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Lo que descubrí cuando dejé de depilarme las piernas

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La semana pasada, una amiga mía vino a una sala de educadores de integración tecnológica para hacer una presentación y habló de no depilarse las piernas.

Yo dejé de depilarme las piernas en 2002. Y al ayudar a mi amiga a preparar su presentación, me di cuenta de que no sabía cuál era la respuesta a la pregunta "¿y por qué no te depilas las piernas?". Aunque parezca mentira, la gente nunca me lo pregunta. Mi amiga Margaret dice que, después de pasar 20 años viendo cómo la gente se queda mirándole las piernas y notando cómo les produce vergüenza ajena, se siente capacitada para responder a esta pregunta que nadie ha formulado. Su valentía me inspiró a pensar en mi propia respuesta.

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Dejé de depilarme en un viaje a Ecuador. Al viajar por zonas rurales y aprender a apreciar las vidas tan duras y dignas que llevaban los indígenas, la depilación empezó a parecerme una pérdida de tiempo. Después de haber presenciado algo así, me di cuenta de que el hecho de que mis piernas estuvieran cubiertas de vello no era relevante para mi identidad, y eso me encantaba. Darme cuenta de que mi aspecto físico no me definía me hizo sentir más viva y más real.

La mayoría de las mujeres que conozco, incluso mi antiguo yo, afirmarán que se depilan las piernas porque les gusta la sensación de tener las piernas depiladas y que lo hacen por ellas mismas. Cuando volví a Estados Unidos, me di cuenta de que seguía llevando las piernas sin depilar y me sentí presionada para cambiar esa parte de mí y así ser socialmente aceptada. La gente me ponía malas caras y me hacían pensar que mis piernas estaban muy feas así. Lo que más me molestaba era haber perdido la libertad que había conseguido sentir al no depilarme en Ecuador. En un intento de no vivir como una autómata, quise saber, dejando la geografía aparte, cuál era mi yo más auténtico.

Decidí dejarme las piernas sin depilar hasta que me sintiera lo suficientemente cómoda como para no dejarme influir por mis preferencias personales. Llegué a la conclusión de que solo cuando no me sintiera juzgada, cuando dejara de sentirme presionada porque ya no me importara la opinión de nadie más y cuando pensara que se trataba de una decisión individual mía decidiría si depilarme era algo que me gustaba o no. Nunca me comprometí a tomar una decisión concreta ni a dejarme las piernas peludas para siempre. Simplemente, necesitaba un poco de espacio para poder decidir.

Y así han pasado los años.

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No depilarme me ha hecho darme cuenta de la absurda presión social que afecta a nuestras vidas, sobre todo en lo que respecta a nuestro cuerpo. Todo el mundo me mira cuando llevo bañador o falda. Los adolescentes cuchichean con desaprobación sobre mis piernas. Mucha gente me pregunta si voy a depilarme cuando me case. (No conozco a ninguna novia a la que le hayan preguntado si se va a dejar las piernas sin depilar para su boda).

No me daba cuenta antes, pero este proceso está alimentando algo muy poderoso en mi interior. Como mis piernas peludas eran objeto de todas las miradas, empecé a sentir que había quedado exenta de las demás expectativas físicas que normalmente se tienen en las mujeres. Quizá esto se debiera a que ya ni siquiera jugaba en la misma liga. Por lo tanto, dejar de llevar maquillaje tampoco pareció ser un problema. Dejé de comprar en tiendas de moda cuyas prácticas de negocio no apoyo. Empecé a aceptar diversos trabajos que me proporcionaran experiencias enriquecedoras, sin preocuparme por mi carrera profesional o por formar una familia.

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Llevaba todo este tiempo teniendo la llave de la libertad y me di cuenta de que la perdía al intentar depilarme a lo largo de los años. Cada vez que lo hacía, me sentía completamente expuesta, desnuda. Cuando mis piernas dejaron de llamar tanto la atención, volví a ser comparada con todos los estándares de belleza femeninos. Me sentí más juzgada; creo que es algo que forma parte del concepto estadounidense de feminidad. Ser juzgadas por nosotras mismas, por los hombres a los que queremos impresionar, por las que son más jóvenes que nosotras, por las que son mayores, por los estándares de belleza que dictan la prensa, el cine o la publicidad. En esos pocos días en los que me depilé las piernas, mi mente se trasladó a esos días en los que me parecía obvio que tenía que depilarme las cejas. Entonces, me volvía a parecer bien maquillarme un poco, secarme el pelo con secador y vestirme con prendas que resaltaran lo fantásticamente largas que tengo las piernas. Me topé con un lado de la feminidad del que me habían distanciado mis piernas peludas y ya no tenía fuerzas para volver sobre mis pasos para saber quién era yo realmente. Sentirme más fea que nunca empezó a resultarme demasiado esfuerzo.

Nunca pretendí hacer de mis piernas un estandarte, pero se han convertido en un pequeño mensaje privado contra los estándares de belleza. He descubierto que, mientras que el mundo está ocupado mirando la selva que crece en mis piernas, he ganado libertad para decidir cómo quiero que sea mi aspecto por mí misma y para explorar la autenticidad de mil maneras distintas. Y así es como me he acabado enamorando de mis piernas peludas; ellas me protegen y hacen que ya no me preocupe intentar dar la talla.

Margaret habló sobre las ocasiones en las que sus piernas sin depilar habían servido de inspiración para los demás, y no sé si a alguien le pasará con las mías, pero a mí me han cambiado la vida. Así que, decidas lo que decidas hacer con tus piernas: tres hurras por ti. Solo te pido que respetes las mías, sin depilar, como lo que son para mí: un recordatorio de que tengo que ser más auténtica. E, irónicamente, la autenticidad es la clave para la belleza.

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Este post fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Lara Eleno Romero

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La Fuerza ha despertado

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Es difícil saborear una película que marca época. Sólo cuando el éxito la encumbra, recuerdas aquel momento y piensas: "Yo estuve allí". La guerra de las galaxias fue de las pocas excepciones. Aquellos que la disfrutaron en cine por primera vez, sin haber visto antes nada igual, hablan del impacto inolvidable de los cinco primeros minutos. Y la película fue histórica, de eso no cabe duda.

J.J. Abrams lo sabe, George Lucas lo sabe, y los fans de la saga lo sabemos. Así que, cuando el primero nos ha presentado El despertar de la Fuerza, sabe que está revisitando la historia del cine, y haciendo mella una vez más.

Comparar el episodio VII al IV es ridículo porque la euforia que ha despertado la nueva está en deuda con sus predecesoras. Incluso con la segunda trilogía, porque Abrams se enfrentaba a un gran número de fans que llevaban muchos años decepcionados. Y se enfrentaba de lleno a la generación de fans que las precuelas crearon, porque quería recuperar a los personajes que dieron la identidad a la saga.

Para ello, ha construido una historia medida con minucia y escrupuloso detallismo, que reconecta con aquellos fans que pedían ser satisfechos tras el fiasco de la trilogía precuela, y con una nueva generación que ha conseguido congraciarse con una historia que ya es clásico.

Es un homenaje

Cuando estés en el cine viendo El despertar de la Fuerza, si tienes cierta sensación de déjà vu, no es sólo porque salgan los personajes de las antiguas películas. Abrams se ha estudiado la cinematografía de la primera trilogía y la ha homenajeado para que los fans se sientan como en casa.

En primer lugar, el montaje de las escenas cambia de ritmo de un modo al que nos tienen poco acostumbrados los títulos de aventuras o acción modernos. Incluso recupera las tan pasadas de moda cortinillas, que han quedado sólo para el uso doméstico o las comedias pero que son un sello inconfundible de Star Wars.

En segundo lugar, los personajes. El homenaje en este punto es obvio, pero Abrams sabe qué cuerda tocar en el momento apropiado para que aquellos que son verdaderos fans de las películas tengan ese momento privado, esa emoción que sólo se puede sentir cuando ese personaje dice esa frase. Los fans lo entenderéis.

En tercer lugar, el manejo de la cámara. ¿Os acordáis de esos planos frontales en la cabina de los X-wing?

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El calco de planos de las antiguas trilogías no se queda en los pilotos, aunque sí son los primeros en despertar la memoria.

En cuarto lugar, los escenarios y las criaturas, que son los mismos sin serlos. Veréis desiertos, paisajes nevados, naves con suelo de espejo y cantinas. Cantinas llenas de caras conocidas.

En quinto lugar, Abrams recupera al antagonista de la primera trilogía, el Imperio, convertido en la Primera Orden. En la segunda trilogía, Lucas trató de trazar unos malos más acorde a los tiempos: la Federación de Comercio; el poder en la sombra; el títere político en que convierte a Anakin.

Pero Abrams vuelve a los miedos de la segunda mitad del siglo XX, cuando el enemigo se perfilaba como un Estado autoritario, dictatorial y con reminiscencias del fascismo, en el que el simple ansia de poder y destrucción es lo que mueve a los villanos. Es una forma de volver a un maniqueísmo que se aleja del todo de los productos actuales, y mantiene cierto aire de ingenuidad que nos devuelve a una sala de cine de los años ochenta.

Por último, y es donde la cosa se pone más interesante, está el guión. No voy a hacer spoilers, pero sí puedo decir que la fórmula de Star Wars está escrita, y es la base de El despertar de la Fuerza. Hay situaciones calcadas de la antigua trilogía, escenas sacadas de Una nueva esperanza y arcos de personaje que ya vimos en El Imperio contraataca. Pero a la mezcla se han añadido nuevos ingredientes y se han cambiado de orden. De forma que, cuando Abrams juega con lo que ya sabes, termina por demostrarte que no sabes nada.

No todo es igual

El despertar de la Fuerza puede entenderse como fan service (productos hechos por fans, para fans), juzgando los aspectos ya expuestos. Abrams era consciente de la decepción que había causado la segunda trilogía, y la había sentido él mismo como fan. De modo que quiso sacar el verdadero jugo que ofrecía el universo creado por Lucas, y devolver a los fans aquello que habían esperado tanto tiempo.

Pero no ha dejado en el olvido al resto de espectadores, los que no conocen la historia de Luke, Han y Leia al dedillo. Ha intentado atraer a nuevas generaciones de fans.

Para empezar, aunque el uso de marionetas para muchos (muchísimos) de los personajes forma parte de ese homenaje de Abrams a la trilogía clásica, tampoco faltan los seres creados digitalmente. Andy Serkis se presenta como máximo exponente de la técnica que le diera fama en El Señor de los Anillos interpretando a Gollum, para repetir una función similar en el episodio VII.

Por otro lado, Abrams ha abrazado lo que la trilogía original solo apuntó, que son los personajes femeninos fuertes. Leia se presentaba como una princesa excepcional, capaz de valerse por sí misma, guerrera y con iniciativa propia; pero Abrams amplía el abanico de mujeres en su historia: hasta cuatro personajes femeninos forman parte importante del guión, heroínas y villanas, cada una con motivaciones propias alejadas del romanticismo o la maternidad.

Los nuevos personajes, en interacción directa con los antiguos, permiten ver la diferencia generacional con más claridad. Han Solo sigue siendo un chulo, y Leia, solemne. Pero lo que definía a estos personajes y los hacía tan carismáticos, aquí se presenta obsoleto, a la vez que tierno, como unos padres que hablan de la tele de dos canales o los viajes a la playa en seiscientos: anticuado, pero entrañable.

El despertar de la Fuerza ya ha marcado una época. Tras un año de tráilers, información constante a cuentagotas y unas expectativas tan altas que rozaban el ridículo, ya se ha colocado en un podio sin haberse estrenado siquiera. Pero, si los espectadores esperábamos una vuelta a los orígenes y una nueva saga de aventuras trepidante, Abrams ha sido mucho más ambicioso. Se ha revelado como un autor que quiere que su obra sea recordada, y la única forma de hacerlo era trastocar los cimientos de la saga del cine más importante de la historia. Ha cogido el testigo que nadie se atrevía a coger, y ha demostrado que es el director adecuado para reinventarlo.

Si no me creéis, sólo os haré una pregunta: ¿recordáis la frase "yo soy tu padre"? Creedme, recordaréis El despertar de la Fuerza.

Las cagadas de la campaña

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La clave de la campaña era no cagarla. Dada la cantidad de indecisos que reconocían no saber todavía a quién dar su voto en las últimas semanas, un pequeño error suponía un elevado coste electoral. Por eso era más importante evitar sonoras meteduras de pata que buscar un gran acierto.

¿Cuántos votos le ha costado a Ciudadanos Marta Rivera de la Cruz o a Pedro Sánchez reivindicar a Zapatero? ¿Y a Rajoy la cobardía de eludir el cuerpo a cuerpo con todos los candidatos? ¿Ha sido la mutación ideológica de Podemos un pasivo que evidencia que en el fondo no son diferentes del PSOE de toda la vida? En los tracking -sondeos diarios en los que medir la intención de voto- que manejan los partidos en esta última semana se ve cómo esos pequeños detalles han pasado factura.

Ciudadanos es el partido que, según señalan los expertos en sondeos de opinión consultados, más está cayendo, dadas las expectativas que se habían creado. Alrededor de un 15% le asignan los más optimistas y en torno al 12% los pesimistas, cuando Metroscopia señalaba empate técnico entre Ciudadanos, PSOE y PP hace 20 días. "El lunes estaba cayendo exageradamente, pero a estas alturas creo que se ha estabilizado y que puede obtener sobre los 50 diputados. Claramente va a quedar en cuarto lugar, porque Podemos está ganando mucho terreno y se aproxima al PSOE, aunque será difícil que le adelante", apunta uno de los asesores demoscópicos que, como el resto, pide confidencialidad, ya que la ley impide publicar datos estos días.

