Si al oír Mihura piensa en toros, se equivoca. Sin embargo, este verano hay un Mihura suelto por Madrid. Y debería dejarse pillar por él. Por este dramaturgo que usó siempre la risa, la ironía y los sobrentendidos para hacer reír, una risa sutil como las de las películas inglesas de la productora Ealing, una risa de reconocimiento que permite reírse de uno mismo como si uno se riese de los otros.
El Mihura que está suelto es Milagro en casa de los López, que se programa en la terraza del Teatro Galileo dentro de los Veranos de la Villa de Madrid 2015. Y cuenta la vida de una pareja de ricos diletantes que no se aguantan y que llevan la friolera de diez años sin salir de casa. ¿Para qué? ¡Con la que está cayendo! Y al espectador que los oye se le pone la cara de envidia. Le dura poco, porque la obra viene a decir que si uno no sale a tratarse con la realidad, la tozuda realidad se le mete en casa (lo que es, ya de por sí, un milagro).
En este caso, en forma de huéspedes, y con ellos, las sospechas, los sobrentendidos, la desconfianza, la lectura de señales divinas. Y, en definitiva, el enredo o el embrollo que, aunque en este montaje tarda en llegar, llega y lo hace para divertir, para conseguir el milagro de risa. La milagrosa risa que, como corresponde a los tiempos, se rodea de muebles de diseño, plasmas y hasta sprays quitamanchas y, ¡cómo no!, de pilates y gin tonics que dan lugar a los momentos más divertidos de la velada, pues aquí si que sí el público sabe de qué se está riendo.
Risa teatral que, a una audiencia acostumbrada a asociar cine y palomitas, se le permite acompañar de bebida y comida, de una cena de pinchos y bocatas. Dando al espectáculo ese aspecto popular de verbena o de lo que debían ser las corralas. Pues hay un público que quiere pasarlo bien, pasar el tiempo y que no le cuenten milongas, y menos en esta época festiva y calurosa de verano en la que se han aflojado el cinturón, la ropa y la mente.
Tiempo de relax, de no pensar en otra cosa que no sea en cómo superar los calurosos días de verano en los que se sueltan Mihuras, Jardieles, etc. en las plazas de España, y en dejarse pillar por estos clásicos autores cómicos, sus clásicos contemporáneos que mayores, medianos, jóvenes y niños entienden. Más si los protagonizan rostros populares de la tele, como en este caso lo hacen Nuria González (Los Serrano, Física y Química) y Carlos Chamarro (Gym Tonic).
El Mihura que está suelto es Milagro en casa de los López, que se programa en la terraza del Teatro Galileo dentro de los Veranos de la Villa de Madrid 2015. Y cuenta la vida de una pareja de ricos diletantes que no se aguantan y que llevan la friolera de diez años sin salir de casa. ¿Para qué? ¡Con la que está cayendo! Y al espectador que los oye se le pone la cara de envidia. Le dura poco, porque la obra viene a decir que si uno no sale a tratarse con la realidad, la tozuda realidad se le mete en casa (lo que es, ya de por sí, un milagro).
En este caso, en forma de huéspedes, y con ellos, las sospechas, los sobrentendidos, la desconfianza, la lectura de señales divinas. Y, en definitiva, el enredo o el embrollo que, aunque en este montaje tarda en llegar, llega y lo hace para divertir, para conseguir el milagro de risa. La milagrosa risa que, como corresponde a los tiempos, se rodea de muebles de diseño, plasmas y hasta sprays quitamanchas y, ¡cómo no!, de pilates y gin tonics que dan lugar a los momentos más divertidos de la velada, pues aquí si que sí el público sabe de qué se está riendo.
Risa teatral que, a una audiencia acostumbrada a asociar cine y palomitas, se le permite acompañar de bebida y comida, de una cena de pinchos y bocatas. Dando al espectáculo ese aspecto popular de verbena o de lo que debían ser las corralas. Pues hay un público que quiere pasarlo bien, pasar el tiempo y que no le cuenten milongas, y menos en esta época festiva y calurosa de verano en la que se han aflojado el cinturón, la ropa y la mente.
Tiempo de relax, de no pensar en otra cosa que no sea en cómo superar los calurosos días de verano en los que se sueltan Mihuras, Jardieles, etc. en las plazas de España, y en dejarse pillar por estos clásicos autores cómicos, sus clásicos contemporáneos que mayores, medianos, jóvenes y niños entienden. Más si los protagonizan rostros populares de la tele, como en este caso lo hacen Nuria González (Los Serrano, Física y Química) y Carlos Chamarro (Gym Tonic).