Toda la polémica viene a partir de estas poco oportunas declaraciones: "Los Juegos son deporte y no política. Yo tengo mi opinión y no me meto en lo que piense cada uno, aunque creo que, quieras o no, hay que respetar las leyes del país que visitas" y estas otras "Tampoco me parece un gran dilema. Mejor que los homosexuales se corten un poco estos días de los Juegos y luego que sigan con su vida" ambas incluidas dentro de una entrevista concedida al diario El Mundo.
El patinador español Javier Fernández (quizás uno de los pocos que no son gays en el universo del patinaje artístico) ha recomendado a los gays "que se corten estos días y luego sigan con sus vidas" para evitar problemas con la homofóbica legislación rusa, que prohíbe todo tipo de visibilización homosexual porque según el Gobierno puede afectar al desarrollo de los niños. Aunque de facto esta legislación se aplica abiertamente en Rusia para reprimir y encarcelar a gays, lesbianas y transexuales. Estas declaraciones del abanderado de la representación española en los Juegos Olímpicos de Sochi podrían haber sido consideradas una absurda ocurrencia si los juegos se hubieran desarrollado en Canadá, país en el que vive desde hace años y que posee una legislación muy avanzada en lo que afecta a los derechos humanos. Sin embargo las ha realizado en la homofóbica Rusia donde los gays sufren todo tipo de violencias y vejaciones con la expresa intervención e impulso del Gobierno.
Yo le preguntaría a Javier Fernández: ¿Y los gays rusos que tienen que hacer? ¿Cortarse sine die o directamente suicidarse? ¿Qué es lo que les aconsejas? Sé que él va a participar en los juegos con la mejor de las intenciones, pero digo yo que los derechos de las personas del país donde se celebran los Juegos le importarán algo, un poco quizás... Es muy fácil vivir en Canadá, un país libre y democrático, donde todos poseen los mismos derechos y venir a Rusia a pedir a los deportistas gays, que están de paso, que se repriman para que el negocio de los Juegos Olímpicos, no se vea afectado y él pueda traerse su medalla -y su dinero extra- a casa.
Lo que ha hecho él, supongo que sin proponérselo y sin ninguna mala intención, puesto que ya ha pedido públicas disculpas, ha sido como pedir a los judíos "que se cortaran" durante los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936. Aunque en disculpa del Comité Olímpico de aquella época hay que decir que los juegos les fueron concedidos a los alemanes un año antes del triunfo de Hitler. Pero también es cierto que los Juegos se celebraron cuando Hitler llevaba ya cuatro años al frente del Gobierno y ya eran bien conocidas sus políticas anti judías y contra los derechos humanos. De hecho Estados Unidos se planteó boicotear los juegos, aunque finalmente no lo hizo. El racismo, por ejemplo, en aquel tiempo estaba tan presente que el presidente americano excluyó de la recepción en la Casa Blanca a los medallistas afroamericanos. Evidentemente era otra época... una época en la que uno de los primeros en apoyar y subvencionar a los nazis fue la empresa Ford, porque los nazis suponían una barrera contra la expansión del comunismo.
Rusia es oficialmente una democracia, pero bien es sabido por todos que es una democracia autoritaria en la que Putin, su partido y sus acólitos mantienen un poder casi absoluto sobre todos los aparatos del Estado (lo de la separación de poderes está por demostrar) y que todo aquel que se enfrenta a él y a todo lo que él representa acaba muerto, encarcelado o en el exilio, como bien sabemos por el destino que han corrido periodistas, empresarios, artistas y muchas personas anónimas.
Javier Fernández es un patinador cojonudo. Pero sus medallas de oro en los Europeos de 2013 y 2014 y de bronce en los Mundiales de de 2013 no le dan crédito suficiente como para decir una estupidez tan soberana que atenta contra los más elementales derechos humanos. Entiendo que es joven (tiene tan sólo 23 años) e inexperto, pero debería evitar este tipo de temas o más bien debería haber dicho y hecho todo lo contrario, como así ha sucedido con otras delegaciones en el sentido de reivindicar los derechos de las personas LGTB y apoyar a los gays, lesbianas y transexuales rusos, sea con declaraciones públicas o portando la bandera del arco iris.
Pero vamos que el chico no se preocupe en exceso... Sin ir más lejos el liberal presidente de la FIFA Joseph Blatter también defiende la decisión de realizar el próximo Mundial de fútbol en Rusia, en 2018 y el siguiente, el de 2022, en Catar. Ambos países son en este momento dos joyas de la democracia... Claro, alguien podría preguntar qué tienen que ver el deporte y la política. Y yo le respondería que mucho. Yo me preguntaría de qué sirve el deporte cuando este se desarrolla en países en los que no se respetan los derechos humanos. En países en los que los extranjeros carecen de derechos elementales, el caso de Catar, donde hasta un 10% de los trabajadores extranjeros empleados en las obras para la construcción de las instalaciones deportivas han quedado discapacitados en accidentes laborales. Por favor, Javier Fernández, si vas de visita a los Mundiales de Catar de 2022 no les digas a los trabajadores que hayan logrado sobrevivir a las duras condiciones de semiesclavitud en las que se ven obligados a trabajar y a vivir, "que se corten" a la hora de hacer valer sus derechos laborales, porque resulta tan poco adecuado como decir a los gays que se vuelvan invisibles en esta Rusia del año 2014.
Google lo ha entendido muy bien poniendo esto en su cabecera el mismo día que empezaron los Juegos: "La práctica deportiva es un derecho humano. Toda persona debe tener la posibilidad de practicar deporte sin discriminación de ningún tipo y dentro del espíritu olímpico, que exige comprensión mutua, solidaridad, espíritu de amistad y fair play". Traducido por Google de la Carta Olímpica e ilustrado con los colores de la bandera arco iris, uno de los más reconocibles símbolos de la diversidad sexual.