Los errores colosales de Ciudadanos han sido, primero, mostrarse favorable al envío de tropas a Siria después de los atentados de París, y segundo, mandar a un debate televisivo a Marta Rivera de la Cruz a defender la postura oficial sobre la violencia de género. En ese instante, los que todavía confiaban en la repetida frase de Albert Rivera de "se acabó votar en rojo o azul" vieron en sus pantallas el rostro de ese PP de Fraga y Aznar y se encendieron las alarmas. Porque Rivera de la Cruz responde al prototipo de dirigente de Ciudadanos que menos convenía airear. Escritos quedan sus afectos hacía el PP.



Hace solo seis meses exoneraba del desastre del Prestige a la Xunta porque qué culpa tenía "de que un barco ruso se hubiese partido en dos. Pero aquí mandaba Fraga y el PP de Aznar estaba en su mejor momento, así que todo valía para segarles la hierba debajo de sus pies" en comparación al vertido de Aznalcollar, del que, en cambio, sí hacía responsable a la Junta de Andalucía. Detallitos que contrastan con la tajante postura de Albert Rivera contra el y tú más, la herencia recibida o la descalificación del rival como fórmula de acción política.

La nieta de un concejal de Franco -como ella misma relata en su blog- no ahorra adjetivos como chica de pocas luces y nini a Beatriz Talegón, o califica de tonto al hermano de Alberto Garzón. No es ya que la número tres de Ciudadanos por Madrid esté a años luz de la empatía y la solvente naturalidad de Arrimadas, sino que perfiles como el suyo habían pasado desapercibido a los dudosos. "Se ha frenado en seco la fuga de votos del PSOE a Ciudadanos en los últimos días", apunta el presidente de un conocido instituto de opinión que alerta sobre cómo Pedro Sánchez cuenta con un 58% de voto femenino frente el 45% que recibirá Ciudadanos, el porcentaje más bajo entre todos los partidos. "Flojo" es la palabra que más se repite entre los expertos consultados sobre Albert Rivera y su equipo, a los que creen que la campaña se les ha hecho demasiado larga. "Lo peor de Rivera, que se pone muy nervioso, habla demasiado rápido, y la gente pierde el hilo. Luego insiste en explicar cosas que ni él mismo entiende, como el contrato único, y ha tenido que matizar sus propias palabras como el apoyo bélico en Siria, cuando cualquiera sabe lo que costó al PP la guerra de Irak y el efecto que causa su sola mención en la ciudadanía", recalca un estratega de oficio.

Y si Ciudadanos ha estado permanentemente en el foco de atención, Pedro Sánchez ha resultado transparente, como si fuese el candidato invisible, casi hasta el final de la campaña. Entre su reducido grupo de confianza existía la certeza de que no se le veía, frente al constante protagonismo de los dos emergentes. "Hasta Alberto Garzón estaba más presente. Sánchez ha estado diluido, solo gracias a que Rajoy le necesitaba de comparsa ha saltado al primer plano", apunta un reputado politólogo. En el partido, por otro lado, en lugar de apoyarle han estado tomándole las medidas para el ataúd. "Susana Díaz podría haber sido un gran apoyo, pero con ella solo se puede contar para hundirle", precisa un cabeza de lista que todavía no entiende que internamente se esté fraguando la alianza para sustituirle en caso de debacle en vez de arrimar el hombro. En los sondeos ya prohibidos, el PSOE se estanca en el 21%, con Podemos pisándole los talones. "Ya está asumido que nos quedamos por debajo de los 100 diputados, aunque eso no significa que no podamos formar gobierno", señala esperanzado un candidato socialista conocedor de los trackings.

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Foto: EFE

Otro de los fallos del PSOE ha sido sacar a pasear a Zapatero, para reivindicar precisamente ahora su legado. "Somos un partido con historia, y en esas legislaturas se lograron avances importantísimos" señala un exministro orgulloso. ¿Es que no podían esperar 15 días para presumir de expresidente? Fotos como la de Zapatero embutido en sus mallas en Venezuela, que desatan las risas en las redes sociales y trasladan una imagen trasnochada de un presidente que está buscando su lugar en el mundo, son un ejemplo de que resta más que suma. Pedro Sánchez tenía la oportunidad de subirse al carro de los emergentes y luchar por el voto joven. Carecía de pasado, estaba limpio y no tenía por qué cargar con los errores de quienes le precedieron. Pero en lugar de jugar esa baza, se ha centrado en competir con Rajoy con los instrumentos de la vieja política.

Alejarse de la política que la casta practicaba desde hace años ha sido el objetivo de Podemos. De ahí el buenísmo del que Pablo Iglesias ha hecho bandera logrando picos tan almibarados como el que protagonizó tras el debate de Rajoy y Sánchez, contraponiendo la elegancia en las formas entre Albert Rivera y él. Daban ganas de corear ¡Que se besen, que se besen! ante su insistencia.












La sobreactuación, sin embargo, no les ha salido mal. Los expertos consultados se lo piensan un rato antes de responder a nuestra pregunta. Los datos les avalan y les cuesta encontrar fallos que les hayan pasado factura. El cara a cara entre Rivera e Iglesias supuso un revulsivo y marcó el punto de inflexión. Por primera vez hicieron examen de conciencia y se volcaron en la remontada, que ha sido un potente leitmotiv. El concepto tenía un punto de humildad, al reconocer que habían caído, pero a la vez incluía la idea aspiracional de luchar para recuperar el terreno perdido. "Les ha funcionado no enseñar su verdadera cara y no cometer grandes errores. El problema es cuando se salen de la estrategia y se ve su verdadero rostro. Son chicos de clase bien y tienen ese toque clasista en cuanto bajan la guardia", destaca un politólogo que les observa de cerca.

La filosofía política que les encumbró ha pasado a mejor vida y ahora abrazan una ideología socialdemócrata en busca del centro, que aunque desató las irás de sus fieles al principio parece sumar más que restar. "Podemos se está quedando en general con los indecisos, aparte de estar tratando de rascar voto femenino al PSOE. Su frase de 'El cambio político va a tener tono, estilo y actitud de mujer' es un guiño, porque sabe que las mujeres se le resisten igual que a Rivera. El voto ha ido cambiando a lo largo de toda la campaña. Y así como a Ciudadanos los votantes no acaban de situarle, a Podemos sí. Cataluña catapultó a Ciudadanos y hundió a Podemos, pero a estas alturas la gente visualiza que va a ganar el PP y se reposiciona", analiza el presidente de una consultora de opinión. A lo que otro colega añade: "Lo peor de Pablo Iglesias es que al principio iba de sobrado y resultaba áspero, osco y con estética plebeya. Ahora ha logrado transmitir una imagen de amabilidad y hasta de buena persona. Es un animal político y mediático, tan político y mediático que es el que más ha girado en el contenido ideológico del programa, de sus ofertas, se ha moderado y lo ha hecho sin que se le note".

En cuanto al presidente del Gobierno, su criticada ausencia de los debates, ha sido para muchos su mayor error. "Hasta el final se ha negado a dar la cara. Puede que no le reste votantes entre los incombustibles, pero no ha contribuido a animar el voto al PP. Encima, el único debate que ha aceptado con Pedro Sánchez se preparó como un debate de hace 10 años", señala un demóscopo. "Hasta para los que confían en él ciegamente resulta incomprensible que haya eludido los debates. Es lo peor que ha hecho Rajoy, porque esconderse y huir de defender sus políticas es un síntoma de cobardía. Solo ha aceptado lo fácil y amable, como ir a casa de Bertín Osborne", corrobora un estratega independiente. Sin embargo, lo que a una parte importante de los votantes les parece obvio, no lo es tanto para los asesores cercanos al PP que continúan convencidos de que no iba a ganar nada frente a los otros tres candidatos.



Menos comentado ha sido lo que algunas de las fuentes de este artículo coinciden en señalar: la presencia de Soraya Sáenz de Santamaría en los carteles electorales y como alterego de Rajoy en el debate a cuatro. "Soraya ha sido un grave error, porque su presencia destacada ha resultado la constatación de que el presidente le encarga los asuntos peliagudos por pereza o vaguería, algo sobre lo que han circulado abundantes chistes durante toda la legislatura. Además, en cuanto trata de dar explicaciones se la comen, y su actitud de sabionda de la clase tampoco ayuda", analiza un sociólogo de peso cercano al PSOE. En las filas del PP tienen igual de claro que la vicepresidenta no ha contribuido a sumar votos porque "la estrategia de que figure en los carteles no puede tener continuidad. El partido no apoya a Soraya, el partido está con Rajoy. Y en el hipotético caso de que los acuerdos para gobernar se condicionen a que Rajoy no sea presidente, el partido no aceptaría que fuese ella la alternativa. Antes iríamos a unas nuevas elecciones".

Parlamento Europeo: una mirada hacia las víctimas del terrorismo

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En la última sesión plenaria del Parlamento Europeo antes de Navidad, hemos debatido la mirada de Europa hacia las víctimas de crímenes terroristas. Los espantosos atentados del 13 de noviembre en París han estremecido a Europa. Pero ya antes lo habían hecho los de Charlie Hebdo en enero de este mismo año, y los de Londres en 2006, y los de España en la terrible masacre del 11 de marzo de 2004.

Cuando en el Europarlamento se habla de terrorismo también yo hablo en español. Represento, en el Parlamento Europeo, a una sociedad, la española, escarnecida por décadas de lucha contra el terrorismo de ETA, hasta su derrota final y su desaparición, que deseamos se consume no solo por su inacción, sino por su disolución.

Pero en el Parlamento Europeo hablo también en nombre de un partido -el Partido Socialista Obrero Español- que supo, a lo largo de esta historia de lucha antiterrorista, en la oposición y en el Gobierno, colocar fuera del debate entre partidos políticos la lucha contra el terrorismo. También por el compromiso con las víctimas. Por la dignidad. Por la memoria. Por la justicia. Por la verdad. Por la reparación del dolor causado a toda la sociedad matando, hiriendo, mutilando o causando pérdidas irreparables a cada una de sus víctimas.

Y, por eso, también yo quiero apostar desde el Parlamento Europeo por una Directiva Europea especial que complemente a la que se adoptó en octubre de 2012 -Directiva 29/12 de protección de víctimas de los delitos graves-, puesto que no honra todavía, ni cubre suficientemente la especialidad y la singularidad del drama de las víctimas del terrorismo. No lo hace con el detalle de la legislación española de protección y reparación de víctimas del terrorismo en lo relativo a las medidas que requieren: sanitarias y psicológicas, laborales, de integración y de promoción social, de protección de su asistencia jurídica y de su especial posición en los procesos que las conciernen.

Estoy convencido de que una Directiva especial contribuiría a esa reparación singular que merecen las víctimas del terrorismo también a escala europea. Desde la convicción que tengo de que, cuando los terroristas golpean a las víctimas, no buscan solo su sangre y el dolor de sus familias, sino intimidarnos y aterrorizarnos a la ciudadanía entera de una sociedad democrática. Y de que, por lo tanto, cuanto más protejamos a las víctimas en todo el ámbito europeo, más fuertes serán la democracia, la consistencia moral del Estado de Derecho y los principios constitucionales en que se funda el llamado modelo social europeo.

Queridos Reyes Magos: Para que un día podamos volver a casa

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Foto: ISTOCK


A sus majestades de Oriente:

Creo que es la primera vez que me dispongo a escribirles desde el extranjero. Esto es meramente circunstancial, ya que este año me ha tocado vivirlo aquí.

Como ya sabrán, porque son magos y los magos lo saben todo, hace unos cuatros meses que llegué a Inglaterra deseando aprender el inglés y volverme un poco más mayor, más lista y más independiente. Podrán comprobar que la operación bilingüismo va viento en popa, como también lo van mis deseos de aprender y volver a casa con los míos.

Desde que llegué a Inglaterra no he tenido la necesidad de escribirles hasta ahora, y no es porque las fechas se aproximen (que también), sino porque quiero pedirles el deseo más grande de todos.

Sé que este año he sido buena. Buena trabajadora, buena curranta, buena hija, hermana y una excelente camarera. He sido buena y he aguantado muchas cosas, mejor dicho: he aprendido muchas cosas y quiero creer que estoy madurando. Quizás por eso me atrevo a escribirles esto:
Queridos Reyes Magos, las cosas tienen que cambiar.

No pretendo dármelas de Mahama Gandhi, pero me gustaría algún día poder volver a casa, y lo que he descubierto aquí me hace creer que realmente necesitamos un nuevo giro.

Cada día, al llegar a casa, después de poner más de mil lavavajillas, me distraigo con una pechuga congelada del M&S mientras veo los telediarios de mi país, y tengo ganas de llorar. La esperanza se divide en colores, y el miedo en números infinitos con los que dorar paladares y agotar familias.

En mi caminar por Britishlandia he visto infinitos casos plantilla de Españoles por el mundo; parejas, familias, amigos, personas..., todas llegan buscando el sueño inglés. Llegamos a la Isla con el objetivo de hacernos más listos y buscarnos la vida; y la vida la encontramos, pero el sueño... quedó lejos.

Paisanos soportando jornadas infinitas, condiciones dudablemente salubres, camas de alambre, miradas de asco y ganas de matar al no entender una pajolera palabra, soledad. Y entonces, cuando la morriña se aproxima a velocidad del último rayo de nube te acoges al recuerdo y abres los ojos.


