"Todos los cambios, incluso los más ansiados, conllevan cierta melancolía", escribió el novelista francés Anatole France. Su idea juega con tres conceptos -cambio, deseo de cambios y melancolía- presentes también en el debate que envuelve a las primarias abiertas: un avance democrático, con trazas de cambio histórico, que responde a la demanda de apertura y profundización democrática que traslada a diario la sociedad a los partidos políticos y que sólo puede rebatirse, me temo, desde la melancolía.
Nada ocurre porque sí. Tras un largo proceso de análisis y debate y después de estudiar con detalle experiencias similares llevadas a cabo en nuestro entorno cercano, como las de los socialistas franceses e italianos, el PSOE ha enarbolado esta bandera de cambio que son las primarias abiertas a toda la ciudadanía. Con los años, estoy seguro de que el resto de fuerzas políticas adoptarán la misma fórmula. Los partidos no pertenecen a sus estructuras, por supuesto, pero tampoco son propiedad exclusiva de ese capital que representa su esencia y supone lo mejor de una formación como la nuestra: sus militantes.
Las formaciones políticas no son otra cosa que gente que vuelca su trabajo y compromiso en la gente. En coherencia con esta idea, las primarias abiertas desarrollan, mejoran y amplían el sistema de elección de candidatos que el PSOE aplica desde el año 2000. Para los socialistas, el proceso de primarias abiertas es un nuevo paso, valiente y generoso, para compartir con todos los ciudadanos una decisión que antes tomábamos dentro de la ancha frontera de nuestras siglas.
Porque somos y nos sentimos parte de la sociedad que queremos mejorar con nuestra voluntad de cambio, es justo abrir nuestras puertas a la participación real de todas aquellas personas que quieran aportar en el camino de progreso que históricamente trazamos los socialistas. Cuantas más, mejor. Merece la pena.
Cedemos soberanía y recibimos a cambio participación, ilusión y compromiso. ¿Es la mejor fórmula para elegir candidato o candidata? Estoy convencido de que es mejor que la actual. Cuantos más seamos decidiendo quién representa nuestras esperanzas, inquietudes y anhelos, cuantas más voces se unan a la voz llamada a gobernar el futuro inmediato, tanta más fuerza tendrá -tendremos todos- para responder a los retos planteados.
¿Comporta riesgos? Demos una oportunidad a los ciudadanos. No es valiente quien no tiene miedo, sino el que lo vence. Miremos la experiencia de Italia o Francia para conjurar recelos y vencer a la melancolía. La sociedad exige a los partidos mejor calidad democrática, cambios, apertura y participación. Las primarias abiertas son parte de la respuesta pionera de los socialistas.
"El cambio es ley de vida. Cualquiera que sólo mire al pasado o al presente, se perderá el futuro", sentenció John F. Kennedy. Sólo los socialistas hemos sabido conjugar históricamente los tres tiempos. Ahora, orgullosos de nuestro pasado, escribimos el presente con una idea cargada de futuro: las primarias abiertas.
Nada ocurre porque sí. Tras un largo proceso de análisis y debate y después de estudiar con detalle experiencias similares llevadas a cabo en nuestro entorno cercano, como las de los socialistas franceses e italianos, el PSOE ha enarbolado esta bandera de cambio que son las primarias abiertas a toda la ciudadanía. Con los años, estoy seguro de que el resto de fuerzas políticas adoptarán la misma fórmula. Los partidos no pertenecen a sus estructuras, por supuesto, pero tampoco son propiedad exclusiva de ese capital que representa su esencia y supone lo mejor de una formación como la nuestra: sus militantes.
Las formaciones políticas no son otra cosa que gente que vuelca su trabajo y compromiso en la gente. En coherencia con esta idea, las primarias abiertas desarrollan, mejoran y amplían el sistema de elección de candidatos que el PSOE aplica desde el año 2000. Para los socialistas, el proceso de primarias abiertas es un nuevo paso, valiente y generoso, para compartir con todos los ciudadanos una decisión que antes tomábamos dentro de la ancha frontera de nuestras siglas.
Porque somos y nos sentimos parte de la sociedad que queremos mejorar con nuestra voluntad de cambio, es justo abrir nuestras puertas a la participación real de todas aquellas personas que quieran aportar en el camino de progreso que históricamente trazamos los socialistas. Cuantas más, mejor. Merece la pena.
Cedemos soberanía y recibimos a cambio participación, ilusión y compromiso. ¿Es la mejor fórmula para elegir candidato o candidata? Estoy convencido de que es mejor que la actual. Cuantos más seamos decidiendo quién representa nuestras esperanzas, inquietudes y anhelos, cuantas más voces se unan a la voz llamada a gobernar el futuro inmediato, tanta más fuerza tendrá -tendremos todos- para responder a los retos planteados.
¿Comporta riesgos? Demos una oportunidad a los ciudadanos. No es valiente quien no tiene miedo, sino el que lo vence. Miremos la experiencia de Italia o Francia para conjurar recelos y vencer a la melancolía. La sociedad exige a los partidos mejor calidad democrática, cambios, apertura y participación. Las primarias abiertas son parte de la respuesta pionera de los socialistas.
"El cambio es ley de vida. Cualquiera que sólo mire al pasado o al presente, se perderá el futuro", sentenció John F. Kennedy. Sólo los socialistas hemos sabido conjugar históricamente los tres tiempos. Ahora, orgullosos de nuestro pasado, escribimos el presente con una idea cargada de futuro: las primarias abiertas.