El patinador español Javier Fernández (quizás uno de los pocos que no son gays en el universo del patinaje artístico) ha recomendado a los gays "que se corten estos días y luego sigan con sus vidas" para evitar problemas con la homofóbica legislación rusa, que prohíbe todo tipo de visibilización homosexual porque según el Gobierno puede afectar al desarrollo de los niños. Aunque de facto esta legislación se aplica abiertamente en Rusia para reprimir y encarcelar a gays, lesbianas y transexuales. Estas declaraciones del abanderado de la representación española en los Juegos Olímpicos de Sochi podrían haber sido consideradas una absurda ocurrencia si los juegos se hubieran desarrollado en Canadá, país en el que vive desde hace años y que posee una legislación muy avanzada en lo que afecta a los derechos humanos. Sin embargo las ha realizado en la homofóbica Rusia donde los gays sufren todo tipo de violencias y vejaciones con la expresa intervención e impulso del Gobierno.
Yo le preguntaría a Javier Fernández: ¿Y los gays rusos que tienen que hacer? ¿Cortarse sine die o directamente suicidarse? ¿Qué es lo que les aconsejas? Sé que él va a participar en los juegos con la mejor de las intenciones, pero digo yo que los derechos de las personas del país donde se celebran los Juegos le importarán algo, un poco quizás... Es muy fácil vivir en Canadá, un país libre y democrático, donde todos poseen los mismos derechos y venir a Rusia a pedir a los deportistas gays, que están de paso, que se repriman para que el negocio de los Juegos Olímpicos, no se vea afectado y él pueda traerse su medalla -y su dinero extra- a casa.
Lo que ha hecho él, supongo que sin proponérselo y sin ninguna mala intención, puesto que ya ha pedido públicas disculpas, ha sido como pedir a los judíos "que se cortaran" durante los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936. Aunque en disculpa del Comité Olímpico de aquella época hay que decir que los juegos les fueron concedidos a los alemanes un año antes del triunfo de Hitler. Pero también es cierto que los Juegos se celebraron cuando Hitler llevaba ya cuatro años al frente del Gobierno y ya eran bien conocidas sus políticas anti judías y contra los derechos humanos. De hecho Estados Unidos se planteó boicotear los juegos, aunque finalmente no lo hizo. El racismo, por ejemplo, en aquel tiempo estaba tan presente que el presidente americano excluyó de la recepción en la Casa Blanca a los medallistas afroamericanos. Evidentemente era otra época... una época en la que uno de los primeros en apoyar y subvencionar a los nazis fue la empresa Ford, porque los nazis suponían una barrera contra la expansión del comunismo.
Rusia es oficialmente una democracia, pero bien es sabido por todos que es una democracia autoritaria en la que Putin, su partido y sus acólitos mantienen un poder casi absoluto sobre todos los aparatos del Estado (lo de la separación de poderes está por demostrar) y que todo aquel que se enfrenta a él y a todo lo que él representa acaba muerto, encarcelado o en el exilio, como bien sabemos por el destino que han corrido periodistas, empresarios, artistas y muchas personas anónimas.
Javier Fernández es un patinador cojonudo. Pero sus medallas de oro en los Europeos de 2013 y 2014 y de bronce en los Mundiales de de 2013 no le dan crédito suficiente como para decir una estupidez tan soberana que atenta contra los más elementales derechos humanos. Entiendo que es joven (tiene tan sólo 23 años) e inexperto, pero debería evitar este tipo de temas o más bien debería haber dicho y hecho todo lo contrario, como así ha sucedido con otras delegaciones en el sentido de reivindicar los derechos de las personas LGTB y apoyar a los gays, lesbianas y transexuales rusos, sea con declaraciones públicas o portando la bandera del arco iris.
Pero vamos que el chico no se preocupe en exceso... Sin ir más lejos el liberal presidente de la FIFA Joseph Blatter también defiende la decisión de realizar el próximo Mundial de fútbol en Rusia, en 2018 y el siguiente, el de 2022, en Catar. Ambos países son en este momento dos joyas de la democracia... Claro, alguien podría preguntar qué tienen que ver el deporte y la política. Y yo le respondería que mucho. Yo me preguntaría de qué sirve el deporte cuando este se desarrolla en países en los que no se respetan los derechos humanos. En países en los que los extranjeros carecen de derechos elementales, el caso de Catar, donde hasta un 10% de los trabajadores extranjeros empleados en las obras para la construcción de las instalaciones deportivas han quedado discapacitados en accidentes laborales. Por favor, Javier Fernández, si vas de visita a los Mundiales de Catar de 2022 no les digas a los trabajadores que hayan logrado sobrevivir a las duras condiciones de semiesclavitud en las que se ven obligados a trabajar y a vivir, "que se corten" a la hora de hacer valer sus derechos laborales, porque resulta tan poco adecuado como decir a los gays que se vuelvan invisibles en esta Rusia del año 2014.
Google lo ha entendido muy bien poniendo esto en su cabecera el mismo día que empezaron los Juegos: "La práctica deportiva es un derecho humano. Toda persona debe tener la posibilidad de practicar deporte sin discriminación de ningún tipo y dentro del espíritu olímpico, que exige comprensión mutua, solidaridad, espíritu de amistad y fair play". Traducido por Google de la Carta Olímpica e ilustrado con los colores de la bandera arco iris, uno de los más reconocibles símbolos de la diversidad sexual.