En este país desprecian a España, la invasión española que llega con el objetivo de aprender, nuestros gritos de rellano,l as croquetas de tuper ware y los sentimientos outloud. Yo supongo que odiarán nuestra raíz, pero no la pulserita del todo incluído en un hotel de Tenerife, porque lo es, también es España.



Vengo de un país donde la vida se sale de los rincones, brota por las esquinas y sobresale de las ventanas, y hay música en la calle.

Soy del lugar de los versos de Lope, las pasiones de Lorca, las descripciones de Cervantes, las locuras de Valle.

Provengo de los pliegues de Velázquez, los grises de Goya, el pino puente de Picasso, las noches en vela de Dalí.

Nací en la tierra de los trigos, los campos sembrados, las montañas nevadas y las llanuras con salidas al mar.

Crecí a base de tomates, naranjas, limones, jamón, chorizo, guisos de abuela y bandeja de turrones en Navidad.

Broto en los compases de guitarra, las rosas en la cabeza, los corpiños, los flecos, los rizos, los gritos de rellano y los chismes al desayunar.

Y moriré sabiendo que todo esto se llama riqueza.

¿Cómo siendo tan ricos, somos tan pobres?

¿Por qué nos da vergüenza decir que somos españoles?

Queridos Reyes Magos, en mi tierra hemos perdido el amor, no hay paciencia, no hay confianza. Y una tierra sin amor, paciencia y confianza no puede crecer, madurar, prosperar...

Queridos Reyes Magos, hoy un inglés despreció nuestros compases de guitarra en bulerías y tuve que callar. Callé porque estoy aprendiendo a vislumbrar la ignorancia y aprender que esta es un don bastante común en la gente que teme abrir los ojos.

En este país desprecian a España, la invasión española que llega con el objetivo de aprender, nuestros gritos de rellano,l as croquetas de tuper ware y los sentimientos outloud. Yo supongo que odiarán nuestra raíz, pero no la pulserita del todo incluído en un hotel de Tenerife, porque lo es, también es España.

¿Por qué iba a avergonzarme por reconocer que adoro todo esto y que me define por completo?
Si digo que amo a mi país, me tachan de facha. Si no lo defiendo, siento que estoy dando la razón al inglés medio de chancleta y calcetín que viene a nuestras playas a ponerse hasta arriba de "paela" y disfrutar de nuestra vida, la misma que no tienen ellos a partir de las cinco de la tarde.

Podremos pasarlo mal, pero el sol sale por nuestra ventana cada mañana, y sólo llueve en los días de melancolía que aprovechamos para encerrarnos en casa con nuestra mantita de terciopelo.

Podremos estar a la cola de Europa, pero yo he visto más de una madre hacer malabares para llegar a fin de mes y además seguir cantando en las fiestas de un pueblo y se convierte en diosa.
Somos un país de super héroes, pero no nos dejan verlo, no podemos verlo.

Somos riqueza de alma, pero nuestros valores están muriendo.

Somos una N con sombrero, somos caricias en el Metro, somos frutas en la calle, somos tesoros y aún seguimos sin creerlo.

Queridos Reyes Magos de Oriente, aquí llega mi deseo: deseo amor en mi país, compromiso, despertares de pereza, confianza y respeto. Para que algún día podamos volver a casa y que nuestra casa siga existiendo.

Muchas gracias.
Atentamente.

Emma.

PD: Este año se van a poner hasta el culo de zanahorias, que el turrón me sale muy caro y el coñac en este país ya... ni lo cuento. ¡Besitos!

Este texto fue publicado originalmente en el blog de la autora

Una lectura de izquierdas sobre el 6-D venezolano

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Foto: EFE

Me aproximo a Venezuela desde mi convicción socialista y democrática. Observé con interés la emergencia de las revoluciones del ALBA, desde partidos que se decían portadores de una nueva izquierda. He seguido la evolución de esos países y, en particular, encabecé una Delegación del Parlamento Europeo a Caracas durante la primera semana de noviembre, para dar seguimiento al proceso electoral venezolano.

Desde esa cercanía a esas realidades y desde el respeto a la idiosincrasia de cada uno de esos países y experiencias políticas, me permito extraer algunas conclusiones, después de la derrota chavista del pasado domingo.

Primera: La democracia no es un medio al servicio de la revolución, o de la justicia social. No, la democracia es un fin en sí mismo. Nunca debe ser manipulada, ni limitada, por objetivos superiores, porque no hay razones ni objetivos superiores a sus principios y a sus reglas. No debe ser la derecha política quien reclame democracia a un partido de izquierdas en el poder, sino al contrario; la democracia debe ser una bandera progresista que la izquierda política nunca debe perder.

Segunda: El manejo macroeconómico de un país es condición sine qua non de éxito en la política social. Nadie sufre más que los pobres y las clases medias en un sistema monetario roto con diferentes valores de cambio. Los que más sufren la inflación son quienes dependen de un salario o de una pensión para vivir. El déficit público no es de izquierdas. Acaba perjudicando a la estabilidad económica interna y al crédito internacional, la inversión, el interés bancario, etc. Todos estos elementales principios deben orientar la política económica de la izquierda.


Despreciar a la izquierda socialdemócrata europea, como si fuera cosa del pasado, superada por una nueva doctrina que todavía no ha demostrado nada, ha sido y desgraciadamente es todavía una actitud tan pretenciosa como ignorante.


Tercera: La principal inversión de la izquierda en países con sistemas fiscales primarios es reforzar su política tributaria y generar ingresos públicos que superen el 20% del PIB nacional. Una política fiscal progresiva en la obtención de los recursos en función de la riqueza y de la renta y patrimonio, para que sus ingresos al Estado no dependan solo de sus recursos naturales. La izquierda transformadora invierte en educación, haciendo iguales ante la vida a quienes parten de una posición social desfavorecida, y en salud, para materializar la igualdad en un derecho humano fundamental. Aunque no resulte popular, la izquierda moderna invierte en capital físico (infraestructuras) y en capital humano (educación e innovación) para construir un tejido económico competitivo y no depender de los recursos naturales.

Cuarta: La seguridad de los ciudadanos no es una bandera de la derecha. Dar seguridad a las personas para circular, para salir a la calle, para viajar, en sus casas o en sus propiedades es una tarea primordial del Gobierno. Dejar esa aspiración humana básica en manos de la derecha política, como si esa ideología garantizara mejor la seguridad ciudadana, es un error que se paga caro.

Quinto: Despreciar a la izquierda socialdemócrata europea, como si fuera cosa del pasado, superada por una nueva doctrina que todavía no ha demostrado nada, ha sido y desgraciadamente es todavía una actitud tan pretenciosa como ignorante. Los grandes avances en protección social y dignidad laboral del Estado de Bienestar son una conquista histórica de la socialdemocracia europea. La búsqueda de referentes internacionales por parte de algunos partidos de la izquierda latinoamericana en el viejo comunismo o en modelos acreditadamente desfasados sólo conduce a la frustración. El camino hacia sociedades más justas en América Latina reclama modernizar el Estado, profundizar la democracia, estabilizar su economía, diversificar su aparato productivo, invertir en educación y salud... Ese es el único camino de la justicia social y de la verdadera izquierda. En ese camino, la experiencia socialdemócrata es básica, creando entornos laborales dignos y protegidos por un sistema de seguridad social sostenible, desarrollando instituciones de protección social, implantando sistemas fiscales progresivos, y extendiendo el derecho a la educación y a la sanidad como derechos fundamentales de ciudadanía.

Soy muy consciente de que en muchos de los países latinoamericanos los partidos tradicionales fracasaron. Es también evidente que la enorme inequidad se combata inicialmente inyectando el dinero público en las bolsas de la pobreza y de la exclusión. Pero la experiencia de Venezuela - y no sólo - demuestra que eso no basta. Hay que enseñar a pescar y darles cañas, siguiendo el proverbio chino, para que la igualdad y la justicia social sean sostenibles.

Corred a Correos

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Hoy es el último día para enviar el voto por correo, así que daos prisa si todavía no lo habéis hecho y si no es demasiado tarde ya. Digo lo de tarde porque, si da la casualidad de que tenéis que recoger las papeletas en una oficina de Correos que sólo abra por la mañana (como me ocurrió a mí), puede que ya estéis perdidos.

Vale, es verdad que los votos llegan a tu domicilio, pero también es verdad que, si el cartero no te pilla en casa -y en contra de toda lógica-, no puedes recoger ese correo certificado en la oficina donde fuiste a solicitar el voto, sino en la que te hayan asignado (que no tiene por qué ser la más cercana a tu domicilio, por cierto).

En fin, si estáis acostumbrados a este proceso -y a la parafernalia que conlleva-, puede que todo esto os suene a obviedad, pero yo ayer no podía dejar de pensar en los pobres muchos estudiantes que votan por correo y que han tenido que echar (como mínimo) una mañana haciendo trámites burocráticos para ejercer un derecho, precisamente ahora que es época de exámenes. ¡Vaya, ya es mala suerte que las elecciones caigan tan mal este año...!

Sea como sea, allí se encontrarán a muchos más jóvenes en su situación y a funcionarios al borde de un ataque de nervios (con razón) que les explicarán de mala gana por enésima vez a quién hay que poner como destinatario o dónde aparece la fecha de expedición del DNI. Sobre todo, seguro que habrá colas, muchas colas: gente con prisa que mira desesperada el móvil o, en su defecto, el reloj.

Tampoco podía dejar de pensar en los expatriados, que se reirían de mi lamento. Si yo me quejo del embrollo de votar por correo desde España, me pregunto qué habría hecho si hubiese tenido que 1) inscribirme como elector residente en el extranjero, 2) solicitar el voto en el consulado antes del 21 de noviembre y 3) enviarlo antes de hoy. Todo esto suponiendo que las gestiones hubieran sido impecables y no hubiera habido fallos entretanto, algo a lo que, por desgracia, no estamos acostumbrados.

Una última cosa: aunque este post os haya desanimado, no penséis que compensa más volver a casa el fin de semana para votar allí. Si ya lo habéis solicitado por correo, no podréis votar de forma presencial en vuestro colegio electoral. Pero si todavía estáis a tiempo de ir a Correos, sólo un consejo: coged el DNI, los apuntes, la paciencia... ¡y a disfrutar de la fiesta de la democracia!

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Ciudadanos, el recambio más anticiudadano

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Es perfectamente entendible, e incluso lógico, que la velada Operación Ciudadanos como opción de cambio esté empezando a caer por su propio peso: cuanto mejor se conocen sus propuestas, menos empatía despierta entre los ciudadanos.

De ahí que la consigna parezca haber sido siempre no hablar claro o, al menos, intentar no hacerlo nunca. Basta un ejemplo: con el "yo no soy ni de izquierdas ni de derechas"... sino del viento, que nos pillen a todos confesados.

Lo cierto es que no son los únicos: hay quienes prefieren decir "ajustes presupuestarios" en lugar de "recortes" o "investigado" en vez de "imputado". Es que lo de "imputado" y "recortes" suena demasiado mal.

Ciudadanos parece pertenecer a la vieja escuela del no hablar claro. En todo caso, si deciden no hacerlo, ya nos encargaremos nosotros de descifrar, aun en parte, sus códigos, y dejar las cosas claras por ellos: nos convertiremos, con o sin ganas, en sus legitimados portavoces.

Contrato único. Como propuesta estrella de la formación política, el contrato único, vendido como una cierta forma de hacer fijos a todos los trabajadores, no es sino la manera más idónea de generalizar y normalizar la precariedad.

Otorga al empresario flexibilidad máxima en los despidos, superando incluso a la ya existente en el mercado laboral estos últimos años, con una indemnización generalmente irrisoria; deja totalmente desprotegido al trabajador y convierte al empresario en maestro y señor.

Sin un Estado que garantice suficientemente las prestaciones sociales necesarias para amparar al trabajador desprotegido, esta propuesta es una clara puñalada trapera a la clase trabajadora.

El compromiso de Rivera de priorizar el pago de los intereses de la deuda sobre cualquier otra necesidad ciudadana es claro y, por ende, un eventual gobierno de Ciudadanos no incrementaría el gasto público en prestaciones sociales, por lo cual el trabajador se volvería aún más vulnerable.

Como bien dice Vincenç Navarro, excatedrático de Economía Aplicada, en su artículo Lo que Ciudadanos oculta sobre su contrato único, de todo lo que se podría aprender de Dinamarca a Rivera sólo se le ocurre importar el contrato único. Es más: únicamente su flexibilidad, y no su seguridad.

La paradoja se entiende a la perfección cuando recordamos que el diseñador del programa económico del partido es el señor Garicano, quien en su momento reprochó a los sindicatos que no se permitiera el despido sin causa. Sí, sin causa.

Lucha contra la violencia machista. A Ciudadanos no parece preocuparle demasiado la alarmante situación que acapara noticias y conciencias, y propone eliminar el agravante penal por violencia machista. Además de insultante y decepcionante, es una medida del todo reaccionaria e injusta.

Es una bofetada a todas las víctimas y potenciales víctimas de la violencia de género de este país. Es el súmmum del desprecio hacia este colectivo. En lugar de seguir avanzando en la lucha por una sociedad igualitaria, la propuesta de Ciudadanos es un guiño a la violencia machista e invita a disfrutar de "barra libre" a los maltratadores, que deben de llevar ya días brindando por esta "moderna" propuesta de Ciudadanos.

Rechazo a la corrupción. Si bien Ciudadanos, teóricamente, siempre se ha posicionado en contra de la corrupción en las instituciones públicas mediante sobres y otras tretas, no parece tenerlo tan claro en lo que considero una variante de las puertas giratorias.

