataría los intereses y beneficiaría a todos los Estados miembros del Eurogrupo.
- En este proceso, la reestructuración de la deuda griega debería plantearse con condicionalidad en función de un calendario de reformas. En la misma, debería asumir su parte la banca privada.
No se puede seguir con una cogestión UE-FMI que levanta ronchas en todo el mundo con países menos desarrollados que tienen que aportar su solidaridad a los europeos.
Hay que tener también muy en cuenta el papel geopolítico de Grecia en un frente oriental y mediterráneo de máxima inestabilidad.
Lo más positivo sería poner el problema encima de la mesa como un problema de todos para resolverlo entre todos, como aconsejaba Jean Monnet. La vía del enfrentamiento bilateral solo puede conducir a una escena como la del saqueo de la película Zorba el griego.