Puesto que la diferencia que había entre republicanos y demócratas era tan escasa en los tiempos de la independencia de los EEUU de América, se hizo necesario articular un sistema electoral que, en lugar de elegir entre opciones políticas diferentes, se pudiera optar por candidatos que, propugnando unos objetivos similares, se diferenciaban por la forma de llevarlos adelante y por el carácter y personalidad de los mismos.
En otras democracias, como la española, las diferencias entre propuestas políticas son enormes, sobre todo en el concepto de igualdad, razón por la que no elegimos candidatos a presidente del Gobierno sino a partidos políticos, cuyos diputados elegirán al responsable del Gobierno. Salvo que se piense que esas opciones se han neutralizado, sigo manteniendo que nuestro sistema democrático exige saber qué significa cada opción electoral para poder dar mi voto; me importa menos el candidato y más el programa del partido.
Cuando escucho a algún dirigente socialista decir que no puede todavía decantarse por los posibles candidatos del PSOE porque debe esperar a conocer sus programas, entiendo que cada candidato hará el suyo. ¿Y el del partido? ¿Habrá un sólo programa o habrá tantos como candidatos?
Elegido, por militantes y simpatizantes, el candidato, ¿cuándo volverán a citarse los electores para controlar al elegido? Puesto que ya no será el partido como estructura el que designe a su candidato, ¿quién se responsabilizará de su gestión en el supuesto de que gane las elecciones?
Si un candidato obtiene el 51% (20% de afiliados y 80% de simpatizantes) y otro el 49% (90% de afiliados y 10% de simpatizantes), ¿a quién creen que querrá el partido? ¿Qué campaña harán los militantes a favor de quien no han querido?
La experiencia demuestra que en el vértice de un triángulo sólo cabe una persona. Cuando el PSOE quiso tener dos (Almunia y Borrell) uno de ellos se cayó irremediablemente. Si gana quien no sea secretario general, ¿querrán los defensores de las primarias que convivan el secretario general y el candidato en el vértice del triángulo o querrán que se caiga uno de los dos? ¿Cuál? ¿Cuándo?
Pasaremos de los tiempos en que los órganos de dirección elegían al candidato, a uno nuevo donde el candidato electo elegirá a los órganos de dirección y elaborará su propuesta de Gobierno. Antes unos elegían a uno y ahora uno elegirá a unos. Esos unos elegidos por uno, ¿tendrán independencia y capacidad de oponerse a las directrices y designios del uno?
Por último, quienes acepten los principios del PSOE, paguen dos euros y quieran votar para elegir al candidato socialista a la Presidencia del Gobierno, podrían, además, responder a la siguiente pregunta: ¿Qué piensan de quienes sí militamos, pagamos nuestras cuotas, defendemos públicamente nuestros principios e, incluso, aguantamos los insultos que se nos dedica por militar en un partido? Y ellos, ¿por qué no militan? ¿Les da miedo? ¿Desprecian a los que lo hacemos? ¿No quieren señalarse? ¿No quieren pagar una cuota? ¿No se quieren meter en política? ¿No les gusta obedecer?
En otras democracias, como la española, las diferencias entre propuestas políticas son enormes, sobre todo en el concepto de igualdad, razón por la que no elegimos candidatos a presidente del Gobierno sino a partidos políticos, cuyos diputados elegirán al responsable del Gobierno. Salvo que se piense que esas opciones se han neutralizado, sigo manteniendo que nuestro sistema democrático exige saber qué significa cada opción electoral para poder dar mi voto; me importa menos el candidato y más el programa del partido.
Cuando escucho a algún dirigente socialista decir que no puede todavía decantarse por los posibles candidatos del PSOE porque debe esperar a conocer sus programas, entiendo que cada candidato hará el suyo. ¿Y el del partido? ¿Habrá un sólo programa o habrá tantos como candidatos?
Elegido, por militantes y simpatizantes, el candidato, ¿cuándo volverán a citarse los electores para controlar al elegido? Puesto que ya no será el partido como estructura el que designe a su candidato, ¿quién se responsabilizará de su gestión en el supuesto de que gane las elecciones?
Si un candidato obtiene el 51% (20% de afiliados y 80% de simpatizantes) y otro el 49% (90% de afiliados y 10% de simpatizantes), ¿a quién creen que querrá el partido? ¿Qué campaña harán los militantes a favor de quien no han querido?
La experiencia demuestra que en el vértice de un triángulo sólo cabe una persona. Cuando el PSOE quiso tener dos (Almunia y Borrell) uno de ellos se cayó irremediablemente. Si gana quien no sea secretario general, ¿querrán los defensores de las primarias que convivan el secretario general y el candidato en el vértice del triángulo o querrán que se caiga uno de los dos? ¿Cuál? ¿Cuándo?
Pasaremos de los tiempos en que los órganos de dirección elegían al candidato, a uno nuevo donde el candidato electo elegirá a los órganos de dirección y elaborará su propuesta de Gobierno. Antes unos elegían a uno y ahora uno elegirá a unos. Esos unos elegidos por uno, ¿tendrán independencia y capacidad de oponerse a las directrices y designios del uno?
Por último, quienes acepten los principios del PSOE, paguen dos euros y quieran votar para elegir al candidato socialista a la Presidencia del Gobierno, podrían, además, responder a la siguiente pregunta: ¿Qué piensan de quienes sí militamos, pagamos nuestras cuotas, defendemos públicamente nuestros principios e, incluso, aguantamos los insultos que se nos dedica por militar en un partido? Y ellos, ¿por qué no militan? ¿Les da miedo? ¿Desprecian a los que lo hacemos? ¿No quieren señalarse? ¿No quieren pagar una cuota? ¿No se quieren meter en política? ¿No les gusta obedecer?