Imputado por presuntos fraudes, Jordi Cañas, apartado por voluntad propia o con ánimo de salvar a su partido de la reprobación ciudadana, fue luego recolocado como asesor de un eurodiputado de Ciudadanos.

La idea es clara: burlarse de la ciudadanía. No incluyen a presuntos corruptos en sus listas, pero los tienen colocados en el Parlamento Europeo. No parece ser, para Ciudadanos, una buena idea apartarlo del todo: es su Marcelo.

El voto favorable de Ciudadanos al muy controvertido TTIP, su obsesión por excluir de la sanidad pública a determinados colectivos, su pacto con la extrema derecha en las elecciones de 2009, entre otros, despeja toda duda sobre el preocupante cambio que se avecina.

Si en verdad estamos viviendo una segunda transición, como a Rivera le gusta decir, dudo que no se necesite pronto una tercera, ya que el cinismo hacia los colectivos más débiles es evidente. ¡Cuidado, que viene!


www.reaccionando.org

De coches autónomos, drones y viajes al espacio (y 2)

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Ilustración: Alfonso Blanco


Hace unas semanas concluí mi anterior post con un link al muy recomendable blog del escritor Tim Urban, que recientemente entrevistó a Elon Musk, el fundador de PayPal, Tesla y Space X, entre otras empresas. Como se desprende de la serie de posts que Tim Urban ha escrito sobre Musk a raíz de su entrevista, Elon Musk es una de las personalidades vivas más fascinantes. Y no solamente está revolucionando la industria del automóvil, sino que muy pronto tiene pensado hacer lo mismo con la industria aeroespacial e incluso con la energética.

Hace un par de años escribí en este blog con respecto a Amancio Ortega que la receta que explica su éxito casi inconmensurable consiste en mucho talento combinado con muchísima más suerte. El éxito de Elon Musk, alguien capaz de crear varios negocios multimillonarios en cadena, sea quizás el caso conocido en el que el equilibrio de los factores, talento y suerte, esté más decantado hacia el primero.

Tesla, la compañía fabricante de coches eléctricos sobre la que he escrito anteriormente y con la que Musk se propone igualmente liderar la revolución del coche autónomo, es probablemente la criatura de Musk que más cobertura de prensa está teniendo últimamente, pero la niña de sus ojos es sin embargo la menos conocida SpaceX, para la que Musk tiene objetivos de tan largo alcance que quizás contribuya con la misma a la salvación de la humanidad.

Permítame el lector elaborar la anterior afirmación, que Tim Urban explica perfectamente -en uno de sus posts de diez mil palabras dedicados a Elon Musk- con una apropiada metáfora. La Tierra es un lugar bastante menos seguro de lo que nos gusta pensar, y es razonable esperar que en los próximos treinta millones de años un meteorito como el que provocó la extinción de los dinosaurios vuelva a chocar contra nuestro planeta. Si bien es extremadamente improbable que, como individuos, presenciemos una catástrofe de este tipo a lo largo de nuestras vidas, es casi seguro que la humanidad en su conjunto se vea enfrentada tarde o temprano a una situación de este tipo. Si pensamos en la humanidad como en un ser humano, y en un millón de años como en un día, la situación a la que la humanidad se enfrenta es similar a la de una persona encerrada en un cubículo sobre el que de forma certera va a caer un relámpago en el plazo de un mes.

La situación anterior resulta bastante aterradora, y como humanidad es razonable que queramos tener la posibilidad de movernos a otro cubículo. Es decir, hacernos redundantes para asegurar el futuro de la especie. Pues bien, Musk tiene claro que Marte es ese otro cubículo, y se ha propuesto como misión contribuir a la colonización del mismo. El pensamiento convencional, ilustrado perfectamente por artículos como Coches pilotados, una interesante utopía y publicado recientemente en El HuffPost, pretende hacernos creer que semejante pretensión es absurda, pero afortunadamente, Elon Musk es inmune al pensamiento convencional. Y la forma en que Musk pretende contribuir a esta colonización de Marte es reduciendo el precio de los viajes espaciales en varios órdenes de magnitud.

Es por ello que Musk reinvirtió la fortuna lograda con la venta de PayPal en desarrollar los cohetes Falcon 1 y Falcon 9 en lugar de retirarse a una isla del Caribe, una apuesta en principio demencial, y que nadie había intentado antes, creando la primera startup de la industria aeroespacial viable, al lograr ser contratista de la NASA para el transporte a la Estación Espacial Internacional.

Musk ya ha logrado revolucionar la industria de varias formas. La elección de sus colaboradores, a menudo sin experiencia alguna en el mundo de la aeronáutica, y la casi total integración vertical de SpaceX (mientras que la mayor parte de actores de la industria optan por subcontratar todas las operaciones excepto el ensamblaje) han hecho levantar la ceja a más de uno, por no hablar del precio de 2.000 $/kg en órbita, que es ya el más competitivo en este mercado y que Elon Musk confía en reducir aún en un factor 10X combinando varias mejoras, más concretamente los cohetes reutilizables, tecnología en la que parece haberse embarcado en una carrera con Jeff Bezos, el fundador de Amazon, que hace solamente unas semanas publicaba su primer y espectacular tuit para celebrar el éxito de un ensayo de su empresa Blue Origin:



A los pocos minutos, Musk (que ya ha tenido un encontronazo con Blue Origin por el alquiler de unos terrenos en Cabo Cañaveral) felicitaba a Bezos, pero puntualizaba que se trata solamente de un ensayo suborbital, y que SpaceX ya ha logrado resultados similares que se propone repetir en vuelos espaciales.




En efecto, la situación actual para transportar material al espacio supone algo parecido a enviar un A320 al espacio por cada lanzamiento, sin la posibilidad de recuperarlo. Imagine el lector solamente el precio de un vuelo a Londres si el avión fuese inutilizable al llegar a Heathrow, y piense luego que esa es sustancialmente la situación actual cuando se trata de enviar un astronauta al espacio.

La batalla entre estos titanes promete pues ser tan apasionante como la Guerra de las corrientes que enfrentó a Nikola Tesla y Thomas Edison hace ciento treinta años. Y el resultado de esta bendita guerra industrial, si Dios no lo remedia, será que viviremos para ver como una posibilidad real el ir a la Luna a pasar un fin de semana.

20D: La tragedia de pintarse el ombligo de colores

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Una performace del grupo Prizma Ensemble/REUTERS


Por suerte o por desgracia vivimos en un país donde nos gusta mirarnos el ombligo. Es nuestra forma de ser y de sobrellevar nuestros problemas de autoestima... supongo. En lo económico, seguimos vendiendo Marca España -de turismo, fiesta y siesta- aunque eso fuese exactamente lo que nos metió en el hoyo. En lo social, los guiris no tienen ni idea de nada y los inmigrantes son poco menos que heraldos de ruina y desgracia. En lo cultural todo lo que no sea Velázquez, Cervantes, Picasso -o algo que nos hayan dicho que es bueno y español- nos cuesta mucho digerir. En lo futbolístico, incluso nos pintamos los ombligos de colores.

Lo político no es ajeno a este fenómeno. Tenemos miedo a enfrentarnos al mundo exterior y lo que vende en los periódicos es lo endógeno, lo que toca directamente estos ombligos nuestros. Que se haya abierto una grieta en la calle por donde se escapen los demonios del inframundo, da igual.

El enfrentarnos al propio error, a la banalidad de nuestro sufrimiento o al ridículo por la propia ignorancia, nos da un miedo atroz. Radicalizamos nuestras ideas políticas hasta el punto de identificarnos con un partido como si fuera un equipo de fútbol, huimos hasta llamarnos a nosotros mismo "apolítico", o incluso a considerarnos de centro... dios no lo quiera.

El miedo nos empuja a actuar por instinto de supervivencia y la agresión en lugar del raciocinio y el diálogo. Al final, sin darse cuenta, uno acaba con una lanza en la mano, con los colores de la tribu pintados en la barriga y votando al que nos parece mejor yerno (porque nueras no hay), al que mas prójimos empala, o, en caso de duda, dejándonos guiar por esa ciencia cuasi-chamánica del microlenguaje corporal para decidir de qué color nos vamos a pintar al final.

Sin embargo, si los astros no me engañan, lo que se dirime el próximo 20 de diciembre no es quien es el más "guapito" de la tribu, sino a quién le vamos a encargar el "marrón" de dirigir este país. Y digo MARRÓN porque nunca he entendido cómo un asunto tan solemne y de tanta responsabilidad como dirigir y garantizar la mejor vida posible a tantas personas se pueda celebrar como una victoria deportiva. Yo recuerdo mis días no tan lejanos como camarero. Intenten dar de comer a 30 personas a la vez, sabrán de lo que les hablo.

Dicho esto, si usted se encuentra en esta trágica tesitura y con el afán de que afronte las elecciones de una vez por todas de manera seria, le pido que salga de la espesa selva, levante la cabeza y, negro sobre blanco, tenga varios aspectos en cuenta:

  • Sea consciente del mundo donde vive, que no va a vivir solo en él y que hay que saber contextualizar las preferencias propias y ajenas. Además, sería bueno saber qué modelo de país se quiere, qué pilares lo deben sostener, y del precio que se está dispuesto a pagar para que se erijan. Esto puede ocasionar alguna discusión con el cuñado de turno en estas fechas tan señaladas, pero vale la pena tener las cosas claras.


  • Interésese, infórmese, compare programasy propuestas y conozca a las personas encargadas de llevarlos adelante. No tenga miedo a exponer sus ideas a agentes externos. Reconocer que uno se equivocó en algún momento es hasta sano y eso de ser un hooligan político fue una terrible idea de peores otros tiempos. Preguntas útiles para hacerse serían '¿se ofrece algún programa que sea afín con mi forma de pensar?' '¿Qué se parece más a lo que yo quiero?'


  • También es necesario ser crítico, enfrentarnos al propio error, valorar en cada opción la credibilidad que se le adjudica. Al final esto se trata de depositar confianza. Algunos ya han demostrado no ser de confianza y otros aún no se sabe si son dignos de ella. Otras buenas preguntas: ¿Fue este partido responsable con sus propias propuestas? ¿Y con las preferencias de los ciudadanos? ¿Estoy dispuesto a asumir el riesgo?


  • Y por último, sea valiente. Ninguna opción le previene del fracaso más estrepitoso, ni del éxito. Lo que sí es seguro es que usted tendrá que seguir trabajando y que se le seguirá necesitando para seguir mejorando la política española. Y sí, también la europea.


Sea cual sea el resultado de estas elecciones, este país seguirá manteniendo un perfil político elitista, en el que usted (aunque gane) no será superior o inferior a nadie, sus derechos deberían seguir siendo protegidos y no tendrá la obligación de seguir odiando a nadie, ni del 51% ni del 49%. De hecho, dadas las circunstancias, la opción que usted elija no podrá formar gobierno por si sola y tendrá que hacer frente a un escenario de diálogo con alguien que posiblemente no le haga mucha gracia.

Esperemos que, al tener hablar entre ellos, se acostumbren y den pasos hacia una nueva época donde el diálogo útil y las políticas basadas en evidencias jueguen un papel protagonista. Además, junto con usted, los ciudadanos de este país deberemos seguir promoviendo la acción de la sociedad civil como complemento de la ley y los jueces como garantes de la responsabilidad de los futuros gobiernos para con todos nosotros. No se olvide: lo importante es que sigamos bien y que los colores no nos confundan más.

Carta a mi hija, que vota por primera vez

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Estas letras son para ti, María. Como digna hija que eres de tu padre, sé que harás bueno el tópico de no hacer caso a nada que te aconseje. Del mismo modo, y por no ser menos, tú también sabes que, como digno padre de una hija a la que quiero con locura, es algo que no me importa lo más mínimo, pues el hecho de que no te interese lo que te cuente nunca me ha condicionado para no hacerlo.

A pesar de ello, y aun reconociendo que con esa estrategia tuya de huir de todo consejo paterno te has trazado un camino al que no se le puede poner ni un "pero" (circunstancia que confirma una contradicción irrefutable: todos los consejos son buenos siempre que no se sigan y, a pesar de ello, no hay que dejar de darlos para que no se olviden), creo que por una vez no estaría de más que me escuchases.

Votar por primera vez es como dar tu primer beso: no se olvida jamás. Uno no olvida el sabor de aquellos labios ni aquel rostro que te miraba tan de cerca, como tampoco olvida a quién votó por primera vez y la sensación de haber hecho algo trascendente, de sentirte mayor por fin. No se me ocurriría decirte que el subidón del primer beso sea idéntico al de tu primer voto, pero te aseguro que cuando lo deposites en la urna tendrás esa sensación especial que, como aquél, no se te olvidará nunca.

No te voy a decir que tu voto es importante porque es un derecho y un deber como ciudadano y bla, bla, bla; lo sabes de sobra, y no te cansaré con ese discurso. Tampoco te voy a pedir que reflexiones a quién se lo vas a dar; sé que lo harás. Y no porque tengas 18 años, sino porque has demostrado madurez suficiente para hacerlo. Ni que leas y escuches lo que los partidos te proponen, porque siendo como eres una persona curiosa, no puede ser de otra manera, y tienes muy claro que ésta, lejos de matar al gato, le enseña el camino por donde ha de ir.

No te voy a descubrir que las calles que ahora arreglan y las pequeñas concesiones que se hacen desde el Gobierno no son más que viejos trucos de tahúr que sabe que lo último siempre es lo primero que en la memoria queda; y ahora, ya lo sabes tú.

Tampoco te diré que desconfíes de la sonrisa de cartón piedra que enseñan los políticos cuando se pasean; no hace falta. Ya aprendiste hace tiempo que esa pose es oficio que sólo busca el propio beneficio. O de su palabra, porque aunque quieran no podrán cumplir con ella, que en política lo prometido jamás ha sido deuda. Tampoco te pediré que receles de sus promesas, pero que sepas que éstas se dan con premeditación y alevosía si en ello les va la elección, y suelen caducar la jornada de reflexión.

Tan sólo te pediré que seas fiel a ti misma, a como piensas y, sobre todo, a lo que sientes. Haz caso a tu corazón, que tiene razones que la razón sí entiende. Y no te traiciones. Sé tú y actúa en consecuencia, te digan lo que te digan los de la risa de cartón piedra o quienes intentan influir en contra de tus principios.

Vota para botar a quien no se merezca tu voto. Vota para cambiar el mundo, empezando por el más cercano a ti. Vota porque, si no votas, no tienes derecho a quejarte. Vota para mojarte. Y sobre todo, vota pensando en el futuro que te gustaría para ti y para los demás, para contribuir a conseguirlo; porque cada gesto, cada decisión, cada uno de tus actos te llevan hacia él, o a lo contrario.

Así que piensa a quién le das tu voto porque, como tu primer beso, pasará a formar parte de ti para siempre. No tengas miedo si te decepcionan, al contrario, da por hecho que será así; porque, cuando eres consecuente contigo mismo, nadie puede reprocharte nada... y eso jamás te lo pueden quitar.

Una última cosa: me gustaría que siguieras el consejo de Neruda, que busques tu felicidad y sientas que sin ti este mundo no sería igual. Es un buen consejo. Y lo mejor es que no es mío, por lo que puedes permitirte el lujo de seguirlo. Seguro que no te equivocas. La fuerza la tienes tú, no lo dudes, y en tus manos, el poder de cambiar las cosas.

Un beso.

PD: Ya sabes que todo cuanto escribo, lo marido con una receta y música. Esta carta, por ser tú, la he acompañado con dos temas que te encantan y los buñuelos que tanto te gustan; esos que solemos hacer con la fruta que pillamos por casa. Te los he preparado con manzana, pera y plátano, para que elijas el bocado que más te apetezca en cada momento. Precisamente por eso, porque eliges su sabor, como tu futuro, y estamos en año electoral, tu primer año electoral, los he llamado Buñuelos electorales; los de siempre, pero rebautizados.

Por cierto, que con los buñuelos de fruta no pasa como con los "buñuelos de urna", aquí da igual el que escojas porque ninguno te va a decepcionar, al contrario, todos, sin excepción, son igual de buenos. Otro beso, y a chuparse los dedos.

NECESITARÁS (para 4 personas)

  • 2 manzanas.

  • 2 peras.

  • 1 plátano.

  • 200 ml de leche.

  • 150 g de harina.

  • 1 cucharadita de levadura en polvo.

  • 2 huevos.

  • ½ cucharadita de sal.

  • Canela.

  • Azúcar para rebozar los buñuelos.

  • 2 cucharadas de mistela.

  • Aceite de oliva virgen extra para freír.


ELABORACIÓN

  1. Para elaborar la masa, juntamos en un bol los huevos con la harina tamizada, la levadura, la sal y las dos cucharadas de mistela. Removemos, y vamos añadiendo la leche poco a poco, hasta obtener una pasta homogénea y sin grumos. Dejamos reposar media hora.

  2. Pelamos las peras, les quitamos el corazón y las cortamos en discos de un centímetro aproximadamente, procediendo del mismo modo con las manzanas. Quitamos la piel del plátano y lo cortamos en bastoncitos.

  3. Rebozamos los trozos de fruta en abundante aceite caliente. Cuando se doren, los pasamos por papel absorbente para eliminar el exceso de grasa.

  4. Previamente, mezcla la canela con 3 o 4 cucharadas de azúcar y pasa los buñuelos por ella estando aún calientes.

  5. Emplatado: Servir recién hechos, aún tibios, en bandeja.

Facilísimo, económico, para no parar de comer hasta no dejar ni uno.

NOTA: Si la manzana tiene un punto ácido, mejor que mejor. La mistela (cualquier licor dulce) es opcional, pero hace la pasta del rebozado un puntito más crujiente. Puedes probar con otras frutas; el higo, por ejemplo, le va de maravilla. Pero estas tres son un éxito asegurado. Mojados en chocolate negro caliente son sublimes.

MÚSICA PARA ACOMPAÑAR
Para la elaboración: Sunshine, Arcana Soul.
Para la degustación: Cage, Metropol.

VINO RECOMENDADO

Mistela-Moscatel Sol del Mediterráneo, D.O. Valencia.

DÓNDE COMER

¿Dónde sino? En mesita auxiliar, sentados en el sofá frente al televisor, viendo cómo van los resultados de las elecciones (o lo que nos venga en gana en ese momento, a fin de cuentas te has de enterar igual) y rodeado de amigos ingeniosos con quienes comprobar si los pronósticos se cumplen mientras los buñuelos van cayendo.

QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS

Un número adecuado de aspavientos al ritmo de las noticias que van llegando será ejercicio suficiente. Por otra parte, para los más expresivos, llevarse las manos a la cabeza sucesivas veces con rapidez también ayudará a desentumecer e incrementará el gasto calórico.

Simplemente, vino

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Imagen: ISTOCK


Así se denomina una de las ferias vinícolas más interesantes de la península (concretamente en Portugal), y así he querido también que comenzasen mis aportaciones en esta plataforma, desde lo que creo que debemos recuperar para el vino: la sencillez.

Hace falta poner la mente en blanco y recordar que, como trato de explicar en mi libro Galicia entre copas desde su primera página, el vino no es más que un alimento, fruto del zumo de uva fermentado, del que cualquiera puede disfrutar y que llegado el momento, puede hacernos un poco más felices.

¿Es necesaria alguna aptitud física especial para disfrutar de ese zumo de uva fermentado? La respuesta es clara: no.

Ante un alimento perfectamente disfrutable por cualquiera, ¿por qué toda esta colección de complicaciones que arrastra desde hace tantos años, que no hacen más que espantar al personal? ¿Por qué leemos catas de vino tan complejas como la crítica de una obra de Joan Miró o con el trasfondo de una película de Kubrick? ¿De qué sirve saber que la lágrima de un vino es densa y que huele a algo llamado sotobosque?

Pues miren, les aseguro que para disfrutar de una copa de vino nada esto es necesario, y que, de hecho, en toda esta parafernalia reside mucha culpa del descenso en el consumo que se viene observando en nuestro país en los últimos años.

Y ¿a qué obedece esta colección de tonterías? Pues miren, aun a riesgo de ser públicamente apedreado, les diré que hace tiempo que tengo mis sospechas. Tal vez a alguien se le ocurrió que si del vino hacemos algo muy complicado, de lo que únicamente pueda opinar una élite privilegiada, será necesario que esa élite nos diga qué vinos son los que hay que beber, de la misma forma que cuando quienes no tenemos ni idea de informática, acudimos a un experto antes de comprar un ordenador. Esa capacidad de prescribir genera a quien prescribe poder, poder para decidir qué vino sí y qué vino no, y esto genera ventajas. Vender guías, revistas o puntuaciones exige entonces mantener esa complejidad en el tiempo e incluso liar más la cosa, vendiendo aireadores, descapsuladores, escobillas y cuantos artilugios imprescindibles se les ocurran.

Poco tiene esto que ver con disfrutar del vino o incluso con buscar consejo del profesional en un restaurante, donde, sin intereses de por medio, alguien con formación que conoce cada vino y cada plato, tratará de satisfacer nuestros gustos de la mejor manera posible.

Quiero decir que, en definitiva, para disfrutar de un vino y entender por dónde van nuestros gustos, como ocurriría con un perfume o unos zapatos, lo único necesario es probar, probar y probar.   

Para ello es importante que olvidemos seis terribles mantras que nos alejan del vino, y en los que trataremos de extendernos y profundizar en próximos artículos. A saber:

  • "Es que yo no entiendo de vino". Ni falta que hace. No es excusa para pedir una cerveza, para no complicarse la vida. Les diré que una caña nos dará ante un buen plato un placer mucho más limitado que el de un buen vino. Y si se equivocan con la botella en cuestión, ¡no pasa nada!, un aprendizaje más. Sin riesgo, no hay gloria.


  • "Yo no encuentro ningún olor, huele a vino". Le tranquilizará saber que no tiene usted ninguna carencia física ni discapacidad alguna. Para que uno se acuerde de algo, tiene que haberle prestado atención en otro momento anterior. La gente que profundiza en el vino, va haciéndose un archivo de olores en la memoria, porque en definitiva es el olfato el sentido que más nos permite distinguir un vino de otro. Recordarlas es cuestión de tiempo e, insisto, no es imprescindible para disfrutar de un vino reconocer los aromas que hay en él, aunque sí será útil para poder compartir y expresar lo que se siente al catarlo.


  • "El vino bueno es caro". Falso. Puede elaborarse un vino bien rico por un precio de venta al público inferior a 10 euros, y el Ranking Independiente de los 10 mejores vinos por menos de 10 euros lo viene demostrando desde hace seis años. Eso sí, no se fíen de otros publi-reportajes interesados que venden por ahí, porque hay muchos intereses. Prueben. Hay muchas variables que influyen el precio de un vino, y no siempre tienen que ver con la calidad del contenido de la botella en cuestión. Es habitual que vinos caros sean buenos, pero no siempre ocurre. Yo he probado brebajes imbebibles, muy elogiados por guías y gurús, que costaban más de 30 euros.


  • "Hay vinos buenos por 3 euros", Falso también, a sensu contrario. Si tenemos en cuenta que como mínimo, la mitad es lo que al productor le cuestan la botella y la etiqueta, por ese precio no puede meterse una uva decente en la botella sin tomar atajos. En esos tres euros tenemos que incluir el margen del distribuidor y del supermercado. Por tanto, las cuentas no salen. No se fíen de nada por lo que vayan a pagar menos de cinco euros, pues salvo gloriosas y contadas excepciones, el vino no será representativo de una zona, sino más bien de un proceso industrial de bodega. Únicamente un método industrial permite elaborar vino en condiciones a ese precio y que resulte rentable.


  • "El mundo del vino es Rioja y Ribera del Duero". Nada más falso. Hay buenos vinos en ambas zonas, y también otros deleznables, pero sobre todo, hay mucho vino. Existen millares de zonas de vino, fuera y dentro de España, y en lugares que la mayoría de la gente no imagina, pese a que llevan elaborando desde el imperio romano. Un abanico tremendo de aromas y sabores que nada tienen que ver y que sorprenden de verdad. Rioja y Ribera tienen climas parecidos (más cálida en general la Ribera del Duero), elaboran igual (la máxima suele ser crianza en barrica bordelesa) y utilizan el mismo tipo de uva, la tempranillo. Piensen solo en la cantidad de climas de España y que hay más de 300 variedades de uva vinificables... ¿Se imaginan todo lo que se están perdiendo los talibanes de "un riojita/riberita, por favor"


  • "El mejor blanco es un buen tinto". Esta mamarrachada, digna del mismo intelectual que dijo "mujer tenía que ser", no merece contestación, más allá de decir que muchos de los vinos más emocionantes del mundo son blancos. Algunos de ellos espumosos.


  • Mi consejo, por tanto, es que el vino es como un libro, uno no disfruta verdaderamente de leer hasta que encuentra su libro, y entonces todo cambia. Cuanto más probemos, más querremos probar, saber, conocer, comparar y, sobre todo, compartir y disfrutar.


  • Sigan el camino de mente abierta y libertad que les propongo, me comprometo a que el vino les haga un poco más felices...


Y si en lugar de vino, alguien les dice "caldo", sepan que están ante un hortera peligroso que nada les va a aportar. ¡Huyan y no miren atrás!

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Mi marido no se ha 'conformado' con casarse con una gorda

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Imagen via Kat Stroud/House Of Winter


Este post apareció originalmente en Bustle.

Por Kat Stroud.

A la mayoría de las personas se les enseña desde muy pequeñas que para poder tener una vida digna de cuento de hadas hay que estar lo más delgado posible. Es muy probable que no se vean muchas mujeres de talla grande al lado de un hombre delgado en los medios de comunicación porque chicos delgados y atractivos sólo pueden juntarse con chicas delgadas y atractivas. No hay dibujos animados en los que se vea a princesas de talla grande comiendo perdices con el príncipe de turno. No hay ninguna actriz así protagonizando una película junto a Brad Pitt. Gordos con gordos y delgados con delgados. Esto es así.

Podemos afirmar que las culturas de los países desarrollados suelen clasificar a las personas de tallas grandes como ciudadanos de segunda que deberían odiar sus cuerpos. Nos bombardean constantemente con campañas de pérdida de peso, con anuncios de fármacos que ayudan a adelgazar y de cirugía estética, y con mofas por parte de grupos obesofóbicos como Project Harpoon y Thinner Beauty, cuyas páginas de Facebook asocian estar gordo con un estilo de vida poco saludable. Por desgracia, cuando una persona atractiva se acerca a una de estas personas de talla grande -tanto en la vida real como en la ficción-, a veces resulta difícil creer que la atracción es real. Basándome en mis experiencias, sé que parece sospechoso que alguien me dedique un cumplido. Pero también sé que este desprecio y estas dudas hacia mí misma pueden resultar tóxicas para cualquier tipo de relación, y especialmente para la relación con uno mismo. Mi atractivo marido me lo ha enseñado.

En los primeros meses de noviazgo con él, estuve llena de inseguridades y dudas. Era un chico guapísimo -no sólo lo pensaba yo, era guapísimo objetivamente- y no podía evitar dudar de él. ¿Qué pretendía al pedirme salir con él? ¿Y si sólo quería probar lo que era estar con una chica grande? ¿Era como en las películas cuando el chico guapo le pide salir a la 'gorda' de turno para reírse? Yo quería pensar que estaba a su altura, que el interés era real, pero las dudas aparecían y destruían la poca confianza que tenía.

Incluso cuando empezamos a salir, no podía dejar de pensar que no era suficiente para él. ¿Estaba mirando a rubia delgada con tacones? ¿Sería la mujer más gorda con la que ha salido? La retahíla de pensamientos negativos aumentaban por culpa de las miradas que nos dedicaban cuando dábamos una vuelta. Percibía desaprobación en sus expresiones y comentarios en voz baja. Era obvio pensaban que formábamos una pareja rara.

Reuní el valor para preguntar a mi marido todas las cuestiones que me venían a la cabeza y respondió con una mezcla de ira, sorpresa y enfado. Nunca se le había ocurrido que nos podían estar juzgando y se quedó anonadado porque yo no me considerara guapa. Al dejarme tan claro que estar gorda no era un problema que debía solucionar y que me veía como una mujer atractiva, guapa, cariñosa e independiente me hizo darme cuenta de que había perdido mucho tiempo en preocuparme por las percepciones de otras personas en lugar de preocuparme por mi propia percepción. Aunque nuestra aprobación no tiene que salir de la del resto, que alguien te corte el flujo de pensamientos negativos es una ayuda para empezar a reconocer la absurdez que supone tener pensamientos negativos de uno mismo.


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Cuanta más confianza tenía, más fácil era descubrir que era esa confianza la que me hacía sentir sexy y no la lencería, las joyas o los tacones. Era la sensación de estar segura de que soy una persona guapa y de que soy yo la que elige lo que significa esa palabra.

En una sociedad que saca partido de las inseguridades de la gente, quererse a sí mismo es un acto de rebeldía. Cuando nos ven a mi marido y a mí -a él, el hombre atractivo y a mí, la mujer gorda-, apoyándonos y demostrando lo mucho que nos queremos, estamos luchando contra varios estereotipos. Es cierto que para mucha gente es algo incómodo, pero si no te avergüenzas de tu cuerpo y tu pareja tampoco se avergüenza de tu cuerpo, al final dejas de oír esas opiniones.


Este post fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Irene de Andrés Armenteros

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Las claves de la semana: cuando Rivera se gripó y Rajoy perdió algo más que las gafas

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Foto: EFE

¿Debate? ¿Qué debate? ¿Quién se acuerda ya de un espectáculo tan poco edificante? El tiempo todo lo mata, y el ritmo de las campañas todo lo entierra. Así que salvo los del PP para lamentarse de la indolencia de su candidato y los del PSOE para recordar que subió la autoestima del suyo, el resto de los mortales ya ha pasado página de aquella escena: la del enésimo capítulo del bipartidismo en acción en la peor acción del bipartidismo; la del barro de la política; la del "y tú más" en que se enredaron los de la "vieja política" para regocijo de los emergentes.

Claro que todo, como siempre, depende del cristal con que se mire. Porque en el segundo izquierda del 28 del Paseo de Rosales, donde el PSOE tiene instalado el cuartel general de su Comité Electoral, el martes no había lugar más que para la autocomplacencia, después del golpe que Pedro Sánchez propinó a Mariano Rajoy ante casi diez millones de espectadores. No tanto por aquello de "usted no es un presidente decente" como por la moral insuflada en la hasta entonces alicaída tropa socialista tras asistir en directo a un combate del que el candidato del PP salió derrumbado.

Una humillante cuarta posición en Madrid

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Foto: EFE

De los votos que pudo movilizar o no aquél cara a cara color sepia, mejor no hablemos porque esta es la campaña más rara y más incierta de todas las vividas en democracia, y nadie sabe con certeza lo que pueden arrojar las urnas mañana, salvo que se pregunte, claro, por las posibilidades en Madrid de los socialistas. Ahí la respuesta es unívoca: hundimiento sin paliativos y gravísimos daños colaterales si se confirma la humillante cuarta posición que predicen los sondeos y la pérdida de la mitad de los diputados. La histórica obsesión de todas las direcciones federales del PSOE por meter cuchara en el PSM es para un tratado de psiquiatría, además de para una investigación sobre cómo suicidarse en política.

En todo caso, el Comité Electoral de Sánchez dice llegar al sprint final satisfecho de haber logrado los tres objetivos que se marcó en esta campaña: movilización del partido, divulgación del programa y concienciación del electorado de la importancia del voto útil en favor de su marca para echar al PP del Gobierno. Todo esto además de felicitarse por arrinconar a Ciudadanos en la derecha e instalar en los electores que votar a Rivera es votar a Rajoy y de atribuirse el mérito de que la formación naranja haya descendido del segundo al cuarto puesto.

Podemos como factor divisor de la izquierda

Pero tanto empeño pusieron los socialistas en parar la crecida de Ciudadanos, que se olvidaron de Podemos. Aunque en Ferraz creen que los de Pablo Iglesias llevan tatuada en la frente su condición de minoritarios y de factor divisor de la izquierda, lo cierto es que los herederos del 15-M llegan a las elecciones habiendo recuperado el terreno perdido tras la autonómicas catalanas, y en condiciones de arrebatar el segundo puesto al PSOE. Así que la alegría de principios de semana viró en preocupación profunda con la llegada de los últimos tracking. Ya no se trata de perder, sino de perderlo todo para convertirse en un partido socialdemócrata del 25 por ciento como tantos otros en Europa, y aspirar sólo a gobiernos de coalición como tantos en Europa.

Sánchez espera un extraño golpe del destino

La suerte en está echada y la campaña lista para sentencia. Así que es probable que cuando ustedes lean este post no se acuerden ya ni del debate que ocupó el martes todas las portadas de los diarios ni del puñetazo que un demente propinó a Rajoy en Pontevedra ni del mal tono en el que el presidente respondió en la Cadena Ser a Pepa Bueno cuando le interpeló por el comisionista Pedro Gómez de la Serna. Con la airada respuesta a la conductora del HoyxHoy, el candidato del PP demostró que en esta campaña ha pedido algo más que las lentes.

Si a esta recta final Rivera llega gripado, Iglesias reforzado y Sánchez deseoso de que un extraño golpe del destino le libere de hacer las maletas, Rajoy teme que los pactos postelectorales le saquen de La Moncloa. Porque pulverizado el tiempo de las mayorías absolutas, el único interés de estas elecciones gira en torno a las posibles alianzas.


Ganar ya no significa gobernar

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Foto: EFE

Por lo dicho en campaña y por la tendencia, es difícil saber la senda por la que transitará cada partido. Si Rivera ha afirmado una cosa y la contraria en 15 días, Rajoy ha pasado de verse investido con los votos de Ciudadanos a temer que el descenso de Rivera le sitúe fuera de juego. De ahí su ocurrencia luego desmentida de una "gran coalición" con el PSOE para evitar un escenario a la "portuguesa" en el que el partido más votado no sea el que gobierne.

Todo es posible, aunque nada se sabe. Lo único seguro es que ustedes probablemente se irán a dormir el domingo por la noche sin saber el color del próximo Gobierno, porque ganar esta vez no es sinónimo de gobernar por más que el PP invoque la legitimidad de la lista más votada. Esta es ya otra España, la que han querido los españoles y a la que los partidos tendrán que acostumbrarse. Hasta entonces, entre villancico y villancico, vayan haciendo sus apuestas. ¿Un Ejecutivo del PP con la abstención de Ciudadanos -si nos creemos la palabra de Rivera, el sí está descartado-? ¿Una alianza de las izquierdas? ¿Una gran coalición? ¿Una situación de ingobernabilidad que nos arrastre a nuevas elecciones? Todo cabe.

Presunción de decencia

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En el momento mismo en que Rajoy se plantó ante Pedro Sánchez y le espetó lo de "Yo soy un político honrado", confirmó que es un político indecente. Su indecencia consistió en confundir, a mala fe, "honradez" y "decencia", que es lo mismo que meter en un mismo saco, en un torticero tótum revolútum, los actos morales con los que, simplemente, se limitan a no infringir el Código Penal. En una discusión de patio de colegio, Rajoy habría fingido lágrimas de cocodrilo, dirigido su dedo delator hacia Sánchez y exclamado-: "¡Señoritaaa, Sánchez me está llamando ladróoon!". Afortunadamente, todos presenciamos la escena y oímos que Sánchez no había llamado "delincuente" a Rajoy, le había acusado de "indecente". Y para poder defenderse de la acusación de indecencia, el presidente necesitaba hacer creer al sector más obtuso de su audiencia que "criminal" e "indecente" eran términos intercambiables. El "trilerismo" verbal es una modalidad de indecencia completamente inaceptable en política: las palabras quieren decir lo que significan, no lo que el ventajista de turno quiere que signifiquen.

De la acusación de ladrón, si no has sido imputado, te puedes defender fácilmente, pero en política, la mujer del César no sólo debe ser honrada, sino parecerlo. En efecto, aunque no existe material jurídicamente probatorio acerca de que el "hacemos lo que podemos" que le envió el Presidente a Bárcenas signifique "ten paciencia, estamos destruyendo cuantas pruebas están a nuestro alcance", lo cierto es que, en su día, sonó exactamente a eso. "Hacemos lo que podemos" es la frase que el compinche de Al Capone le hubiera hecho llegar al mafioso en su celda, en un papelito, metido en una barra de pan. Una interpretación más que legítima de este ambiguo sms, dado que más tarde supimos que los discos duros de los ordenadores de Bárcenas habían sido oportunamente destruidos antes de que llegara la policía.

Aunque Publio Clodio Pulcro fue absuelto de la acusación de seducir a Pompeya, César se divorció de ella al grito de "Mi mujer debe estar por encima de toda sospecha". No había pruebas de su adulterio, pero toda Roma se deshacía en habladurías. Es lo que defendía Sánchez: a Vd. le asistirá, como garantía jurídica, la presunción de inocencia; pero que además quiera exportar a la vida pública el concepto de "presunción de decencia" es un abuso intolerable. La honorabilidad política hay que ganársela con explicaciones públicas y éstas no sólo deben "ser", sino resultar satisfactorias y creíbles para la ciudadanía. Nos hemos acostumbrado a que el mero hecho de salir a pedir disculpas por un comportamiento indecoroso conlleve la absolución automática del indecente. No es así: Rajoy habrá pedido disculpas por lo de Bárcenas, pero el único que ha creído en su arrepentimiento y se ha perdonado a sí mismo es el propio presidente.

Ha quedado claro, a través de lo que un jurista llamaría "doctrina de los actos propios", que para el PP la única norma de conducta posible y respetable, para garantizar la convivencia entre españoles, es el Código Penal. O como diría Martínez Pujalte, (hoy ya convertido en cadáver político gracias al excelente trabajo periodístico de @fgarea) ¿para qué preocuparse de si un acto es moral si no infringe la ley? Cuando Gustavo de Arístegui se ve obligado a dimitir, por la desfachatez de servirse de su cargo para alzarse con suculentas comisiones, dice que lo hace "para no perjudicar al Gobierno". Una motivación indecente, al más puro estilo Rajoy, puesto que la única razón éticamente aceptable para irte a casa cuando te pillan en un renuncio no es tanto la de no perjudicar a los tuyos, sino la defensa del interés general. No es posible ejercer de manera satisfactoria tu papel de embajador si estás al servicio de oscuros intereses particulares.

Rajoy comete una indecencia política de primer nivel al no destituir a su turbio embajador y permitirle salvar la cara con una dimisión supuestamente honorable. Pero su dimisión no puede considerarse un acto de los llamados "morales", puesto que está en la propia naturaleza de los mismos que estos no pueden ser coercitivos. Un beau geste deja de serlo en el instante mismo en que el otro se entera de que ha sido forzado. El acto moral es aquel en el que puedes decir "lo hago porque es lo correcto, nadie me obliga". La presión de la prensa y sobre todo de su propio partido para que dimita ha sido formidable y a nadie le cabe duda alguna de que si por Arístegui hubiera sido, el embajador habría esperado a que escampase, como hizo Wert al fugarse a París con su mujer: su indecencia estaba amparada por las leyes.

¿Presunción de decencia? ¡No, se la aceptamos, Sr. Presidente!¡Hasta aquí podríamos llegar!

O como Vd. mismo diría: no podría haber exigido una presunción más "ruiz".

¿Qué Administración Pública para la nueva era? Comparando los programas electorales de los partidos

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Después del nombramiento del nuevo Gobierno a partir de las elecciones del 20D, uno de sus retos consistirá en la puesta en marcha de las políticas y servicios públicos a través de su Administración Pública, la Administración General del Estado (AGE). Los principales partidos políticos han realizado diferentes propuestas de mejora, modernización e innovación del aparato burocrático al servicio del futuro gobierno, si bien no todas las opciones son similares, ni las propuestas inciden en el mismo tipo de mecanismos de cambio. Aquí se pretende ofrecer una visión resumida y comparativa de las opciones planteadas por los principales partidos políticos, considerando varios temas clave para la acción pública durante los próximos años. A continuación, se presenta una tabla resumen con las principales áreas y los partidos que incorporan alguna propuesta en cada una de ellas.

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La función pública: profesionalización, derechos laborales e incompatibilidades

Las gestión de las personas es una de las claves del éxito de cualquier administración pública, de manera que conocer las propuestas de los partidos políticos en cuestiones como selección, carrera o acceso a puestos directivos resulta imprescindible. Al mismo tiempo, dada la cantidad de personas que trabajan en el sector público, y su alta participación en los procesos electorales, los partidos políticos suelen prestar mucha atención a este segmento de la población. A principios de 2015, había en España 2.544.804 empleados públicos, repartidos entre la administración pública estatal (21,08%), autonómicas (50,46%), locales (22,68%) y de universidades (5,78%) (Registro Central de Personal, MHAP, 2015). Durante esta última legislatura, tanto la congelación de salarios, como el recorte en el número absoluto de empleados públicos, han sido dos notas destacadas.

Las propuestas programáticas dentro del bloque de personal público son altamente variables. Algunos partidos (PP, PSOE, Podemos, Ciudadanos, UPyD) prometen aprobar nuevas regulaciones que afectan a la totalidad de los empleados públicos o incluso desarrollar la regulación sobre los directivos públicos (PSOE, UPyD), una de las grandes asignaturas pendientes en nuestro sector público. Por su parte, los partidos emergentes, Podemos y Ciudadanos, son los que más han desarrollado el apartado relativo a la reducción de altos cargos y al refuerzo del régimen de incompatibilidades de altos cargos. Los partidos tradicionales, PP y PSOE, además de UPyD, prefieren centrarse en asuntos como el reconocimiento de méritos (PP, UPyD), el desarrollo de la carrera profesional (UPyD) o un nuevo sistema de acceso al empleo público en el que se reconozcan cuestiones como la experiencia profesional en detrimento de los aspectos más memorísticos (PSOE). En resumen, se trata de una temática que concita el interés de casi todos los partidos políticos, aunque el nivel de concreción es ciertamente mejorable y se atisban diferencias de modelo, en algunos casos, orientadas a mejorar la equidad social de acceso a los puestos de dirección, no siempre garantizada por el sistema de oposiciones.

La transparencia y la participación: una prioridad unánime

El hecho de que la corrupción se haya convertido en uno de los principales problemas para la sociedad española (barómetros del CIS) y una mayor demanda de participación en la toma de decisiones encuentran su reflejo en las promesas de reforma de la Administración Pública en los programas de los partidos políticos. Durante la última legislatura, se han desarrollado medidas en el ámbito de transparencia administrativa, con una concreción en la Ley de Transparencia (Ley 19/2013, de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno), el Portal de Transparencia o la creación del Consejo de Transparencia y Buen Gobierno. Las medidas en este sector son variadas y muy nutridas, demostrando que se trata de uno de los ejes sobre los que probablemente giren los pactos de gobierno que se vislumbran para la próxima legislatura.

Todos los partidos proponen una batería de medidas en la materia. Se pueden destacar como aspectos más llamativos la necesidad de revisión de la Ley de Transparencia y del Portal de Transparencia como marco normativo e instrumento esencial en la materia, ya que los principales partidos prometen potenciarlos (PP) o reformarlos (PSOE), mientras que los partidos emergentes coinciden en incluir el derecho de acceso a la información como un derecho fundamental de cara a una futura reforma constitucional (Ciudadanos y Podemos). En general, las propuestas parecen ser compatibles entre sí y componen una completa agenda donde se abordan asuntos como los conflictos de interés, las herramientas digitales de participación o la necesidad de una política de datos abiertos y reutilizables, dentro de una dinámica de Gobierno Abierto. En definitiva, el acuerdo en este ámbito podría llegar a ser muy amplio, al menos, si nos atenemos a los contenidos de los programas propuestos.

Un reto para la próxima legislatura: la contratación pública


En el caso de la transparencia y la participación ciudadana es evidente que su incorporación en los programas electorales responde al protagonismo que han tenido ambos conceptos en la pasada legislatura. Hay otro término muy relacionado que, sin haber estado tan presente en el debate público estos años, se tiene muy en cuenta por parte de casi todos los partidos: la contratación administrativa. El consenso en este tema también puede considerarse elevado, en la medida que las medidas de control se generalizan en los programas de los partidos.

Los partidos presentan una amplia agenda de reformas en la esfera de contratación pública. La mayoría de ellas está centrada en la transparencia y en el control de los procesos de adjudicación de contratos, pero también hay hueco para los portales virtuales de contratación pública o la responsabilidad social corporativa. Consecuentemente, es de esperar que esta política pública sufra notables cambios en los próximos cuatro años, sobre todo, como consecuencia de la profundización en dinámicas digitales, la adaptación a las directivas europeas, así como en el incremento del escrutinio público y la participación ciudadana en esta esfera de actividad pública.

Administración digital


La AGE ha sido tradicionalmente una de las más desarrolladas de la Unión Europea en materia de oferta de servicios públicos a través de Internet y las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), desde el inicio del nuevo siglo. No sólo de la declaración de la renta por Internet ha vivido la Administración digital en España, sino también de una creciente digitalización de servicios, el impulso de la factura electrónica o el intercambio de información entre administraciones públicas por vía electrónica. Todas ellas, entre otras, son cuestiones relacionadas con la Administración digital que resultan esenciales para el buen funcionamiento de las organizaciones públicas y sobre las que los partidos cuentan con un interés relativo.

El hecho de haber ejercido tareas de gobierno, quizá, haya provocado que las propuestas en materia de Administración digital se encuentren más consolidadas en el caso de PP y PSOE. Estos dos partidos proponen retos relacionados con los desafíos y problemas identificados a lo largo de los últimos años en el sector público en materia de Administración digital, tales como el impulso del cloud computing (PP), la extensión de las notificaciones electrónicas a todos los procedimientos o la unificación y simplificación de los sistemas de identificación digital (PSOE). En el caso de los nuevos partidos las menciones a las TIC en el sector público son más genéricas y centradas en cuestiones como la mejora de su implantación o el impulso al software libre (Podemos). Así, se espera que la Administración en Internet sea una realidad durante los próximos años, si bien todavía quedan importantes retos que afrontar para consolidar esta nueva manera de desarrollar los asuntos públicos y relacionarse con la ciudadanía.

Diferencias entre partidos tradicionales y emergentes: innovación frente a derechos y control

Uno de los debates de estas elecciones se refiere a las diferencias entre los dos grandes partidos tradicionales, PP y PSOE, y las fuerzas emergentes, Podemos y Ciudadanos. En el caso de sus propuestas para la Administración Pública, los primeros apuestan por un marco incremental, es decir, de mejora sobre lo hecho en los últimos años, mientras que las dos nuevas fuerzas se centran más bien en el control de altos cargos y en el endurecimiento del régimen de incompatibilidades, en línea con las denuncias de corrupción política y de las llamadas "puertas giratorias". El marco incremental de los primeros implica que solo PP y PSOE tienen propuestas específicas para promover la innovación en el sector público, ya sea mediante el apoyo a planes específicos (PP) o proponiendo un laboratorio de innovación pública (PSOE).

Por otro lado, también se pueden plantear diferentes marcos de referencia si nos atenemos al eje tradicional izquierda-derecha. Los partidos de centro-izquierda (PSOE, Podemos, UP-IU) son más activos a la hora de proponer una limitación o una reversión de las privatizaciones, externalizaciones o encomiendas de gestión, formas que permiten la venta o gestión de servicios públicos al sector privado (aunque Ciudadanos también se muestra partidario de introducir límites). No obstante, lo anterior no supone menciones expresas a un crecimiento del sector público. Por otra parte, los partidos ubicados (por ellos o por los electores) en el centro-derecha (PP y Ciudadanos), no hacen una mención expresa a la necesidad de adelgazamiento de la Administración Pública o a la flexibilización de los instrumentos de gestión del sector público, limitándose el PP a mencionar como prioridad la reducción de trámites burocráticos.

A modo de conclusión


El análisis de los programas electorales en materia de Administración Pública no suele ser una de las preocupaciones prioritarias durante los períodos electorales, si bien la atención a este tema implica preguntarse por el modelo de gestión de lo público que ofertan quienes cuentan con aspiraciones de gobierno para la próxima legislatura. Los programas electorales muestran un desplazamiento de temáticas ligadas a la eficiencia y eficacia, que monopolizaron la acción de gobierno durante los últimos años, hacia elementos ligados a la apertura de la actividad gubernamental, la transparencia, la participación ciudadana y la rendición de cuentas en el sector público. Que ello se convierta en una realidad depende, como no puede ser de otra manera, de las preferencias que se consoliden el día de las elecciones. De lo que no cabe duda es de que, sea cual sea el gobierno (y sea cual sea el tiempo necesario para formarlo), la Administración Pública seguirá funcionando, aunque no cabe duda de que el cambio de era política también tiene aquí un desafío de elevada magnitud.

Cómo votar: un punto de vista moral

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Foto: EFE

Con las elecciones a la vuelta de la esquina, los medios de comunicación analizan continuamente las distintas propuestas de los partidos, las últimas encuestas y las declaraciones de los candidatos. Se discute mucho por quién hay que votar, pero todavía no he escuchado ninguna discusión sobre cómo hay que votar. Es decir, sobre qué criterios tendríamos que utilizar a la hora de decidir a quién le otorgamos nuestro voto.

Votar es una acción moralmente importante. El conjunto de nuestros votos dará poder a un grupo de personas que tomará decisiones por nosotros. Estas decisiones determinarán los impuestos que paguemos, las leyes que habremos de seguir, el material que tendrán que aprender los niños en el colegio, si daremos la bienvenida a más refugiados, el futuro de nuestras pensiones, si tendremos un sistema público y universal de salud, e incluso la manera en que nuestros votos contarán en el futuro. Por lo tanto, la decisión de por quién votar no es una decisión a la que deba llegarse simplemente contemplando lo que puede convenirle más a uno mismo. Nuestro voto tendrá un impacto sobre millones de personas dentro y fuera de nuestras fronteras. Cuando nuestras acciones afectan a otros, es decir, cuando emprendemos una acción moral, no podemos pensar solamente en nosotros mismos.

A menudo, los políticos intentan convencer a un sector de la población de que ellos velarán por sus intereses más que por los intereses de otros sectores. Muy frecuentemente estas promesas consiguen su objetivo, pero no deberían. Cuando los políticos prometen mucho más a un sector de la población que a otro, hay que desconfiar, porque la tarea de un servidor público es proteger los intereses de todos, y no favorecer a algunos a costa de otros.

Hay (al menos) cuatro razones por las cuales es un error votar por un partido solamente porque uno cree que le beneficiará personalmente:

Primero, porque en una acción moral hay que poner en la balanza tanto los beneficios y costes personales como los ajenos. Nuestras preferencias son importantes, pero no son lo único que se debe tener en cuenta. El bien de una persona no puede pesar más que el bien de un gran número de personas.

Segundo, porque los políticos a menudo hacen promesas que no van a cumplir solo para conseguir votos. Morder el anzuelo incentiva esta práctica, que erosiona la democracia y la confianza en el sistema político. Además, si votamos por un candidato porque nos va a beneficiar pero creemos que el resto de sus políticas serán perjudiciales para el país, al final podemos quedarnos sin los beneficios personales y con un país mucho peor del que habríamos podido construir si hubiéramos votado por otro partido.

Tercero, porque se corre el riesgo de uno de los panoramas más oscuros al que se puede enfrenar una democracia: una tiranía de la mayoría. Si cada quien vota pensando en sí mismo, es más probable que una mayoría pueda llegar a oprimir a una minoría. Si todos votamos pensando en el bien de todos, el riesgo es menor.

Cuarto, porque a la larga nos interesa a todos que el país en su conjunto vaya bien. En política, lo mejor que podemos hacer para asegurarnos un futuro en bienestar es pensar en el bien de todos. Imaginemos que un partido promete a los jubilados que no tocará sus pensiones y que les hará rebajas especiales en los impuestos. Los jubilados pueden sentirse tentados de votar a este partido para asegurrese un buen futuro. Pero si este partido descuida a los jóvenes y no les da facilidades para conseguir un trabajo estable, los jóvenes no podrán pagar impuestos y la hucha de las pensiones no durará mucho tiempo (al paso que vamos, es posible que no dure ni cuatro años más). En un país, todos dependemos de otros. Estamos en el mismo barco, y si se hunden algunos, nos hundimos todos.

Vota por el partido que creas será mejor para todo el país, para los jóvenes y los viejos, las mujeres y los hombres, los funcionarios y los empresarios, los desempleados y los estudiantes, los habitantes de todas las comunidades autónomas, las personas dependientes y las familias, los de izquierdas y los de derechas. Vota por el partido que mejor represente el bien común. Este 20 de diciembre, vota pensando en nosotros.

Campaña navideña con tinte electoral

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Foto: EFE


Este mes de diciembre ha coincidido la campaña electoral con la campaña navideña que ponen en marcha todas las marcas. Ambos son dos momentos muy intensos en lo que a comunicación se refiere, y los consultores nos encontramos con que se nos juntan los debates electorales y el análisis de la comunicación verbal y no verbal de los candidatos con el análisis de los mejores anuncios y mejores estrategias de relaciones públicas y comunicación de las marcas.

Y no es fácil, los partidos políticos y los candidatos son, en definitiva, marcas, y aplican muchas de las estrategias de marketing de las empresas. Los políticos cada vez son más conscientes de la importancia de la comunicación y las relaciones públicas, y la mayoría se preocupan por pulir constantemente su técnica de comunicación para trasladar el programa de manera eficiente y señalar lo que les hace diferentes, como hacen las marcas. Quieren ser más cercanos y humanos, y por eso se animan a ir a platós a bailar, hacer deporte o hablar de esferas más privadas de sus vidas. No tengo nada que criticar a estas acciones siempre que resulten creíbles para la audiencia ,y para ello deben ser consistentes con el resto de lo que se comunica.

Por su parte, las marcas hoy en día aspiran a provocar emociones y vínculos fuertes, más propios del seguidor de un partido, y se involucran cada vez más en cuestiones sociales y políticas, a la vez que prestan más atención a las exigencias de la sociedad que quiere autenticidad y transparencia.

Así, muchas marcas se han lanzado en los últimos años a apoyar causas sociales u opinar, de forma directa o indirecta, sobre temas controvertidos y sobre la propia actualidad política. Encontramos ejemplos que van desde Starbucks, posicionándose contra el racismo y la violencia racial hasta casos como el de Aquarius, que defendía la honradez de la profesión de político.

De nuevo, todos estos casos de apoyo a causas resultarán positivos para la imagen y reputación de marca, siempre que respondan a una estrategia meditada y alineada con la esencia de la marca y cuando la decisión se ha tomado teniendo en cuenta que existirán reacciones a favor y en contra.

Por ello hay que huir de los posicionamientos oportunistas, o peor aún, personalistas (como es el caso de CEOs de compañías hablando en contra de la independencia de Cataluña o en contra de determinados partidos políticos). Hoy estamos asistiendo en política a la radicalización de posturas, pero como consultores de comunicación debemos recomendar a las marcas siempre pensar en su posicionamiento a medio y largo plazo y eviten verse inmersas en esa radicalización de las cuestiones.

En consecuencia, hay marcas que aprovechan la coincidencia temporal de elecciones de una manera divertida con estrategias más centradas en su propia esencia. Tal es el caso de La Nevera Roja con su nueva campaña #VotaLaNeveraRoja. Tomando el ejemplo de los candidatos presidenciales, y mediante redes sociales y con su código de descuento que aparece en los más de 3000 carteles en ciudades como Madrid y Barcelona, Sevilla, Palma de Mallorca, entre otras; hace un llamamiento al público para interactuar con sus particulares "candidatos": pizza, sushi y hamburguesa.

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Hay miles de productos que luchan cada Navidad por ser el centro de atención de los medios y convertirse en el regalo perfecto, pero las agencias debemos asesorarles para evitar que en ese afán por aparecer puedan realizar acciones poco coherentes o se agarren a la campaña electoral como ángulo que les permita salir, aunque tengan que encajarlo con calzador.

En definitiva, desde Cohn & Wolfe recomendamos que tanto para la campaña de los políticos como para la de las marcas, lo importante consiste en ser fieles a su esencia, marcarse objetivos definidos dentro de una estrategia, escuchar al consumidor (o votante) y adaptar los mensajes y contenidos sin improvisar ni querer destacar a toda costa, porque puede ser a costa de su credibilidad.

Programas electorales tan extensos como 'Guerra y Paz', pero infinitamente menos placenteros

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Foto: EFE


El 20 D está cada vez más cerca y parece que no hay tema de discusión que no haga referencia a las elecciones y lo que sucederá en España en los próximos cuatro años.

Desde Anatomía de la edición queremos sumarnos al debate desde una perspectiva profesional. Tomando como materia de análisis los programas electorales de los cinco grandes partidos (Ciudadanos, Izquierda Unida, Podemos, el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español), hemos querido averiguar qué tipos de documentos han publicado cada uno de ellos. Hemos descargado, revisado y comparado los distintos archivos PDF desde un punto de vista técnico editorial, teniendo en cuenta la accesibilidad, la lectura y la navegación, la organización de la información y el software de origen y los formatos. Este ha sido el resultado de la evaluación:

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Acceso al documento

Comenzamos con la encontrabilidad de los documentos. Los programas electorales deben estar al alcance de los ciudadanos y, en principio, todos los partidos así lo han hecho a través de sus páginas web. No obstante, lo ideal, hubiese sido que el documento se pudiera descargar directamente desde la página de inicio. Sin embargo, se llega con dos clics desde las webs de IU, Podemos y el PSOE, y en tres en el caso de Ciudadanos y el PP.

Otro de los puntos claves de la documentación digital es el peso del archivo. Un archivo demasiado grande puede dificultar las descargas, o incluso hacerlas imposibles, si utilizamos una conexión móvil. Este problema se evidencia en el caso del programa de Ciudadanos, cuyo archivo en PDF pesa 60,4 MB, más de sesenta veces el tamaño total del programa de IU (975 KB), que cuenta con un número similar de páginas. Los demás programas tienen un tamaño aceptable, siendo el segundo de mayor peso el del PSOE, con 3,71 MB.

Una última revisión con respecto al acceso de los documentos tuvo que ver con las propiedades de los archivos. En ninguno de ellos se había prestado la atención debida a los metadatos (título, autor, descripción, palabras clave, copyright, etc.). Este descuido no solo perjudica el posicionamiento de los documentos en los buscadores, sino que es un error grave desde el punto de vista de la publicación de contenidos y gestión de la documentación. Estos campos permanecen vacíos o de forma deficiente o incompleta en todos los documentos. Salvo el programa de Podemos, los demás no cuentan con una página de créditos. Por lo tanto, se desconoce el tipo de licencia utilizado, los autores del contenido o de las imágenes o la fecha de publicación.

Lectura y navegación

El siguiente análisis tiene que ver con el número de páginas de los archivos. El PP tiene el programa más breve, con 226 páginas. El más extenso es el del PSOE, con un total de 388.

Es interesante cruzar esta información con el número aproximado de palabras que contiene cada uno de los archivos. Para hacerlo, solo tomamos en cuenta el contenido, excluyendo los índices y las páginas de créditos. De esta forma, los programas más extensos son el del PSOE, con 134.777 y el de Ciudadanos, con alrededor de 150 mil palabras. Es decir, que cualquiera de los dos documentos son más largos que La Celestina de Fernando de Rojas (416 páginas en la edición de bolsillo de Penguin). Los más breves serían el del PP y el de Podemos.

Si sumamos todos los programas, la lectura sería más larga que leer La Regenta de Clarín, y casi tan extensa como Guerra y Paz de Tolstói (e infinitamente menos placentero). Hay que notar, por lo tanto, el mal ejercicio de concisión hecho por los partidos y las diferencias en extensión entre unos y otros.

Con respecto al índice, podemos decir que afortunadamente todos cuentan con uno; sin embargo, tan solo los de Ciudadanos, Podemos y el PSOE tienen habilitados los vínculos para el acceso directo a cada una de las secciones. En los casos restantes hay que recurrir al scrolling o al pasado de páginas, lo que empeora la experiencia de lectura digital. Una peculiaridad en cuanto los índices es que el programa electoral de Podemos va más allá del índice habitual, al añadir además un índice de materias al final del documento, algo que realmente se agradece.

Hay que añadir que Ciudadanos, Podemos y el PSOE cuentan con una versión de lectura fácil o resumida, pero solo está disponible para descarga en PDF en la página de los dos últimos partidos. El número total de páginas en estas versiones es de 25 en la del PSOE y 97 en la de Podemos. La versión de Ciudadanos está en HTML.

Organización de la información

Cuando un contenido se dirige a un público amplio, como es el caso de un programa electoral, es vital que sea comprensible, y para serlo debe partir de una organización clara y ordenada. Observando los programas electorales, nos llamó la atención el alto número de secciones con que cuenta el de Ciudadanos (17). El programa con menos secciones es el del PP, con 5. Le siguen el PSOE con 6, Podemos con 7, e IU con 10.

Ahora bien, si nos fijamos en la organización jerárquica del contenido, volvemos a encontrar un problema en el documento de Ciudadanos. Al parecer, olvidaron determinar primero las jerarquías para su programa, mezclaron los niveles de información, y tuvieron un orden en ocasiones contradictorio (es posible encontrar niveles en letras mayúsculas como superiores a niveles en números y viceversa). La extrema división del contenido en este programa hace que aparezca desordenado y de difícil lectura.

Un problema menor se puede ver en el documento del PSOE, en el que se incluyen dos tipos distintos de subtítulos (numerados y sin numerar) aparentemente del mismo nivel. Los programas restantes tienen una organización más comprensible.

Software de origen y formatos


Una de las ventajas de los metadatos (los automáticos, claro) es que nos permite conocer el software con que ha sido creado un documento. Consultando esta información en los programas electorales, verificamos que cuatro han sido creados con Adobe InDesign (distintas versiones) y que solo el de Ciudadanos tiene como origen Microsoft Word. Quizás la utilización de este programa por parte de ellos explique el peso excesivo de su archivo.

También hay que señalar que si bien estos programas han sido subidos como documentos digitales y cuentan en algunos casos con un índice con hipervínculos, fueron pensados para el formato impreso. El caso más llamativo es el programa del PP, que contiene un código QR al inicio de cada sección (que dirige a un video resumen), interesante desde una perspectiva impresa pero inútil como lectura digital (sobre todo cuando no se acompaña de un hipervínculo, como en este caso).

Teniendo en cuenta que el diseño de los documentos está pensado para su impresión, podemos fijarnos en los formatos de página elegidos en cada caso. Ciudadanos y el PSOE han optado por el tradicional A4, un formato muy eficiente desde un punto de vista impreso pero bastante regular desde la perspectiva de la lectura digital (muchas líneas por página y mucho zoom in y zoom out). IU y Podemos han elegido el formato A5, más similar a la lectura de un libro, más cómodo de leer en digital, al generar una caja de texto más pequeña pero menos ecológica si al imprimirlo el usuario no escoge dos página por hoja. El PP, por su parte, eligió un formato cuadrado de 220mm x 220mm, regular para la lectura digital y nefasto para una impresión casera.

Tanto el PP como el PSOE y Podemos crearon versiones web de sus programas (con mayor o menor fortuna en su navegación online, siendo el orden de mejor a peor para Podemos, PSOE y PP). Ciudadanos optó por una versión de fácil navegación pero muy resumida en su página web mientras que incomprensiblemente IU decidió no hacer una versión HTML de su programa electoral. Quizás por eso, para compensarlo, IU creó versiones descargables en PDF de cada uno de los capítulos de su programa, así como un visor (ISSUU) para leer el programa completo sin descargarlo.

Por último, hay que señalar que ninguno de los partidos apostó por los nuevos modelos de publicación de contenidos, como el libro electrónico (EPUB), que hubiera sido de mucha utilidad para su consumo en dispositivos móviles o por algún formato de audiolibro que hubiera sido muy interesante para las personas con discapacidad visual. Realmente (salvo por los índices) no se utilizaron todas las capacidades del PDF para poder crear una experiencia de lectura más digital (por ejemplo, el PP podría haber añadido los vídeos que están en QR dentro del propio documento).

Conclusiones

Los programas electorales estudiados suman más de 1 600 páginas. Lo que nos hace dudar de que hasta el votante más informado se los vaya a leer todos..., y mucho menos a imprimirlos. Aun así, es lo que la mayoría de los partidos parecen tener en mente al presentar las versiones en PDF de los mismos. Sería más adecuado un concepto de publicación multiformato. Si los partidos quieren llegar a más votantes con sus programas deberían ser capaces de generar diferentes versiones a partir de sus contenidos. No obstante este esfuerzo se aprecia en Podemos y en el PSOE (debido a la versión web y a las versiones resumidas de sus programas), aunque podría ser mejor.

La falta de una página de créditos en todos los programas menos en el de Podemos nos ha resultado desconcertante, no solo por lo que hemos mencionado anteriormente, sino porque en el caso de PSOE y PP se ven una gran cantidad de fotografías sin información de procedencia.

En conclusión, nuestro orden de preferencia con respecto a los parámetros evaluados es:

Podemos: tiene el mejor programa a nivel editorial. Su diseño minimalista pero atractivo refuerza un documento que tiene un aspecto muy profesional y que recuerda a un libro académico (un diez al índice onomástico). Aunque su estructura jerárquica, con un conjunto de ideas numeradas y organizadas por categorías y subcategorías, tiene una clara inspiración digital. También ofrece la mejor experiencia de lectura tanto en el PDF como en su versión online incluyendo su extensión. Se nota que no solo piensan en papel.

PSOE: el diseño del programa del PSOE no es memorable pero roza el aprobado. Su documento PDF presenta algunas carencias y tiene una excesiva longitud pero se ve compensado tanto por su versión resumida descargable como por una versión online aceptable y un índice enlazado a los contenidos.

IU: si bien el diseño del PDF podría haber sido más atractivo (un documento en blanco y negro no parece la mejor idea salvo para imprimir), su formato y estructura de la información nos parece muy acertado. Aún así, la falta de un índice enlazado en el documento, la absurda cantidad de páginas blancas en el PDF (mala elección comenzar los capítulos en página impar para un documento digital) y la falta de una versión HTML de su programa lo condenan al tercer lugar.

PP: su formato de revista crea una jerarquía de la información atractiva visualmente, pero su PDF funciona infinitamente mejor en un soporte impreso hecho en una imprenta profesional y no en la impresora de casa. Realmente, para una lectura digital, la mayoría de las imágenes usadas en su programa, vacías de contenido sobran. Resulta admirable el ejercicio de concisión al presentar el programa más breve, aunque no entramos a valorar su contenido, pero los problemas digitales de su documento, agravado por una navegación muy confusa de su programa en la web, lo relegan al cuarto lugar.

Ciudadanos: el partido de Albert Rivera ha suspendido en nuestro análisis. El diseño del documento es deficiente (se nota mucho su origen en Word), todo el programa parece confuso a nivel jerárquico y falto de una revisión editorial además de su excesiva extensión. Pero lo que finalmente resulta imperdonable es haber publicado un documento de 60 megas cuando no debería superar los tres.

Este post fue publicado originalmente en el blog de los autores

Reflexión política

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